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+ | La historia de la teología en Panamá, a partir de la erección en Santa María del [[PANAMÁ;_Vicariato_de_Darién | Darién]] de la primera Diócesis de Tierra firme (1514), debe comenzar subrayando la precariedad que, por diversas circunstancias, caracteriza la [[URUGUAY;_Primeras_corrientes_evangelizadoras | primera evangelización]] del territorio panameño, y que lógicamente caracteriza también a la primera experiencia de fe y las primeras reflexiones sobre la fe de la Iglesia naciente en el istmo. Un pequeño territorio, cuna una pequeña Iglesia naciente (sucesivamente sufragánea de Sevilla, Lima y Cartagena), y con una situación histórica conflictiva, que ciertamente no facilitaban la realización de grandes estudios teológicos. | ||
Al iniciarse la época colonial, la única teología existente era la que los conquistadores y misioneros traían de España. Una teología escolástica pero con una eclesiología todavía casi medieval, que sin embargo pronto tuvo que plantearse las arduas cuestiones relativas a los derechos de los pueblos indígenas y las formas adecuadas de evangelizar. Así consta por las crónicas de diversos misioneros (como Adrián de Santo Tomás y Santiago de la Rocha) y obispos de la época, especialmente Tomás Berlanga (1534-1544) y Pedro de Torres (1546-1554). | Al iniciarse la época colonial, la única teología existente era la que los conquistadores y misioneros traían de España. Una teología escolástica pero con una eclesiología todavía casi medieval, que sin embargo pronto tuvo que plantearse las arduas cuestiones relativas a los derechos de los pueblos indígenas y las formas adecuadas de evangelizar. Así consta por las crónicas de diversos misioneros (como Adrián de Santo Tomás y Santiago de la Rocha) y obispos de la época, especialmente Tomás Berlanga (1534-1544) y Pedro de Torres (1546-1554). | ||
− | Como en todo el Continente latinoamericano, la vida de la Iglesia panameña durante los primeros tiempos de la colonia estuvo marcada por el protagonismo de los misioneros religiosos, principalmente franciscanos, dominicos, mercedarios, agustinos, jesuitas y hermanos de S. Juan de Dios. De ellos nace la iniciativa de fundar centros de estudios superiores en Panamá, para que los alumnos panameños no tuvieran que cursarlos en Lima u otros lugares. El Seminario San Agustín (1608) y el Colegio-Universidad San Francisco Javier (Colegio superior en 1652 y Universidad en 1750) son las primeras instituciones panameñas con cátedras de filosofía y teología. | + | Como en todo el Continente latinoamericano, la vida de la Iglesia panameña durante los primeros tiempos de la colonia estuvo marcada por el protagonismo de los misioneros religiosos, principalmente franciscanos, dominicos, [[MERCEDARIOS_EN_LA_EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA | mercedarios]], [[AGUSTINOS | agustinos]], [[EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA;_contribución_de_los_jesuitas | jesuitas]] y hermanos de S. Juan de Dios. De ellos nace la iniciativa de fundar centros de estudios superiores en Panamá, para que los alumnos panameños no tuvieran que cursarlos en Lima u otros lugares. El Seminario San Agustín (1608) y el Colegio-Universidad San Francisco Javier (Colegio superior en 1652 y Universidad en 1750) son las primeras instituciones panameñas con cátedras de filosofía y teología. |
− | Al independizarse de España (1821), Panamá pasó a todos los efectos a formar parte de la gran Colombia. También por supuesto en su realidad eclesiástica, ciertamente conflictiva. No faltan historiadores que hablan de una prolongada “agonía de la cristiandad colonial”, común con las demás Iglesias locales de América Latina: actitud defensiva de la Iglesia, alianza con las clases dominantes, mentalidad más conservadora que misionera…El siglo XIX y buena parte del XX es sin duda una época de franca decadencia. Surgen los humanismos anti-religiosos y los anticlericalismos de signo liberal. La relación de la Iglesia con el pueblo es aún de estilo asistencialista y paternalista; mientras que cada vez le resulta más difícil la presencia y el diálogo con el mundo de la cultura. No es posible en este contexto encontrar muchos progresos en el campo teológico. | + | Al independizarse de España (1821), Panamá pasó a todos los efectos a formar parte de