CIENFUEGOS ARTEAGA, José Ignacio.
(Santiago de Chile, 1762 – Talca, 1845) Obispo, Religioso, Educador, Político
Nació en Santiago de Chile el 1° de Octubre de 1762, hijo de Francisco Cienfuegos y Josefa Arteaga y Martínez. Estudió en la Real Universidad de San Felipe en la que se graduó en bachiller.
En 1785 se ordenó de presbítero. Cura de Talca en 1796, construyó la Iglesia parroquial y una Casa de Ejercicios. Celebró en su parroquia la misa de acción de gracias por el establecimiento de la Junta Gubernativa del Reino de Chile en 1810. Si bien fue elegido por el vecindario de la ciudad de Talca como diputado al Congreso de 1811, no aceptó la designación, pero envió una moción para que se eliminaran los derechos de estola para la feligresía, moción que fue aprobada.
Junto con Juan Egaña publicó en 1813 una «Constitución parroquial para el obispado de Santiago». Apoyó la causa patriota, que definía como la causa de la libertad, con publicaciones en los periódicos circulantes y obras de carácter teológico. En 1813 fue miembro de una Comisión de Educación que fundó el Instituto Nacional de Chile.
Ese mismo año integró la Junta de Gobierno en Santiago, que luego se trasladó a Talca en el mes de octubre. En 1814 fue nombrado canónigo de la catedral de Santiago por el Director Supremo Francisco de la Lastra, y fue miembro del Senado Consultivo de Chile hasta la reconquista española en el mes de octubre de ese año.
Su decidido apoyo a la causa patriota le significó la prisión en la isla de Juan Fernández entre noviembre de 1814 y marzo de 1817, cuando la victoria patriota en la batalla de Chacabuco permitió la liberación de los prisioneros de dicho presidio. Ya en Santiago se convirtió en un hombre de confianza de O’Higgins.
Apoyó la independencia de Chile en 1818 y la instalación de la república. Fue nombrado canónigo doctoral de la catedral por el Director Supremo Bernardo O’Higgins y, luego que éste exiliara al obispo José Santiago Rodríguez Zorrilla, lo nombró también Gobernador del Obispado de Santiago, cargo en el que fue posteriormente confirmado por el mismo obispo.
Integró la comisión que elaboró una Constitución Provisoria del Estado de Chile en 1818. En ese mismo año fue ascendido al arcedianato de la catedral de Santiago de Chile y se convirtió en miembro del Senado Conservador de las Leyes y la Constitución, llegando a ser su presidente entre el 22 de octubre de 1818 y el 23 de febrero de 1819 y del 22 de junio al 22 de octubre de 1820.
No dudó en ordenar a los párrocos y religiosos que debían predicar desde el púlpito el nuevo sistema patrio, o en poner en ejecución órdenes de encarcelamiento o exilio a eclesiásticos realistas. Se preocupó, asimismo, de escribir un catecismo, el «Catón Cristiano-Político», para ser usado en las escuelas de primeras letras del estado, en 1819, centrado en la idea de la libertad cristiana, fundamento de la libertad política. En este catecismo, y también en el decreto de 1818 acerca de la reforma de la liturgia, propició el movimiento de renovación litúrgico.
La relación con la Santa Sede era uno de los temas fundamentales que el nuevo estado independiente debía afrontar. El Senado resolvió el envío de un ministro plenipotenciario con el fin de expresar al Papa Pío VII la adhesión del gobierno y el pueblo chileno a la Iglesia Romana; solicitar la concesión del patronato eclesiástico al presidente de la república chilena y el envío de un nuncio.
Se buscaba además entablar relaciones diplomáticas que permitieran resolver otros temas reservados al Sumo Pontífice. Para esta importante comisión fue elegido José Ignacio Cienfuegos, quien fue recibido en Roma por el Papa, consiguiendo que se enviara a Chile un Vicario Apostólico, Giovanni Muzi. El mismo Cienfuegos llegó a Santiago en 1824 acompañando al enviado papal y a su secretario Juan María Mastai Ferreti, el futuro Papa Pío IX. Si bien la misión no resolvió los temas propuestos, significó en sí misma la presencia de un delegado papal por primera vez en América desde el descubrimiento.
