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Introducción: etimología y definición religiosa
Vudú, o vodún, o vudún, (en inglés voodoo o voodou), es una palabra que significa “espíritu” en la lengua Fon y Ewe. Es el vudú una religión oriunda de la costa atlántica de África. La podemos situar en la actualidad en los países siguientes: Nigeria, Benín, Togo y Ghana. El vudú es una religión que practican distintas tribus como los Ewe, los Fon, los Mina o los Kabye, que se encuentran en estas regiones antes mencionadas, así como miembros de países centroamericanos y suramericanos principalmente, provenientes de los esclavos africanos llevados a este continente durante la época de la esclavitud.
El vudú como religión animista
Hemos de precisar que la religión vudú es una religión animista. Una religión es animista si cree que entidades no humanas son seres divinos o espíritus, o al menos participan o son poseedoras de principios o potencialidades divinas. El animista cree que no hay separación entre el mundo material y el trascendente, por lo que rocas, montes, plantas, animales, fenómenos atmosféricos, y demás entidades materiales tienen un alma o un espíritu, o manifiestan a dioses y espíritus de distintas categorías dentro de la jerarquía trascendente.
Influencia del vudú
El vudú ha sido el origen de muchas otras religiones y creencias que han surgido en las islas de América en la zona del Caribe, en regiones del sur de Norte América, o en Suramérica, como el vudú de Haití, el vudú de Puerto Rico, el vudú de República Dominicana, o el vudú de Luisiana. También del vudú de la hechicería negra, el denominado hoodoo.
Por otro lado, la mezcla sincretista del vudú con el catolicismo en América tras el descubrimiento o encuentro de ambos continentes, originó la santería ya en Cuba, o el candomblé en Brasil, ligando a los santos católicos con el panteón de dioses africanos, para mejor protegerse los esclavos africanos allí llevados durante la esclavitud de los colonizadores esclavistas, que les prohibieron sus antiguas prácticas, y así pasar desapercibidas sus creencias.Y ello sin contar la influencia que ha tenido el vudú en todas las religiones y creencias tradicionales surgidas en África y que se extendieron por países como Angola o Congo.
Algunas aclaraciones: santería, candomblé, kimbanda, palo mayombe, etc.
La santería es un conglomerado de religiones y religiosidades de los yorubas de Nigeria con el catolicismo. Fue llevada a Cuba, Puerto Rico, La Española, Suramérica y también Nueva Orleans, Miami o Florida entre otros lugares por los esclavos negros traídos de aquellas zonas. La inmigración actual de estos países a Europa he llevado estas creencias a España, Francia, Alemania, Inglaterra, etc.
En palabras de José Luis Vázquez Borau, miembro de la RIES (Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas) y experto en estas religiones africanas y afroamericanas, la santería “es una mezcla de los ritos yorubas, pueblo originario de Nigeria, y las tradiciones de la Iglesia católica, realizada en Cuba y que hoy está extendida por toda América, especialmente en Cuba, el Caribe, Haití, Puerto Rico, Venezuela, Florida de EE.UU., México, unos 300.000 en Nueva York y por Europa, también en España. En este sincretismo se puede ver como todas las deidades de los yoruba adoradas en santería han sido identificadas con santos católicos.” […] “Hace más de cuatrocientos años, cuando los comerciantes de esclavos llevaron a miembros de la tribu yoruba, junto con miembros de otras tribus, al Nuevo Mundo, fueron forzados a practicar, en el área de influencia de las coronas española y portuguesa, el cristianismo en la forma de catolicismo, obligándoles a aprender español como su lengua principal. Estaba, por supuesto, prohibido practicar su religión tradicional así que ocultaron sus orishas [sus dioses o loas] detrás de los santos y realizaron una fusión entre los elementos de su religión ancestral con la de sus amos católicos, practicando su religión a escondidas. Los yoruba llevaron con ellos la colorida mitología de su religión que, tras sufrir una transculturación, se dio a conocer en Cuba como la Regla de Ocha, y en Brasil como macumba y candomblé”.[1]
El candomblé se practica principalmente en Brasil, pero también se ha extendido desde ahí a Argentina, Colombia, Panamá, Uruguay o Venezuela. Es animista y surge a partir de los esclavos africanos traídos a estas regiones, implantando el culto vudú y de los orishas (que es más propiamente de las tribus yoruba, de ahí que su dios sea no tanto Mawu, como en el vudú africano atlántico, sino Olorum), que se hizo sincrético con el catolicismo. Tiene mezcla también de los dioses nkisis del Congo, por lo tanto bebe de tres fuentes: África atlántica, central y religión católica. Hoy en día hay un intento de despojar al candomblé de su rasgo católico, pero es algo que quizás ya forme parte propia de su culto.
