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(Hojacastro, ¿1500? – Puebla, 1558). Obispo, religioso franciscano
En un marco de lucha por los derechos humanos de los indígenas, se desempeñó como tercer obispo de Tlaxcala, Monseñor Martín Sarmiento y Hojacastro, quien acorde a Shäfer,[1]desarrolló su labor entre 1548 y 1557, fechas que disputa Fernández Echeverría y Veytia, quien señala los años de 1546 y 1558 como aquellos en los que desarrolló su labor Sarmiento.
Nacido en el pueblo de Hojacastro, en Castilla, a inicios del siglo XV, el futuro monseñor era de origen noble y con importantes valores que le fueron inculcados desde su niñez. El profundo espíritu religioso del hogar familiar, tuvo fuerza decisoria para que Martín optara por la vida al servicio de Dios, y a los 15 años de edad, tomó el hábito franciscano en el Convento de San Bernardino de la Sierra. Tras su noviciado, reforzó su formación con estudios en teología y artes, destacando por su inteligencia, capacidad musical (siendo diestro en canto y órgano), y por sus cualidades como predicador.
Fue Comisario General Franciscano en la Nueva España, y fue designado como tercer titular de la Mitra de Tlaxcala-Puebla, cargo que aceptó gracias a la obediencia que le tenía a su provincial, el célebre fray Toribio de Benavente, y con el beneplácito del Virrey de la Nueva España, don Antonio de Mendoza.
Es digno de destacar, que la armonía entre el virrey y los prelados novohispanos, permitieron de manera determinante enfrentar el poder de los encomenderos, conformando una confederación entre virrey, obispos y religiosos, que aplicaron en el nuevo continente, las Leyes Nuevas, situación que enfrentó al Virrey con los encomenderos, teniendo como aliado a Sarmiento.
Señala Gibson, que en 1549 se presentó un conflicto entre la provincia y el obispado, que tuvo como punto de partida el traslado de la sede episcopal a la Ciudad de Puebla, así como los tributos por manos de obra y diezmos, por lo que el prelado requirió de 40 obreros tlaxcaltecas, para la edificación de su casa en la Angelópolis, pese a la renuencia del Cabildo de Tlaxcala que sólo quería autorizar a 20.
Salta a la vista que las autoridades de la Ciudad de Tlaxcala tuvieron poco tacto político, mientras que las autoridades municipales poblanas otorgaron mayores facilidades para que la sede episcopal no abandonase la urbe angelopolitana, que tras dos décadas, había experimentado un gran crecimiento demográfico, político y económico. Los obispos del siglo XVI Garcés y Sarmiento, desarrollaron su labor en perfecta armonía con las autoridades municipales de la Angelópolis. Debemos destacar que el pontificado de Martín Sarmiento mostró gran interés por los grupos marginados, presentándose como padre de pobres, a quienes les ayudaba y proveía al grado de decir “¿qué sentirá un obispo pobre que ve tantos necesitados, y tantas viudas y doncellas huérfanas, y no tiene con qué remediarlos”.
El primer Concilio Provincial de la Iglesia Novohispana es el acontecimiento político y jurídico de mayor envergadura del obispado de Sarmiento, ya que reviste gran importancia en la evolución del clero en México, toda vez que los obispos novohispanos realizan el primer intento para controlar a las órdenes religiosas, debiendo resaltarse que los actores más notables de este evento, eran miembros de dichas congregaciones, a saber: Montúfar y Sarmiento, quienes se vieron apoyados por el obispo de Chiapas fray Tomás de Casillas, también religioso dominico, y por el arzobispo de México, Vasco de Quiroga, pastor de Michoacán, y los representantes de las diócesis acéfalas.
De ese concilio emanaron disposiciones tales como la prohibición a clérigos de ser prestamistas, mercaderes, jugar naipes, tablas y dados, así como la venta de sepulturas y prodigar excomuniones. De esto cabe destacar que se presentó como un preámbulo al conflicto entre Palafox, la Compañía de Jesús, el Virrey, Alcaldes Mayores e Inquisición, con motivo de diezmos y reforzamiento del clero secular, debiendo señalarse que Montúfar pretendió aplicar sin éxito una sana supremacía de los obispos sobre el clero regular.
En el Convento de la Orden de San Francisco, Sarmiento fallecería entre sus hermanos religiosos tal como lo deseaba, a principios del mes de noviembre de 1558, llevando su cuerpo a su iglesia y siendo llorado por todos, especialmente por los indígenas a los que había entregado su trabajo y vida.
NOTAS
BIBLIOGRAFÍA
Fernández, M. (1931), Historia de la Fundación de la Ciudad de Puebla de la Puebla de los Ángeles en la Nueva España, Su descripción y presente estado, Puebla.
Gibson, C. (1991) Tlaxcala en el siglo XVI, México
Mendieta, J. (1994) Vidas Franciscanas, México
Schäfer, E. (1947) El Consejo Real y Supremo de las Indias, Madrid
Torner, F. (1967) Resumen Integral de México a través de los Siglos, México
JUAN PABLO SALAZAR ANDREU
- ↑ Schäfer, 947, 600)