Diferencia entre revisiones de «ALCALDE Y BARRIGA, Antonio»
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El nombre del vigésimo segundo obispo de la Nueva Galicia, Fray Antonio Alcalde O.P., lo encontramos en calles, parques, barrios, albergues y hospitales de la ciudad de Guadalajara en razón de su incansable celo pastoral y amor por sus feligreses, lo que se tradujo en innumerables y destacadas obras entre las que se encuentran: la Real Universidad de Guadalajara, el Hospital Real de San Miguel (hoy Hospital Civil), el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, el Sagrario Metropolitano y el Convento de Capuchinas. | El nombre del vigésimo segundo obispo de la Nueva Galicia, Fray Antonio Alcalde O.P., lo encontramos en calles, parques, barrios, albergues y hospitales de la ciudad de Guadalajara en razón de su incansable celo pastoral y amor por sus feligreses, lo que se tradujo en innumerables y destacadas obras entre las que se encuentran: la Real Universidad de Guadalajara, el Hospital Real de San Miguel (hoy Hospital Civil), el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, el Sagrario Metropolitano y el Convento de Capuchinas. | ||
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Fray Antonio Alcalde y Barriga nació en la villa de Cigales, perteneciente al obispado de Valladolid en Castilla la Vieja, España, el 15 de marzo de 1701; fueron sus padres José Alcalde e Isabel Barriga, ambos de humilde cuna; fue bautizado el 3 de abril del mismo año en la Parroquia de Santiago Apóstol. A los 17 años ingresó en la Orden de los Dominicos recibiendo el hábito en el convento de San Pablo en Valladolid en 1718; fue ordenado sacerdote en 1725 y quedó en ese mismo convento como maestro de estudiantes. Dos años después y durante veintiséis años ininterrumpidos fue profesor de Filosofía y de Teología en varios colegios y conventos dominicos. Quiso retirarse a una vida de silencio y oración, pero en 1753 fue designado Superior del convento dominicano de Valverde en las cercanías de Madrid. | Fray Antonio Alcalde y Barriga nació en la villa de Cigales, perteneciente al obispado de Valladolid en Castilla la Vieja, España, el 15 de marzo de 1701; fueron sus padres José Alcalde e Isabel Barriga, ambos de humilde cuna; fue bautizado el 3 de abril del mismo año en la Parroquia de Santiago Apóstol. A los 17 años ingresó en la Orden de los Dominicos recibiendo el hábito en el convento de San Pablo en Valladolid en 1718; fue ordenado sacerdote en 1725 y quedó en ese mismo convento como maestro de estudiantes. Dos años después y durante veintiséis años ininterrumpidos fue profesor de Filosofía y de Teología en varios colegios y conventos dominicos. Quiso retirarse a una vida de silencio y oración, pero en 1753 fue designado Superior del convento dominicano de Valverde en las cercanías de Madrid. | ||
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A ese convento llegó una tarde de 1760 el Rey Carlos III para refugiarse de un fuerte aguacero y quiso saludar al Superior de la comunidad por lo que fue conducido a la celda de Fray Antonio. “''El Rey quedó impresionado por la austeridad de aquella habitación: una cama, una mesa, un crucifijo y una calavera. Cuando dos años más tarde quedó vacante la diócesis de Yucatán en México y el Rey tenía que presentar un candidato al Papa, propuso que se nombrara «al fraile de la calavera». Recibió el nombramiento en 1762. Por ese tiempo estaba el Maestro General de la Orden en España y aconseja al P. Alcalde que acepte el nombramiento para servicio de la Iglesia. Tenía entonces 61 años.''”<ref>García Álvarez, p. 174</ref>Acompañado de dos humildes religiosos –Fray Rodrigo Alonso y Fray Agustín Soto- llegó a Yucatán el primero de agosto de 1763. Para poder predicar y comunicarse con sus feligreses más pobres aprendió la lengua maya; reorganizó el Seminario y ayudó de distintas formas a los necesitados de la diócesis, realizando su visita pastoral en dos ocasiones. | A ese convento llegó una tarde de 1760 el Rey Carlos III para refugiarse de un fuerte aguacero y quiso saludar al Superior de la comunidad por lo que fue conducido a la celda de Fray Antonio. “''El Rey quedó impresionado por la austeridad de aquella habitación: una cama, una mesa, un crucifijo y una calavera. Cuando dos años más tarde quedó vacante la diócesis de Yucatán en México y el Rey tenía que presentar un candidato al Papa, propuso que se nombrara «al fraile de la calavera». Recibió el nombramiento en 1762. Por ese tiempo estaba el Maestro General de la Orden en España y aconseja al P. Alcalde que acepte el nombramiento para servicio de la Iglesia. Tenía entonces 61 años.''”