CÓRDOVA Y SALINAS, fray Diego de

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Lima, 1591 –Perú?, 1684? Cronista franciscano.


Datos Biográficos

Resumimos los datos biográficos que el «Diccionario Biográfico» de la Real Academia De La Historia nos da de este insigne personaje franciscano peruano, a firma de María Estela Maeso Fernández:

“Diego de Salinas y Córdoba (Lima (Perú), 1591 – Perú, 1684): Cronista franciscano (OFM). Nacido en seno de una importante familia limeña, fue nieto de los conquistadores Lope de Salinas y Diego Fernández de Córdoba y hermano de otro importante cronista franciscano, Buenaventura de Salinas y Córdoba.

Su vocación franciscana debió de ser una vocación muy temprana, puesto que para ser nombrado notario apostólico se exigía cierta antigüedad y fray Diego fue designado por el comisario general Francisco de Herrera en el año 1620. Dicho cargo consistía en investigar la vida y virtudes de los religiosos muertos en olor de santidad, labor que cumplió a través de la recopilación de información sobre personajes como fray Juan Gómez, fray Andrés Corso, fray Francisco Ruiz e Isabel de Porras.

Así pues, en 1630 publicó en Lima su primera obra importante «Vida, virtudes y milagros del Apóstol del Perú, el venerable padre fray Francisco Solano» (el futuro santo canonizado) con el objeto de recoger por escrito los datos necesarios para emprender la beatificación del famoso franciscano, al que se le adjudicaban importantes milagros en Perú y que mantuvo hasta su muerte (1610) una estrecha relación con la familia Salinas y Córdoba.

En esta misma época colaboró también con su hermano fray Buenaventura en la confección de la obra «Memorial de las Historias del Nuevo Mundo Perú» (Lima, 1631) y ocupó en repetidas ocasiones el puesto de maestro de novicios del Convento de San Francisco de Lima.

En 1637 fray Diego recibió orden por parte de sus superiores de reunir toda la documentación posible sobre fundaciones y actividades religiosas referidas a la provincia del Perú, en respuesta a una Real Cédula que el Rey había enviado a las autoridades americanas en 1635 con objeto de recopilar toda la información necesaria para que el cronista general de Indias, Tomás Tamayo de Vargas (1588-1641), elaborase una historia eclesiástica indiana.

En la primera mitad de 1638 completó la labor solicitada pero comenzó una ardua tarea de compilación de datos sobre el pasado de la Orden de San Francisco. En 1641 el comisario general de Indias, padre José Maldonado, le instituyó cronista general de todas las provincias del Perú y terminó una Relación de cuatro hojas sobre el estado de la causa de la beatificación de Francisco Solano.

Un año más tarde compuso un Epítome sobre la historia de la provincia que remitió al cronista general de su Orden, fray Lucas Wadding. Finalmente, en 1645 recibió del general de los hijos de San Francisco honores de ex provincial en reconocimiento a su dedicación y extensa producción literaria.

En 1648 aceptó del arzobispado de Lima el encargo de recopilar información para la obra titulada Teatro eclesiástico de la primitiva Iglesia de las Indias Occidentales, vidas de sus arzobispos y obispos y cosas memorables de sus sedes en lo que pertenece al reyno del Perú (Madrid, 1655) y que redactaba por Orden Real el historiador Gil González Dávila (1578-1658). La continuación del trabajo realizado sobre la historia eclesiástica indiana por el anterior cronista de Indias, Tomás Tamayo de Vargas.

Como consecuencia de dicha petición, fray Diego compuso «Teatro de la Santa Iglesia Metropolitana de Lima» (1650). En 1549 escribió un breve trabajo sobre el supuesto milagro eucarístico acaecido en el Etén, norte del Perú, y que tanto dio que hablar entre sus contemporáneos.

