HISTORIA GENERAL DEL PERÚ. El autor y su obra
Síntesis biográfica de Martín de Muruá
El libro «Historia General del Perú. Origen y descendencia de los Incas» es bastante conocido; no así su autor, el misionero de la Orden de la Merced Martín de Muruá. El jesuita Constantino Bayle estuvo acertado al afirmar que “Si la obra fue conocida, el autor quedó en la oscuridad”.[1]Pocas son las fuentes que conocemos para esclarecer la vida y hechos de uno de los hombres que han prestado mayor servicio a las letras peruanas.
Su vida religiosa y etapa misionera se entresacan en parte de su obra y algún que otro documento de los conventos mercedarios del Perú. Existen principalmente dos hipótesis en torno al nacimiento de Murúa. La primera de ellas, partiendo de una afirmación del mismo Murúa,[2] lo hace originario de Azpeitia. Algo que da seguro el P. Vargas Ugarte.[3]El P. Guillermo Vázquez, historiador mercedario, opina: “El que Murúa afirme ser de la patria de Ignacio de Loyola no muestra claramente que su lugar de origen sea la villa de Azpeitia, sino que puede indicar todas las poblaciones guipuzcoanas, dado que es una declaración muy amplia”.[4]
La segunda de las hipótesis mencionadas, lo hace natural de la villa de Guernica, donde posee una calle dedicada. Refrenda esta teoría una afirmación de Nicolás Antonio[5]. Podemos concluir que parece claro el nacimiento de Murúa en la provincia de Guipúzcoa, sin que podamos precisar por el momento el lugar exacto. La investigación queda abierta.
Respecto a la escritura del apellido, notamos un cambio de Morúa por Murúa. El primero aparece en el manuscrito A de la obra, y en la obra de Guamán Poma. El segundo en el manuscrito B, reelaboración más tardía de los materiales primeros que aparecen en A y en los libros conventuales del Cuzco. Todo ello nos hace pensar en el apellido Murúa como el auténtico. El Padre Hardá en su obra «Biblioteca Mercedaria» llama a Murúa “Frater Martinus de Murúa ex oppido Garnica in Cantabria ortum docens, monasterii de Burceña Castellanae Provinciae sobóles...”.[6]
El Padre Guillermo Vázquez opina que, en un primer momento, apenas terminados sus estudios fue enviado al Perú. Más tarde lanza dos hipótesis: una que fue al Nuevo Mundo, siendo aún seglar y allí tomó el hábito mercedario; y otra que embarcase hacia América siendo ya religioso. Quizá enfermando alguno de los religiosos destinados a América, lo sustituyera el Padre Murúa, sin anotarse el cambio. Todo esto habría que probarlo.
El nombre de Murúa no aparece tampoco en el catálogo de religiosos mercedarios que pasaron a América, como lo muestra el Padre Nolasco Pérez, O. de M., en su estudio sobre los registros del Archivo de Indias en Sevilla.[7]Esto nos lleva a pensar que quizá Murúa no fuese mercedario al embarcarse al nuevo mundo. El único indicio que encontramos del paso de Murúa a América nos lo da una de las licencias que aparece en la edición de Ballesteros Gaibrois, con una frase de Murúa escrita entre los años 1600-1611. En relación a las cosas del Perú, afirma que “a más de cincuenta años que trato dellas”,[8]lo que hace suponer su llegada a Perú sobre los años 1550-1560.
Podemos dar como ciertas estas fechas en la vida de Murúa, ya que tienen base documental:
- 1550-1560 Llegada al Perú.
- 1595 Procurador del convento del Cuzco (Documentos firmados en el Cuzco y en el valle de Curahuasi).[9]
- 1599-1600 Procurador del convento de Arequipa. Estuvo en la destrucción de esta ciudad, que fue en febrero de 1600.[10]
- 1606 Cuzco.
- Agosto 1611 Ilabaya.
- Septiembre 1611 La Paz.
- Febrero1612 La Plata.
- Marzo 1613 Potosí.
- Septiembre 1614 Córdoba-Tucumán.
- Diciembre 1614 Buenos Aires.
- Octubre 1615 Madrid.
También podemos averiguar sus años de estancia en el Perú por frases como éstas: “..que yo en muchos años como cura de ellos.. si no los que mucho tiempo entre ellos han vivido...” .
