PERSECUSIÓN EN GUATEMALA; La invasión de las sectas fundamentalistas

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Argumentos tras la invasión de las sectas

El compromiso social de la Iglesia católica y de algunas iglesias protestantes históricas (como la Luterana, la Anglicana, etc.…) en favor de los pobres, preocupó a los grupos de la «derecha» política de todo Iberoamérica, del poder norteamericano y como consecuencia de la CIA.

Así anotaba un comentarista italiano sobre esta política: “El Senador Rockefeller, tras un viaje suyo a América Latina había confiado a la «Rand Corporation» un estudio atento sobre la posición de la Iglesia [católica] en América Latina, especialmente de los obispos, de las congregaciones religiosas y de los laicos comprometidos en las comunidades de base. En tal relación que fue presentado por Rockefeller con carta autógrafa al presidente Nixon el 20 de agosto de 1969 en el capítulo dedicado a la Iglesia católica latinoamericana se pueden leer estas afirmaciones: «Las comunicaciones modernas y el crecimiento de la instrucción han provocado entre la gente un fermento que ha tenido un impacto tremendo sobre la Iglesia, transformándola en una fuerza de cambio, cambio también revolucionario, si fuese necesario. La Iglesia, de hecho, puede encontrarse en una situación algo semejante a la de los jóvenes: llena de idealismo y precisamente por este motivo sujeta en algunos casos a la penetración subversiva, preparada para organizar una revolución, si fuese necesario, para acabar con la injusticia, pero sin una idea clara sobre la naturaleza última de la misma revolución o sobre el sistema de gobierno capaz de concretizar esta justicia que está buscando».”

Y el mismo comentarista añade: “Tras su viaje a América Latina el Senador Rockefeller había alertado al gobierno americano afirmando que «la Iglesia católica había dejado de ser una aliada de confianza de los Estados Unidos y ya no garantizaba la estabilidad social del continente», sino que «por el contrario se transformaba en un peligro porque concientizaba a las masas»; y sugería al gobierno norteamericano di apoyar a los grupos protestantes conservadores, es decir a los movimientos de las sectas para frenar y contrastar la evolución de la Iglesia católica. Rockefeller en una conferencia tenida en Roma en 1969 dirá abiertamente que en América Latina era necesario «sustituir a los católicos con otros cristianos».”[1]

La III Conferencia del CELAM, celebrada en Puebla en 1979, había expresado su parecer afirmando que el primer problema de América Latina era la pobreza, considerada escandalosa y antievangélica.[2]Al contrario, para las «derechas» políticas, el primer peligro lo constituía el comunismo.

Por razones muy precisas, ya desde los tiempos inmediatamente posteriores a su independencia, los Estados Unidos han querido siempre controlar rígidamente el continente latinoamericano.[3]La historia demuestra esta política permanente, ya desde los tiempos de la independencia de México con el llamado «poinsetismo»,[4]y la célebre Doctrina Monroe (1817) sintetizada en la frase «América para los americanos».[5]

Tras el triunfo de la revolución comunista en Cuba, los Estados Unidos no estaban dispuestos a tolerar, en el marco de la «guerra fría» «otra Cuba»; por ello su lucha enconada por evitar el avance de cualquier partido comunista.[6]La petición de cambios estructurales en favor de los desheredados, la invitación a compartir la riqueza nacional con todos los ciudadanos, amenazaban los intereses de las inversiones norteamericanas que encontraban en América Latina, materias primas y mano de obra de bajo precio.

Coincidiendo en este punto la denuncia de la Iglesia católica con las propuestas de los grupos políticos de las «izquierdas», la identificación fue algo consecuente. “Tras el Vaticano II y sobre todo de la Conferencia general del Episcopado latinoamericano celebrada en Medellín (1968), la Iglesia católica, preocupada por la situación de pobreza de la mayor parte de sus fieles, se desengancha de los regímenes políticos que ostentan el poder en América Latina. Los gobiernos de la seguridad nacional, a su vez, acusan a la Iglesia de permitir la infiltración en su seno de elementos comunistas. Sacerdotes y seglares comprometidos son asesinados o desaparecidos; se elaboran planes para neutralizar el compromiso de la Iglesia en favor sobre todo de las clase más marginadas”.[7]

A los organismos de seguridad norteamericana les pareció oportuno conducir una política que favoreciese cualquier iglesia, secta o religión «no católica», para menguar el peso político social de la Iglesia católica, que había heredado del periodo Español. Sobre este argumento se encontraron de acuerdo todas las fuerzas de «derechas» en el poder, animadas por la doctrina de la Seguridad Nacional.

