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Sumario
- 1 Santo Cristo de Esquipulas de la Parroquia San Juan Bautista de Antón
- 2 El milagroso Cristo de la Parroquia Santiago Apóstol de Alanje
- 3 Jesús Nazareno de la Parroquia San Felipe de Portobelo
- 4 Aparición del Cristo en Portobelo
- 5 Jesús Nazareno de la basílica menor san Miguel Arcángel de Atalaya
- 6 Santuario Nacional del Corazón de María
- 7 Basílica Menor Don Bosco y la devoción a San Juan Bosco en Panamá
- 8 BIBLIOGRAFIA:
Santo Cristo de Esquipulas de la Parroquia San Juan Bautista de Antón
Como es ya una tradición, cada año, el 15 de enero, la ciudad de Antón, cabecera del distrito del mismo nombre, recibe a miles de devotos de la sagrada imagen de Cristo Crucificado, la cual como principal característica muestra los millares de «milagros» que representan el agradecimiento de los fieles por algún favor recibido.
La devoción al Cristo de Esquipulas de Antón tiene su momento apoteósico en la solemne procesión que en la noche del mismo día recorre las principales calles y avenidas de dicha comunidad, y en la cual participan devotos de toda la geografía nacional; así como también extranjeros, provenientes, en su mayoría, de naciones en donde el Cristo de Esquipulas también es venerado, el 15 de enero.
La imagen de El Cristo de Esquipulas recorre las zonas rurales de la campiña coclesana representado por imágenes en miniatura del santo, llamadas “esquipulitas”, portadas por los “esquipulistas”, o “mayordomos”. Éstos son los portadores, o cargadores de dichas imágenes, las que pasean durante un mes por todos los campos o áreas urbanas.
Los esquipulistas reciben donaciones, las cuales son llevadas a la sede de la parroquia de Antón, y utilizadas posteriormente para sufragar los gastos de seminarios de catequistas, de “delegados de la palabra”, así como también para mejoras en la infraestructura de las capillas de la parroquia. Existe una versión popular antonera que dice que el Cristo apareció en el mar, dentro de una caja herméticamente cerrada, que dos pescadores encontraron mientras se dedicaban a sus faenas. Al abrirla se encontraron con la imagen, con su corona y sus adornos de plata. Al llevar el Cristo hacia el poblado de Antón, el pueblo entero se entusiasmó y comenzó la devoción al Cristo. Sin embargo, el Vicario de Penonomé ordenó que la imagen fuera trasladada a esa ciudad, sin tomar en cuenta las súplicas de los moradores que rogaba para que la misma permaneciese en el poblado.
El Cristo fue nuevamente depositado en la caja donde fue encontrado, pero al tratar de levantarla para llevársela, no hubo fuerza capaz de moverla. Los lugareños llenos de alegría clamaban que era un milagro porque el mismo Cristo no quería irse del pueblo y desde ese día permanece la imagen en la comunidad de Antón, en la Iglesia San Juan Bautista.
El milagroso Cristo de la Parroquia Santiago Apóstol de Alanje
La pintoresca población de Santiago de Alanje, fundada oficialmente el 13 de septiembre de 1591, por el capitán don Pedro Morcillo de Añasco; fue visitada en el año 1724, por el obispo Francisco Javier de Luna Victoria y Castro, quien recomendó enseñar el catecismo o la Doctrina Cristiana a los indios y pobladores.
A mediados del siglo XVIII, la Parroquia de Alanje contaba con un hato que contenía un número mayor de once mil reses, entre los cuales figuraban el hato de San Pedro, del Crucificado en la Barqueta, de la Virgen en Manos Muertas y el Tullido; y la Iglesia poseía cuantiosas riquezas en oro, plata, joyas y milagros.