Esto es lo único que podemos documentar, ya que no hay datos suficientes como para esclarecer lo que acaeció antes, ni para averiguar qué fue de Murúa después de 1616. Posiblemente en 1618, Murúa estuviese en Madrid, dado que Nicolás Antonio pone como terminación de su libro el año 1618. Si bien el mismo Murúa pone 1613 como culminación, lo recalca al final del libro “Anno a nativitate domini 1613”. El bibliófilo mercedario fray Pedro de San Cecilio, escribiendo en el año 1617 lo cita, pero su nombre y figura no es tenida en cuenta por cronistas mercedarios como Remón y Salmerón.
Curiosa es la relación entre la obra de Murúa y la del también cronista fray Gabriel Téllez, el inmortal Tirso de Molina. Este último no cita al primero en su «Historia» aunque existe un paralelismo entre ambas obras históricas “Murúa tenía un gran fallo a los ojos de Tirso: ser más amigo de los Almagro que de la familia de Pizarro” . Tratando la cuestión de cargos que ejerció Murúa damos como seguros los de «Elector General del Capítulo de la Orden de la Merced por la Provincia del Cuzco», «Procurador del Convento del Cuzco y de Arequipa» , «Comendador y Cura de Huata».
Martín de Murúa, y Guamán Poma de Ayala: divergencias y paralelismos.
Es interesante la relación existente entre fray Martín y el inca Felipe Guarnan Poma de Ayala o Waman Puma, cronista andino. Ambos son coetáneos pero no interpretan de igual modo la conquista puesto que parten de filosofías distintas y trabajan para Castilla desde puntos contrapuestos. Murúa rubrica su «Historia» en 1613, lo recalca al final del libro: “Anno a nativitate Domini 1613”. Poma es posterior. Se piensa que finalizó la «Nueva Crónica» en 1615, e indica que conoce la obra de Murúa, puesto que la cita y la comenta.
El pensamiento de Poma es el de un americano autóctono, basado en el mundo andino y en su experiencia incaica. Murúa, en el fondo, no deja de ser un europeo que evangeliza en el Cuzco. La «Historia» de Murúa es fruto de la experiencia personal en la pastoral misional y del deseo de narrar la historia real del imperio incaico. Por su parte, la «Nueva Crónica» de Guamán Poma es una colección de cuestiones, proposiciones, casos y denuncias presentadas al rey Felipe III, obra algo reiterativa, tosca y desordenada, no exenta de polémica.
En sus páginas Pomá alude a la orden de la Merced en varias ocasiones. Por ejemplo anota, que entre los consejeros del conocido doctor de la Gasea, figuraba el “Provincial de la horden de Nuestra Señora de las Mercedes”. Más adelante propone que para el buen gobierno del Reino del Perú sería conveniente que formase parte del Consejo el “Comendador de Nuestra Señora de las Mercedes”. Ser mercedario en el Nuevo Mundo era signo de prestigio social. Entre los sueños de un matrimonio cristiano de indios españoles contaba el que alguno de sus hijos fuese religioso, así cita: “que Aloncito sea fraile agustino, y Marinillo, dominico, Gonzalico, mercedario...”.
Seguidamente pasa al ataque. Denuncia a los «padres curas» que no hacen lo debido para la edificación de los indios, y entre ellos cita: “El fraile merzenario de Nuestra Señora de las Mercedes”. Esto se contradice a lo que exige para la organización indiana de la Iglesia católica. Entre los religiosos misioneros menciona a los “de Nuestra Señora de las Mercedes”, a fin de imponer “buena Justicia y ley en este reino” . En la obra reproduce varios sermones, uno es “Zermón de frayle merzenario Moma” , incluye un fragmento, con texto quechua y castellano. La agresión contra Murúa va en aumento escribiendo:
“Padres. Frayle Merzenario: Este dicho Morúa fue comendador del pueblo de Yanaca de la Prouincia de los Aymarays, el cual destruyó grandemente a los yndios con el mal y daño y trabajos de ajuntar las solteras, hilar, texer, y hacer cunbi (tejido fino) y auasca (tejido corriente), pabellón y sobrecama, uascas (soga), y frezadas y costales y de teñir lana, amasejos de chicha y penas que le pone a los yndios de los pueblos y forasteros al común de los yndios, indias solteras, muchas y muchachas.
Levantándole testimonio, le rrobaua y decía que al perlado le sería con ello y que no le había de quitar de la doctrina y que auía de matar de asotes. Y ancí de tanto trabajo y castigo, se ausentaron los yndios y se despoblaron los pueblos. Y ancí deuía los yndios al encomendero diez mil pesos de rrezago de la tasa. Y este dicho frayle era juez de comición del corregidor. Quitava mugeres casadas y a las hijas y ermanas de los yndios. Y decía que, aunque le echasen de la doctrina, que auía de yr al convento a comer y a dormir”.
