DE LOS RIOS Y ARMENGOL Francisco
(Porcuna, 1720 – Panamá, 1776) Obispo
+Panamá, 17 noviembre 1776) 29º. Obispo de Panamá, impulsó la evangelización de los indígenas en las provincias de Veraguas Chiriquí. Don Francisco Agustín Joseph De los Ríos y Armengol, hijo legítimo de Don Francisco De los Ríos Armengol y de Doña María Paula de Quero, nació en la villa de Porcuna, Jaén, (España) el 17 de septiembre de 1720, siendo bautizado el 20 de septiembre por Fray Alonso de Salamanca, religioso franciscano cura Teniente de la iglesia Parroquial.
Su progenitor, médico de profesión, era oriundo de la Ciudad de Montilla, y su madre, natural de Porcuna, era hija legítima de Don Agustín Solís y Vega. Tuvo otros hermanos, Don Luis de los Ríos Armengol y Doña María de los Dolores Ríos Armengol.
Según el franciscano Fray Juan Lendínez, se crió en la villa de Torredonjimeno, donde aprendió la lengua latina con los primeros rudimentos de la moral cristiana, bajo la dirección de Don Francisco de Paula Padilla. Tomó el hábito dominicano en el convento de San Pablo de Sevilla, al mismo tiempo que estudiaba Sagrada Teología en el de San Pedro.
En 1746 con solo 26 años de edad, Fray Francisco de los Ríos Armengol será elegido como Maestro de la Orden de Santo Domingo de Guzmán. Nombrado Prior del Convento de Baena, más tarde lo fue del Convento del Puerto de Santa María, donde le sorprendió el nombramiento de Carlos III proponiéndolo como Obispo de Panamá en 1770.
De paso hacia la sede panameña, se detuvo en Caracas, Venezuela, donde fue consagrado obispo por don Mariano Martí, en la iglesia dominicana de San Jacinto. El 21 de abril de 1771 llegó a Panamá, siendo su primera tarea la visita pastoral a toda la diócesis. La Silla de Panamá había sido ocupada por el Sr. Don Miguel Moreno Ollo, quien después de siete años pasó a ocupar la Mitra de Ayacucho desde el 12 de marzo de 1770. Tomó posesión del obispado, residiendo en la capital, salvo en el tiempo dedicado a la Visita general de su diócesis. El 21 de enero de 1773 comenzó su visita pastoral en la iglesia catedral, continuándola en los demás lugares de la Diócesis desde el día siguiente.
Dentro de su corto ministerio episcopal se ha señalado ante todo, el impulso que dio a la evangelización en las provincias de Veraguas y Chiriquí. Hacia el año 1760, el celo misionero de los dominicos con fray Adrián de Santo Tomás y fray Antonio de la Rocha, seguido de los capuchinos y los jesuitas, se había ido apagando poco a poco. Fue entonces cuando la Congregación de Propaganda Fide inició, desde Guatemala, una nueva etapa misionera en tierras panameñas con un nuevo impulso evangelizador para el último cuarto del siglo XVIII.
Durante la visita pastoral que realizó a la diócesis pudo ver los frutos de la misión franciscana. En un pormenorizado informe al Rey fechado en Panamá el 15 de febrero de 1775, el Obispo dominico presentaba una detallada relación del estado general en que se encontraba la ciudad y el obispado, en la que expresaba las dificultades para realizar su labor pastoral y los esfuerzos para remediarlas, con escasos recursos y escaso personal para la tarea de evangelización.
En su informe se describe la situación de las iglesias, las necesidades que tienen y las decisiones tomadas para remediarlas, pasando a resaltar el éxito obtenido por los misioneros franciscanos durante los nueves primeros años de evangelización. Después da una relación de los centros misioneros que estaban bajo el cuidado pastoral de Propaganda Fide.
Ante las dificultades de dirigir desde Guatemala la evangelización de Panamá, el Colegio de Cristo Crucificado renunció a las misiones panameñas, aunque de momento no retiró a los misioneros ni los abandonó. El obispo Ríos Armengol, viendo el daño que causaría semejante decisión, propuso la creación de un colegio franciscano de Propaganda Fide en Panamá, solicitud que fue concedida, haciéndose efectiva en 1785 con la llegada de 27 religiosos franciscanos, dando inicio al colegio franciscano de Propaganda Fide con sede en Panamá.
El obispo De los Ríos no solo quiso asegurar la evangelización en las provincias de Veraguas y Chiriqui, sino también de la provincia del Darién, donde se crearon los centros misioneros de Molineca, Tupe y Tiquiche.
Durante su gobierno y con la ayuda de Fray Francisco de Mena y Fray Antonio Margil, ambos franciscanos, se fundó San Carlos de Chirú, distrito de Natá y en Antón se creó, con permiso del obispo, la Hermandad del Santo Cristo de Esquipulas, convirtiéndose en centro de peregrinación para el pueblo panameño hasta el día de hoy.
El 8 de diciembre de 1773 se fundó en San Buenaventura de las Palmas el convento franciscano de los reductos, bajo la custodia del guardián fray Francisco Javier Vidal. Desde este centro misionero los franciscanos proyectaron la evangelización sobre los pueblos de San José de Tolé, Santiago de Guabalá, Nuestra Señora de los Ángeles de Gualaca, San Francisco de Dolega, San Antonio del Guaymi, Santo Domingo de Changuinas y Concepción del Arado.
Otra de las grandes preocupaciones del obispo fue el clero diocesano, por su escasez y su falta de formación, cuya conducta moral dejaba mucho que desear.
Fray Francisco de los Ríos y Armengol murió el 17 de noviembre de 1776 en Panamá a la edad de 56 años. En su acta de defunción se dice que “no testó”; como vivió pobre y murió siendo pobre, no tuvo nada que dejar. Su sede vacante fue ocupada por Don José Antonio Umeres de Miranda.
BIBLIOGRAFÍA
MARTINEZ MARÍN José, “Dominicos en Panamá”
MORIN COUTURE Alfredo,Apuntes de Historia de la Iglesia de Panamá, periodo colonial, t. 1ª.
FERNANDEZ Espinosa, Manuel, “D. Francisco de los Ríos y Armengol, Obispo de Panamá”. Artículo (internet)
MANUELITA NÚÑEZ CASTILLEROS