La kimbanda tiene su origen en el curanderismo de Angola por parte de los médicos sacerdotes de esta zona africana. Pasó con los esclavos a Latinoamérica y se cambió la fonética ya en umbanda o bien kimbanda. Se fue mezclando con otras creencias africanas que están ya diseminadas en Latinoamérica y con tradiciones cristianas, orginando la macumba, que a veces se identifica con la kimbanda.
El palo mayombe se originó en las tribus bantúes del Congo y llegó a Latinoamérica también, como el resto de las mencionadas, por los esclavos africanos. Se hizo sincrética con el catolicismo y se extendió fuertemente en Cuba desde donde se diseminó por los países cercanos. La mezcla del espiritismo de Allen Kardec en el siglo XIX supuso un nuevo giro dentro de las mezclas que ya tenía. Kumina, obeah o hoodoo son otras denominaciones cercanas a la religión Congo, que la tienen como origen de religiosidades provenientes de esta zona africana. Así, el hoodoo es una mezcla de religiones tradicionales africanas, vudú incluido, catolicismo, magia europea, satanismo y brujería.
Los dioses del vudú y sus creencias
Los vudú, tal y como hemos mencionado, etimológicamente son los espíritus, los cuales gobiernan toda la naturaleza. Sus dioses están muy jerarquizados y dominan todas las fuerzas de la naturaleza, las rocas, los árboles, las corrientes de agua, los lugares, los cruces de los caminos, pero también los clanes y tribus, las naciones y a las personas individualmente. Incluso los muertos dentro de la familia siguen también viviendo con los vivos y entre los vivos, a los cuales se les puede pedir ayuda y colaboración. La completa naturalidad con la que el practicante del vudú se mueve en el mundo que le rodea y con el que convive le lleva a un continuo trato de petición e intercesión con los espíritus, de ahí que haya sido tan fácil la asimilación de estos espíritus con los santos católicos en la formación de la santería y otras corrientes similares tal y como hemos dicho arriba.
En el panteón vudú el dios principal es un dios padre-madre, andrógino, el dios creador de todo, que tiene por debajo de sí multitud de dioses menores pero muy poderosos llamados loas (orishas para los yorubas y la santería). El dios creador es Mawu, o Nana Buluku, y sus dioses hijos son los encargados de los distintos lugares y territorios, así como de las distintas expresiones naturales: animales, mares, ríos, bosques, etc. El dios creador andrógino tiene dos manifestaciones o expresiones: como Mawu es el aspecto femenino, y es la Luna, mientras que como masculinidad se asocia al Sol y se le denomina Lisa. A veces ambas expresiones son recogidas en algunas tradiciones como los hijos gemelos del dios creador.
Otro dios, hijo del creador, es Legba, que actúa como intermediario entre los demás dioses hermanos suyos y el dios creador padre-madre. Legba a veces es presentado como un joven pero en Haití tiene aspecto de anciano. Otro dios importante es Mami Wata, encargado de las aguas, o Gu, que regula el hierro y las armas, Sakpata, el encargado de las enfermedades, o Eshu el mensajero entre los dioses y los hombres, mantenedor de las relaciones entre ambos mundos, y por lo tanto el dios que regula el orden y la paz. El paraíso se denomina Guinee o Guinea, lugar donde moran los dioses, y al cual al morir la persona irá tras pasar por el último cruce de caminos, donde el dios Guede habrá de dar o no paso al fallecido.