Al llegar los españoles, floreció la devoción a la Milagrosa Imagen del Santo Cristo de Alanje que en la actualidad se venera en la Parroquia del sector. Sobre el surgimiento de dicha imagen se cuentan dos leyendas, siendo la primera la que relata que en "los albores de la fundación de la población, apareció en el lugar un viejito pidiendo un árbol de naranjo, y fue a todas las casas y se lo negaban, pero en una le dijeron que escogiera el que le podía servir; el viejito muy contento cortó el árbol y se fue a una pequeña casa del poblado que quedaba en medio de la plaza".
Continúa señalando la leyenda, que lo misterioso era que sólo se oía trabajar de noche, pero al cabo de un buen tiempo, los ciudadanos no oían serruchar, ni clavar y decidieron forzar la puerta y cuál no fue su sorpresa encontrar la imagen de Nuestro Señor Jesucristo enclavado en la Cruz.
La segunda leyenda cuenta que el Santo Cristo fue encontrado por un niño en la parte que se levanta su iglesia hoy. La imagen fue llevada al templo que en ese entonces estaba en la margen derecha de río Chico y después de haberla trasladado a ese lugar, la imagen apareció el otro día donde fue encontrada, situación que provocó que el párroco de aquel tiempo decidiera ubicar la población en donde se encuentra actualmente.
A partir de la fecha, comenzó la devoción a esta imagen que año tras año, es visitada por miles de feligreses y creyentes en su poder de curar y hacer cualquier milagro. Desde diversos puntos de la provincia y otras partes del país, miles de personas acostumbran iniciar desde la tarde del Jueves Santo un corto, mediano o largo peregrinaje, para llegar hasta donde reposa la imagen y en espera de que realice el milagro de cada uno, cualquiera sea la petición y la fe que profesen.
Jesús Nazareno de la Parroquia San Felipe de Portobelo
Terminada la segunda guerra mundial, un 21 de octubre invadieron a Portobelo una gran cantidad de soldados norteamericanos para cumplir una promesa por el cese de la guerra. Durante la procesión, alumbraron la bahía y a su vez al Cristo de Portobelo. La forma en que estos alumbraron al pueblo y el Cristo, daba al que observaba este hecho, la impresión de estar en una ciudad flotante. Lo soldados, embargados por la emoción del fervor cumplido gritaban en voz alta: “viva el Cristo Negro”. Y así desde entonces, se generalizó a la imagen con dicho nombre ante el desagrado del pueblo portobeleño que se opuso rotundamente al mismo.
Esta es la razón por la cual los portobeleños todos los años enfatizan a los visitantes de la región que el verdadero nombre del Cristo es “Jesús Nazareno” y no “Cristo Negro”, nombre con el cual lo titulan actualmente la mayoría de sus fieles seguidores.
Aparición del Cristo en Portobelo
No se sabe a ciencia cierta la fecha en que llegó esta imagen al lugar. Existen diferentes versiones y se supone que ello ocurrió a fines del siglo XVII o comienzos del siglo XVIII. Cuenta la tradición que esta imagen iba rumbo a Cartagena y que al hacer la nave escala en Portobelo se desató una fuerte tempestad que hacía imposible la continuación del viaje. Un marinero audaz sugirió la idea de dejar esta imagen en tierra, para ver si la tormenta cesaba y así se hizo. Inmediatamente el tiempo se calmó ante la sorpresa de todos y siguieron su viaje, dejando entre los portobeleños la verdadera imagen de Jesús Nazareno, que hoy es venerada por una gran cantidad de fieles. Agrega la leyenda que por un milagro realizado el pueblo pidió por voto público que se celebrara una procesión designando el 21 de octubre para tal fin.
Cada año el entusiasmo ha ido creciendo, porque el poder milagroso se ha extendido más allá de Panamá. Son miles los devotos que traen sus milagros y mandas por favores recibidos.
Jesús Nazareno de la basílica menor san Miguel Arcángel de Atalaya
De acuerdo a la historia, ya en el año 1730 existía la imagen de Jesús Nazareno y era venerada en un pequeño bohío o capilla construida con madera y pencas. El origen de la romería se entrelaza entre la historia y la leyenda tal como ha sucedido con muchas de las tradiciones religiosas del país.