<ref>García Álvarez, p. 174</ref>Acompañado de dos humildes religiosos –Fray Rodrigo Alonso y Fray Agustín Soto- llegó a Yucatán el primero de agosto de 1763. Para poder predicar y comunicarse con sus feligreses más pobres aprendió la lengua maya; reorganizó el Seminario y ayudó de distintas formas a los necesitados de la diócesis, realizando su visita pastoral en dos ocasiones. | ||
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El 20 de mayo de 1771 fue nombrado obispo de Nueva Galicia cuya sede era la ciudad de Guadalajara. Esta diócesis era una de las más extensas de la Nueva España: abarcaba el territorio de los actuales Estados de Jalisco, Colima, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes, Nuevo León, Coahuila y Nayarit, además de Tejas y parte de la Luisiana. “''Los habitantes de Guadalajara recibieron con entusiasmo al nuevo obispo. Lo vieron llegar a tomar posesión de su diócesis el 12 de diciembre de 1771. «Era de alta y majestuosa estatura, ojos negros y profundos, cabello entrecano, alta y limpia frente, nariz aguileña, blanco, pálido el color de la tez, arrugas como huellas de profundo pesar en el entrecejo, carnes de natural robustez, pero adelgazadas por el ayuno y la vigilia» (…) La tarea a la que tenía que enfrentarse era inmensa. Largos y difíciles caminos; múltiples y variados los idiomas y dialectos de los habitantes de aquellas regiones. Se conservan algunas de las cartas circulares del Obispo en aquellos primeros años. Pide información sobre parroquias, capellanías, fundaciones, órdenes religiosas, escuelas, administración. Pero no le basta la información que otros le proporcionan, y muy pronto emprende un largo viaje durante varios meses para la primera visita pastoral (…) Si es verdad que la actividad más importante del Obispo se centró en la ciudad de Guadalajara, numerosas parroquias en los pueblos conservan el recuerdo de la atención y caridad de su obispo, atento a todas las necesidades.''”<ref>Ibídem, pp. 176-177</ref> | El 20 de mayo de 1771 fue nombrado obispo de Nueva Galicia cuya sede era la ciudad de Guadalajara. Esta diócesis era una de las más extensas de la Nueva España: abarcaba el territorio de los actuales Estados de Jalisco, Colima, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes, Nuevo León, Coahuila y Nayarit, además de Tejas y parte de la Luisiana. “''Los habitantes de Guadalajara recibieron con entusiasmo al nuevo obispo. Lo vieron llegar a tomar posesión de su diócesis el 12 de diciembre de 1771. «Era de alta y majestuosa estatura, ojos negros y profundos, cabello entrecano, alta y limpia frente, nariz aguileña, blanco, pálido el color de la tez, arrugas como huellas de profundo pesar en el entrecejo, carnes de natural robustez, pero adelgazadas por el ayuno y la vigilia» (…) La tarea a la que tenía que enfrentarse era inmensa. Largos y difíciles caminos; múltiples y variados los idiomas y dialectos de los habitantes de aquellas regiones. Se conservan algunas de las cartas circulares del Obispo en aquellos primeros años. Pide información sobre parroquias, capellanías, fundaciones, órdenes religiosas, escuelas, administración. Pero no le basta la información que otros le proporcionan, y muy pronto emprende un largo viaje durante varios meses para la primera visita pastoral (…) Si es verdad que la actividad más importante del Obispo se centró en la ciudad de Guadalajara, numerosas parroquias en los pueblos conservan el recuerdo de la atención y caridad de su obispo, atento a todas las necesidades.''”<ref>Ibídem, pp. 176-177</ref> | ||
