ARTE PLUMARIO

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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La utilización de plumas en el adorno personal se inició en época no precisable, y como adorno o signo de importancia. ¿Expresión de un deseo inconsciente de volar? Hay evidencia de grupos humanos que las utilizaron en África y en oriente, así como en las islas Hawái. En Europa, su uso se limitó a adornar cascos, sombreros y otras prendas de vestir.

En América, se extendió a algunas zonas amazónicas, donde pueden verse aún en contados grupos indígenas. En el imperio Inca también se emplearon, pero fue en el territorio que actualmente ocupa México, es decir, en Mesoamérica, donde se llegó a su máximo esplendor, tanto en la cultura maya, unos 500 años antes que en la azteca, la tlaxcalteca y particularmente en la purépecha, dejándonos muy grandes ejemplos de la maestría con que se cultivó este arte. El objeto plumario más admirado en el mundo, es el llamado “penacho de Moctezuma”, técnicamente conocido como «penacho de Ambras», el que se exhibe con un mosqueador, y que se encuentra en el Museo Etnográfico en la Cd. de Viena.

Tres son los elementos necesarios para que el arte plumario se desarrolle.

  1. Los artistas; personas que desarrollaron la sensibilidad necesaria para producir las obras. Habitualmente esta labor se desarrollaba en grupos familiares, -como otras muchas labores- y se transmitía a lo largo de generaciones. Se les conoció y conocen con el nombre de amantecatl, palabra aplicable a cualquier artesano, y no únicamente a los plumarios. El arte propiamente dependía de la imaginación del artista, así como del material disponible.
  2. Las aves; que con el muy variado colorido de sus plumas, proporcionaban la materia prima más importante para su ejecución. Dichas aves, eran objeto de cacería; muchas veces muy delicada por la pequeñez del objeto de cacería, como es el caso de los colibríes, pero también eran objeto de cría para tener siempre a disposición del artesano las plumas del color necesario. Es conocido que el imperio azteca obligaba sus súbditos a pagar tributo, y uno delos objetos más exigidos eran las plumas, conocidas en náhuatl como tlachcayotl o quechulli.
  3. Los apoyos. Dependiendo del objeto a crear y el uso que se le debiera dar, había que escoger adecuadamente el respaldo o apoyo necesario para su ejecución. Como ejemplo, el ya mencionado «penacho de Ambras», que ameritó un casco sobre el cual se apoyan las plumas, en este caso de quetzal, y que sujetan las piezas de oro y piedras preciosas o semipreciosas que completan el penacho. Otro ejemplo son los escudos, llamados chimalli o cuadros propiamente, que requerían un respaldo adecuado y pegamento, o bien orificios para sujetar las plumas mediante hilos.

En cuanto a la temporalidad, se distinguen dos grandes épocas; desde luego, la prehispánica, donde alcanzó su máximo esplendor; y la posterior a la conquista y colonia hasta nuestra época, en que los artistas son muy pocos. En los diseños posteriores predominan los temas religiosos; pero hoy hay otros que suelen ser copias -como las pajaritas de petate y plumas- que en el arte popular se les considera decadentes, tanto por su diseño como por ejecución.

En la época prehispánica se utilizaban dos técnicas: una de ellas pegaba con adhesivos naturales las plumas o sus fragmentos al respaldo que se había seleccionado, donde variando y combinando los colores de las plumas según era necesario, se completaba el diseño deseado. De estas obras, existen algunos ejemplos en el Museo Nacional de Antropología, en el del Virreinato en Tepotzotlan, en algunos museos en Europa y en algunas colecciones particulares. La segunda técnica que se empleaba era la de coser las plumas a una tela; obras de esa técnica son muy raras de encontrar, por lo perecedero de sus materiales. Esas telas se utilizaban por los grandes dignatarios y sus familias, ya que ellos eran quienes podían portar ayates o huipiles con colores, para distinguirlos de los macehuales que debían vestir de blanco y sin colores agregados. De los diseños nos mencionan en sus escritos los españoles que se maravillaron al ver y tener en sus manos materiales para ellos desconocidos; así, Cortés, Sahagún, Fernández de Oviedo y otros los enviaron y consignaron en sus escritos.

De la época de la colonia, los amantecatl plumarios no cambiaron sus técnicas, pero si los motivos. Como ya se mencionó se realizaron motivos plumarios de índole religioso: Jesucristo, Nuestra Señora en diversas advocaciones y diferentes Santos. Se elaboraron prendas de uso litúrgico, como casullas y mitras. También se realizaron algunos objetos de uso civil. Se utilizaron y utilizan técnicas mixtas, donde partes del cuerpo son pintadas al óleo, y las vestimentas si están formadas por plumas.

A lo largo del tiempo la recolección de plumas y aves se hizo cada vez más difícil de conseguir, y los artistas dedicados a este arte se hicieron cada día más escasos, además de que su técnica ha bajado en calidad. Sin embargo permanecen aún pequeñísimos grupos de artesanos-artistas que, luchando contra grandes dificultades, se siguen empeñando en mantener y rescatar este tan delicado, difícil y admirable arte plumario.

Bibliografía

  • Castelló Yturbide Teresa (coordinadora). El Arte Plumario en México. Fomento Cultural Banamex, México, 1993


JORGE GUZMÁN