NAVARRETE GUERRERO, Julia
(Oaxaca, 1881 – Toluca, 1974) Sierva de Dios. Religiosa, fundadora de la Congregación Misioneras Hijas de la Purísima Virgen María.
María Julia del Sagrado Corazón de Jesús Lucina nació en la ciudad de Oaxaca el 30 de junio de 1881. Sus padres fueron Demetrio Martínez de Navarrete, y Julia Guerrero de la Pompa. Tuvo cinco hermanos dos de los cuales, Francisco y Juan, siguieron la carrera eclesiástica; este último llegó a ser obispo y, al igual que la madre Julia, su causa de beatificación se encuentra actualmente abierta. La pequeña Julia fue bautizada el 2 de julio en la Parroquia del Sagrario, y recibió la confirmación de manos de Monseñor Eulogio Gillow, el año de 1888 en la iglesia Catedral de la ciudad de Oaxaca. Desde niña se preocupó por los más necesitados a quienes visitaba y entregaba el dinero que le daban para comprar golosinas. A la edad de doce años ingresó a la Escuela Normal para señoritas, en la ciudad de Oaxaca; tres años después buscó la dirección espiritual en el Siervo de Dios Antonio Repiso. A partir de entonces su alma fue llamada por Dios a desprenderse del mundo; era muy piadosa y practicaba algunas mortificaciones, con permiso de su director espiritual.
Cuando tenía diecisiete años decidió seguir la vida religiosa después de haber rechazado una propuesta matrimonial. Siguiendo el consejo de su director espiritual viajó a la ciudad de México para conocer al Padre Alberto Cuscó Mir, un jesuita español que junto con la Sra. Concepción Cabrera de Armida acababa de fundar una Congregación Religiosa. El Padre Mir invitó a la joven Julia a formar parte de aquella congregación y ella aceptó. El 5 de octubre de 1898 ingresó en la naciente Congregación de la Cruz del Sagrado Corazón, la cual era llamada El Oasis; el 12 de diciembre de ese mismo año recibió el hábito tomando el nombre de Julia de las Espinas del Sagrado Corazón.
En 1901 hizo sus votos canónicos por un año y recibió el nombramiento de Superiora de la Congregación. Ese mismo año, el Padre Mir fue enviado por sus superiores a Oaxaca y decidió dejar su reciente creación en manos de la joven Julia Navarrete. No obstante, en 1903 la Madre Julia y la Madre Virginia Rincón Gallardo y Doblado –junto con siete profesas, tres novicias, tres postulantes y una donada- decidieron separarse del Oasis para conservar el espíritu que el Padre Fundador le había confiado a la Congregación, ante los cambios que la Sra. Cabrera y el Padre Félix Rougier querían implementar a la misma. Recibieron de Monseñor Próspero Ma. Alarcón la dispensa de sus votos y posteriormente se reunieron con el Padre Mir con la finalidad de reorganizar la comunidad, que recibió el nombre de “Instituto de la Pureza de la Virgen María Inmaculada” y escogió la diócesis de [[ Aguascalientes | Aguascalientes]] para establecerse, pues en esa ciudad la Madre Virginia tenía algunas propiedades que podrían ayudar al sostenimiento de las Hermanas.
Ese mismo año el obispo de [[ Aguascalientes | Aguascalientes]], Monseñor José María de Jesús Portugal y Serrato, las recibió y les encomendó la fundación de un colegio que contrarrestara la influencia de uno protestante que, ante la escasez de escuelas particulares, adquiría cada vez más fuerza. El nuevo colegio fue inaugurado el 1° de enero de 1904 y recibió el nombre de Colegio de la Inmaculada. Ese mismo año, el 12 de julio, se dio la Erección Canónica Diocesana del Instituto. Sin embargo, no fue sino hasta el 7 de noviembre de 1962 cuando S.S. Juan XXIII le otorgó el Decretum Laudis con lo que la Congregación quedó constituida de Derecho Pontificio; al mismo tiempo, cambió el nombre de “Hijas de la Pureza de María Inmaculada” a “Misioneras Hijas de la Purísima Virgen María”.
En el mismo año de 1904 murió la Madre Virginia dejando sola al frente de la Congregación a la Madre Julia, quien contaba con apenas 22 años de edad. “…me mandó Dios la pena más grande que podía mandarme en esa época. Mi cofundadora, la Madre Virginia Rincón, cayó enferma y en seis días se la llevó el Señor al cielo. Creo que nadie pudo darse cuenta de lo que esto significó para mi alma. Le pedí al Señor con todas las veras de mi alma que no me dejara sola, que no se la llevara…pero…no me quiso oír. ¡Cuánto luché por acallar mi corazón y someterlo al querer del Señor, sólo Él lo sabe! Al fin, triunfó la gracia y doblegué mi soberbia y le dije al Señor: Sea como Tú dispones…”[1]. No obstante los numerosos obstáculos que aparecieron en su camino tanto de índole interno –superioras que provocaron ciertas divisiones- como externo –la revolución carrancista y la persecución de Plutarco Elías Calles-, la religiosa fundadora entregó siempre su obra a la Voluntad divina, la cual permitió que aquélla continuara creciendo: en poco más de 100 años de vida de la Congregación, se han fundado en total más de 40 colegios y misiones en México y cuatro más en los Estados Unidos.
La Madre Julia tenía una profunda vida de oración; la humildad y el abandono en la Voluntad divina fueron características suyas: “Precisamente porque estoy convencida de que por mí sola nada puedo, lo espero todo de Dios (…) cuanto más inútil me considere, más crecerá mi confianza. El abandono vendrá como consecuencia natural”[2]. Asimismo poseía cualidades que le permitían ser una buena guía: autoridad, prudencia, firmeza, comprensión y caridad. Por todo ello todas las Hermanas, a excepción de unas cuantas, la estimaban y obedecían.
Desde su niñez sufrió constantemente a causa de diversas enfermedades, las cuales soportaba sin quejarse. A pesar del sufrimiento provocado por sus padecimientos, siempre “era la primera en el trabajo y la última en el descanso (…) no sólo fue Fundadora teórica, sino que extendió su Congregación personalmente por muchas partes”[3]. Hacia el final de su vida quedó postrada en un sillón sin poder caminar, situación que deterioró su salud hasta que finalmente falleció el 21 de noviembre de 1974 en la ciudad de Toluca, Estado de México. Días después sus restos fueron trasladados a [[ Aguascalientes | Aguascalientes]] y sepultados junto a los de la Madre Virginia Rincón Gallardo, en la capilla anexa al noviciado de aquella ciudad. El 30 de junio de 1985 fue abierto su proceso de beatificación.
Notas
Bibliografía
- Gutiérrez Casillas, José. Julia Navarrete. Contemplativa y Apóstol. Arte Gráfico, México, 2005.
- Navarrete Guerrero, Julia. Mi Camino. Autobiografía. 3ª edición. Arte Gráfico, México, 2006.
SIGRID MARÍA LOUVIER NAVA
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