Diferencia entre revisiones de «CONTRIBUCIÓN CATÓLICA A LA AGRICULTURA DE URUGUAY»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Revisión actual del 05:51 16 nov 2018

Los aportes de la Iglesia al desarrollo agropecuario y tecnológico del Uruguay pueden dividirse en dos períodos:

1. Tiempos coloniales. En la Banda Oriental, se destacaron dos establecimientos agropecuarios jesuíticos: la Calera de las Huérfanas, en el actual departamento de Colonia, y la estancia Nuestra Señora de los Desamparados, en el actual departamento de Florida. Ambos establecimientos introdujeron las mejores técnicas agrícolas, frutícolas y pecuarias disponibles en la época. Se sembró trigo y maíz. Se cultivaron durazneros, manzanos, ciruelos, granados, higueras, olivos, viñedos y otros frutales. Funcionaron talleres de carpintería y herrería, telar, molino, carnicería, quesería, panadería, dulcería, hornos de ladrillos y tejas de cal.

Desde la estancia Nuestra Señora de los Desamparados se difundió la costumbre de “pialar” (enlazar las patas del animal) que los indios guaraníes practicaban en el Paraguay. Este establecimiento llegó a tener hasta 60.000 cabezas de ganado y actualmente es conocido por uno de sus antiguos puestos, la estancia San Pedro de Timote. En la estancia de Florida, un hermano jesuita introdujo la técnica de “mochar” los animales (cortar los cuernos o guampas) que tuvo inmediatas y muy favorables consecuencias en la mayor calidad del cuero. Los jesuitas también experimentaron, a través del cruzamiento genético, para producir animales sin cuernos.

En las afueras de Montevideo, en el paraje actualmente conocido como Paso Molino, el padre Josme Agullo S.J. instaló, en 1749, el primer molino hidráulico que servía para moler granos con gran eficiencia.

Entre los sacerdotes del clero diocesano, deben destacarse los aportes del Pbro. José Manuel Pérez Castellano (1743-1815). Es considerado el primer agrónomo oriental, puesto que dedicó gran parte de su vida a observar la flora y ensayar cultivos en nuestro medio. Sus libros conformaron la primera biblioteca pública del Uruguay.

2. Uruguay independiente. A fines del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, la Iglesia realizó importantes esfuerzos en tres áreas relacionadas con el desarrollo social: el sindicalismo rural, las cooperativas y cajas populares, y la colonización social.

a. La fundación de cooperativas y la colonización social. En 1895 Mariano Soler, arzobispo de Montevideo, en su obra «La Cuestión Social», se refirió a la necesidad de promover cooperativas de producción, crédito y consumo, organizadas a semejanza de las europeas.
El gran gestor del cooperativismo agropecuario uruguayo fue el P. Horacio Meriggi, S.D.B. (1892-1949), quien fundó sesenta sindicatos agrícolas, tres federaciones, una confederación general, diez sindicatos de depósitos y galpones de propiedad, tres sindicatos que repartían e industrializaban leche, logrando la asociación de 6.000 familias de agricultores. A esto hay que agregar la colonización de tierras improductivas, promovidas por la Iglesia, recibidas por donaciones privadas. En total se colonizaron 44.414 hectáreas que beneficiaron a 363 familias rurales.
b. Cajas populares. La decisión de fundar estas instituciones surgió del Congreso del Círculos Católicos de Obreros de 1902. Primero se fundó La Caja Obrera (1905), luego el Banco de Crédito, Banco de Pando (1907), Banco de San José (1909), Caja Popular de Trinidad (1913), Banco de Durazno (1914) y Banco del Litoral (1938). Otros treinta bancos y Cajas Populares se fundaron después de 1940.
Su finalidad fue democratizar el crédito y unir a los trabajadores del campo para proteger la libertad de trabajo, y sostener los intereses sociales, religiosos, morales y económicos de los campesinos. El desarrollo moral y social, no las ganancias del productor, era lo primordial.
c. Capacitación para el desarrollo. En 1893, los padres Salesianos fundaron los Talleres Don Bosco, escuela técnica que continúa jugando un papel significativo en el desarrollo de oficios, en mecánica, carpintería, herrería y electrónica. En el área agropecuaria, los salesianos asumieron en 1898 la dirección de la Escuela Agrícola Jackson, fundada en 1889 por los Hermanos de San José -del P. Joseph Rey- como Escuela Agrícola San José.
Durante más de un siglo se formaron en la escuela técnicos agrícolas competentes y desde la escuela se introdujeron técnicas innovadoras en el país. Finalmente, cabe mencionar los aportes del Colegio Pío en la tecnología de la vitivinicultura y la producción de vinos.


BIBLIOGRAFIA

BELZA SDB, Juan Esteban, Anales Salesianos Uruguayos (1895-1923), Montevideo, 1976

CICALESE, Vicente O. Montevideo y su primer escritor, Montevideo 1987

FERRÉS, Carlos, Época colonial. La Compañía de Jesús en Montevideo, Barcelona, 1919

FURLONG CARDIFF, Guillermo, Los Jesuitas y la cultura rioplatense, Montevideo 1933;

GARCÍA ACEVEDO, Daniel,El doctor José Manuel Pérez Castellano: apuntes para su biografía, Montevideo 1908;

LEZAMA SDB, Francisco y STURLA SDB, Daniel (coord.), Una historia nos impulsa. 125 años de presencia salesiana en el Uruguay, Montevideo, 2001

MAÑÉ GARZÓN, Fernando, El glorioso montevideano. Vida y obra del doctor José Manuel Pérez Castellano (1742-1815), Montevideo, 1998

POSE SDB, Francisco, Corazón y Evangelio para los Humildes del Campo. Semblanza, testimonio y mensaje del padre Horacio Meriggi, Montevideo, 1986; Reseña biográfica, en: José Manuel Pérez Castellanos Selección de Escritos, Colección de Clásicos Uruguayos, Vol. 130, Montevideo, 1968

SALABERRY, Juan Faustino, Los Jesuitas en Uruguay. Tercera Época. 1872-1940, Montevideo, 1940.

OMAR FRANÇA