NICARAGUA. Institucionalización de la Iglesia

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Origen de la Diócesis de León

En el año de 1522, un batallón de españoles al mando de Gil González Dávila (1480-1526) acompañados de un fraile misionero llegaron a un valle cuyos habitantes al parecer designaban con el nombre de «Nicanáhuac» (lugar donde termina el reino de Anáhuac), plantando en él la Cruz de Cristo y anunciando el Evangelio al cacique Nicarao. Daba inicio en esas tierras el encuentro de dos culturas del que estaba surgiendo una nueva realidad: la cristiandad indiana.

Poco después el gobernador de Castilla del Oro Pedro Arias Dávila, envió a esa zona al explorador Francisco Hernández de Córdoba,[1]quien el 21 de abril de 1524 fundó la ciudad de Granada, y el 15 de junio del mismo año la ciudad de León. El 26 de febrero de 1531, el papa Clemente VII erigió la diócesis de Nicaragua, cuya sede episcopal fue la ciudad de León, siendo su primer obispo don Diego Álvarez de Osorio. Desde esos momentos, la historia de la Nación y la historia de la Iglesia en Nicaragua, en las buenas y en las malas caminarían de la mano.

El gobierno civil quedó establecido mediante una Real Cédula fechada el 21 de abril de 1529 que estableció la dependencia de la Provincia de Nicaragua de la gobernación de Castilla del Oro; posteriormente pasó a depender de la Audiencia de Panamá y en 1543 paso a la Audiencia de Guatemala. Por lo que se refiere a las circunscripciones eclesiásticas, durante tres siglos en el Istmo centroamericano existieron cuatro sedes episcopales: la primera, Panamá, erigida en 1513; la de Guatemala, erigida en 1534; la de Comayagua en Honduras, creada en 1561; y la de León, creada en 1534, la cual comprendía los territorios de la actual Nicaragua y Costa Rica.[2]

La diócesis de León de Nicaragua integró desde 1545 a la provincia de Costa Rica, y formó parte de la provincia eclesiástica de Lima hasta 1743 en que pasó a la provincia de Guatemala al ser elevada esta al rango de Arquidiócesis.

En el periodo español que va de los años 1531 a 1824, la diócesis de León fue regida por veintinueve obispos, de los cuales veinte fueron españoles y los otros nueve criollos. De ellos destaca por su defensa de la dignidad de los indígenas el obispo Antonio de Valdivieso O.P, quien exigió a las autoridades civiles la aplicación de las Leyes Nuevas que en 1542 promulgó el rey-emperador Carlos V y que señalaban el fin de las tristemente célebres «encomiendas».

El enfrentamiento del obispo Valdivieso con el gobernador Rodrigo de Contreras llevó Hernando de Contreras, hijo del gobernador, a asesinar al obispo el miércoles de ceniza de 1550. Fue sepultado en el convento de los dominicos de León. En el año 2000, 450 aniversario del asesinato del obispo mártir, la Orden Dominica de Nicaragua solicitó a la Santa Sede su beatificación: “Dada las motivaciones y circunstancias de tal acto de violencia en contra de un hombre justo y recto, defensor de los indígenas marginados y maltratados, ha llegado la hora de incoar el proceso de beatificación de Monseñor Antonio de Valdivieso.”

Las estadísticas mas confiables señalan que en los inicios del siglo XVIII la diócesis de León tenía veinticinco parroquias y contaba con cuarenta y seis sacerdotes. Al momento de la Independencia (septiembre de 1821) eran treinta y seis parroquias que atendían sesenta y nueve pueblos.[3]


NOTAS

  1. No confundir con su homónimo que descubrió Yucatán en 1517 y quien falleció en Cuba a las pocas semanas después de su hallazgo.
  2. Cfr. Ayón T. Historia de Nicaragua, Vol.I, 123-131. CUADRA P.A. Breve historia de la Iglesia, 317-318
  3. GARCÍA AÑOVEROS J.M. América Central. La Iglesia diocesana. BAC mayor 42, Madrid 1992, pp. 216-217