CULTURAS PRECOLOMBINAS. Los Pueblos del Delta del Orinoco

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Ubicación geográfica

El Orinoco es el tercer río más caudaloso del mundo, tiene 2800 kilómetros de largo y desemboca en el Océano Atlántico. Nace en Venezuela en el Cerro Delgado a 1047 m.s.n.m, descubriendo un gran arco y formando una cuenca de casi un millón de kilómetros cuadrados; a partir de su confluencia con el río Guaviare forma la frontera natural entre las actuales repúblicas de Venezuela y Colombia.

En su desembocadura el Orinoco forma un «Delta» tan extenso que cuando Cristóbal Colón lo descubrió en 1498, durante su tercer viaje, lo describió como si se tratara de un mar. Las tierras que lo circundan se encuentran frecuentemente inundadas, formando abundantes lagunas y ciénegas, numerosas islas y canales.

Por lo que se refiere a la «Cuenca» del río, el clima tropical y las espesas selvas que prevalecen en buena parte, es hábitat de una gran variedad de fauna y flora. El primer europeo que exploró la Cuenca del Orinoco fue el español Diego de Ordás en 1531; sin embargo hasta mediados del siglo XX el Delta del río permaneció aislada y casi desconectado del resto del mundo. Fue hasta 1951 cuando un equipo franco-venezolano exploró la cuenca hasta el nacimiento del río, pudiendo precisar sus características naturales. Por esas condiciones de aislamiento que propicia la geografía, no es de extrañar que los habitantes del Delta del Orinoco, los Yanomami y los Wayuu, hayan permanecido casi al margen de la civilización hasta bien entrado el siglo XX y que, paradójicamente, observándolos hoy nos permita conocer como han vivido esos pueblos desde la época precolombina, en una suerte de recreación intemporal.

No ocurre lo mismo con los habitantes del interior de la Cuenca, los «llaneros» o habitantes de los llanos, especialmente los del río Apure, afluente del Orinoco, que siendo muy pocos en la época precolombina, a partir del siglo XVII desarrollaron un fuerte mestizaje con los españoles.

Cultura Yanomami

La exuberancia de la naturaleza y la abundancia de frutos y fauna silvestre de su hábitat, permitió a los yanomamis llevar una vida más sedentaria que nómada y sin embargo vivir de la caza, la pesca, y la recolección de frutos, aunque llegaron a practicar una horticultura muy elemental. Las aldeas de los yanomamis llamadas «shabono» están formadas por «malocas», casas grandes de forma oval erigidas sobre troncos de árboles y con un techo de palma en forma de cono denominado «xapono» con el centro abierto, en la que conviven hasta 300 personas. Al sur del Orinoco este tipo de viviendas les llaman también «churuata», siendo también viviendas colectivas donde la autoridad la ejerce un cabeza de familia (tuxawa) que dirime los conflictos al interior de la vivienda.

La aldea como tal carecía de jefes que ejercieran autoridad sobre toda la comunidad, por lo que se requería un acuerdo de los hombres «tuxawa» para llevar adelante alguna iniciativa importante que afectara a todos, como las disputas con otros poblados. La cultura Yanomami se divide en 3 grupos: «Yanan», «Sanemá» y «Yanoman», hablando cada uno de ellos una lengua diferente. Entre sus vecinos más cercanos se encuentran los «Piaroa», con los que siempre han tenido una gran hostilidad.

Su cosmovisión y religión fue «animista», y en buena parte continúan siéndolo. En su religiosidad practicaban unos ritos fúnebres que comportan un canibalismo llamado «endo-canibalismo», consistente en comer la carne de una persona muerta que perteneció a su misma tribu o comunidad. Por su aislamiento, el canibalismo persistió en el Delta del Orinoco por mucho más tiempo que entre los pueblos de las islas del Caribe, donde la integración con la civilización española y el cristianismo imperaron rápidamente.


Cultura Wayuu

Ubicados en el territorio de la Guajira (en los actuales Departamento colombiano de la Guajira y el Estado venezolano de Zulia), los Wayuu forman parte de la etnia de los pueblos «Arawak», que hace cientos de años, quizá desde principios de nuestra era, se dispersaron por las Antillas, las Guyanas y la Amazonia. En base a similitudes léxicas se les cataloga como pertenecientes a la familia lingüística «Maipurán». Los pueblos Wayuu forman comunidades de estructura matriarcal ya que las mujeres de estas étnias son mucho más activas y diligentes que los varones, siendo las madres quienes conducen y organizan el clan. Esta situación da soporte al mito de «waleker», la araña, que supuestamente enseño a tejer a las mujeres, las que con gran habilidad tejen fibras de palma y de algodón. En la familia nuclear el padre biológico queda marginado y es el hermano de la madre quien asume el papel de padre. Sin embargo, es frecuente la poligamia dando prestigio al varón. Dentro de las comunidades tienen también importancia los chamanes, mujeres y hombres que tienen conocimiento de las propiedades medicinales de algunas plantas aplicándolos en medio de cantos y oraciones a quienes necesitan cuidados de salud.

Cultura Llanera La extensa cuenca del río Orinoco es uno de los ecosistemas más importantes del mundo; su clima es intertropical de sabana muy húmedo y caluroso. Salvo las áreas boscosas, los suelos se inundan buena parte del año pero hacia la zona de las laderas de la Cordillera oriental andina se forman grandes médanos donde abunda una rica fauna silvestre: galápagos, venados, caimanes, perros de agua (nutrias) monos araguatos, etc.

Muy poco poblado en la época precolombina, casi exclusivamente por los «otomacos» , las condiciones naturales de los llanos de la Cuenca resultaron ser muy propicias a la introducción del caballo y del ganado vacuno traído por los españoles en el siglo XVII. De esa época es la fundación de poblados de traza española como San Fernando de Apure o la Villa de San Fernando del Paso Real de Apure.

NOTAS