“Este dicho fraile Morúa fue cura doctrinante del pueblo de Poco Uanta, Pacica, Pichiua. Este fue padre y corregidor, uicario, alcalde, uierdugo con sus propias manos. Con su deseplina castigauca y se hacía uecitador. Con este color ajuntaua todas las donzellas y hacía justicia, mandaua, desmandaua. Tenía un yndio tributario y le llamaua don Hernando y tenía su hija en la cocina. Y ancí con el color de la hija, le daua fabor al Hernando, de que rrebolbía todo el pueblo. Y se hizo curaca (autoridad) por fuerza y cienpre era alcalde. Quitaua la hazienda y mató a palos a una yndia. Y hizo mouer a dos yndias preñadas como le dió gusto al padre. Aunque hacía ydúlatras (idolatrías), lo dexaua pasallo. Con el miedo del padre, el corregidor no quiso hazer justicia; el capitán Alonso de Medina.. .” .
Y también un dibujo en el que se representa a una mujer trabajando en un telar; tras ella aparece un fraile con un palo en la mano, en plan de pegarle, con la siguiente leyenda:“E/.P./FRAILEMERZENARIOMOR/VA/son tan brabos y justiciero y mal / trataalos yns y haze travajar co / un palo eneste rreyno en las do / trinas noayrre / medio”.
Para contrarrestar las fuertes acusaciones de Guamán Poma, bastaría leer lo que Murúa escribió a su favor de Bartolomé de las Casas, que equivale a su propia apología. Un religioso de alta formación intelectual que conoció usos, costumbres y lengua de los incas; un religioso distinguido con honores por su Orden (Consejero Mayor o Elector General); un religioso al que la Administración política le encargue oficios civiles ¿cómo puede ser atacado así por Poma?
Así al final del segundo tomo vuelve a incidir sobre el mal trato que se daba a los indios, y como ejemplo personal y familiar, se desahoga con la siguiente diatriba: “Mira, cristiano, todo a mí se me ha hecho, hasta quererme quitar mi muger un frayre merzenario llamado Morúa en el pueblo de Yanaca, estos dichos agravios y daños y males. Y no quieren ver a yndios ladinos cristianos hablando en castilla; se le espanta y me manda echar de los dichos pueblos”. En aséptica interpretación, la queja de Guamán Poma no significa que Murúa intentase quitarle a su mujer, con provecho propio, sino que trató de legalizar una situación que escandalizaba en el pueblo de Yanaca.
En el tomo tercero de su «Nueva Crónica» dice Poma: “Y escrivió otro libro fray Martín de Morua de la horden de Nuestra Señora de las Merzedes de Redención de Cautibos: escrivió de la historia de los Yngas. Comensó a escrivir y no acabó para mejor dezir ni comensó ni acabó porque no desglora [sic] de dónde prosedió el Ynga ni cómo ni de que manera ni por dónde ni declara ci le benía el derecho y de cómo se acabó todo su linage. Ni escrivió de los rreys antigos ni de los señores grandes ni de otras cosas, ciño todo contra Yndios gentiles y de sus rretos y de sus herronías y espantado de ellos que como gentiles lo herraron, i como los españoles de España fueron gentiles y rromanos tubieron herronía, ydulos al Jubeter y al bezerro...”. Sin duda Guamán Poma ataca injustamente a Murúa, quiso eclipsar su personalidad, posiblemente guiado por una envidia literaria y un rencor o rivalidad social.
No queremos seguir indagando en las relaciones entre Guamán y Murúa, pues nos saldríamos del propósito de nuestro estudio. Tan sólo queremos apuntar que algún autor destaca también las «semejanzas» entre ambos: “Más allá del juicio negativo que Guarnan Poma ofrece de Murúa, que debe interpretarse en un «contexto personal», ha llegado el tiempo de mostrar las convergencias de fondo: en realidad los dos autores buscan lo mismo, aman a los indios de Perú, critican la prepotencia-codicia de los españoles, buscan una forma nueva y verdadera de evangelización cristiana”.
Capítulo aparte merece el tema de las ilustraciones del texto. Los incas, a diferencia de los aztecas, no fueron amigos de representaciones gráficas y por lo tanto no poseen códices pictóricos. Tan solo existen dos excepciones: la «Nueva Crónica y buen Gobierno», de Guamán Poma y la «Historia General del Perú», de fray Martín de Murúa.
NOTAS
- ↑ M. de MURÚA: Historia del origen y genealogía real de los Reyes Ingas del Perú, Introducción, notas y arreglo por Constantino Bayle S.J., Madrid, 1964, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, p. 2.
- ↑ o.c. p. 360.