Así, esta política favoreció la penetración y el desarrollo de las sectas para-cristianas fundamentalistas, las religiones orientales y esotéricas, contradiciendo los mismos principios de la doctrina de la Seguridad Nacional. La Comisión para el Ecumenismo y el Diálogo Religioso de la Conferencia Episcopal Brasileña, el 30 de noviembre de 1984 publicó en la revista mensual de la CNBB de Enero/Febrero (1985):

“En la fase actual [es decir, del gobierno militar de Figueiredo, al que sucedió Tancredo Neves], se daría [por parte del gobierno] apoyo a grupos de orientación fundamentalista y violentamente anticomunista, de origen evangélica u oriental, para hacer más difícil la acción de la Iglesia «progresista».

Hay fundadas sospechas y señales que, por ejemplo, los misioneros de la Iglesia católica y de las Iglesias evangélicas, comprometidos en la causa de las poblaciones emarginadas, encuentran dificultades para entrar en el país, mientras que los misioneros de aquellos grupos religiosos que no se preocupan de los problemas sociales, pueden entrar con mucha más facilidad. Hay señales que este plan no es sólo típico de los gobiernos nacionales de la derecha o de los militares, sino que hace parte de la geopolítica norteamericana”.[8]

El Instituto Lingüístico de Verano; pulular de las sectas

El Continente Americano desde el siglo XIX ha sido un privilegiado para el pulular de sectas y movimientos religiosos de carácter gnóstico y de falsa inspiración nominalista cristiana, que proclaman la separación de los poderes temporal y religioso, aplicando el pasaje de la carta a los Romanos (13, 1-7) en una desvirtuada interpretación, y cultivando una espiritualidad vertical y desencarnada de la historia.

El «Summer Institute of Linguistic», que en América Latina es llamado «Instituto Lingüístico de Verano» (ILV), fue fundado en 1930 por W. Cameron Towsend, personaje que desde 1917 se encontraba trabajando como misionero evangélico entre los Cakchiqueles de Guatemala.

El largo contacto con poblaciones que no disponían de traducciones en su lengua de la Sagrada Escritura, provocó en Towsend el deseo de organizar una institución con dos objetivos: la traducción de la Biblia en las lenguas indígenas, y la integración de los indígenas en la «civilización» occidental. Nació así el «Wycleffe Bible Translators» (WBT), que más tarde tomó también el nombre de «Summer Institute of Linguistic».

Presentándose como expertos de un instituto lingüístico y no ya como misioneros, los funcionarios del SIL pudieron entrar en contacto con los gobiernos, fueran católicos o anticlericales, que les concedieron de buena gana el permiso para establecerse allí donde lo considerasen oportuno.

Ellos, en cambio, se comprometían a estudiar las lenguas de los indígenas, a alfabetizarlos y a comprometerse en su «mejoramiento moral». Para evitar cualquier choque con los diversos gobiernos, Towsend dio una consigna a sus adeptos: “obedecer al gobierno local que Dios mismo había suscitado”, y nunca criticar en público a los gobiernos de los países donde trabajaban.

Esta práctica fue considerada por el ILV conforme al auténtico espíritu cristiano y que siempre ha seguido hasta hoy. En su obra «Un Vulcano in Eruzione», P.Canova escribe: “Un grupo de etnólogos y de sociólogos, analizando atentamente el material difundido por el ILV entre los indígenas mexicanos, descubrió que esto reforzaba el individualismo y eliminaba toda idea de colaboración y de solidaridad. Además, desarrollaba la actitud de pasividad y de sumisión, provocando el desinterés por todo tipo de protesta política. Presentaba una imagen del trabajador ideal al servicio del gran capital, idealizaba los aparatos políticos, administrativos y represivos del estado y presentaba a los USA como modelo de una sociedad ideal”.[9]

Y más adelante señalaba que: “El departamento de antropología y de idiomas de la Universidad Nacional de Bagatti (Milán) en 1975 daba este juicio sobre el Instituto: «Todo el personal del ILV recibe una preparación para la enseñanza de la Biblia».”[10]

Estas sectas fundamentalistas consideran la Biblia como un texto científico que se debe tomar a la letra. Exigen, más que la experiencia de la conversión del corazón («metanoia»), la aceptación irracional de su dogma, y esperan que la intervención divina derribe el actual orden establecido; en esto se parecen a los movimientos milenaristas, que prometen la inminencia de un mundo completamente nuevo, que llegará repentinamente y al que sólo pertenecen los fieles de la secta.