En 1650 fue nombrado guardián del Convento de San Francisco de Jesús en Lima y en 1651 publicó en esta misma ciudad su obra más importante «Crónica franciscana de las provincias del Perú». En dicho impreso realizó un extraordinario retrato de Lima, relató los acontecimientos del siglo en que vivió, y destacó especialmente por su crónica del pasado y presente de la Orden de San Francisco en las tierras del Perú y por las descripciones de las vidas de sus religiosos.

Además, se enfrentó a Antonio de la Calancha y a su obra «Crónica moralizadora del orden de San Agustín en el Perú» (Barcelona, 1638) que otorgaba a los agustinos el mérito de ser la primera Orden Religiosa en asistir a los naturales del Perú, porque para Salinas y Córdoba tal mérito correspondía a los dominicos seguidos muy de cerca por los franciscanos.

Desde 1654 no se tienen más noticias sobre fray Diego, por lo que no se puede saber con seguridad cuándo y dónde murió. La única hipótesis al respecto procede del hecho de que en 1684 el comisario general de la Orden nombró cronista de la provincia de los Doce Apóstoles del Perú a fray Francisco Montiel, y por lo tanto es probable que su muerte tuviera lugar antes de dicha fecha.”


Apuntes sobre fray Diego de Córdova y Salinas

La «Crónica de la provincia de los doce apóstoles del Perú de la orden de N.P.S. Francisco, de la regular observancia» es una relación de las Provincias que de ella han salido, y con sus hijas, “representa la Piedad y Celo con lo que los Reyes de Castilla, y de León Gobiernan el Nuevo Mundo, dilatando la Fe Católica, conocimiento del Verdadero Dios por innumerables Reinos y Naciones de Indios. Y lo mucho que para esto ha servido y sirven las Religiones sagradas. Con las acciones más memorables de los predicadores Evangélicos, que con celo Apostólico Acabaron sus Vidas en tan Gloriosas Empresas.