la gran Colombia. También por supuesto en su realidad eclesiástica, ciertamente conflictiva. No faltan historiadores que hablan de una prolongada “agonía de la cristiandad colonial”, común con las demás Iglesias locales de [[AMÉRICA_LATINA:_El_Término | América Latina]]: actitud defensiva de la Iglesia, alianza con las clases dominantes, mentalidad más conservadora que misionera…El siglo XIX y buena parte del XX es sin duda una época de franca decadencia. Surgen los humanismos anti-religiosos y los anticlericalismos de signo liberal. La relación de la Iglesia con el pueblo es aún de estilo asistencialista y paternalista; mientras que cada vez le resulta más difícil la presencia y el diálogo con el mundo de la cultura. No es posible en este contexto encontrar muchos progresos en el campo teológico. |
Un diagnóstico ciertamente simplista y generalizado, pero que puede aplicarse a grandes rasgos a la realidad de la Iglesia panameña, y que explica de nuevo la ausencia de grandes figuras y avances teológicos, con la única excepción quizás de los escritos pastorales del obispo Junguito (1902-1911). Habrá que esperar prácticamente a la segunda mitad del siglo XX, ya dentro del proceso de renovación teológico-pastoral que culminó en el Concilio Vaticano II, para poder constatar novedades significativas, especialmente el área de la reflexión y la praxis pastoral. | Un diagnóstico ciertamente simplista y generalizado, pero que puede aplicarse a grandes rasgos a la realidad de la Iglesia panameña, y que explica de nuevo la ausencia de grandes figuras y avances teológicos, con la única excepción quizás de los escritos pastorales del obispo Junguito (1902-1911). Habrá que esperar prácticamente a la segunda mitad del siglo XX, ya dentro del proceso de renovación teológico-pastoral que culminó en el Concilio Vaticano II, para poder constatar novedades significativas, especialmente el área de la reflexión y la praxis pastoral. | ||
− | Toda memoria histórica de esta época contemporánea de la realidad eclesial panameña tiene que detenerse necesariamente en la figura de Mons. Marcos Gregorio McGrath (1924-1994), antiguo decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Chile, Arzobispo de Panamá durante 25 años, y una de las más importantes figuras del Concilio Vaticano II y de su recepción en la Iglesia Latinoamericana, especialmente en el CELAM y en las Conferencias de Medellín (1968) y Puebla (1979). | + | Toda memoria histórica de esta época contemporánea de la realidad eclesial panameña tiene que detenerse necesariamente en la figura de Mons. Marcos Gregorio McGrath (1924-1994), antiguo decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Chile, Arzobispo de Panamá durante 25 años, y una de las más importantes figuras del Concilio Vaticano II y de su recepción en la Iglesia Latinoamericana, especialmente en el [[CONSEJO_EPISCOPAL_LATINOAMERICANO_(CELAM) | CELAM]] y en las Conferencias de Medellín (1968) y Puebla (1979). |
Autor de numerosos escritos y conferencias a lo largo de toda su vida, Mons. McGrath delineó en su Carta pastoral programática ''“La renovación de la Iglesia al servicio de Panamá”'' (1971) su propio estilo de hacer reflexión teológica al servicio de la praxis pastoral, partiendo siempre del marco eclesiológico del Vaticano II. Desarrolló una ardua tarea de estudio de la realidad, reflexión teológica y planificación pastoral, que dio como fruto un fecundo proceso de renovación de la Iglesia panameña, y contribuyó a mantener su presencia dinámica y liberadora en la sociedad y los acontecimientos históricos. | Autor de numerosos escritos y conferencias a lo largo de toda su vida, Mons. McGrath delineó en su Carta pastoral programática ''“La renovación de la Iglesia al servicio de Panamá”'' (1971) su propio estilo de hacer reflexión teológica al servicio de la praxis pastoral, partiendo siempre del marco eclesiológico del Vaticano II. Desarrolló una ardua tarea de estudio de la realidad, reflexión teológica y planificación pastoral, que dio como fruto un fecundo proceso de renovación de la Iglesia panameña, y contribuyó a mantener su presencia dinámica y liberadora en la sociedad y los acontecimientos históricos. | ||