Además, todo miembro de la secta debe regirse por las leyes impuestas por la misma, a veces hasta en el modo de vestir, comer, vivir la vida diaria…Lo que une a estos diversos movimientos, muy variados entre sí, es la agresividad anticatólica, sin excluir el uso de la violencia. Guatemala es la nación donde la invasión de las sectas ha obtenido muy buenos resultados.[11]

Estos grupos se dedican a buscar adeptos entre católicos de escasos recursos, y representarían actualmente más del 40% de la población del país. Las sectas fundamentalistas se aprovechan de la pobreza de la gente para conseguir adeptos a cambio de promesas de ayuda alimenticia, sanitaria y hasta empleo. Atacan las principales enseñanzas de la Iglesia Católica, la figura del Papa, la devoción a la Virgen María y exageran los escándalos que han afectado al clero católico en otros países.

Parece que lo que lleva gente a las sectas no es un tema de fe sino de economía. Es la promesa de enriquecerse rápidamente. Piensan que en la secta pueden encontrar dinero, un techo y todo tipo de ayuda. Por ello en algunos países de América Latina, como México en los últimos decenios, algunos sacerdotes católicos han fundado movimientos de seria formación católica con el objetivo de ayudar a la gente sencilla a redescubrir su fe evitar la tentación abrumadora de las sectas.[12]

Algunos motivos que propiciaron la rápida difusión de las sectas

Los analistas católicos y los sociólogos religiosos ofrecen algunas razones de carácter humano que explicarían la rápida difusión de las sectas en América Latina como:

1. La escasez de sacerdotes católicos hacía que su presencia en las comunidades rurales más alejadas fuese esporádica, y la relación con los fieles escasa. El conocimiento de los fieles dado por parte del sacerdote se reducía a aquellas pocas personas que podían acudir al centro parroquial, mientras que la gran masa quedaba al margen de la vida parroquial y sacramental.

Las parroquias solían contar con un número de fieles entre las treinta y las cincuenta mil personas diseminadas en ranchos y pequeñas poblaciones. Los protestantes no tenían estos problemas. Elegían a cualquier adepto como pastor, sin importarles su formación; a veces eran incluso analfabetos. Según el modo totalmente subjetivo y sentimental del mundo protestante pentecostal, sostenían que el Espíritu Santo les habría inspirado oportunamente.

2. La actividad pastoral de los sacerdotes católicos era principalmente «sacramental»: celebrar misas y sacramentos para satisfacer las peticiones de los numerosos fieles y de los numerosos ranchos y poblaciones esparcidas en los extensos territorios de las parroquias; el trabajo formativo de las comunidades era por ello muy escaso. Al contrario, las comunidades protestantes eran pequeñas, y siendo minoría predominaba el espíritu de parte y por lo tanto fácilmente formaban una «comunidad»; en un ambiente donde la familia se encuentra muy disgregada, encontrar una comunidad que acoge y hace sentir el calor de la amistad atraía con facilidad.

3. Cuando la persecución contra la Iglesia católica se hizo cada vez más violenta, los protestantes actuaban a sus anchas e incluso protegidos, por lo que algunos católicos se hicieron protestantes. La predicación de los pastores protestantes era muy abstracta y desencarnada, basada en un moralismo formalista. No se tocaba de propósito el problema de la justicia social para no crear problemas con las autoridades militares.

Los protestantes se convirtieron en paladines del Gobierno y acusaban a la Iglesia Católica de ser comunista, revolucionaria y vehículo del comunismo. Hay datos que muestran cómo en ocasiones los pastores apoyaban al ejército en su trabajo de represión, y hasta se felicitaban por las persecuciones y asesinatos de católicos y sacerdotes.

Así se lee en una deposición escrita y jurada del Proceso «super Martyrio» del Padre Tulio Maruzzo y del joven catequista Luis Obdulio Arroyo Navarro, asesinados en Izabal: “En mi aldea, estaba prohibido abrir la capilla en ese tiempo. Cuando la abrieron el ejército quería escuchar que clase de predicación se hacía. La capilla católica tuvo que ser cerrada, en vez las capillas protestantes estaban abiertas, a ellos no los perseguían”.

Y otro testigo dice en un testimonio escrito: “Los protestantes no eran perseguidos porque ellos se tenían al lado de los terratenientes y de los ricos, y evitaban cualquier conflicto. Un señor, de la defensa civil, que su esposa es pastor, dijo que la aldea de ellos, toda protestante, no había sido tocada, en vez la aldea católica había sido exterminada; él se gloriaba diciendo que ellos no se metían en conflicto”.[13]

4. Tras el Vaticano II, la Iglesia insistía sobre las relaciones ecuménicas con las otras confesiones cristianas, mientras que es bien conocido cómo en el caso de América Latina, el ecumenismo profesado por la Iglesia católica quedó en el ámbito de la misma Iglesia, sin un interlocutor posible ante la cerrazón de las sectas.