Los sacerdotes vudú se denominan houngan (si es hombre) o mambo (si es mujer), y practican sus creencias en sus templos llamados hounfour. Un bokor es una hechicero que sirve a los loas con las dos manos, es decir, que practica tanto la magia denominada blanca (para sanar y como protección), como la negra (para hacer enfermar, dañar o dar muerte). En sus celebraciones, donde intervienen los dioses loas, éstos llegan a poseer a los participantes, manifestando así su presencia, que puede ser calmada o más agresiva, según el carácter propio del loa que posea al celebrante.
En tanto que en todo está lo divino, los rituales vudú están llenos de elementos naturales, plantas y animales, incluso con sacrificios animales como oblación a los dioses, y así es su acontecer cotidiano, en la salud, en la enfermedad, la vida y la muerte. Los fetiches o talismanes vudú son o bien estatuas o partes de animales que han sido secadas y que protegen y ayudan en casos de necesidad, enfermedad, heridas, o para mantener la salud y el vigor. Los brujos del vudú (bokor) dicen ser capaces de hacer hechizos contra enemigos para cumplir una venganza, pidiendo a los espíritus que sobre una persona o un grupo caiga la desgracia, el dolor, el daño o la muerte.
Ética
Recordemos que las bases del animismo son el naturalismo y el tribalismo. Es por ello que desde su teología y su panteón de dioses y espíritus subordinados al dios padre o supremo, su mundo de los antepasados o ancestros, con características mágicas y divinas también y en conexión con la familia, y toda la variedad de curanderos, adivinos, médiums, sacerdotes, hechiceros y brujos, unido a la unidad de vida entre lo natural y lo sobrenatural, con apena línea divisoria, podemos hablar de su código moral. Es por lo tanto con sus bases religiosas como se puede entender su ética, la ética del vudú.
La expresión ética de los vuduístas se manifiesta con reglas morales para mantener la comunidad, una ética comunitaria de honra y deshonra, generosidad y codicia, ayuda y solidaridad. Se castiga la difamación, denigrar a la propia familia, al clan, robar la mujer de otro o impedir injustamente a alguien cultivar la tierra, entre otros aspectos, siempre ligados a la naturaleza, la tribu y la unidad terrestre-celeste.
Antropología
Las partes fundamentales del hombre dentro del vudú haitiano (por nombrar uno de ellos) son el “corps cadavre” que es el cuerpo en sí, la sangre y la carne; el “n´âme”, que es el espíritu de la carne, de tal forma que permanece cuando el hombre muere, dando aún forma a su cuerpo, y que irá deshaciéndose conforme se pudre y pasa a la tierra; otro componente es el “z´etoile” o espíritu, que no reside curiosamente en el hombre sino en el cielo, siendo algo así como la estrella que alumbra y marca su destino; finalmente están el “ti bon ange” o pequeño buen ángel, y el “gros bon ange” o gran buen ángel.
El “gros bon ange” lo tienen todos los seres que sienten y se adquiere en el momento de la concepción, pasando en el momento de la muerte a dios creador como una energía indiferenciada; en cambio, el “ti bon ange”, el pequeño buen ángel, es propio de cada uno, recoge nuestros conocimientos, acumula nuestras experiencias, es lo que modela nuestro carácter y forma de ser, y durante el sueño sale de nuestro cuerpo vagando y tomando contacto con espíritus, con antepasados, o viajando a distintos lugares; también en un susto grande puede saltar del cuerpo y luego volver a él, y puede ser el objetivo de los hechiceros de magia negra que intenten robarlo o poseerlo.
