MORELIA; Arte Virreinal

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Catedral

Inicialmente la Sede de la Diócesis de Michoacán fue la ciudad de Pátzcuaro, donde también estaban asentadas las autoridades civiles, pero el 6 de noviembre de 1579 las autoridades virreinales y el obispo Medina Rincón decretaron el traslado de los poderes civiles y la sede diocesana a la ciudad llamada entonces Valladolid de Michoacán[1]. Funcionó como Catedral un templo pequeño que en 1584 fue severamente afectado por un incendio. Por ello, en los inicios del siglo XVII las autoridades del virreinato tomaron la decisión de construir una nueva Catedral, más grande y más sólida. Fue el arquitecto Vicente Barrochio quien proyectó el edificio y él mismo dirigió los trabajos de construcción que dieron inicio en mayo de 1660. En 1692 falleció Barrochio, cuando las naves del edificio estaban concluidas pero faltaban aún la cúpula, las torres y las fachadas. La catedral fue terminada en 1744.

La planta del edificio es de cruz latina; sus dimensiones son 96 metros de longitud por 62 de ancho; en el crucero se encuentra la cúpula central soportada por un enorme tambor circular. La nave central se sostiene en catorce columnas y tiene otras dos naves laterales que albergan cuatro capillas profusamente decoradas con retablos neoclásicos. La Catedral es de estilo barroco tableteado y está construida en cantera rosa; la fachada principal está compuesta por tres niveles horizontales definidos por cornisas. En la portada hay esculturas y bajorrelieves acerca de la Resurrección de Jesucristo, la Adoración de los Pastores y los Magos, y estatuas de San Pedro, San Pablo, San Juan Bautista, San Miguel Arcángel, Santa Rosa de Lima y Santa Águeda.

La Catedral es el edificio más representativo de Morelia y sus dos torres gemelas de 62 metros de altura son visibles desde cualquier parte de la ciudad. La reja de hierro forjado que limita el atrio, data del siglo XIX y el órgano monumental, el más grande de México, es de principios del siglo XX. Construido en Alemania, éste órgano cuenta con 4600 flautas o voces.

Templo y Convento de San Francisco

Poco después del año de 1541 en que fue fundada la ciudad de Valladolid, los frailes franciscanos iniciaron la construcción de una pequeña capilla fabricada de adobe y un convento anexo, siendo los primeros edificios religiosos de la ciudad. Pero al decretarse en 1579 el traslado de las autoridades civiles y eclesiásticas de Pátzcuaro a Valladolid, se inició la construcción en piedra del templo de San Francisco y el anexo Convento de San Buenaventura, los cuales fueron terminados en 1610. La mezcla de estilos arquitectónicos demuestra que la construcción de estos edificios se realizó en varias etapas. El conjunto es de estilo plateresco y neoclásico, tiene ventanas de arco conopial y la bóveda del templo es renacentista; la torre permaneció inconclusa hasta finales del siglo XIX. En la cara norte del templo estaba la Capilla Porciúncula; ésta y la Capilla de la Tercera Orden fueron destruidas en 1872.

Por las Leyes de Reforma que en 1857 confiscaron los bienes de la Iglesia, el Convento fue enajenado a favor del liberal Guillermo Wodon quien estableció en una parte del ex convento una logia masónica, hipotecando otra parte y rentando el resto para uso comercial. Posteriormente el edificio fue convertido en vecindad[2]y luego en sede de una agrupación campesina revolucionaria. En 1972 el Gobierno de Michoacán reconstruyó el inmueble y lo destinó como museo y Casa de las Artesanías.

Convento de San Agustín

Los frailes agustinos arribaron a Valladolid alrededor del año de 1548, iniciando la construcción de su Templo y Monasterio bajo el nombre de Santa María de Gracia de San Agustín, en un solar ubicado a espaldas del lugar donde después se construyó la Catedral. Esa primera edificación fue hecha de adobe y tuvo un rápido deterioro. Por ello en 1587 se inicio la construcción en cantera de un nuevo Templo y el claustro del Convento; ambos edificios fueron terminados en 1626, aunque faltaba al conjunto una torre proporcional al conjunto arquitectónico pues tenía únicamente una pequeña torrecilla. Fray Antonio Flores se avocó a la construcción de la torre que fue la más alta de la ciudad, hasta que fue superada por las torres de la Catedral.

Mientras que el Templo es de estilo plateresco y renacentista, el Convento acusa una marcada influencia gótica que se nota en sus techos de vigas de madera y en los cruces del corredor que rodea al patio central donde hay unas bóvedas con nervaduras. El edificio es hermoso e imponente, pero se encuentra en un grave nivel de deterioro.