Hácese una breve descripción de todas las tierras del Perú, la entrada en ellas de nuestros españoles, la riqueza, poder, culto y política de los Reyes Ingas. Compuesta por el R.P. fray Diego de Córdova y Salinas, Predicador, Guardián del Insigne Convento de San Francisco de Jesús de Lima, Natural de la Misma ciudad, Metrópoli y Corte del Perú Padre Perpetuo de Dicha Provincia de los Doce Apóstoles. Notario Apostólico y Cronista de todas las del Perú de su Seráfica Orden.” Dirigida “a la católica Majestad de Don Felipe III, N.S. Rey Potentísimo de las Españas, y Monarca invictísimo del Nuevo Orbe, en su Real Supremo Consejo de las Indias […] Con licencia, en Lima, por Jorge López de Herrera. Año de 1651.” Nuestro cronista afirma ser natural de la Ciudad de los Reyes (Lima), ratificando que esta ciudad era Metrópoli y Corte del Perú. Nos dice que es el Padre Perpetuo de la Provincia de los Doce Apóstoles de Lima. Notario apostólico y Cronista de todas las del Perú. Pensamos que cuando escribió esta «Crónica», tendría aproximadamente 50 años de edad. Su ingreso a la Orden lo situamos en el año 1600, calculando que el año de la impresión del libro («Crónica»), fue el de 1651, como muy bien se ha visto en el pie de Imprenta (Jorge López de Herrera, en Lima). De tal suerte que empleó en escribirla veinticinco años. Esta «Crónica» contiene cartas comendaticias y censuras que se leen en las primeras páginas del Libro, como las de los Padres Bartolomé de Bustamante, de 13 de julio de 1649, del P. Pedro Brizeño, Custodio de la Provincia. Aquí, no quisiéramos dejar al olvido una apreciación muy justa que hiciera entonces el P. Juan Ximénez, ilustre alumno de la Provincia, quien fue de tantos que recomendó con su aprobación la publicación de la obra de Córdova y Salinas, poniendo énfasis en las últimas líneas de la Aprobación, las que dicen: “... de estas honras, y otras incansablemente se ha ocupado en este santo y loable ejercicio de escribir las vidas, virtudes, santidad y letras, y gobiernos de tantos gravísimos héroes, padres e hijos de esta gravísima, doctísima y santísima Provincia Madre nuestra de los Doce Apóstoles de Lima; que a no hubiere encargado de esta gravísima empresa, todo esto, e lo más se hubiera quedado en perpetuo olvido: como en infinitas partes ha sucedido lo mismo por falta de cuidado, o curiosidad ... etc.” (Convento de N.P. S. Francisco de Jesús de Lima, a los 20 días de julio de 1649). El P. Córdova y Salinas en el Proemio al lector, escrito por él mismo, se manifiesta bastante desconsolado porque: “Esta nuestra Provincia de Lima, de los Doce Apóstoles de la regular obediencia de Nuestro Padre San Francisco, con ser un tiempo tan antigua, y conservarse en ella el nombre de santa, por su mucha Religión y Recolecciones, en la que fundaron nuestros primeros Padres, y han continuado los que después la han ido criando, ha sido tan sin ventura, que sus propios hijos han tenido en esto notable descuido, como si ellos fueran de otra profesión, y ella, obra extraña de su estudio: habiendo habido tantos, y tantas cosas dignas de memoria, y con ser muchas, y tan frescas, ha podido tanto la omisión, que ha dejado morir a vista de ojos, cosas que merecían eterna vida, y se tiene por cierto que viven, y en registro del cielo están escritas sin peligro de la cruel muerte del olvido. Y aunque esto les bastara, a nosotros nos faltan sus virtudes, que para ejemplares de nuestro instituto los quiere Dios en Anales, porque seamos los que fueron, y a los que son” (pp. 1 y 2). En otro acápite dice: “Envié una petición por mandato de nuestro Reverendísimo Padre fray Benigno de Génova, Ministro General de la Orden, al Capitulo General, que se celebró en Roma, en Pentecostés de 1625, que el Padre Custodio de esta Provincia fray Bartolomé Mantero por orden del Padre General, entregó al Reverendo Padre fray Antonio Daza, Provincial de la Provincia de la Concepción, entonces Cronista General de nuestra Seráfica Religión y el año de 1630, di a la estampa en esta ciudad de Lima, la Vida y Milagros del Venerable [futuro santo canonizado] Padre fray Francisco Solano. Salió a la luz en segunda estampa en Madrid, con lo añadido de nuevos milagros del Santo Padre” (pp. 2 y 3). La carta que dirige nuestro cronista al rey Felipe IV, llamándolo “piadoso, rey católico de las Españas, y Emperador de las Indias,” es un discurso digno de leerse, más que las lisonjas propias de la época, el contenido que resume lo tratado en esta crónica. Córdova, en la primera página de su monumental «Crónica», dice que ella está dispuesta en seis libros, tratando en ellos dice la “noticia de la demarcación de la América, y tierras del Perú, Indias Occidentales y de sus conquistas espirituales, hechas por los frailes de la Orden de San Francisco de la Regular observancia.” Como obras de consulta cita a autores entonces ya muy conocidos, conocedores de la realidad americana, como Herrera, Solórzano, Guido Fabricio, Garcilaso de la Vega, Gómara, Daza y otros. En los libros que componen la obra, habla el cronista de las tierras, lagos, ríos y especiales asuntos de Geografía e Historia Prehispánica. “Estas Provincias llamadas del Perú comienzan desde Quito, desde debajo de la línea