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Leo Mahon y el Equipo pastoral de la Diócesis de Chicago, iniciadores de la experiencia de San Miguelito (1963-80); Francisco Beens, Stany Yoris, Patrick Hanssens, José Martínez, Néstor Jaén, Alejandro von Rechnitz, Alfredo Morin, Jorge Altafulla , Pablo Varela, …son otros nombres que es justo recordar a la hora de hacer la historia de la renovación de la Iglesia panameña, a la que han contribuído tanto con su reflexión, publicaciones, y docencia en el campo teológico, como con su servicio pastoral. | Leo Mahon y el Equipo pastoral de la Diócesis de Chicago, iniciadores de la experiencia de San Miguelito (1963-80); Francisco Beens, Stany Yoris, Patrick Hanssens, José Martínez, Néstor Jaén, Alejandro von Rechnitz, Alfredo Morin, Jorge Altafulla , Pablo Varela, …son otros nombres que es justo recordar a la hora de hacer la historia de la renovación de la Iglesia panameña, a la que han contribuído tanto con su reflexión, publicaciones, y docencia en el campo teológico, como con su servicio pastoral. | ||
− | A partir de la década de los 70 es preciso destacar también el inicio y desarrollo progresivo en Panamá de la teología indígena, impulsada ya por los escritos de los obispos Martín Legarra y Agustín Ganuza, y especialmente por las publicaciones del CONAPI (Consejo Nacional de Pastoral Indígena). | + | A partir de la década de los 70 es preciso destacar también el inicio y desarrollo progresivo en Panamá de la teología indígena, impulsada ya por los escritos de los obispos Martín Legarra y Agustín Ganuza, y especialmente por las publicaciones del CONAPI (Consejo Nacional de [[PASTORAL_INDÍGENA;_pasado_y_presente | Pastoral Indígena]]). |
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Revisión actual del 19:45 10 ago 2020
La historia de la teología en Panamá, a partir de la erección en Santa María del Darién de la primera Diócesis de Tierra firme (1514), debe comenzar subrayando la precariedad que, por diversas circunstancias, caracteriza la primera evangelización del territorio panameño, y que lógicamente caracteriza también a la primera experiencia de fe y las primeras reflexiones sobre la fe de la Iglesia naciente en el istmo. Un pequeño territorio, cuna una pequeña Iglesia naciente (sucesivamente sufragánea de Sevilla, Lima y Cartagena), y con una situación histórica conflictiva, que ciertamente no facilitaban la realización de grandes estudios teológicos.
Al iniciarse la época colonial, la única teología existente era la que los conquistadores y misioneros traían de España. Una teología escolástica pero con una eclesiología todavía casi medieval, que sin embargo pronto tuvo que plantearse las arduas cuestiones relativas a los derechos de los pueblos indígenas y las formas adecuadas de evangelizar. Así consta por las crónicas de diversos misioneros (como Adrián de Santo Tomás y Santiago de la Rocha) y obispos de la época, especialmente Tomás Berlanga (1534-1544) y Pedro de Torres (1546-1554).
Como en todo el Continente latinoamericano, la vida de la Iglesia panameña durante los primeros tiempos de la colonia estuvo marcada por el protagonismo de los misioneros religiosos, principalmente franciscanos, dominicos, mercedarios, agustinos, jesuitas y hermanos de S. Juan de Dios. De ellos nace la iniciativa de fundar centros de estudios superiores en Panamá, para que los alumnos panameños no tuvieran que cursarlos en Lima u otros lugares. El Seminario San Agustín (1608) y el Colegio-Universidad San Francisco Javier (Colegio superior en 1652 y Universidad en 1750) son las primeras instituciones panameñas con cátedras de filosofía y teología.
Al independizarse de España (1821), Panamá pasó a todos los efectos a formar parte de la gran Colombia. También por supuesto en su realidad eclesiástica, ciertamente conflictiva. No faltan historiadores que hablan de una prolongada “agonía de la cristiandad colonial”, común con las demás Iglesias locales de América Latina: actitud defensiva de la Iglesia, alianza con las clases dominantes, mentalidad más conservadora que misionera…El siglo XIX y buena parte del XX es sin duda una época de franca decadencia. Surgen los humanismos anti-religiosos y los anticlericalismos de signo liberal. La relación de la Iglesia con el pueblo es aún de estilo asistencialista y paternalista; mientras que cada vez le resulta más difícil la presencia y el diálogo con el mundo de la cultura. No es posible en este contexto encontrar muchos progresos en el campo teológico.