Por las Leyes de Reforma, en 1863 el Convento fue nacionalizado y los agustinos expulsados. Como las Leyes confiscatorias abarcaban todos los bienes de la Iglesia -con la excepción de los templos- a partir de entonces el conjunto arquitectónico de los agustinos se fraccionó. El Templo paso al Clero Secular y el Convento fue puesto en venta; en 1874 fue adquirido por los abogados Cervantes y Torres quienes lo transformaron en una gran vecindad, con notable destrucción del valor artístico y arquitectónico del inmueble.

Un siglo después, en 1973, el Gobierno de la Ciudad recuperó el ex convento y con la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia, se demolieron unos anexos de concreto que en el costado sur le habían construido sus últimos propietarios particulares. El edificio semi-restaurado fue entregado a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, la cual lo ha destinado a ser la “Casa del Estudiante Michoacano” convirtiéndose así en una nueva vecindad, pero esta vez conformada exclusivamente por estudiantes, lo que ha provocado al ex convento un nuevo y mayor deterioro.

Colegio e Iglesia de los Jesuitas

El cambio de la capital de la provincia de Michoacán de Pátzcuaro a Valladolid hizo que también los jesuitas se asentaran en ésta última, iniciando la construcción del Colegio de San Francisco Javier, institución que llegaría a ser la tercera más grande de la Nueva España. Con toda probabilidad el edificio del Colegio corresponde a la segunda mitad del siglo XVI; sin embargo es incierta la fecha de su construcción, pues como señala Manuel Toussaint↗, ese “edificio de solemne arquitectura, cuya época de construcción es imprecisa, el gran colegio jesuita de Morelia, sirve aún decorosamente de escuela. La fecha «año de 1552», grabada en la torrecilla del siglo XVII de la iglesia, es, acaso, conmemorativa de la llegada de los jesuitas a Michoacán.[3]

La edificación de la Iglesia fue posterior pues dio inicio hasta el año de 1660, concluyéndose en 1695. Su diseño fue obra del mismo arquitecto que proyectó la Catedral: el italiano Vicente Barocchio. La Iglesia de los Jesuitas también manifiesta la transición del estilo manierista al barroco tableteado; en su interior tenía doce retablos barrocos recubiertos con hoja de oro. Con la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los territorios de la Corona Española decretada en Abril de 1767 por el Rey Carlos III y ejecutada en Valladolid el 25 de junio de ese año, el Templo pasó a manos del clero secular mientras que el Colegio de San Francisco Javier fue clausurado.

En la época independiente, con la desamortización de los bienes eclesiásticos el edificio que albergó al Colegio pasó a manos del Gobierno, y éste lo destinó a diversos usos; hoy alberga al Centro Cultural Clavijero. A finales del siglo XIX el interior de la Iglesia fue remodelada eliminándole muchos elementos de estilo barroco, como los retablos, y sustituyéndolos por otros de estilo neoclásico. En 1929 el gobernador de Michoacán Lázaro Cárdenas confiscó el Templo que había permanecido cerrado desde la persecución religiosa desatada por el gobierno de Plutarco Elías Calles y lo entregó a la Universidad Michoacana para fundar en él la Biblioteca Pública Universitaria.

Convento del Carmen

En las postrimerías del siglo XVI arribaron a Valladolid los frailes carmelitas, avocándose de inmediato a la edificación de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, la cual se concluyó en 1619. Inicialmente el techo de la Iglesia era de vigas de madera y cubierta de teja, pero en 1735 fue sustituido por la cúpula y bóvedas de cantera que tiene hasta el día de hoy. En 1659 el capitán Jerónimo de Salceda quiso que a su fallecimiento sus restos mortales y los de sus familiares fueran depositados en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen; para ello mandó construir una capilla funeraria subterránea por lo que fue necesario prolongar el brazo sur de la cruz latina del templo.

La construcción del primer claustro de los carmelitas dio inicio hasta la tercera década del siglo XVII conforme al proyecto del arquitecto fray Andrés de San Miguel. Ese primer claustro ubicado al costado norte del Templo, tiene esbeltos pilares moldurados, de los cuales surgen tres arcos por cada uno de sus cuatro lados. Este primer claustro conforma el quinto patio del Convento construido a partir de él, pues el Convento está formado de cinco patios: el primero, de planta trapezoidal, es el de mayores dimensiones y tiene en el centro una fuente circular; el segundo es de planta rectangular y tiene una pila de cantera en su costado; el tercero es una explanada hundida y en él se encuentran las escaleras que conducen a la cripta subterránea del templo; el cuarto patio es de planta rectangular y el quinto es el antiguo claustro.

