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− | Durante el siglo XIX la Iglesia católica asumió una actitud condenatoria de las tendencias modernas, especialmente del liberalismo. Este apareció como el gran enemigo de la religión, como el opositor a que ésta siguiese constituyendo la base de la vida pública y privada de las naciones. | + | Durante el siglo XIX la Iglesia católica asumió una actitud condenatoria de las tendencias modernas, especialmente del liberalismo. Este apareció como el gran enemigo de la religión, como el opositor a que ésta siguiese constituyendo la base de la vida pública y privada de las naciones.<ref> Krebs, Ricardo, La Iglesia de América Latina en el siglo XIX, Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile, 2002, p. 192</ref>El liberalismo negaba la autoridad de Dios y divinizaba al Estado como el gran promotor del progreso liberal. Si bien no necesariamente defendía la separación de la Iglesia y el Estado, esta unión era vista como un medio de mantener el control del clero.<ref>Ibídem, p.186</ref> |
− | Los Papas Gregorio XVI y Pío IX fueron los encargados de presentar una oposición sistemática a todo intento de conciliar el catolicismo y el liberalismo, especialmente en la forma de la corriente llamada catolicismo liberal, y de reivindicar la independencia de la Iglesia de cualquier tipo de poder político. A partir de la publicación del Syllabus del Papa Pío IX en 1864, que enumeró los errores filosóficos y condenó el liberalismo, la Iglesia profundizó su separación del mundo moderno. | + | |
− | El clero chileno de finales de la década del cuarenta y comienzos del cincuenta, agrupado en torno al círculo del nuevo arzobispo Rafael Valentín Valdivieso, se vio cada vez más representado en la tendencia ultramontana que defendía la libertad e independencia de la Iglesia alineada con Roma de los intentos regalistas de los Estados, y mostraba una abierta oposición a los intentos de secularización de la sociedad nacional. | + | Los Papas Gregorio XVI y Pío IX fueron los encargados de presentar una oposición sistemática a todo intento de conciliar el catolicismo y el liberalismo, especialmente en la forma de la corriente llamada ''catolicismo liberal'', y de reivindicar la independencia de la Iglesia de cualquier tipo de poder político. A partir de la publicación del ''Syllabus'' del Papa Pío IX en 1864, que enumeró los errores filosóficos y condenó el liberalismo, la Iglesia profundizó su separación del mundo moderno.<ref>Krebs, obra citada pp. 186-189; también Cholvy, Gérard, Christianisme et société en France au XIXe siécle. 1790 -1914. Paris, Éditions du Seuil, 2001, p., 167; Salinas Campos, Maximiliano, Notas varias sobre actividad teológica chilena entre 1840 y 1880, en Anales de la Facultad de Teología. Vol. XXI (1980), Cuaderno 1, Santiago, Universidad Católica de Chile, 1982, y Cárcel, Vicente, Historia de la Iglesia. III. La Iglesia en la época contemporánea. Madrid, Palabra, 1999, pp 214-215.</ref> |
− | La bullada condena pública que enfrentó el joven Francisco Bilbao, discípulo del sacerdote Félicité de Lamennais, reprendido por el papa Gregorio XVI en la encíclica Mirari Vos (1832), por la publicación en 1844 del artículo Sociabilidad chilena y los Boletines del Espíritu en 1850, constituyen un ejemplo de la defensa que la Iglesia chilena hizo de la religión católica como el resorte básico del orden social en oposición a todo intento de conciliación con las tendencias liberales. | + | |
− | Taforó era reconocido por profesar tendencias liberales, había sido diputado por este partido y había tomado parte activa en la guerra civil de 1851. Además tenía amistades con grupos masónicos, estaba enemistado con los conservadores y con “el buen clero chileno”, y en definitiva representaba a todos los “enemigos de la Iglesia”, a aquellos que eran contrarios a los derechos y libertades de ésta. (La candidatura de Taforó no hizo sino poner de manifiesto la brecha que separaba a este pequeño grupo defensor del catolicismo liberal, de la curia católica que, agrupada en torno al fallecido arzobispo Valdivieso, haciendo caso omiso