Un vudú, distintos vudús
Vista la extensa diseminación del vudú entre naciones, tribus, clanes y lenguas según la presencia de los diferentes seguidores de esta religión, podemos entender que presenta diferentes dioses, rituales, lenguas, expresiones, cantos y modalidades propias según sus zonas. Ya mencionamos antes el vudú africano, el de Haití, el de Puerto Rico, el vudú de República Dominicana, o el vudú de Luisiana. Son todos ellos vudú pero presentan matices diversos. Así, sólo citaremos un poco más en extenso el primero y el último.
El vudú de Haití presenta elementos sincretistas entre el vudú africano y el catolicismo. Nace en el siglo XVI a partir de esclavos negros traídos a la isla de La Española (hoy Haití y República Dominicana). En su teología el dios principal es Bondye (buen Dios) y los dioses inferiores se denominan loas. El dios supremo está alejado de los hombres y éstos sólo se relacionan con los loas, nunca con Bondye.
El sincretismo apareció asimilando los loas con los santos católicos, y así protegerse de la persecución de los colonizadores católicos contra sus creencias originarias. El loa más poderoso es Papa Legba, que protege los cruces al ser el intermediario entre hombres y el dios creador; también está Erzulie Freda o loa del amor; Simbi, que es el de la magia y la hechicería; Kouzin Zaka, que es el de la agricultura. El vudú de Haití subdivide los loas en 21 familias entre ellas Congo, Nago, Petro y Rada. Se suele a veces considerar a Rada como la magia blanca y a Petro como magia no tan blanca, pues sus loas no son calmados ni tranquilos como en la Rada, -ya que se identifican con la tierra patria originante africana, recuerdan al pasado y a los tiempos buenos allí vividos-, sino que son agresivos y furiosos, pues los loas Petro se identifican con la época de las cadenas, la esclavitud, la muerte y la lucha por la libertad.
El vudú de Luisiana tiene mucha mezcla católica, francesa, española y creole por parte de los esclavos africanos en la zona. Un elemento propio es el amuleto grisgrís, que es un pequeño saquito con aceite, uñas, pelo, hueso, piedras y objetos personales que se porta al cuello o va trenzado en la ropa ocultamente, y sirve de protección. Su origen está en el África sahariana, y tenía un sentido diabólico (un demonio ayudaba a protegerse de otro). Otro elemento que resalta mucho de este tipo de vudú frente a los demás es la importancia de las reinas vudú (que presiden las ceremonias y las danzas), el uso de elementos ocultistas, así como de los muñecos vudú, por los cuales y por medio de la magia simpática, se elaboran estos muñecos que simbolizan a la persona que se desea dañar, por lo que infligiéndole alfileres, o quemándolos o sometiéndolo a distintas acciones destructivas se pretende realizar el mismo efecto en la persona que simboliza, algo que también es propio del hoodoo. El vudú de Luisiana también da una gran importancia al espíritu de la serpiente Li Grand Zombie, que en definitiva es el espíritu de la serpiente Damballah, que ya está presente en el vudú de África, símbolo de la salud y de la unidad entre tierra y cielo.
Practicantes del vudú
Los practicantes del vudú en Nigeria son 14 millones, un 10% de la población. En Benín son alrededor de un millón, o sea, el 18% de la población. En Togo la mitad de la población sigue religiones tradicionales africanas, siendo el vudú la de mayor alcance con 2 millones y medio de seguidores. Un millón de vuduístas hay en Ghana, país de 23 millones de habitantes. Y sólo hablamos de vudú, no de otras religiones tradicionales africanas, muy presentes en estos países. Por otro lado, las encuestas en la población de estas regiones afirman que los que se catalogan como cristianos, muchas veces son practicantes sincretistas tanto del cristianismo como de las religiones africanas, ya sea vudú u otra religión animista tradicional.
