GUANAJUATO; Arte Virreinal
En una montaña llamada Quanaxhuato (monte de ranas), poco a poco se fue edificando la ciudad llamada durante el virreinato Villa de Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato. Esta población se construyó sobre las comunidades formadas en torno a las vetas de las minas de plata descubiertas en 1548, razón por la cual la traza de sus calles no sigue ningún patrón; en su lugar se forma un agradable laberinto salpicado de hermosas iglesias. Porque los mineros, vecinos agradecidos por la bonanza de las minas, manifestaron su gratitud al Creador colaborando generosamente en la edificación de los magníficos templos de su ciudad.
Sumario
La Parroquia (Hoy Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato)
Inicialmente la Parroquia de la ciudad de Guanajuato tenía su sede en un modesto templo llamado “de los Hospitales”. En el año de 1771 dio inicio la construcción de un nuevo templo para la Parroquia, el cual se concluyó en 1796. Este edificio sobrio y elegante, de estilo barroco manierista y con una esbelta cúpula, tiene tres puertas de acceso; cada una con una fachada barroca de cantera rosa. Sobre la puerta principal se erige una torre campanario de tres cuerpos y otra más pequeña de estilo churrigueresco que arranca del cubo del reloj.
En el interior se encuentra la imagen de Nuestra Señora de Guanajuato, la que según la tradición fue donada a la ciudad por el Rey Felipe II; es una escultura en madera estofada bellamente labrada y colocada en una base de plata repujada. El atrio que rodea al Templo es de forma irregular; data de principios del siglo XIX y está conformado por un enrejado y columnas que sostienen alternadas una cruz o un macetón. En 1957 S.S. Pío XII concedió a este Templo la dignidad de Basílica.
Iglesia de la Compañía
Mediante una Cédula Real, en 1745 se autorizó que la Compañía de Jesús abriera un colegio y edificara un templo en Real de Minas de Guanajuato. “Dos años más tarde se inició la obra material bajo la dirección de los arquitectos José de la Cruz, quien realizó la montea, y de Felipe de Ureña. Este último no solo la guió en sus inicios sino que la adelantó y concluyó en 1767, año en que los miembros de la Compañía de Jesús fueron expulsados de todos los dominios españoles”[1].
La expulsión de los jesuitas↗ hizo que los edificios del templo y del colegio quedaran abandonados durante muchos años, hasta que en 1798 los padres filipenses obtuvieron autorización de usar dichos edificios. El deterioro sufrido por el abandono hizo que en 1808 la bóveda de la Iglesia se derrumbara, y para que pudiera seguir abierta al culto se levantaron muros para aislar las partes más dañadas. La cúpula derruida fue sustituida por una de mayores dimensiones de doble tambor. En 1881 dio inicio una reconstrucción total que terminó en enero de 1884; estos trabajos devolvieron al templo sus dimensiones originales.
La planta de la Iglesia de la Compañía es de tres naves y seis tramos; los retablos barrocos fueron sustituidos por altares neoclásicos con varias pinturas del célebre Miguel Cabrera. El exterior consta de tres portadas. “Víctor Manuel Villegas afirma que es ésta la primera fachada que utiliza estípites en su composición y la única en Guanajuato que los presenta exentos. La portada principal sigue una estructura en forma piramidal: en el primer cuerpo tres estípites de cada lado flanquean el medio punto que da acceso al templo; en sus enjutas y sobre la clave se ve un relieve de la Santísima Trinidad y su respectiva simbología. En el segundo nivel cuatro estípites flanquean una ventana de arco semi octagonal sobre la cual aparece la figura de san Ignacio de Loyola. En el remate se hallan dos estípites, uno de cada lado del relieve de san Felipe Neri alojado dentro de un marco mixtilíneo característico de la escuela barroca guanajuatense.”[2].
Iglesia de San Francisco
Digno ejemplo de la arquitectura de Guanajuato es la Iglesia de San Francisco; se encuentra ubicada enfrente de una Plaza a la que la Iglesia da su nombre. Construida por los frailes franciscanos en 1728, tuvo anexo el Convento y un Hospicio destruidos por las Leyes de Reforma.
La Iglesia es un majestuoso edificio de cantera rosa en cuya portada se encuentran cuatro estípites situados a los lados del vano semicircular. “Todos los capiteles se encuentran al mismo nivel y sostienen el entablamento cuya cornisa interrumpe la horizontalidad de su línea, para elevarse y enmarcar el motivo central”[3].En su interior se encuentran varios altares labrados en cantera y de estilo barroco.
