ARTE EN URUGUAY
El surgimiento del arte en Uruguay se produjo con la llegada de los primeros colonizadores. Los aborígenes no dejaron realizaciones acabadas en esta materia, por su condición de nómadas o por el grado de desarrollo cultural que habían alcanzado. Solamente se conocen algunas obras como las pictografías de Chamangá (Flores) o el antropolito de Mercedes, misteriosa figura en piedra con rasgos apenas tallados en el rostro y un hueco central, o los ornitolitos (hallados en Rocha, cerca del Cabo Polonio), representaciones de aves en forma de cruz, que poseen en el cruce de la vertical con la horizontal un hueco. Estos son ejemplos embrionarios del arte en la región.
Los primeros pobladores aportaron el primer impulso a lo que llegaría a ser el arte nacional. Las imágenes religiosas para el culto y algunos cuadros pintados al temple o al óleo pueden ser considerados las primeras manifestaciones del arte en esta tierra. Las sucesivas expediciones, que traían sus dibujantes, algunos afincados luego en la ciudad de Montevideo, fueron plasmando el entorno y los “tipos” de las ciudades nacientes. Se destacaron el francés Adolfo d´Hastrel (1805-1875) y el británico Emeric Essex Vidal (1791-1861). También lo hizo posteriormente el más destacado del período, Manuel Besnes e Irigoyen (1789-1865), maestro de las artes de la pintura y del dibujo.
Uruguay inició su vida independiente el 18 de julio de 1830. El 8 de junio de 1830 nació el más importante de los pintores costumbristas del país, Juan Manuel Blanes (1830-1901). Su paleta recrearía escenas de batallas, personajes históricos, gauchos y retratos de familia. Su formación, que inició en Uruguay y culminó en Florencia, lo transformó en uno de los más destacados pintores académicos del Río de la Plata.
En el campo de la escultura, a las imágenes religiosas que se veneraban en los templos se sumaron las esculturas fúnebres, encargadas en Europa, para decorar las tumbas de las familias acomodadas. Importantes aportes realizaron, al afincarse en el país, el escultor italiano José Livi (1830-1890), en la escultura en mármol, y más tarde el catalán Domingo Mora (1840-1911), en la escultura costumbrista. A ellos se unirían los hijos del pintor Blanes, Juan Luis y Nicanor, y Juan Manuel Ferrari (1874-1919), hijo del escultor italiano Juan Ferrari, con quien se consolidaría la escultura nacional.
Ya entrado el siglo XX, surgirán figuras en la escultura, la pintura y el grabado. En pintura se destacaron Carlos Federico Sáez, muerto prematuramente pero de fecundos aportes estéticos, Rafael Barradas, Pedro Figari y Joaquín Torres García, creador de la escuela constructivista. José Cúneo, Laborde, Andrés Etchebarne Vidal, Carmelo de Arzadun y Petrona Viera evolucionarían hacia el planismo. Influenciado por su maestro Anglada Camarasa y por Sorolla, también se destacó Manuel Rosé, por las escenas donde juega con la luz. No deben dejar de nombrarse Domingo Bazzurro, Carlos Aliseris, Luis Mazza y, Eduardo Amézaga, todos buscando una independencia de estilo y un acompasamiento con las estéticas europeas.
En la escultura, José Luis Zorrilla de San Martín, Antonio Pena, Severino Pose, Pablo Mañé, conformaron el grupo de los artistas que se desprendieron del academicismo, siendo un caso excepcional el de Edmundo Prati, quien se formó en la Academia de Brera. A estos nombres se sumaron los de algunos escultores extranjeros que tuvieron estadías prolongadas en Uruguay y volvieron a Europa, como Pablo Serrano, o que se radicaron en Uruguay, como Eduardo Yepes.
El grabado ha tenido en el país representantes importantes. Guillermo Rodríguez inició el grabado moderno. Carlos González, Luis Solari, Roberto Orlando, Margarita Mortarotti, María Carmen Portela, contribuyeron con sus aportes a lograr alta calidad en las obras.
Pasando la década del 50 y acercándonos a los 60, que marcaron una ruptura significativa en el concepto plástico, aparecieron las figura de José Pedro Costigliolo y María Freire, con el arte concreto y el arte madí. La evolución de la pintura, la escultura y el grabado se volvió, a partir de entonces, vertiginosa y aparecieron nombres importantes para la historia artística, que ejercen su influencia aún en nuestros días: Germán Cabrera (escultura), Manuel Espínola Gómez (pintura), Leonilda González (grabado).
BIBLIOGRAFÍA
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LAROCHE, Ernesto, Algunos Pintores y Escultores, Montevideo, 1939;
LAROCHE, Walter E., Derrotero para una Historia del Arte en el Uruguay. Los Primitivos, los grandes valores, 3 vol., Montevideo, 1961-1963.
RAMÓN CUADRA CANTERA