Aunque en Haití el 80% de la población es católica y el 16% protestante, se considera que el 50% practica el vudú. La población es de casi 10 millones de habitantes. En Puerto Rico es de menos del 1%, sobre una población católica en el 85% y 8% protestante, con 4 millones de habitantes. En República Dominicana los seguidores son alrededor del 1% o menos incluso, sobre una población con 87% de católicos y 4% de protestantes en un total de casi 10 millones de habitantes. El estado de Luisiana, con 4 millones y medio de habitantes, es católico en un 28% y protestante en un 60%, siendo el porcentaje de seguidores vuduístas de entre el 1 y el 3%. En definitiva, podemos hablar de alrededor de unos 20 a 25 millones de seguidores de vudú en todo el mundo.
Los practicantes del vudú son casi siempre individuos de media y baja capacidad económica, social y cultural, aunque muchas veces ocurre que personas de clases media y alta con cultura occidental u occidentalizada, mezclan sus antiguas tradiciones con creencias cristianas o islámicas a las que se han convertido, viviendo muchas veces en ambas esferas religiosas y practicando ya en público o en privado aspectos de una como de otra.
Durante la época colonial europea en los países africanos se intentó suprimir el vudú y las demás religiones tradicionales africanas. No obstante, la fuerte inserción en su mundo cultural y familiar ha hecho imposible esta desaparición. Hoy en día es creciente la restauración de este culto en todos los países que lo practican, habiéndose celebrado en el año 1991 en la ciudad de Ouidah (Benín) la primera Conferencia Internacional de vudú. Este dinamismo del vudú también se está viendo seguido por las religiosidades nacidas de él, como todas las formas del mismo o de la santería, que están viviendo una nueva expansión en las zonas del norte, centro y sur de América.
El bokor
Un bokor es un sacerdote vudú que practica la magia negra. El bokor usa de los loas Simbi Dlo, que es la serpiente marina, Legba el emisario, o Kalfou, que es el loa del cruce de los caminos y que puede dejar pasar la fortuna o la desgracia, es decir, que los demás loas o espíritus puedan cruzar y acercarse a alguien o a algún lugar. A Kalfou se le ha asimilado con Satanás, dentro del sincretismo del vudú y el catolicismo. Es un loa del alcohol y la pólvora, es decir, de la muerte violenta con las armas. Y finalmente, otro loa que es manejado y asiste al bokor en sus ceremonias negras es Baron Samedi, o Barón Sábado, que es el espíritu de la muerte, propio del vudú americano, no tanto del africano.
Viste con sombrero de copa, traje de chaqueta negro, no tiene ojos y tiene tapones de algodón en los oídos. Su cara es blanca como una calavera. Está en los caminos esperando el paso de los muertos. Es un loa del sexo violento, sadomasoquista y cruel, es el espíritu de la prostitución, dios borracho y del ron, al igual que Kalfou en este aspecto. Barón Samedi es el dios del tabaco y también representa la vuelta a la vida, ya que puede negar a un muerto el paso a la ultratumba y volverlo a la vida, por eso es el loa de los zombis en Haití. Bajo él hay varios dioses que le sirven en sus trabajos con los muertos. Curiosamente, el dictador de Haití, Fraçoise Duvalier vestía como el Barón Samedi para mejor controlar y atemorizar a los ciudadanos. El bokor también tiene capacidad para crear talismanes (protectores, por lo tanto magia blanca, contra la magia negra), o amuletos (atraen la buena suerte, por lo tanto, magia blanca simplemente).
El vudú y los zombis
El zombi (en inglés zombie) es una figura legendaria, habitualmente ligada al vudú, que se identifica con un muerto viviente, alguien que habiendo muerto vuelve a la vida por medio de ritos mágicos a partir de hechicería para someterlo como esclavo. Se considera que el sacerdote vudú de Haití, no tanto el houngan, sino el bokor, que practica magia negra, puede por medio de un ritual volver a la vida a un muerto reciente. Se considera dentro de la mitología y la creencia vudú, que un bokor puede crear zombis para tenerlos como esclavos él mismo o a petición de un tercero que solicita sus servicios de magia negra.