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Mariano San José Díaz dice que la personalidad del Obispo Fray Antonio Alcalde “''está marcada por su vocación religiosa y por su caridad evangélica. Por ser religioso dominico vivió la austeridad, el estudio y la oración; por tener caridad fue un hombre de Dios y un servidor de los hombres a quienes siempre hizo el bien, dándoles de lo que era suyo propio, llegando a morir en la pobreza total, organizando lo comunitario, consolando, animando, enseñando, instruyendo, visitando, etc. Ahí están sus obras.”''<ref>San José Díaz Mariano. Fray Antonio Alcalde, Obispo de Indias.Citado en http://www.guadalajara.net/html/personajes/04.shtml</ref> | Mariano San José Díaz dice que la personalidad del Obispo Fray Antonio Alcalde “''está marcada por su vocación religiosa y por su caridad evangélica. Por ser religioso dominico vivió la austeridad, el estudio y la oración; por tener caridad fue un hombre de Dios y un servidor de los hombres a quienes siempre hizo el bien, dándoles de lo que era suyo propio, llegando a morir en la pobreza total, organizando lo comunitario, consolando, animando, enseñando, instruyendo, visitando, etc. Ahí están sus obras.”''<ref>San José Díaz Mariano. Fray Antonio Alcalde, Obispo de Indias.Citado en http://www.guadalajara.net/html/personajes/04.shtml</ref> | ||
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“''Los años del hambre y la peste, como se conocieron los años 1785 y 1786, fueron testigos de su preocupación pastoral. Los biógrafos lo presentan recorriendo las calles, acercándose a los moribundos sin temor al contagio, repartiendo alimentos, medicinas y vestidos. Instaló cocinas en los barrios de Analco, el Carmen y el Santuario, donde se atendía diariamente a más de dos mil pobres.''”<ref>García Álvarez, p. 178</ref>Fray Antonio Alcalde estuvo al frente de la Diócesis de Nueva Galicia durante 21 años; falleció en Guadalajara el 7 de agosto de 1792 y sus restos mortales fueron colocados en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe que él había construido en 1777. | “''Los años del hambre y la peste, como se conocieron los años 1785 y 1786, fueron testigos de su preocupación pastoral. Los biógrafos lo presentan recorriendo las calles, acercándose a los moribundos sin temor al contagio, repartiendo alimentos, medicinas y vestidos. Instaló cocinas en los barrios de Analco, el Carmen y el Santuario, donde se atendía diariamente a más de dos mil pobres.''”<ref>García Álvarez, p. 178</ref>Fray Antonio Alcalde estuvo al frente de la Diócesis de Nueva Galicia durante 21 años; falleció en Guadalajara el 7 de agosto de 1792 y sus restos mortales fueron colocados en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe que él había construido en 1777. | ||
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Revisión del 15:31 29 may 2014
ALCALDE Y BARRIGA, Antonio (Cigales, 1701; Guadalajara, 1792) Fraile Dominico, Obispo.
El nombre del vigésimo segundo obispo de la Nueva Galicia, Fray Antonio Alcalde O.P., lo encontramos en calles, parques, barrios, albergues y hospitales de la ciudad de Guadalajara en razón de su incansable celo pastoral y amor por sus feligreses, lo que se tradujo en innumerables y destacadas obras entre las que se encuentran: la Real Universidad de Guadalajara, el Hospital Real de San Miguel (hoy Hospital Civil), el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, el Sagrario Metropolitano y el Convento de Capuchinas.
Fray Antonio Alcalde y Barriga nació en la villa de Cigales, perteneciente al obispado de Valladolid en Castilla la Vieja, España, el 15 de marzo de 1701; fueron sus padres José Alcalde e Isabel Barriga, ambos de humilde cuna; fue bautizado el 3 de abril del mismo año en la Parroquia de Santiago Apóstol. A los 17 años ingresó en la Orden de los Dominicos recibiendo el hábito en el convento de San Pablo en Valladolid en 1718; fue ordenado sacerdote en 1725 y quedó en ese mismo convento como maestro de estudiantes. Dos años después y durante veintiséis años ininterrumpidos fue profesor de Filosofía y de Teología en varios colegios y conventos dominicos. Quiso retirarse a una vida de silencio y oración, pero en 1753 fue designado Superior del convento dominicano de Valverde en las cercanías de Madrid.