Equinoccial, y corren a lo largo hasta Chile, y tierras del estrecho, saliendo de los Trópicos” (pp. 10 y 11). En una curiosa nota sobre el origen del río Amazonas dice el Cronista: “Año de 1637, se descubrió el rio Amazonas por otro nombre el del Marañón, hoy nombrado de San Francisco de Quito, por haberío navegado y descubierto el año de 1637, Frailes de su Seráfica Religión. Corre desde las sierras del Perú al mar mil trescientas cincuenta y seis leguas” (Ibid). Nos habla también de los «Reyes ingas» y de sus grandes tesoros, de su gobierno, sus caminos, su política y sus ciclópeas construcciones en tambos, fortalezas y ciudades. En el Capítulo IV relata el Cronista la “entrada de los españoles en el Perú, sus victorias y la prisión del Rey Atahualpa Inga” (p. 20). En el Capítulo VIII “haze relación de la Entrada de los Frailes de la Orden de Nuestro Padre S. Francisco en la Provincia del Perú”, señalando al padre Marcos de Niza, como el primero que entró en este país de los Incas (p. 45). Este Libro 1 de la «Crónica» constituye un buen tratado de consulta para la investigación de la Historia y Geografía del Perú. En los demás libros de la «Crónica», el P. Córdova y Salinas informa sobre el desarrollo de las actividades de los franciscanos en el Perú de entonces. Énfasis especial pone en las «Entradas» de los religiosos en la selva peruana, dando origen a las primeras «Doctrinas» entre infieles, como así también en el apostolado en diversos lugares de este extenso país. La vida de piedad dentro de los conventos y los religiosos aureolados con una vida intensamente espiritual, ocupa también un lugar destacado en esta información. Al término de la «Crónica» aparecen, antes del índice, unas adiciones al Primer Libro de la Crónica Franciscana de las Provincias del Perú. Primer título de la obra conteniendo las dichas Adiciones cuatro Cédulas Reales, originales, que halló en el Archivo Real el Doctor Don Andrés de Billela, Cavallero del Orden de Santiago ... de la Ciudad de los Reyes, Corte del Perú en Diciembre de 1651, para que nuestro Cronista franciscano “tomara de ellas lo que le pareciera a propósito a la historia....” En la Primera Cédula, el Rey escribe al Virrey del Perú y Presidente de la Audiencia Real Don Martín Enríquez (1581-1583) sobre una materia muy interesante, referida a la labor misionera de los religiosos franciscanos que trabajan en las doctrinas de indios. Su fecha, en Badajoz, a 9 de septiembre de 1580. En la Cédula escribe Felipe II (aún de Príncipe) al “padre Provincial de la Orden de san Francisco de las Provincias del Perú” en la ciudad de Valladolid, en 4 de setiembre de 1651, pidiéndole el envío de religiosos al Reino de Chile, “para que entendiesen la difusión, y protección de los Indios, y en su instrucción, y conversión a nuestra Santa Fe Católica.” El Rey manifiesta al P. Provincial que el “Capitán Valdivia está en los Provincias de Chile entendiendo en descubrir, y poblar aquella tierra... que no tiene consigo ningunos Religiosos,” para que protejan y defiendan “o los indios naturales della..., pues bendito Dios en esas Provincias del Perú donde ay razonable número de religiosos.” En la III Cédula, del 29 de julio de 1564, escrita en Madrid, el Rey escribe al Licenciado Castro, del Consejo de Indias y Presidente de la Audiencia Real que reside en los Reyes [Lima] del Perú, a fin de que no permita la vuelta de algunos religiosos importantes a España, “por el menoscabo que de su ausencia se seguirá a la doctrina y conversión de los Indios.” En la IV Cédula, el Rey Felipe II escribe al Licenciado Castro, con fecha en Madrid a 16 de agosto de 1563, por lo que “manda se edifiquen monasterios [sic] de las religiones [órdenes religiosas] en las Provincias del Perú,” y añade especialmente de la Orden de San Francisco, para que los religiosos sus moradores “se ocupen en la instrucción y enseñanza de los Indios en la Fe Católica.” En la V Cédula aparece el P. Bernabé Cobo, de la Compañía de Jesús, certificando que con otras sacó “a la letra esta Cédula de sus originales, la cual a instancia mía autorizó al pie della con juramento. Y es la que la Cesárea Majestad de Carlos Quinto, remitió a la Real Audiencia de Lima, firmada de su hijo el Príncipe Felipe, en 18 de octubre de 1548, dada en Sterlich.” En ella se otorgan todas las facilidades a los religiosas de todas las Órdenes religiosas que sin ningún impedimento prediquen la Fe Católica en los pueblos de los Indios. Certifica el P. Bernabé Cobo de la autenticidad de esta Cédula Real, el día martes 19 de diciembre de 1651, en el Colegio que la Compañía tenía en el Callao. Viene finalmente el índice, en forma muy ordenada, con sus Capítulos y paginación. En el correspondiente al Libro I, están en otras notas importantes la descripción del descubrimiento del río de las Amazonas. Como colación, se puso la «Protestación» del Autor que se ha de imprimir en el fin del Libro, “por mandato del Sumo Pontífice Urbano VIII; Roma, 1642.” La Academia Americana de la Historia Franciscana, de Washington D.C., imprimió una nueva edición de la «Crónica» del P. Diego de Córdova y Salinas, el año de 1957. Dirigió la impresión el P. Lino Gómez Cañedo, O.F.M., conocido historiador franciscano.