Por una parte se afirma que la imagen fue encontrada en las orillas del río de Jesús, situado a un kilómetro y medio del poblado, sin embargo otros sostienen que la imagen fue traída por los españoles, como cumplimiento de una promesa de batalla. Esta segunda versión se sostiene sobre la base del libro de Monseñor Pedro Mega y testimonios recogidos por el P. Juan José Cánovas en 1912 donde se relata que: “Debido a las rencillas entre los jefes indígenas y los españoles, se registró una guerra entre ambos grupos. Los españoles prometieron que si ganaban la guerra, ellos donarían una imagen de Jesús Nazareno a los aborígenes.
Y así sucedió, los españoles ganaron la guerra, trajeron la imagen, no se sabe de dónde, la obsequiaron a los nativos, quienes armaron un rancho de paja y empezó la devoción al Cristo Milagroso, hasta nuestros días. El crecimiento o auge de la romería se da con la llegada de Monseñor Juan José Cánovas a Atalaya en 1912, puesto que él impulsó el amor y la devoción a Jesús Nazareno.
Hoy en día son miles los devotos que llegan a la población de Atalaya desde todos los puntos de país en peregrinación para venerar la imagen de Jesús Nazareno el Domingo de Cuaresma, muchos de ellos ataviados con vestiduras de color morado, en cumplimiento de “mandas” o por simple devoción.
Santuario Nacional del Corazón de María
Los Misioneros Claretianos de Panamá, bajo la dirección de Mons. Jesús Serrano y el P. Manuel Prada, iniciaron la construcción del Santuario Nacional. El día 22 de agosto de 1947, fue colocada la primera piedra por Monseñor Francisco Beckmann C.M., Arzobispo de Panamá. Dos años de intenso trabajo fueron necesarios para completar la obra. La construcción fue realizada por los ingenieros; Emanuel Lyons, Giuseppe Josi y Henrique Arango, sobre los terrenos donados por el General Nicanor de Obarrio.
La fachada del Santuario Nacional del Corazón de María es engalanada con una estatua que perpetua el momento solemne, en que el Papa Pío XII coronó a la Virgen María como Reina del Mundo, con la consagración del mundo al Corazón de María en tres ocasiones en plena Guerra Mundial:
- 31 de octubre de 1942
- 8 de diciembre de 1942
- Primer domingo de mayo de 1943.
Basílica Menor Don Bosco y la devoción a San Juan Bosco en Panamá
El Templo Don Bosco fue declarado Basílica el 17 de diciembre de 1988, en una solemne ceremonia oficiada por Monseñor Sebastián Laboa entonces Nuncio Apostólico de Su Santidad.
La devoción a San Juan Bosco, conocido en Panamá como “Don Bosco”, fue promovida por el Padre Domingo Soldati, llamado el “Don Bosco Panameño”, y hoy irradiada desde la Basílica Don Bosco, se extiende a todo el país. El 31 de enero, día de su fiesta, miles de devotos se congregan cada año en una procesión multitudinaria para manifestar su fe y presentar sus peticiones al santo de su devoción. Desde hace más de 100 años, la presencia salesiana y su obra educativa a favor de la juventud y de las clases populares constituyen uno de los pilares de la educación católica, aportando a través del sistema preventivo salesiano un elemento fundamental en la conformación de nuestra identidad católica como nación.
BIBLIOGRAFIA:
Revista La Antigua No. 21, Panamá, 1983, artículo “En torno a la religiosidad popular y al Cristo de Portobelo”, de Luis Montenegro, Ligia Perdomo y Xiomara P. de Castillo.
“Don Bosco Padre y Maestro de la Juventud. Cien años de presencia salesiana en Panamá”, Panamá, Salamandra Editores 2007.
Directorio Católico de la Conferencia Episcopal Panameña, enero 2008.
MANUELITA NÚÑEZ CASTILLEROS