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Don Lucas Fernández de Piedrahita nació en Santa Fe de Bogotá hacia el año 1624, pues fue bautizado el 6 de marzo de dicho año. Fueron sus padres Domingo Fernández de Soto Piedrahita, oficial de carpintería, y Catalina de Collantes, nieta de Francisca Goya quien había sido princesa real, de origen inca, en el Perú. | Don Lucas Fernández de Piedrahita nació en Santa Fe de Bogotá hacia el año 1624, pues fue bautizado el 6 de marzo de dicho año. Fueron sus padres Domingo Fernández de Soto Piedrahita, oficial de carpintería, y Catalina de Collantes, nieta de Francisca Goya quien había sido princesa real, de origen inca, en el Perú. |
Revisión del 08:45 20 ago 2014
(Bogotá, 1624; Panamá, 1688), obispo, historiador, gobernador de Tierra Firme.
Don Lucas Fernández de Piedrahita nació en Santa Fe de Bogotá hacia el año 1624, pues fue bautizado el 6 de marzo de dicho año. Fueron sus padres Domingo Fernández de Soto Piedrahita, oficial de carpintería, y Catalina de Collantes, nieta de Francisca Goya quien había sido princesa real, de origen inca, en el Perú.
A los catorce años, el 9 de enero de 1639, Fernández de Piedrahita obtenía el título de licenciado en filosofía en la Universidad Javeriana y diez años más tarde, habiendo culminado sus estudios teológicos en el Seminario San Bartolomé de los jesuitas, era ordenado sacerdote por su obispo, Cristóbal de Torres. En septiembre de 1649se le nombró para el curato de Fusagasugá, a unos 50 km al noreste de Santa Fe. Posteriormente ocupó los cargos de racionero en el cabildo catedralicio de la diócesis, de tesorero, maestrescuela y de chantre.
Al morir el arzobispo Torres, el 9 de julio de 1654, don Lucas Fernández de Piedrahita fue nombrado provisor del arzobispado que permanecerá vacante hasta 1661 cuando don Juan Arguinao, obispo de Santa Cruz de La Sierra, será nombrado para la arquidiócesis santafereña. Durante los siete años en que ejerció el cargo de provisor a don Lucas le tocó asumir el gobierno del arzobispado llevando a cabo una gran labor pastoral al punto que el nuevo arzobispo Arguinao lo volvió a nombrar Provisor y Vicario General de la arquidiócesis.
No obstante la gran labor realizada por Fernández de Piedrahita durante sus años de provisor en Santa Fe, hubo quienes no contentos con la posición que, en virtud de su ministerio y responsabilidad, tuvo que asumir mientras se encontraba a cargo del arzobispado, lo acusaron ante la Corona de haber fomentado el desorden relativo a la presencia del visitador Juan Cornejo. A raíz de esta acusación el clérigo santafereño recibió en 1662 la orden de comparecer en Madrid. Sin embargo, su viaje a Madrid, que le concedió el tiempo para escribir su obra “Historia General de la Conquista del Nuevo Reino de Granada”, le favoreció en gran medida ya que, ante su evidente inocencia y méritos pasados, fue presentado por el rey para la diócesis de Santa Marta. Las bulas se le expidieron el 27 de febrero de 1668 y al año siguiente viajaba a Cartagena de Indias para ser consagrado por el obispo Sanz Lozano e ingresar a su diócesis el 30 de octubre de 1669.
En Santa Marta el Obispo Fernández de Piedrahita ejercerá su episcopado hasta 1676 cuando será trasladado a la diócesis de Panamá. Durante los ocho años en que gobernó la iglesia de Santa Marta don Lucas pudo confirmar su celo apostólico y las grandes capacidades que había ya manifestado durante los años en que debió asumir como provisor el gobierno de la diócesis de Santa Fe.
Poco antes de su traslado a Panamá el obispo santafereño le tocó vivir la dura experiencia del ataque a Santa Marta por parte de los piratas Barnes y Coxon, que no sólo destruyeron la ciudad, sino que secuestraron al obispo llevándolo a Jamaica junto al gobernador Vicente Sebastián Mestre. Una vez en la isla, el gobernador de ésta, Lord Vaughan, respetando su condición de prelado, lo envió de vuelta a Cartagena.
Son estos pues, los antecedentes y la vasta experiencia del obispo Fernández de Piedrahita al momento de ser nombrado para la diócesis de Panamá, el 16 de noviembre de 1676. No llegará a Panamá sino hasta 1678, encontrándose con tener que reprender la arbitrariedad de don Juan Navarrete y don Luis Ponce de León, canónigos del coro, pues querían deponer al provisor que el último obispo, Antonio De León, había dejado a cargo de la diócesis antes de trasladarse a su nueva sede, Trujillo.
En Panamá, don Lucas, al igual que en los cargos ejercidos precedentemente, manifestará un gran celo pastoral. Se dedicará personalmente a la enseñanza de la doctrina cristiana predicando en las plazas públicas. Y ante la crisis moral por la que pasaba la ciudad encargó a algunos sacerdotes que formaban parte de la espiritualidad del oratorio para que misionaran en dicho campo, al mismo tiempo que solicitaba licencia para fundar una casa del Oratorio en Panamá. De esta manera los clérigos del Oratorio además de estar encargados de la escuela de Cristo y del hospital de pobres sacerdotes quedaron a cargo por disposición de don Lucas, de la misión en el campo civil con el fin de terminar con los problemas de carácter público que se habían ido creando. Conociendo el estado en que se encontraba el Darién, decidió ir a visitar a sus habitantes logrando congregar a los indígenas en reducciones y la evangelización de los mismos.
En diversas ocasiones el clero manifestó dificultad en llevar a cabo la evangelización en armonía y unidad, creando situaciones de rivalidad sin tomar en consideración la autoridad eclesiástica. Así pues, en Portobelo, don Lucas deberá denunciar a los clérigos que estaban a cargo del hospital por haber creado una capilla pública sin haber tenido en consideración a los curas que administraban la parroquia del pueblo y sobre todo por no haber solicitado la licencia al obispo una vez que habían sido advertidos sobre la necesidad de la misma.
Otro gran interés que manifestará el obispo Fernández de Piedrahita durante su episcopado panameño será la conservación del monasterio de la Concepción. A causa de la pobreza y de las dificultades que la comunidad había debido afrontar durante las invasiones de la piratería, algunas de las monjas y la abadesa, Magdalena de Ibarra, habían iniciado a solicitar el traslado o la distribución de las monjas entre los diversos monasterios de la Orden. Al inicio dicha solicitud no será atendida y posteriormente, cuando se prestará atención a la misma, don Lucas tratará de aplazarla insistiendo en que más que la necesidad de un traslado se necesitaba el que diera la perfecta observación de la regla.
En 1681, al morir el presidente Mercado de Villacorta, el arzobispo y virrey de Lima, don Melchor de Liñán y Cisneros, confiará el poder civil al obispo Fernández de Piedrahita hasta la llegada del titular, Pedro de Pontefranca y Lorena al año siguiente. Muere en Panamá el 29 de marzo de 1688.
Bibliografía
- PACHECO, Juan Manuel, Historia Eclesiástica II (La consolidación de la Iglesia s. XVII), Ed. Lerner, Bogotá 1975
- GROOT, José Manuel, Historia de Nueva Granada, Biblioteca de Autores Colombianos. Bogotá 1953
- VARGAS UGARTE Rubén, Historia de la Iglesia en el Perú III, Lima 1953.
HÉCTOR QUIRÓS