Diferencia entre revisiones de «MOLLINEDO, Fray Juan Bautista De»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
(Página creada con '(Portugalete, 1557; Madrid, 1628) Religioso franciscano, Misionero Fray Juan Bautista de Mollinedo nació en Portugalete, cerca de Bilbao, y muy joven se trasladó a la Nueva Es…')
 
m (Protegió «MOLLINEDO, Fray Juan Bautista De»: Página muy visitada ([edit=sysop] (indefinido) [move=sysop] (indefinido)) [en cascada])
(Sin diferencias)

Revisión del 21:00 9 may 2018

(Portugalete, 1557; Madrid, 1628) Religioso franciscano, Misionero Fray Juan Bautista de Mollinedo nació en Portugalete, cerca de Bilbao, y muy joven se trasladó a la Nueva España buscando hacer fortuna. Su vida vuelca cuando toma el hábito de San Francisco en el convento de Acámbaro, en donde estudia la lengua otomí llegando a dominarla perfectamente, con la idea de consagrarse en la evangelización de los indios. Posteriormente se traslada al convento de San Juan Bautista de Xichú, en Michoacán, del cual fue Guardián. En 1607, junto con Fray Juan de Cárdenas o.f.m. exploró los parajes de Rio Verde, Valle de Concá, Tula y Jaumave. En el comienzo su proyecto buscaba levantar un convento en una región que se encuentra a “cuarenta leguas más adelante del río Berde (sic) tierra adentro”, haciendo referencia según los cronistas a la región de Jaumave, la cual es descrita como una tierra difícil, pues en ella se encontraban habitando los indios chichimecos que llamaban los negrillos, calificada como gente feroz y desnuda y que, al parecer, practicaban el canibalismo: “En el Xaumave, cuarenta leguas más delante de Río Berde derecho al norte, las cuales son todas de despoblado, otro convento, a donde se han de reducir los que están en el mismo puesto y los de Yalpanal y los de Guanacapil y los de Tanguanchín y los de la laguna de Tula. Están en las serranías enfrente del Xaumave, los indios chichimecos que llaman negrillos, gente feroz y desnuda que se comen unos a otros, y lo que más es de espantar, que en muriendo una de su muerte natural, le comen y esto por falta de comidas y faltarles las silvestres.” Esta misión de Fray Juan de Mollinedo aporta datos muy interesantes, ya que fue el primer misionero que se adentró a la región central de lo que hoy es Tamaulipas. Pide al Rey que se levante una ciudad veinte leguas en el camino a las salinas, muy cerca del río Bravo o Grande (llamado entonces «De las Palmas»); esto con la finalidad de cumplir la necesidad de convertirlo en un verdadero polo evangelizador y civilizador: “De este puesto de Jaumave a las salinas que están delante de Tamaolipa, hay por un camino que se ataja veinte leguas, donde V.M. se servirá hacer una ciudad”. Es interesante que en este escrito hace un cambio en la grafía de «Tamaholipa», ya que el mismo Mollinedo excluye la «h» y solo escribe Tamaolipa, siendo un paso para lo que se irá consolidando como el nombre del Estado en el siglo XIX. El querer de Mollinedo era ver al Golfo de México como un lago español o novohispano, no solo por afianzar el evangelio desde las regiones de Yucatán hasta la Florida, que era uno de sus principales objetivos, y de ahí su necesidad de ir hacia el norte, sino también porque veía esta región como un lugar privilegiado para acrecentar la importancia económica, política y estratégica de la Nueva España. Existen ciertas discrepancias respecto de las fechas en la que estos dos misioneros tuvieron a bien no solo llegar a la tierra de Xaumave, como aparece en los textos del mismo Mollinedo, y fundar el pueblo-misión el 21 de Julio de 1617 con el nombre de San Juan Bautista de Jaumave, sino también llegar y fundar la misión de San Antonio de Tula el día anterior, que será el segundo pueblo-misión en importancia de este territorio. El 7 de Agosto fundó la misión de Santa Clara o Monte Alberne, y un año más tarde la misión de Palmillas con el título de Misión de Nuestra Señora de los Ángeles, las cuales confió a Fray Diego de Espinosa, fray Francisco de la Santa Cruz y Fray Cristóbal Xaramillo, respectivamente, mientras él permanecía en la asistencia espiritual de Tula. La descripción minuciosa sobre el territorio explorado de esta región que realiza Fray Juan de Mollinedo, va acompañada de una descripción de las labores evangelizadoras que realizaban los franciscanos con los naturales del lugar, en su empeño por pacificar a los indígenas y la necesidad de tener conventos en sus pueblos: “A este puesto de Xaumave no ha llegado religioso ni sacerdote, sino es yo, donde fui muy bien recibido y agasajado de los en él habitantes comarcanos, viniendo a mi todos los principales y capitanes a darme la obediencia en nombre de V.M., que por la distancia de México, que habrá ciento y cuarenta leguas de esta ciudad, y su mucha necesidad no podían venir más; todos con grande efecto y deseo pedían asistencia de sacerdotes religiosos de San Francisco para su enseñanza. Yo les prometí habría allí en breve convento en nombre de V.M. para su amparo y consuelo, con que ayudaron muy consolados.” ¿Será que la labor previa realizada en esa zona por Fray Andrés de Olmos había dado por resultado que los nativos buscaban la conversión a la fe cristiana que ellos llevaban, o solo será el movimiento estratégico que Fray Juan de Mollinedo tenía para obtener la autorización de fundar conventos y pueblos-misión? La pregunta surge porque al describir el mismo Mollinedo que la gente se iba encontrando en los pueblos, todas buscaban el bautismo, cuando ya él mismo había expresado anteriormente que era una región difícil y dura por los diversos ataques que estos pueblos habían sufrido un siglo atrás: “De este pueblo de Xaumave las salinas están adelante de Tamaolipa hay por un camino que se ataja, veinte leguas donde V.M. se servirá mandar hacer una ciudad, lo uno por el puesto grandioso, el cual tiene grandiosas tierras de riego para trigo y maíz y muchos potreros para ganados, con grande latitud, y esteros de pescados de mar, de muchos géneros. Hay allí unas grandes salinas, que para la habitación de los vecinos serán de momento tres rancherías que hay allí.