El convento forma un conjunto arquitectónico de dos niveles con una fachada de cantera rosa de estilo barroco. En la planta baja había una capilla con su sacristía y camarín, el refectorio, la cocina, despensa y bodega, habitaciones para sirvientes y el portal para los peregrinos. En la planta alta se encontraban las celdas de los frailes y la biblioteca. Para el acceso a la planta alta se construyó en cantera una gran escalera de tres secciones, cubierta con bóveda de crucería. Anexo al convento por su lado norte, había una extensa huerta.

Con las Leyes de Reforma el Convento del Carmen sufrió la misma suerte de todos los conventos de México: confiscado por el gobierno pasó a manos de particulares quienes, buscando ganancias particulares, le causaron estragos con las modificaciones que le hicieron para darle un uso comercial; igualmente la huerta y el atrio fueron fraccionados y vendidos. En 1883 el ex convento fue cuartel de caballería; en el siglo XX fue estacionamiento de camiones, estación de autobuses y albergue de estudiantes. En 1974 fue expropiado y restaurado por el gobierno del Estado para crear en él la Casa de Cultura de Morelia.

Santuario de Guadalupe

El Santuario de Guadalupe de Morelia tiene una especial importancia artística porque su interior posee una decoración barroca muy original, pues además de combinar el trabajo europeo de yesería con la tradición indígena de la escultura en barro, incorpora también una combinación del rococó francés con el marcado colorido de la sensibilidad indígena, dando por resultado una impresionante explosión de formas y color. Esa decoración fue realizada en 1915 por don Joaquín Orta, un artesano nacido en la misma ciudad de Morelia. El decorado corresponde al siglo XX pero el Santuario pertenece al siglo XVIII, pues su construcción dio inicio en 1708 y se concluyó en 1716. Su fachada es barroca con portada de dos cuerpos y una base de inicio piramidal; la torre del campanario es de dos cuerpos y la cúpula también es barroca.

El Santuario fue edificado por los frailes franciscanos descalzos de la provincia de San Diego (dieguinos) quienes construyeron su monasterio anexo al Templo. En el inicio del siglo XVIII la ciudad de Valladolid era más pequeña y el Santuario de Guadalupe quedaba en las afueras, y para facilitar el acceso de los fieles, en 1732 el Prior del Monasterio Franciscano, fray Antonio de San Miguel, se avocó a construir una calzada de piedra que comunicara a la ciudad con el Templo. La calzada de Guadalupe es hoy llamada Calzada de fray Antonio de San Miguel.

Iglesias de Santa Rosa de Lima (Las Rosas) y Santa Catarina (Las Monjas)

Los templos de Santa Rosa y Santa Catarina a los que la voz popular llamó respectivamente como Las Rosas y Las Monjas, fueron erigidos por las religiosas de Santa Catarina de Siena, pertenecientes a la Regla de Santo Domingo, quienes se establecieron en Valladolid en el año de 1595. Ambos templos fueron edificados anexos a los dos conventos que las religiosas construyeron, uno primero que otro, en esa ciudad. El Convento anexo al Templo de Santa Rosa fue desocupado por las religiosas en mayo de 1739 cuando estuvo listo su nuevo y majestuoso convento de Santa Catarina. El antiguo templo y convento de Santa Rosa pasaron a manos del obispado de Michoacán, que reconstruyó el templo y convirtió el convento en un colegio para niñas.

El ingreso al Templo de Santa Rosa (las Rosas) es por un costado y no por su frente, ya que en los pies de la nave se ubican los coros bajo y alto que eran de uso exclusivo de las monjas del convento. La fachada mira al sur y en la cantera están labradas imágenes de la Sagrada Familia, de San Buenaventura y Santa Rosa de Lima. En el remate de la fachada se encuentra una escultura de Santo Domingo de Guzmán. El interior es de una sola nave y en el presbiterio se encuentra un bello retablo barroco churrigueresco formado por dos cuerpos y está dedicado a Santa Rosa.

El templo de Santa Catarina (las monjas) fue edificado entre los años de 1729 y 1737; su fachada de tres cuerpos es muestra del barroco sobrio de tipo español con algunas reminiscencias platerescas en el segundo cuerpo de su esbelta torre y en la cúpula.

Colegio de San Nicolás

El Colegio de San Nicolás Obispo fue fundado en Pátzcuaro en el año de 1540 por Vasco de Quiroga, y tres años después el Rey Carlos V, mediante una Cédula Real, asumió el patronazgo del Colegio, por lo que éste modificó su nombre a Real Colegio de San Nicolás Obispo. En 1580 el Colegio fue trasladado a Valladolid ocupando un predio donde se edificó una casa de adobe; en 1630 dicha casa fue sustituida por una construcción más amplia de dos plantas en mampostería de cantera; su fachada, diseñada por Sebastián Guedea, es de estilo barroco sobrio y en su primer nivel se muestra su portón alternado por gruesas columnas y dos ventanas a cada lado. En el segundo nivel tiene una serie de cinco ventanas y como remate una serie de arcos invertidos a manera de barandal.