- ↑ Cfr. M. de MURÚA: Historia General del Perú, Origen y descendencia de los incas..., Madrid, MCMLXII, Biblioteca Americana Vetus, Vol. I p. XXXIII.
- ↑ G. VÁZQUEZ NUÑEZ: Mercedarios Ilustres, Madrid, 1966, Revista Estudios, p. 106.
- ↑ N. ANTONIO: Biblioteca Hispana Nova, Torino, 1963, Bottega D’Erasmo, Tomus aecundus,
p. 106. - ↑ G. VÁZQUEZ NUÑEZ: Mercedarios Ilustres, Madrid, 1966, Revista Estudios, pp. 332 y 327-328.
- ↑ P. N. PÉREZ: Religiosos de la Merced que pasaron a la América Española (1514-1777) con documentos del Archivo General de Indias. Sevilla, 1924.
- ↑ M. BALLESTEROS GAIBROIS: Introducción y notas a la Historia General del Perú. Madrid, MCMLXII, Biblioteca Americana Vetus, p. XXXIV y p. 11.
- ↑ V. M. BARRIGA: Los mercedarios en el Perú en el siglo XVI (1518-1600). Arequipa, 1942, Vol. III. pp. 352-353; y F. PEASE G. Y.: “Tópicos sobre los incas en Martin de Murúa”, Analecta Mercedaria XI (1992) 26-30.
- ↑ M. BALLESTEROS GAIBROIS: o.c., Vol. I, p. XXXIV, y Vol. II, pp. 221-235.
BIBLIOGRAFÍA
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1.2. Ediciones del manuscrito "B” o Wellington - Historia General del Perú, origen y descendencia de los Incas por Fray Martín de Murúa, Introducción y notas de Manuel Ballesteros Gaibrois, Madrid, 1962-1964, Bibliotheca Americana Vetus, 2 Vols. 279 y 272 pp. (Introducción: pp. XXIII-XLVIII). - MURÚA, Martín de: Historia general del Perú, Edición de Manuel Ballesteros, Madrid, 1987, Historia 16.583 págs. (Introducción: pp. 5-29). - MURÚA, Martín de: Historia general del Perú. De los orígenes al último Inca, Madrid, 1992, Cambio 16. (Abarca sólo parte del libro primero de la obra) 190 páginas.
2. Comentarios y estudios sobre la obra de Murúa
Además de las introducciones a las diferentes ediciones citadas anteriormente, pueden verse: — BALLESTEROS GAIBROIS, M.: “Relación entre fray Martín de Murúa y Felipe Huamán Poma de Ayala" en Estudios Americanistas, I (1978) 39-47. — BALLESTEROS GAIBROIS, M.: “Dos cronistas paralelos: Huamán y Martín de Murúa (confrontación de las series reales gráficas)”. Anales de literatura Hispano Americana IX (1981) 15-24. — BEYERSDORFF, M.: “Fray Martín de Murúa y el “Cantar” histórico inka”, Revista Andina 4 (1986) 501-521. — MANSILLA, J.M.: “Un paréntesis sobre Murúa y Tirso de Molina”, Presencia literaria, La Paz, Bolivia, domingo 18 de octubre de 1981. — OSSIO, J. M.: “Una nueva versión de la Crónica de Fray Martín de Murúa”, Revista del Museo Nacional 46 (Lima 1982) 567-576. — OSSIO, J. M.: Los retratos de los Incas en la crónica de Fray Martín de Murúa, Lima, 1985, Oficina de Asuntos Culturales de Cofide. — PEASE, F.: “Tópicos sobré los incas en Martín de Murúa”, Analecta Mercedaria XI (1992) 9-30. — PIKAZA, X.: “Religión pagana y Conversión cristiana en el antiguo Perú (Aportaciones del Padre Martín de Murúa)”, en AA. W.: Presencia de La Merced en América. Actas del I Congreso Internacional. Madrid, 1991, Revista “Estudios”, Vol. 1, pp. 489-593. — PLACER, G.: “Fray Martín de Muñía y su “Historia General del Perú”. Ruta del M. S. Wellington”, Boletín de la Provincia de Castilla XXV (1987) .33-44. — PLACER, G.: “Fray Martín de Murúa, apóstol de Perú", Estudios XLVI (1990) 49-62. — ROWE, J. H.: “La mentira literaria en la obra de Martín de Murúa" en Libro Homenaje a Aurelio Miró-Quesada Sosa, Lima, 1987, Tomo II, pp. 753-761.
3. Bibliografía de carácter general
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MARIO ALONSO AGUADO
© Revista Peruana de Historia Eclesiástica, 8 (2004), 35-77