Hay cerca de mil indios, los cuales piden bautismo y ser cristianos. Del lugar donde se ha de hacer la ciudad al mar del Norte hay dos leguas; el temple es bonísimo. De allí al río Palmas hay dos leguas, y al desaguar del rio al mar hay un puerto, aunque tiene barra (a la entrada y dentro tiene de hondo dos brazas y media de agua, que será de mucho momento para las poblaciones que se hicieren y tener socorro con navíos medianos). Y para los conventos que se deben hacer desde el Xaumave hasta el río Palmas, que creo serán necesarios siete u ocho en tierra de lindo temple, será menester V. M. se sirva escribir con su santísimo celo al virrey y lugarteniente de V. M. con diligencias y sin dilación acuda a cosa que tanto importa, como es a la salvación de tantas almas.”.

Lo que si nos queda claro es la voluntad de acrecentar la presencia franciscana en el Seno Mexicano, lograr su proyecto respecto de la reducción indígena en el suroeste de esta región, y este fuera un buen paso para entrar a la capital de la Nueva España; es decir, lograr y consolidar nuevos asentamientos para colonizar esta tierra e integrarla al resto del territorio de la Nueva España. Es también evidente que los misioneros franciscanos fundaron varios centros de población en el territorio del Seno Mexicano (actuales Estados de Tamaulipas y San Luis Potosí), como lo son:

Santa Catarina Mártir del Río Verde, Nuestra Señora de la Presentación de Pinihuán, San Felipe de Jesús de los Gamotes, Nuestra Señora de la Purísima Concepción del Valle del Maíz, San Antonio de Tula, San Juan Bautista del Jaumave, Nuestra Señora de los Ángeles del Monte Alberne, Santa Clara, San Cristóbal del Río Blanco, Santa María Teotlán, San Pedro Mártir de las Alpujarras, y San Juan Tetla del Cerro Gordo. Las gestiones que Fray Juan realizó ante las autoridades de su Orden dieron por resultado que en 1621 se erigiera la Custodia de Santa Catarina de Río Verde, separándose de la Provincia de Michoacán para pasar a depender del Comisario General de la Nueva España. Nombrado Custodio de esa nueva Provincia franciscana, en 1627 viajó a España para participar en las controversias creadas por una Cédula que privaba de sus exenciones a los religiosos de las órdenes franciscana, dominica y agustina en favor de los obispos. Fray Juan Bautista de Mollinedo falleció en 1628 en el convento de Madrid.


NOTAS