Además, las sectas adoptaron formas agresivas de proselitismo, con visitas insistentes a los domicilios particulares, el continuo levantamiento de calumnias vergonzosas contra la Iglesia católica, las manifestaciones triunfales y las polémicas denigratorias de todos los aspectos de la Iglesia, especialmente atacando su historia y sus estructuras.

5. Hubo también una serie de motivaciones políticas. La insistencia de la Iglesia sobre la justicia social pedía transformaciones estructurales, y por ello a cambiar las leyes de un Estado con estructuras antisociales de un liberalismo radical. Pero sobre todo pedía el establecimiento efectivo de un Estado de Derecho, respetuoso de los derechos fundamentales de la persona y de la sociedad. Todo ello tocaba los intereses de los grupos dominantes de la política y de la economía nacional. El influjo de la Iglesia católica en los estratos populares reforzaba las peticiones de la Iglesia de actuar según los principios de la justicia social. Ello causaba terror a los terratenientes y las clases dominantes, económicas, políticas y militares, por lo que favorecían otras confesiones religiosas para quitar a la jerarquía católica su papel de interlocutora de las masas pobres, sobre todo campesinas, ante aquellos poderes dominantes.[14]

La propaganda religiosa de las sectas protestantes fue favorecida en todos los sectores, la radio y la prensa, dentro del ejército, de la policía, de la administración pública. El presidente de la República, coronel Efraím Ríos Montt,[15]nacido católico y convertido a una de las sectas protestantes, se tornó un fanático perseguidor de la Iglesia católica. Aprovechándose de su posición política, predicaba todos los sábados durante una hora en la televisión pública. Mientras al clero católico le estaba expresamente prohibido participar en la vida política, los pastores protestantes ocupaban puestos de carácter político sin ninguna traba.[16]