No está claro el que sea cierto que pueden crearse zombis, aunque la ciencia lo descarta como una leyenda urbana. El antropólogo y etno-botánico Wade Davis, famoso por sus estudios en este aspecto desde los años 70 del pasado siglo XX, viajó a Haití para estudiar los zombis y la sustancia que pudiera crearlos. Su conclusión es que inicialmente un principio activo, el llamado “coup de poudre”,[2]induce a la víctima una muerte aparente. Ésta sería enterrada y dada por muerta. Posteriormente el bokor o algún ayudante suyo la desenterraría para darle un segundo principio activo como contraveneno, pero dejando anuladas algunas capacidades psíquicas del sujeto, siendo incapaz de disponer totalmente de su voluntad, quedando esclavizada por el hechicero bokor.
Para Wade Davis, tal y como lo relata en sus libros,[3]el ingrediente básico de la primera sustancia es la tetradotoxina (TTX), una toxina que se puede encontrar en el pez globo, típico del Japón y del Caribe. Se ha descartado que el principio de la zombificación sea la “datura stramonium”, que en Haití se encuentra en el denominado pepino zombi. La tetradotoxina es una neurotoxina y se encuentra en las vísceras de este tipo de peces, como el pez globo, que son los tetraodóntidos y los diodóntidos, si bien no en todos ellos. La toma de tetradotoxina produce una bajada en las constantes vitales al atacar la conductividad de las neuronas.
El proceso que se produce es el bloqueo del sodio en la membrana neuronal, de ahí que no se alcance el nivel de transmisión adecuado de las diferencias de potencial entre ellas, por lo que las transmisiones nerviosas entre neuronas desaparecen. Esto produce en el organismo entumecimiento, hormigueo en las extremidades, la cara, fallo respiratorio, parálisis de distintos grados o general, llegando al colapso respiratorio y cardiovascular. Una cantidad de medio miligramo en sangre es suficiente para producir muerte inmediata. No hay antídoto para la tetradotoxina, si bien, y curiosamente, la “datura stramonium” tiene atropina, que puede ser usado de contra-agente contra la tetradotoxina, aliviando un poco los síntomas del veneno TTX. Se considera en el común popular haitiano, que la sal es el principio segundo que haría volver a la vida zombificada al muerto, de ahí que en Haití a algunas personas fallecidas se les llene su estómago de sal, o bien directamente se les corte la cabeza antes de enterrarlas, y así evitar que un bokor las zombifique. Ciertamente, la tetradotoxina no parece ser la causa capaz de producir los efectos de los zombis, tal y como los conocemos y han sido descritos, por lo que la comunidad científica,[4]no considera la explicación de Wade Davies adecuada, tendiendo a considerarse que sea más bien una leyenda urbana donde se mezclan, eso sí, plantas y brebajes alucinógenos sobre individuos, sustancias capaces de producir estados de parálisis parcial o total, existencia de enfermedades psiquiátricas en algunos individuos de estas poblaciones y magia negra, junto con mitos y leyendas que han ido agrandando la verdadera realidad de los acontecimientos.
El vudú y los muñecos vudú
Los muñecos vudú y la magia simpática por la que se pretende hacer daño a la persona que representan no tienen su origen en el vudú ni en la santería, si bien las podemos encontrar en la hechicería más antigua, por ejemplo en Egipto o en la Grecia helénica. Ciertamente que hoy el comercio y el mercado que tan ligado está a estas creencias, sobre todo en zonas depauperadas sirviendo de medio de supervivencia para muchas personas, permite que en cualquier región donde se practica el vudú uno pueda encontrar multitud de figuritas de este tipo. No obstante, y como decimos, no tienen su origen, que realmente es oscuro, en esta religión africana. Los muñecos vudú sobre todo podemos encontrarlos hoy en día en el hoodoo, como ya dijimos.