del derecho a patronato, había presentado un candidato de sus filas. Taforó fue rechazado por el Vaticano y esto trajo como consecuencia la ruptura de relaciones con la Santa Sede, que supuso una vacancia arzobispal que duró hasta 1886, cuando el presidente Balmaceda reestableció las relaciones y escogió un candidato de consenso como lo fue Mariano Casanova. | + | El clero chileno de finales de la década del cuarenta y comienzos del cincuenta, agrupado en torno al círculo del nuevo arzobispo Rafael Valentín Valdivieso, se vio cada vez más representado en la tendencia ultramontana que defendía la libertad e independencia de la Iglesia alineada con Roma de los intentos regalistas de los Estados, y mostraba una abierta oposición a los intentos de secularización de la sociedad nacional.<ref>Serrano, Sol, ¿Qué hacer con Dios en la República? Política y secularización en Chile (1845-1885), Santiago, Fondo de Cultura Económica, 2008, p.85</ref>Fue esta Iglesia la que debió hacer frente a la difusión de las tendencias que proclamaban el catolicismo liberal, viendo en éste un atentado contra los valores morales e institucionales que sostenían a la católica nación chilena.<ref>Stuven, Ana María, La seducción de un orden. Las elites y la construcción de Chile en las polémicas culturales y políticas del siglo XIX, Santiago, 2000, Ediciones Pontificia Universidad Católica de Chile, p. 253</ref> |
− | Precisamente durante el período de vacancia arzobispal, entre 1883 y 1884, con un Estado que había roto con la Santa Sede y un Congreso con minoría conservadora, el parlamento aprobó las así llamadas “leyes laicas”, que establecieron la secularización de los cementerios, el matrimonio y la organización de un registro civil . Esta fue la manifestación patente del proceso de secularización en que había entrado la sociedad chilena, y que implicó para la religión católica un repliegue de la esfera temporal a la espiritual. | + | |
+ | La bullada condena pública que enfrentó el joven Francisco Bilbao, discípulo del sacerdote Félicité de Lamennais, reprendido por el papa Gregorio XVI en la encíclica ''Mirari Vos'' (1832), por la publicación en 1844 del artículo ''Sociabilidad chilena y los Boletines del Espíritu en 1850'', constituyen un ejemplo de la defensa que la Iglesia chilena hizo de la religión católica como el resorte básico del orden social en oposición a todo intento de conciliación con las tendencias liberales.<ref>Cholvy, 163-165; Salinas 1994, 313-314; Salinas 1980, 22.</ref>Esta corriente minoritaria dentro del catolicismo chileno decimonónico, partidaria de un compromiso con algunos de los postulados del mundo moderno, fue la que representó el canónigo Francisco de Paula Taforó, escogido por el Gobierno del Presidente Santa María como candidato para ocupar la silla arzobispal luego de la muerte de Valdivieso en 1878. | ||
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+ | Taforó era reconocido por profesar tendencias liberales, había sido diputado por este partido y había tomado parte activa en la guerra civil de 1851. Además tenía amistades con grupos masónicos, estaba enemistado con los conservadores y con “el buen clero chileno”, y en definitiva representaba a todos los “enemigos de la Iglesia”, a aquellos que eran contrarios a los derechos y libertades de ésta.<ref> Salinas 1987, 149; Salinas1982, 30; Guzmán y Henríquez, 16, 72-73).</ref>(La candidatura de Taforó no hizo sino poner de manifiesto la brecha que separaba a este pequeño grupo defensor del catolicismo liberal, de la curia católica que, agrupada en torno al fallecido arzobispo Valdivieso, haciendo caso omiso del derecho a patronato, había presentado un candidato de sus filas. Taforó fue rechazado por el Vaticano y esto trajo como consecuencia la ruptura de relaciones con la Santa Sede, que supuso una vacancia arzobispal que duró hasta 1886, cuando el presidente Balmaceda reestableció las relaciones y escogió un candidato de consenso como lo fue Mariano Casanova. | ||