NOTAS

  1. P. CANOVA, Un Vulcano in Eruzione: le sette in America Latina, EMI, Bologna 1987, p. 127. «El report Rockefeller recomienda […] apoyar a los grupos fundamentalistas cristianos y las iglesias de tipo Moon y Hare Krishna […] (URREA, Los nuevos movimientos religiosos). S. TODESCHINI, USA, América Latina, Nixon, Carter, Reagan: la política di un decenio, Quaderni Asal, Bologna 1983, p. 57s. [Las traducciones al español son de la Redacción].
  2. CELAM, DOCUMENTO DE LA III CONFERENCIA, Puebla: nn. 29, 31, 90, 1129, 1135, 1156, 1159; 1154, 2259.
  3. Antonio QUARRACINO, América Latina y Ecumenismo, en Mensaje Ibero Americano, Madrid 237-38 (1985) 13-15, escribe que un Presidente norteamericano habría dicho: «Mientras que América Latina será católica no podrá ser dominada». Cfr. P. CANOVA, Un Vulcano in Eruzione, p. 126: T. Roosevelt en 1912 en un discurso pronunciado en Argentina, y referido también por el filósofo uruguayo Methol Ferré, habría afirmado: «A mi parecer, hasta que estos países (latinoamericanos) permanezcan católicos, su asimilación por los Estados Unidos será un trabajo largo y difícil».
  4. Por “poinsetismo”, José Vasconcelos, José Fuentes Mares y otros muchos, entienden aquella ideología pronorteamericana que dependía de la vieja posición de Joel Robert Poinsset, primer embajador de los Estados Unidos en el México independiente, en tiempos del emperador Agustín de Iturbide; Poinsset pretendía comprar el territorio de Texas y uncir México al yugo ideológico, religioso (protestantismo) y político dominante en los Estados Unidos, y combatía con fuertes tonos la cultura de matriz católica y los lazos hispanos.
  5. La «Doctrina Monroe» es el principio de la política exterior de Estados Unidos de no permitir la intervención de las potencias europeas en los países del hemisferio americano y entendiendo que el Continente era «monopolio» de los intereses de los Estados Unidos. Derivado de un mensaje al Congreso por el presidente James Monroe el 2 de diciembre de 1823, (párrafos 7, 48 y 49).
  6. E. WHITMAN, Atrincherados en el flanco ideológico, en Pensamiento Propio, Managua 36 (1986) 27-29: «No podemos permitirnos más el lujo de entregar la esfera política a la izquierda religiosa. Tenemos que defender con valentía aquellos principios que constituyen a los Estados Unidos». Estas palabras del ex ministro del Interior James Wett, miembro de la secta evangélica “Asambleas de Dios”, sintetizan la posición no sólo de su iglesia sino de la mayoría de la derecha norteamericana frente a lo que se percibe como un adversario cada vez más serio: los sectores religiosos considerados de tendencia socialmente progresista.
  7. P. CANOVA, Un Vulcano in Eruzione, p. 126..
  8. Cfr. P. Canova, Un Vulcano in Eruzione, p. 125). P. Canova, Un Vulcano in Eruzione, p. 125: «Lope Oliva afirma categóricamente que algunas sectas que actúan en América Latina están vinculadas con la política americana y con la CIA». Cf. el parecer del senador Rockefeller citado en las pp. 126-128 del mismo libro. En la p. 133: «El pastor metodista argentino Aldo Etchegoyen en un artículo publicado en “Familia Cristiana” (ed. argentina) de abril de 1985, tras referirse al documento de la CNBB afirma: «Se tenga presente que esta invasión de las sectas sucede cuando en nuestros países se difunde la doctrina de la seguridad nacional, doctrina que ha sido explícitamente condenada por la conferencia general de los obispos católicos latinoamericanos reunidos en Puebla (1979), y por las iglesias evangélicas protestantes históricas en el encuentro de Oaxtepec (1978) [Las traducciones al español son de la Redacción].
  9. CANOVA P., Un Vulcano in Eruzione, Bologna 1987, p. 136
  10. Ibídem, p. 137
    La misma información también en J. P. BASTIAN, Protestantismo y Sociedad en México, México 1983, p. 209s. G. MOSCOSO, en Nueva, Quito 127 (Junio 1986) 44: Regreso del ILV, El pueblo ya se pronunció.
  11. J. CABRERA, El Quiché: su pueblo ... , p. 161-164.
  12. Entre estos movimientos católicos fundados en México caben señalar: Los Misioneros Servidores de la Palabra, fundados en dos ramas (masculina y femenina) a partir de 1982 por el P. Luis Butera Vullo, antiguo misionero comboniano. La otra fundación: Apóstoles de la Palabra, se debe al antiguo misionero comboniano P. Flaviano Amatulli Valente (1978). Ambos movimientos se dedican a promover a nivel internacional la acción de la Iglesia para hacer frente al problema de las sectas.
  13. Cf. Proceso super Martyrio del P. Tulio Maruzzo y del joven catequista Luis Obdulio Arroyo Navarro, asesinados en Izabal, deposición escrita, en Summarium Documentorum, doc. 50: testimonios escritos de Delmi Valdés y de Alfredo Leiba (AVPMVSAP).
  14. No existen estadísticas reales; se puede solamente hacer un cálculo aproximativo basándose sobre el número de capillas o sobre las personas que las frecuentan; no está lejos de la realidad decir que en los años de 1950 los protestantes no alcanzaban el 2% o el 5% de la población, mientras que en los años de 1990 ya superaban el 40%.
  15. José Efraín Ríos Montt (nacido el 16.06.1926) militar, presidente de Guatemala tras un golpe de estado (1982-1983); durante su mandato se perpetraron represiones y violaciones graves y continuas de los derechos humanos, alcanzando la guerra civil en Guatemala, que durará hasta 1996, escalas de gravedad y barbarie inimaginables. Fue condenado por genocidio y crímenes contra la humanidad, especialmente contra las poblaciones indígenas (26.01.2012).
  16. El vicepresidente de la República con el general Fernando Lucas García (1978-1982), Francisco Villagrán Kramer, era un pastor protestante.

BIBLIOGRAFÍA

BASTIAN, J. P. Protestantismo y Sociedad en México, México 1983,

CABRERA, J., El Quiché: el pueblo y su Iglesia, (1960-1980), Santa Cruz del Quiché 1994.

CANOVA, P. Un Vulcano in Eruzione: le sette in America Latina, EMI, Bologna 1987

CELAM, Sectas en América Latina, Bogotá 1981.

MOSCOSO, G. Regreso del ILV, El pueblo ya se pronunció. Nueva, Quito 127 (Junio 1986)

TODESCHINI, S. USA, América Latina, Nixon, Carter, Reagan: la política di un decenio, Quaderni Asal, Bologna 1983

WHITMAN, E. Atrincherados en el flanco ideológico, en Pensamiento Propio, Managua 36 (1986) 27-29


FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