Un diagnóstico ciertamente simplista y generalizado, pero que puede aplicarse a grandes rasgos a la realidad de la Iglesia panameña, y que explica de nuevo la ausencia de grandes figuras y avances teológicos, con la única excepción quizás de los escritos pastorales del obispo Junguito (1902-1911). Habrá que esperar prácticamente a la segunda mitad del siglo XX, ya dentro del proceso de renovación teológico-pastoral que culminó en el Concilio Vaticano II, para poder constatar novedades significativas, especialmente el área de la reflexión y la praxis pastoral.
Toda memoria histórica de esta época contemporánea de la realidad eclesial panameña tiene que detenerse necesariamente en la figura de Mons. Marcos Gregorio McGrath (1924-1994), antiguo decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Chile, Arzobispo de Panamá durante 25 años, y una de las más importantes figuras del Concilio Vaticano II y de su recepción en la Iglesia Latinoamericana, especialmente en el CELAM y en las Conferencias de Medellín (1968) y Puebla (1979).
Autor de numerosos escritos y conferencias a lo largo de toda su vida, Mons. McGrath delineó en su Carta pastoral programática “La renovación de la Iglesia al servicio de Panamá” (1971) su propio estilo de hacer reflexión teológica al servicio de la praxis pastoral, partiendo siempre del marco eclesiológico del Vaticano II. Desarrolló una ardua tarea de estudio de la realidad, reflexión teológica y planificación pastoral, que dio como fruto un fecundo proceso de renovación de la Iglesia panameña, y contribuyó a mantener su presencia dinámica y liberadora en la sociedad y los acontecimientos históricos.
Entre sus numerosas iniciativas concretas merecen destacarse: Cursos de teología y pastoral para la formación permanente del clero, religiosos/as y laicos; promoción y formación de Delegados de la Palabra laicos, reapertura y renovación del plan de estudios del Seminario Mayor San José; impulso a la Universidad Católica Santa María La Antigua; creación de la Comisión de reflexión teológico-pastoral, un grupo interdisciplinar que acompañó la vida de la Iglesia panameña y asesoró a su Conferencia Episcopal en la publicación de numerosas Cartas pastorales.
Leo Mahon y el Equipo pastoral de la Diócesis de Chicago, iniciadores de la experiencia de San Miguelito (1963-80); Francisco Beens, Stany Yoris, Patrick Hanssens, José Martínez, Néstor Jaén, Alejandro von Rechnitz, Alfredo Morin, Jorge Altafulla , Pablo Varela, …son otros nombres que es justo recordar a la hora de hacer la historia de la renovación de la Iglesia panameña, a la que han contribuído tanto con su reflexión, publicaciones, y docencia en el campo teológico, como con su servicio pastoral.
A partir de la década de los 70 es preciso destacar también el inicio y desarrollo progresivo en Panamá de la teología indígena, impulsada ya por los escritos de los obispos Martín Legarra y Agustín Ganuza, y especialmente por las publicaciones del CONAPI (Consejo Nacional de Pastoral Indígena).
BIBLIOGRAFIA
Castillero Calvo, A. (1995) Conquista, evangelización y resistencia: ¿Triunfo o fracaso de la política indigenista? Instituto Nacional de Cultura, Panamá.
Alfredo Morin Couture, “Apuntes de Historia de la Iglesia de Panamá, Período Colonial”. Tomo I. Panamá 2008. Tomo II
McGrath Marcos G., c.s.c., Cómo ví y viví el Concilio y el Postconcilio”, Edic. Paulinas-Celam Santafé de Bogotá, 2.000
Marcos Gregorio McGrath y la renovación de la Iglesia al servicio de Panamá. Talleres Ercina, S.A. Panamá, 1994, p. 43.
25 años de Ministerio Episcopal de Monseñor Marcos G. McGrath. A.A. V.V. Taller Senda, Panamá, 1987.
Monseñor Marcos G. McGrath Carta Pastoral La Renovación de la Iglesia al Servicio de Panamá. Agosto de 1971
MIGUEL ÁNGEL KELLER OSA