En 1823 Cienfuegos ascendió al deanato de la catedral de Santiago y en 1824 fue nombrado nuevamente Gobernador del Obispado por el nuevo Director Supremo de Chile, Gral. Ramón Freire quien en 1825 exilió perpetuamente al obispo de Santiago, Rodríguez Zorrilla. El cabildo eclesiástico entonces nombró a Ignacio Cienfuegos vicario capitular, por considerar la diócesis vacante.
En aquella década de 1820, marcada por los ensayos constitucionales, la sucesión de gobiernos y la inestabilidad política, Cienfuegos se convirtió en una figura representativa que ocupó altos cargos políticos. En 1825 fue Presidente de la Asamblea Provincial de Santiago de Chile; Diputado por Talca y Presidente, provisorio primero y propietario después, del Congreso Nacional Constituyente de 1826 y miembro de la comisión constituyente.
En este congreso apoyó a José Miguel Infante, principal impulsor de la implantación en Chile del federalismo. Cienfuegos propuso en este congreso una ley que permitía la elección por medio del voto popular de los curas párrocos, según el ejemplo de los constitucionalistas franceses inspirados en ideas galicanas. Pero las dificultades para llevarlas a cabo llevaron al mismo Cienfuegos a pedir al congreso que la ley fuera derogada, como efectivamente ocurrió.
En 1827 fue acusado ante el Papa por el obispo de Santiago en el exilio, José Santiago Rodríguez Zorrilla, y por el antiguo vicario apostólico, Giovanni Muzi, de haber usurpado la jurisdicción episcopal en Chile. Con el fin de defenderse, viajó a Roma en 1828. Su actuación en los años difíciles de la independencia y de la incomunicación con Roma, fue sin duda justificada: el Papa lo nombró Vicario Pontificio para las Américas y obispo «in partibus infidelium» de Rétimo, a fines de 1828.
Consagrado en Roma, aprovechó su estancia para publicar en Génova en 1829 el «Catecismo de la doctrina cristiana para instrucción de la juventud chilena», el que fue reimpreso en Valparaíso en 1847. Nombrado por el Papa como Vicario Apostólico de la diócesis de Concepción en 1830, pronto se convirtió en una figura representativa de la región. Senador por Concepción al Congreso Nacional de Chile en 1831, y Presidente de la Cámara de Senadores provisorio en diferentes períodos entre 1831 y 1832. Integró la Comisión Permanente Calificadora de Poderes y fue miembro de la Comisión Permanente del Congreso para el receso 1831-1832.
Cuando en 1832 por primera vez el Papa Gregorio XVI nombró obispos titulares sin el concurso del Real patronato en América, Cienfuegos fue nombrado obispo propietario de Concepción, con el acuerdo del gobierno chileno. Gobernó aquella diócesis hasta que renunció en 1837, retirándose a vivir en la ciudad de Talca, que aún no se recuperaba del fuerte terremoto de 1835.
El incansable Cienfuegos colaboró en la reconstrucción de la Iglesia de la que había sido párroco, del hospital y del Instituto de Talca. El dinero provenía de donaciones hechas por su primo para obras de caridad, el ilustre e ilustrado Abate Molina. En 1843 fue miembro fundador correspondiente de la Facultad de Teología de la recientemente fundada Universidad de Chile. Murió en Talca el 8 de noviembre de 1845, a la edad de 83 años y sus restos descansan en la catedral de esa ciudad desde 1954.
BIBLIOGRAFÍA
PRIETO DEL RÍO L.F., Diccionario biográfico del clero secular de Chile, 1535-1918, Santiago 1928.
LUCRECIA ENRÍQUEZ