Iglesia de San Diego
Edificada en el año de 1663, la Iglesia y el convento de San Diego fueron los primeros edificios que en Guanajuato construyeron los frailes franciscanos, pero en 1780 fueron completamente destruidos por una tremenda inundación que sufrió la ciudad. El Conde de la Valenciana encabezó a los vecinos que se avocaron a su reconstrucción, y para evitar que otra inundación causara daños semejantes, se decidió sepultar las ruinas y elevar ocho varas (6.6 metros) el piso, paredes y fachadas de los nuevos edificios. Esta reconstrucción, que se terminó en 1784, es la que perdura hasta el día de hoy, excepto el Convento que ya no existe pues durante la Reforma fue destruido y en su terreno se levantó el Teatro Juárez.
La fachada principal de cantera rosa es una espléndida obra barroca de tallado muy fino que presenta una portada con estípites e inter-estípites cuya disposición le imprime un gran dinamismo. “El arco de entrada cambió los lóbulos por una moldura ondulada que se enrosca a la altura de las impostas. En las calles extremas se percibe cierta concavidad que impulsa el movimiento. El primer cuerpo se compone de semi-columnas, inter-estípites y estípites, que se unen en la cornisa; en el segundo nivel cuatro Hermes de rebuscada figura flanquean la imagen de la Concepción.”[4].
Templo de San Cayetano (La Valenciana)
La célebre mina de La Valenciana empezó a ser explotada desde mediados del siglo XVI, pero su riquísima veta madre fue descubierta mucho después: hasta 1769. El descubrimiento de dicha veta produjo gran bonanza en la región, desarrollándose en torno a la mina un poblado de más de veinte mil habitantes. Al tiempo del descubrimiento, la mina era usufructuada por don Antonio de Obregón y Alcocer y dos socios suyos; en 1775 los tres decidieron construir junto a la mina un templo dedicado a San Cayetano y para ello obtuvieron los servicios de los arquitectos Andrés de la Riva y Jorge Archundia, quienes concluyeron la edificación en 1788.
El edificio tiene una planta de cruz latina y una cúpula octagonal en el cruce de la cruz. Sus dos fachadas exteriores son retablos en cantera rosa. En ellos resaltan la esbeltez de los estípites, el medallón mixtilíneo y la finura de la talla característica del barroco guanajuatense. Las dos puertas fueron talladas en fina madera taraceada. En el presbiterio hay tres majestuosos retablos de composición barroca churrigueresca; el central está dedicado a San Cayetano. El templo sufrió serio deterioro durante la Reforma y el convento anexo fue convertido en cuartel y hasta en corral. La Universidad de Guanajuato ha restaurado el inmueble, incluyendo el púlpito y el órgano, pero es notoria la ausencia de varias imágenes que no pudieron ser sustituidas, así como una torre.
Santuario del Señor de Villaseca (Iglesia del mineral de Cata)
En la mina de San Lorenzo o mineral de Cata, propiedad de don Alonso de Villaseca, se inició en 1709 la construcción de templo para que diera albergue a una imagen de Jesucristo que hoy es tenida como muy milagrosa para conceder demandas de auxilio: la imagen del Cristo Negro de Villaseca.
La construcción del templo duró ochenta años debido a las fluctuaciones en la producción de la mina de Cata. Esa situación hizo que el edificio experimentara modificaciones en su construcción y que su hermosa fachada se encuentre inconclusa. La Iglesia del mineral de Cata tiene planta de cruz latina y grandiosa cúpula en el crucero cuyo tambor, al igual que los arcos formeros y torales, hacen gala de exuberante decoración.
“En el primer cuerpo de la fachada cuatro esbeltos estípites y dos inter-estípites flanquean el vano de medio punto… En el centro hay un magnífico relieve de la Trinidad que se alberga en el típico medallón de líneas mixtas, propio del barroco de esta región. El segundo nivel (que se conserva más o menos a la mitad de su altura) continúa los ejes verticales señalados en el primer cuerpo con el mismo tipo de elementos estructurales y ornamentales.”[5].
NOTAS:
BIBLIOGRAFÍA:
- Historia del Arte Mexicano, Tomo 7, SEP-SALVAT, México, 1986
JUAN LOUVIER CALDERÓN