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+ | Precisamente durante el período de vacancia arzobispal, entre 1883 y 1884, con un Estado que había roto con la Santa Sede y un Congreso con minoría conservadora, el parlamento aprobó las así llamadas ''“leyes laicas”,'' que establecieron la secularización de los cementerios, el matrimonio y la organización de un registro civil<ref>Krebs, obra citada, pp. 249-251</ref>.Esta fue la manifestación patente del proceso de secularización en que había entrado la sociedad chilena, y que implicó para la religión católica un repliegue de la esfera temporal a la espiritual. | ||
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Revisión del 13:51 11 feb 2014
CATOLICISMO LIBERAL en Chile
Durante el siglo XIX la Iglesia católica asumió una actitud condenatoria de las tendencias modernas, especialmente del liberalismo. Este apareció como el gran enemigo de la religión, como el opositor a que ésta siguiese constituyendo la base de la vida pública y privada de las naciones.[1]El liberalismo negaba la autoridad de Dios y divinizaba al Estado como el gran promotor del progreso liberal. Si bien no necesariamente defendía la separación de la Iglesia y el Estado, esta unión era vista como un medio de mantener el control del clero.[2]
Los Papas Gregorio XVI y Pío IX fueron los encargados de presentar una oposición sistemática a todo intento de conciliar el catolicismo y el liberalismo, especialmente en la forma de la corriente llamada catolicismo liberal, y de reivindicar la independencia de la Iglesia de cualquier tipo de poder político. A partir de la publicación del Syllabus del Papa Pío IX en 1864, que enumeró los errores filosóficos y condenó el liberalismo, la Iglesia profundizó su separación del mundo moderno.[3]
El clero chileno de finales de la década del cuarenta y comienzos del cincuenta, agrupado en torno al círculo del nuevo arzobispo Rafael Valentín Valdivieso, se vio cada vez más representado en la tendencia ultramontana que defendía la libertad e independencia de la Iglesia alineada con Roma de los intentos regalistas de los Estados, y mostraba una abierta oposición a los intentos de secularización de la sociedad nacional.[4]Fue esta Iglesia la que debió hacer frente a la difusión de las tendencias que proclamaban el catolicismo liberal, viendo en éste un atentado contra los valores morales e institucionales que sostenían a la católica nación chilena.[5]
La bullada condena pública que enfrentó el joven Francisco Bilbao, discípulo del sacerdote Félicité de Lamennais, reprendido por el papa Gregorio XVI en la encíclica Mirari Vos (1832), por la publicación en 1844 del artículo Sociabilidad chilena y los Boletines del Espíritu en 1850, constituyen un ejemplo de la defensa que la Iglesia chilena hizo de la religión católica como el resorte básico del orden social en oposición a todo intento de conciliación con las tendencias liberales.[6]Esta corriente minoritaria dentro del catolicismo chileno decimonónico, partidaria de un compromiso con algunos de los postulados del mundo moderno, fue la que representó el canónigo Francisco de Paula Taforó, escogido por el Gobierno del Presidente Santa María como candidato para ocupar la silla arzobispal luego de la muerte de Valdivieso en 1878.
Taforó era reconocido por profesar tendencias liberales, había sido diputado por este partido y había tomado parte activa en la guerra civil de 1851. Además tenía amistades con grupos masónicos, estaba enemistado con los conservadores y con “el buen clero chileno”, y en definitiva representaba a todos los “enemigos de la Iglesia”, a aquellos que eran contrarios a los derechos y libertades de ésta.[7](La candidatura de Taforó no hizo sino poner de manifiesto la brecha que separaba a este pequeño grupo defensor del catolicismo liberal, de la curia católica que, agrupada en torno al fallecido arzobispo Valdivieso, haciendo caso omiso del derecho a patronato, había presentado un candidato de sus filas. Taforó fue rechazado por el Vaticano y esto trajo como consecuencia la ruptura de relaciones con la Santa Sede, que supuso una vacancia arzobispal que duró hasta 1886, cuando el presidente Balmaceda reestableció las relaciones y escogió un candidato de consenso como lo fue Mariano Casanova.