Durante 230 años el Colegio de San Nicolás cumplió con la función de Seminario Diocesano; en él estudió y fue Rector el iniciador de la Independencia de México Miguel Hidalgo y Costilla. En la actualidad el edificio es sede de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

El Seminario

Para formar sacerdotes que tuvieran un conocimiento profundo en filosofía y teología, además de una disciplinada conducta moral y una vida espiritual animada por la piedad y la oración, el Concilio de Trento (1545-1563) dispuso la erección de seminarios diocesanos que respondieran a ese objetivo y que por tal razón son llamados «Seminarios Conciliares». Como el Colegio de San Nicolás respondía a esas exigencias, la Diócesis de Michoacán no se apresuró a erigir un «seminario conciliar», y fue hasta 1760 cuando el obispo Pedro Anselmo Sánchez de Tagle decidió fundar el Pontificio Seminario de San Pedro Apóstol.

La construcción del edificio que albergaría al Seminario duró diez años y el 23 de enero de 1770, el obispo Sánchez de Tagle realizó la solemne inauguración del Seminario de Michoacán. Ubicado frente a la Catedral, el edificio de estilo barroco tableteado y cuya fachada frontal es una de las más bellas y elegantes de la ciudad, está conformado por dos niveles y tres patios rodeados de una esbelta y severa arquería alta. La escalera principal se soporta en tres arcos que completan la armonía del edificio.

En 1810 durante la Guerra de Independencia, las autoridades virreinales clausuraron el Seminario, pero en 1819 volvió a funcionar. En 1859 durante la Guerra de Reforma el general liberal Epitacio Huerta incautó el edificio y lo convirtió en cuartel, pero en 1863 la Junta de Notables lo restituyó al Obispado; cuatro años más tarde, tras la caída del Imperio de Maximiliano de Habsburgo, fue nuevamente incautado por el gobierno republicano para convertirlo en el Palacio de Gobierno del Estado de Michoacán, función que conserva hasta la actualidad.

Templo de Capuchinas

Las Hermanas de Santa Clara de Asís (Clarisas) que forman parte de la Segunda Orden de San Francisco y que generalmente son llamadas «Capuchinas», llegaron a Valladolid en los albores del siglo XVIII para fundar un convento para mujeres pertenecientes a la nobleza indígena. La Diócesis regaló a las monjas capuchinas en las afueras de la ciudad un terreno donde estaba una pequeña capilla dedicada a la Virgen de Cosamaloapan, para que allí construyeran su convento.

A partir de la antigua capilla se inició la construcción del templo, por lo que no siguió las características propias de los templos novohispanos de los conventos de monjas (planta rectangular, orientación paralela a la calle, e ingreso por un costado); el Templo de capuchinas no es paralela a la calle, tiene una plante de cruz latina y su portada lateral es la que anteriormente había sido la principal. La construcción fue realizada inicialmente por don Mateo de la Cerda y su hijo Antonio, ambos caciques de Pátzcuaro, pero al fallecimiento de éstos, sus sucesores no tuvieron los recursos para proseguir la obra, siendo el arcediano de la catedral Marcos Muñoz de Sanabria quien costeó las obras del templo y el convento hasta su conclusión en 1737.

El Templo es de estilo barroco profusamente adornado; en su interior se conservan tres hermosos retablos barrocos churriguerescos. El Convento, confiscado en 1859, fue demolido en 1901 para construir oficinas de gobierno.

NOTAS:

  1. En honor del prócer de la independencia José María Morelos y Pavón↗, el12 de septiembre de 1828 la ciudad de Valladolid cambió su nombre al de Morelia
  2. Las vecindades fueron unidades habitacionales formadas en los conventos confiscados por las Leyes de Reforma, donde cada familia rentaba a bajo precio una o quizá dos habitaciones, y compartía con otras familias el patio y los servicios de lavaderos y sanitarios.
  3. Toussaint, p. 159

BIBLIOGRAFÍA:

  • Historia del Arte Mexicano, tomo 7. SEP Salvat, México, 1982
  • Toussaint Manuel. Arte Colonial en México. UNAM, México 1990
  • Kubler George. Arquitectura Mexicana del Siglo XVI. Fondo de Cultura Económica, México,1982

JUAN LOUVIER CALDERÓN