Lo que sí es propio del vudú africano son los “pwen”, que son objetos elaborados con distintos elementos, a veces con forma humana, de forma sencilla o más elaborada, casi como obras de arte, que sirven para atraer espíritus y tienen un efecto mágico y protector, y se pueden tener en lugares propios o ponerlos en altares, práctica propia de las figuras bocio y nkisi de centroáfrica. A veces en Haití se colocan figuritas de forma humana cerca de cementerios manteniendo así la unidad entre lo terreno y el mundo de los muertos, como avisos y mensajes entre ambos mundos.
Vudú e Iglesia católica
El papa Juan Pablo II tuvo varias reuniones con sacerdotes de religiones animistas africanas, así como del vudú, tanto en Togo en 1985 o en Benín en 1993, o en las Jornadas de Paz de Asís, por ejemplo, en la primera del año 1986. Incluso en su obra Cruzando el umbral de la Esperanza decía: “parece que quienes las practican [las religiones animistas] se encuentran especialmente cerca del cristianismo”.[5]
En el encuentro con un sacerdote houngan en Benín del año 1993, el Papa recordaba el Concilio Vaticano II donde se afirmaba la existencia de semillas de la Palabra en otras tradiciones religiosas, añadiendo también las palabras de San Pablo donde el apóstol reconoce que es propio del cristianismo todo lo que es bello, verdadero, noble y justo que haya en cualquier lugar (Flp. 4,8). Y acabó diciendo: “Usted está muy apegado a las tradiciones de sus antepasados, transmitidas a usted. Es legítimo reconocer a los antepasados que le transmite el sentido de lo sagrado, la fe en un Dios Uno y Bueno, su gusto para sus celebraciones, y la consideración de la vida moral y la armonía en la sociedad”.[6]
Anteriormente en Togo (1985), Juan Pablo II decía: “La naturaleza, exuberante y maravillosa, este lugar de bosques y lagos, impregna las mentes y los corazones de su misterio, y orienta de una manera espontánea en el misterio de quién es el autor de la vida. Este es el sentimiento religioso que les motiva, y el alma, usted puede decir, a todos sus compatriotas. Que este sentimiento de lo sagrado, que siempre ha caracterizado el corazón del hombre creado a imagen de Dios, lleve a la gente a querer acercarse a este Dios Creador en espíritu y en verdad, a reconocerle y adorarle, para darle las gracias, a buscar su voluntad. Así, su oración y su conducta moral estarán inspiradas por el Espíritu de Dios mismo. El sentimiento religioso va a superar su miedo, porque creemos que Dios es bueno y que la naturaleza que viene de sus manos es buena. El temor vendría en cambio del mal que habita en el corazón del hombre, cuando el hombre se aleja de Dios. Sin embargo, el sentido de Dios, en sí mismo, puede estar lleno de paz, de respeto, de confianza y sumisión alegre”.[7]
Vudú y satanismo
El vudú ha sido asociado dentro de la cultura popular occidental con el satanismo, los zombis o muertos vivientes, y las muñecas vudú. Como acabamos de ver, todo esto es falso en gran medida, y simplemente es fruto de una serie de circunstancias catalizadas y llevadas a la mente del gran público occidental desde algunos comics, novelas y películas populares de las últimas décadas.
Por otro lado, hemos de afirmar que son conocidos los casos de noticias de vez en cuando de estafa ligados al vudú y la santería, a veces de extorsiones ocurridas en España y en otros países de Europa, e incluso en los países del Caribe o de Suramérica, donde cualquiera dice ser santero, sacerdote houngan o babalawo. En otras ocasiones hemos conocido casos de asesinatos relacionados con la santería, pero no tanto por verdaderos santeros, sino dentro de la cultura santera, es decir, aprovechando las circunstancias o los rituales se ha hecho daño, incluso hasta la muerte a alguna persona, siempre por intereses monetarios o de venganza. Esto ha llegado a su máxima expresión con el narco-satanismo mexicano, con tintes santeros y satánicos en los sicarios y traficantes de la droga, una realidad tampoco ajena a España, aunque no en este grado. No obstante, esto no es propiamente el vudú ni la santería, sino perversiones de ambas formas religiosas.
