CUBA; la Virgen de la Caridad y la formación de la Nación

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Conceptos de Patria, Nación y Estado en el caso de Cuba

La finalidad del análisis que se presenta es poner de manifiesto la importancia decisiva de la Virgen de la Caridad del Cobre como factor aglutinador que facilitó la formación de la Patria y la Nación cubana. La Virgen de la Caridad, efectivamente, es el Primer Símbolo de la Patria y la Nación, emblema de nuestra religiosidad, convocatoria que une a nuestro pueblo en una devoción común y punto de referencia de todo el Pueblo. En este trabajo no se examina la Nación Cubana bajo el prisma de entidad política, o sea, su estudio como sujeto político en el que reside la soberanía que es la base del Estado, ya que su objetivo es el análisis de la Nación Cubana como una comunidad humana que tiene características culturales comunes, lo que significa que sus miembros tienen conciencia de constituir un cuerpo ético-político diferenciado porque comparten unas determinadas características culturales como la lengua, religión, tradición o historia común, todo lo cual puede estar asumido como una cultura distintiva, formada históricamente. Está clara la diferencia entre Nación y Estado, puesto que este último es un concepto político que se refiere a una forma de organización social soberana y coercitiva, formada por un conjunto de instituciones involuntarias, que tiene el poder de regular la vida nacional en un territorio determinado. Concretando, se puede decir que nuestra Nación es el conjunto de los habitantes del pueblo cubano, una comunidad con la misma historia, lengua, tradición, valores y cultura, cuya religiosidad es cristiana y muchas veces sincrética con base católica. Patria es el lugar, ciudad o país donde se ha nacido, es la tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que el hombre se siente unido por vínculos afectivos, jurídicos o históricos. Patria es el sitio donde nacieron nuestros antepasados, y viene del latín pater (padre), y de patris (tierra paterna). El sentimiento patriótico o patriotismo (de patriota > del francés patriote > del latín patriota > del griego patriotes, patris + otes, perteneciente a la tierra del padre) es el pensamiento que vincula al ser humano con su patria.

En cuanto al Estado cubano, que norma la vida nacional en función de los intereses y objetivos de una dictadura totalitaria y no de las necesidades del pueblo, se ha convertido en un poder terrorista al servicio del grupo del poder, y es la antítesis del Estado de Derecho por el que se incluyen dentro de la organización estatal aquellas resultantes del imperio de la ley y la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y otras funciones más sutiles, pero propias del Estado, como la emisión de moneda propia.

La Patria Cubana y la Nación Cubana no tienen nada que ver con el Estado que desgobierna nuestra isla desde hace medio siglo. La Cuba Eterna tiene su base en los conceptos de Patria y Nación, que forman nuestra identidad como pueblo.

Antecedentes históricos. El culto mariano en la Cuba del siglo XVI

En el Convento Franciscano de la Rábida, donde Colón pasó los últimos días antes de iniciar el Gran Viaje, se veneraba una imagen de la Virgen de los Milagros, también llamada de la Rábida. Muchos años atrás, cuando los moros ocupaban España, los habitantes del pueblo de Palos de Moguer decidieron sepultarla en el mar antes que verla ultrajada por los infieles, y en el fondo de la rada permaneció muchos años. El 7 de diciembre de 1472, veinte años antes de la partida de Colón, unos pescadores sacaron la imagen del fondo del mar, cuando recogieron las redes, y la pequeña estatua de la Virgen de los Milagros fue llevada con solemnidad a los altares de la iglesia anexa al convento.

Cada vez que iba a la Rábida, Colón se arrodillaba ante la preciosa imagen, y el 2 de agosto de 1492, en víspera de la partida, se aprovechó la fiesta de Nuestra Señora de la Rábida para asistir a la Santa Misa con las tripulaciones y encomendar a la Madre de Dios el Gran Viaje que iba a comenzar el día siguiente.

El Gran Almirante zarpó el 3 de agosto de 1492. Las carabelas levaron anclas media hora antes de la salida del sol. Mientras rechinaban las cadenas en los tornos, los tripulantes, con la cabeza descubierta, entonaron un antiguo canto: la Salve de los marineros, encomendando el portentoso viaje a la Virgen de los Milagros, la Virgen de la Rábida, que los observaba desde el convento franciscano edificado a la orilla del mar: