PEDRO CLAVER Y LA DEFENSA DE LOS ESCLAVOS AFRICANOS

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
Revisión del 06:56 26 oct 2024 de Vrosasr (discusión | contribuciones) (Página creada con «==Prólogo== Cartagena de Indias en Nueva Granada fue fundada en junio de 1533 por Pedro de Heredia, y dada su ubicación geográfica muy pronto se convirtió en el princi…»)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda

Cartagena de Indias en Nueva Granada fue fundada en junio de 1533 por Pedro de Heredia, y dada su ubicación geográfica muy pronto se convirtió en el principal puerto de Sudamérica. Por los continuos ataques de piratas y corsarios, en el periodo virreinal la ciudad fue protegida con una sólida muralla haciendo de su puerto un refugio seguro a los navíos, llevando a Cartagena a ser centro de un floreciente comercio. Con ello también se convirtió en el principal centro en Hispanoamérica de un comercio inhumano: la trata de esclavos negros. La actitud antiesclavista de las Coronas española y portuguesa en relación a los indígenas, fue evidente desde los primeros momentos; en cambio, la importación de esclavos negros al Nuevo Mundo constituyó un problema moral y legal diferente. La razón viene de la tradición que sobre la esclavitud había establecido el Derecho romano; así en muchos países de Europa existía una presencia más o menos difundida de esclavos africanos, que no suscitaba mayores problemas de conciencia no se apreciaban dificultades morales para la trata de esclavos hacia América. La trata fue posible gracias a los mismos africanos. Grupos africanos sociales organizados, tribus, pequeños o grandes reinos, reyezuelos, intermediaros y comerciantes negro-africanos que capturaban y vendían a su hermanos de raza, fueron los cazadores de esclavos, por lo tanto hermanos de raza, que tristemente suministraban y vendían a los negreros europeos. Sin aquellos cazadores de esclavos, la trata habría sido casi imposible.

Además hay que tener presente la otra trata contemporánea, la árabe, y con un volumen cuantitativo incluso mucho mayor, e iniciada muchos siglos antes que la atlántica, y que duraría hasta mucho después de la misma, prácticamente hasta el siglo XX; en ella también los árabes musulmanes la podían llevar a cabo porque contaban con el apoyo indiscutible de reyezuelos y jefes tribales africanos. Las cifras de los habitantes del África que llegaron a tierras americanas en calidad de esclavos, está aún por establecerse. El historiador inglés Basil Davidson cree que fueron al menos diez millones los esclavos africanos transportados a América. Entre la primera mitad del siglo XVI y la primera del siglo XIX (es decir, durante el periodo español), a Cartagena de Indias llegaron más de un millón de esclavos provenientes de etnias milenarias como los bambará y mandingas de Guinea, y los bantúes de Angola. Pedro Claver, el «esclavo de los esclavos». En el contexto de esclavitud y denigración humana que generó la trata, una de las figuras más significativas e importantes en la historia de las misiones del Caribe y Latinoamérica es Pedro Claver, misionero jesuita español. Su entrega abnegada a los negros esclavos es un antecedente admirable de la práctica de liberación y el amor cristianos, de la defensa de los derechos humanos y el compromiso preferencial de la Iglesia por los pobres y marginados. Por ello a san Pedro Claver el papa Juan Pablo II lo llamó “modelo de solidaridad y testimonio para nuestro tiempo.” A pesar de las dificultades surgidas por las características de su apostolado, debido a su gran sensibilidad espiritual descubrió la dignidad ontológica de la persona humana escondida en esos seres infamantemente maltratados. Además de atender en sus necesidades materiales dándoles de comer y curando sus heridas, instruyó, evangelizó y Bautizó a más de trescientos mil esclavos que arribaron a Cartagena y que se venderían a muchas plantaciones y minas en la zona de influencia del puerto caribeño. En la ceremonia donde el papa León XIII canonizó a Pedro Claver en 1888, el Romano Pontífice señaló que la vida de Pedro Claver era la que, después de la de Cristo, era la que más lo había impresionado. En una época en que los desvíos del racismo, que desgraciadamente siguen presentes en muchas partes, el apostolado desinteresado, profundo y generoso de Pedro Claver a lo largo de cuarenta años en favor de los esclavos africanos, es un testimonio de verdadero seguimiento de Jesucristo para las nuevas generaciones de misioneros.

=NOTAS