Precisamente durante el período de vacancia arzobispal, entre 1883 y 1884, con un Estado que había roto con la Santa Sede y un Congreso con minoría conservadora, el parlamento aprobó las así llamadas “leyes laicas”, que establecieron la secularización de los cementerios, el matrimonio y la organización de un registro civil[8].Esta fue la manifestación patente del proceso de secularización en que había entrado la sociedad chilena, y que implicó para la religión católica un repliegue de la esfera temporal a la espiritual.
BIBLIOGRAFÍA
Cárcel, Vicente, Historia de la Iglesia. III. La Iglesia en la época contemporánea. Madrid, Ediciones Palabra, 1999
Cholvy, Gérard, Christianisme et société en France au XIXe siécle. 1790 -1914. Paris, Éditions du Seuil, 2001
Encuentro Latinoamericano de CEHILA, en Quito (1973), Para una Historia de la iglesia en América latina. I , Editorial Nova Terra, Barcelona, 1975,
Dussel E., Mallimaci F, De Liboreiro M., Salinas M., Duran, M. Villegas,J. Mignone,E. Moyano M, Pérez Esquivel L., Ochoa, D. Alba, M. Amestoy,N. Historia General de la Iglesia en América Latina. Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay), tomo IX, CEHILA, Ediciones Sígueme, 1994,
Guzman Rosales, Miguel y Vio Henríquez, Octavio, Don Francisco de Paula Taforó y la vacancia arzobispal de Santiago.1878-1887, Instituto de Historia, Universidad Católica de Chile, 1964,
Krebs, Ricardo, La Iglesia de América Latina en el siglo XIX, Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile, 2002,
Salinas Campos, Maximiliano, “Notas varias sobre actividad teológica chilena entre 1840 y 1880”, en Anales de la Facultad de Teología. Vol. XXI (1980), Cuaderno 1, Santiago, Universidad Católica de Chile, 1982,
Salinas, Maximiliano, Historia del pueblo de Dios en Chile, CEHILA, Ediciones REhue 1987, p.144 -149. Serrano, Sol, ¿Qué hacer con Dios en la República?. Política y secularización en Chile (1845-1885), Santiago, Fondo de Cultura Económica, 2008,
Stuven, Ana María, La seducción de un orden. Las elites y la construcción de Chile en las polémicas culturales y políticas del siglo XIX, Santiago, 2000, Ediciones Pontificia Universidad Católica de Chile,
CAROLINA CHERNIAVSKY
- ↑ Krebs, Ricardo, La Iglesia de América Latina en el siglo XIX, Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile, 2002, p. 192
- ↑ Ibídem, p.186
- ↑ Krebs, obra citada pp. 186-189; también Cholvy, Gérard, Christianisme et société en France au XIXe siécle. 1790 -1914. Paris, Éditions du Seuil, 2001, p., 167; Salinas Campos, Maximiliano, Notas varias sobre actividad teológica chilena entre 1840 y 1880, en Anales de la Facultad de Teología. Vol. XXI (1980), Cuaderno 1, Santiago, Universidad Católica de Chile, 1982, y Cárcel, Vicente, Historia de la Iglesia. III. La Iglesia en la época contemporánea. Madrid, Palabra, 1999, pp 214-215.
- ↑ Serrano, Sol, ¿Qué hacer con Dios en la República? Política y secularización en Chile (1845-1885), Santiago, Fondo de Cultura Económica, 2008, p.85
- ↑ Stuven, Ana María, La seducción de un orden. Las elites y la construcción de Chile en las polémicas culturales y políticas del siglo XIX, Santiago, 2000, Ediciones Pontificia Universidad Católica de Chile, p. 253
- ↑ Cholvy, 163-165; Salinas 1994, 313-314; Salinas 1980, 22.
- ↑ Salinas 1987, 149; Salinas1982, 30; Guzmán y Henríquez, 16, 72-73).
- ↑ Krebs, obra citada, pp. 249-251