Fuentes y literatura sobre fray Diego de Córdova y Salinas

«Vida, virtudes y milagros del Apóstol del Perú, el venerable padre fray Francisco Solano de la Seráfica Orden de los Menores de la Regular Observancia, Patrón de la Ciudad de Lima, Cabeza y Metrópoli de los extendidos Reinos y Provincias del Perú. Sacada de las declaraciones de 500 testigos que juraron entre los Ilustrísimos Arzobispos y Obispos de Sevilla, Granada, Lima, Córdoba y Málaga, y de otras muchas informaciones que por autoridad Apostólica han actuado en diferentes villas y ciudades», Lima, 1630.

«Teatro de la Santa Iglesia Metropolitana de la muy Noble Ciudad de los Reyes, llamada comunmente Lima, Emporio y Corte Real de los estendidosReynos y Provincias del Perú, vida de sus ilustrísimos Arçobispos y cosas memorables de su Sede, sus Iglesias, Parroquias y Conventos», Lima, 1650

«Crónica de la Religiosísima Provincia de los Doce Apóstoles del Perú», Lima, 1651 (ed. con notas e introducción de L. G. Canedo, Washington, Academy of American Franciscan, 1957).


NOTAS

BIBLIOGRAFÍA

 B. de Salinas y Córdoba, “Memorial de las historias del Nuevo Mundo Pirv”, Lima, 1631 (ed. de L. E. Valcárcel y est. prelim. de Wa. L. Cook, Lima, Universidad Mayor de San Marcos, 1957).

 G. González Dávila. “Teatro eclesiástico de la primitiva Iglesia de las Indias Occidentales, vidas de sus arzobispos y obispos y cosas memorables de sus sedes en lo que pertenece al reyno del Perú”, Madrid, Imprenta de Diego Díaz de la Carrera, 1655 (ed., introducción y notas de M. I. Viforcos Marinas y J. Panigua Pérez, León, Universidad, 2001).

 A. de Alcedo. “Bibliotheca Americana”, vol. I, Quito, Museo Municipal de Arte e Historia, 1807.

 J. Toribio Medina. “La imprenta en Lima (1584-1824)”, vols. I y II, Santiago de Chile, 1904.

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 G. Lohmann Villena. “Fray Diego de Córdoba”, en “Revista de Indias”, 48 (1952), págs. 343-345.

 Millares Carlo. “Tres estudios bibliográficos”, Maracaibo, Universidad de Zulia, 1961.

 F. Esteve Barba. “Historiografía indiana”, Madrid, Gredos, 1964.

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FEDERICO RICHTER PRADA, O.F.M. Arzobispo emérito de Ayacucho ©Revista Peruana de Historia Eclesiástica, 4 (1995) 77-89