A ese convento llegó una tarde de 1760 el Rey Carlos III para refugiarse de un fuerte aguacero y quiso saludar al Superior de la comunidad por lo que fue conducido a la celda de Fray Antonio. “El Rey quedó impresionado por la austeridad de aquella habitación: una cama, una mesa, un crucifijo y una calavera. Cuando dos años más tarde quedó vacante la diócesis de Yucatán en México y el Rey tenía que presentar un candidato al Papa, propuso que se nombrara «al fraile de la calavera». Recibió el nombramiento en 1762. Por ese tiempo estaba el Maestro General de la Orden en España y aconseja al P. Alcalde que acepte el nombramiento para servicio de la Iglesia. Tenía entonces 61 años.”[1]Acompañado de dos humildes religiosos –Fray Rodrigo Alonso y Fray Agustín Soto- llegó a Yucatán el primero de agosto de 1763. Para poder predicar y comunicarse con sus feligreses más pobres aprendió la lengua maya; reorganizó el Seminario y ayudó de distintas formas a los necesitados de la diócesis, realizando su visita pastoral en dos ocasiones.
El 20 de mayo de 1771 fue nombrado obispo de Nueva Galicia cuya sede era la ciudad de Guadalajara. Esta diócesis era una de las más extensas de la Nueva España: abarcaba el territorio de los actuales Estados de Jalisco, Colima, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes, Nuevo León, Coahuila y Nayarit, además de Tejas y parte de la Luisiana. “Los habitantes de Guadalajara recibieron con entusiasmo al nuevo obispo. Lo vieron llegar a tomar posesión de su diócesis el 12 de diciembre de 1771. «Era de alta y majestuosa estatura, ojos negros y profundos, cabello entrecano, alta y limpia frente, nariz aguileña, blanco, pálido el color de la tez, arrugas como huellas de profundo pesar en el entrecejo, carnes de natural robustez, pero adelgazadas por el ayuno y la vigilia» (…) La tarea a la que tenía que enfrentarse era inmensa. Largos y difíciles caminos; múltiples y variados los idiomas y dialectos de los habitantes de aquellas regiones. Se conservan algunas de las cartas circulares del Obispo en aquellos primeros años. Pide información sobre parroquias, capellanías, fundaciones, órdenes religiosas, escuelas, administración. Pero no le basta la información que otros le proporcionan, y muy pronto emprende un largo viaje durante varios meses para la primera visita pastoral (…) Si es verdad que la actividad más importante del Obispo se centró en la ciudad de Guadalajara, numerosas parroquias en los pueblos conservan el recuerdo de la atención y caridad de su obispo, atento a todas las necesidades.”[2]
Mariano San José Díaz dice que la personalidad del Obispo Fray Antonio Alcalde “está marcada por su vocación religiosa y por su caridad evangélica. Por ser religioso dominico vivió la austeridad, el estudio y la oración; por tener caridad fue un hombre de Dios y un servidor de los hombres a quienes siempre hizo el bien, dándoles de lo que era suyo propio, llegando a morir en la pobreza total, organizando lo comunitario, consolando, animando, enseñando, instruyendo, visitando, etc. Ahí están sus obras.”[3]
“Los años del hambre y la peste, como se conocieron los años 1785 y 1786, fueron testigos de su preocupación pastoral. Los biógrafos lo presentan recorriendo las calles, acercándose a los moribundos sin temor al contagio, repartiendo alimentos, medicinas y vestidos. Instaló cocinas en los barrios de Analco, el Carmen y el Santuario, donde se atendía diariamente a más de dos mil pobres.”[4]Fray Antonio Alcalde estuvo al frente de la Diócesis de Nueva Galicia durante 21 años; falleció en Guadalajara el 7 de agosto de 1792 y sus restos mortales fueron colocados en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe que él había construido en 1777.
Notas
- ↑ García Álvarez, p. 174
- ↑ Ibídem, pp. 176-177
- ↑ San José Díaz Mariano. Fray Antonio Alcalde, Obispo de Indias.Citado en http://www.guadalajara.net/html/personajes/04.shtml
- ↑ García Álvarez, p. 178
Bibliografía
- García Álvarez. Jesús O.P. Un evangelizador integral: Fray Antonio Alcalde. Dominicos en Mesoamérica. 500 años. Provincia de Santiago de México. Provincia de Teutonia. México, 1992.
- http://www.guadalajara.net/html/personajes/04.shtml
JUAN LOUVIER CALDERÓN