Los sacerdotes del vudú afirman que la mayoría o casi totalidad de los que se dicen sacerdotes vudú no lo son, sino que son embaucadores y charlatanes con conocimientos superficiales de la religión y que la usan en su provecho, cobrando sumas muy altas de dinero, cosa que nunca haría un verdadero sacerdote houngan o mambo, ni incluso un bokor, que siempre respeta a la persona que se acerca a él y no se aprovecha de ella.
El vudú no es satanismo, no es magia negra, no es una religión de adoradores al Diablo. Es más, Satanás no tiene un significado propio y original dentro de esta religión. Ciertamente que en las mezclas del vudú original, como en la santería, han entrado manifestaciones satánicas, sobre todo en las mezclas más ligadas a la magia y la hechicería, como el hoodoo, ya mencionado. Es incorrecto por lo tanto denigrar al vudú y a sus sacerdotes afirmando que son practicantes de la magia negra. Cierto que los houngan y las mambo difieren de los bokor, aunque podríamos afirmar que un bokor es un houngan o una mambo que practica la magia con ambas manos, es decir, hace magia blanca y magia negra, por lo que todos los sacerdotes pueden ser bokor en algún momento.
No podemos dejar que decir que en verdad, en cualquier religión, los elementos de muerte y venganza están presentes y son usados contra los considerados enemigos, independientemente de cualquier religión, sea o no animista, sea o no vudú; lo encontramos en cualquier religión. Y esto mismo podemos encontrarlo en el panteón de dioses griegos y romanos, culturas que han configurado Occidente junto el judaísmo y el cristianismo. Así, en los relatos de Homero (Ilíada y Odisea) o de Virgilio (Eneida), podemos comprobar cómo las rencillas, peleas y batallas así como venganzas entre los dioses y los hombres se mezclan y son elemento connatural y normalizador dentro del orden social.
La destrucción, el castigo, la venganza y la muerte son normales dentro del universo cultural y los patrones propios de Grecia o de Roma. Igual ocurre con cualquier religión y sus propios mitos, y así también dentro de las religiones tradicionales africanas, animistas, y dentro del vudú, donde según las circunstancias el houngan que practica magia blanca puede practicar la magia negra haciendo las veces de bokor. Sólo el cristianismo, por medio de Jesucristo, ha establecido un antes y un después en todas las religiones, depurándolas hasta la raíz, llevando el amor hasta sus últimas consecuencias con el amor a los enemigos. La destrucción y la venganza se disuelven en el amor hasta la muerte y el perdón. Así, sólo Jesucristo logra depurar la religiosidad del hombre y desintegrar incluso la magia, la cual, pretende doblegar a la divinidad queriendo usarla en provecho propio, ya sea para la sanación, la suerte, el éxito, el provecho personal, como en el caso de la magia blanca, o para infligir daño, dolor y muerte, como ocurre en la magia negra.
NOTAS
- ↑ Entrevista en el programa “Conoce las sectas” de Radio María España, 6/12/08.
- ↑ es decir, golpe de polvo, que viene de la expresión golpe de rayo, o flechazo de amor, desde sus originales franceses modificados.
- ↑ The Serpent and the Rainbow –en castellano traducido como “El enigma zombi” (1985)-, y Passage of Darkness: The Ethnobiology of the Haitian Zombie (1988),
- ↑ especialmente a partir del trabajo del neurólogo Terrence Hines, en Skeptical Inquirer 32:3 [2008], pp. 60-62.
- ↑ Juan Pablo II, Cruzando el umbral de la Esperanza, Cap. 13 ¿por qué tantas religiones? Plaza & Janes, 1994, p.97
- ↑ L'Osservatore Romano, Febrero 6, 1993, p. 4
- ↑ Discurso a los animistas en el Santuario de Nuestra Señora del Lago Togo - Togoville Venerdì, 9 agosto 1985
VICENTE JARA