PEDRO CLAVER Y LA DEFENSA DE LOS ESCLAVOS AFRICANOS

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Cartagena de Indias en Nueva Granada fue fundada en junio de 1533 por Pedro de Heredia, y dada su ubicación geográfica muy pronto se convirtió en el principal puerto de Sudamérica. Por los continuos ataques de piratas y corsarios, en el periodo virreinal la ciudad fue protegida con una sólida muralla haciendo de su puerto un refugio seguro a los navíos, llevando a Cartagena a ser centro de un floreciente comercio. Con ello también se convirtió en el principal centro en Hispanoamérica de un comercio inhumano: la trata de esclavos negros.

La actitud antiesclavista de las Coronas española y portuguesa en relación a los indígenas, fue evidente desde los primeros momentos;[1]en cambio, la importación de esclavos negros al Nuevo Mundo constituyó un problema moral y legal diferente.[2]La razón viene de la tradición que sobre la esclavitud había establecido el Derecho romano; así en muchos países de Europa existía una presencia más o menos difundida de esclavos africanos, que no suscitaba mayores problemas de conciencia no se apreciaban dificultades morales para la trata de esclavos hacia América.[3]

La trata fue posible gracias a los mismos africanos. Grupos africanos sociales organizados, tribus, pequeños o grandes reinos, reyezuelos, intermediaros y comerciantes negro-africanos que capturaban y vendían a su hermanos de raza, fueron los cazadores de esclavos, por lo tanto hermanos de raza, que tristemente suministraban y vendían a los negreros europeos. Sin aquellos cazadores de esclavos, la trata habría sido casi imposible.[4]

Además hay que tener presente la otra trata contemporánea, la árabe, y con un volumen cuantitativo incluso mucho mayor, e iniciada muchos siglos antes que la atlántica, y que duraría hasta mucho después de la misma, prácticamente hasta el siglo XX; en ella también los árabes musulmanes la podían llevar a cabo porque contaban con el apoyo indiscutible de reyezuelos y jefes tribales africanos.

Las cifras de los habitantes del África que llegaron a tierras americanas en calidad de esclavos, está aún por establecerse. El historiador inglés Basil Davidson cree que fueron al menos diez millones los esclavos africanos transportados a América.[5]Entre la primera mitad del siglo XVI y la primera del siglo XIX (es decir, durante el periodo español), a Cartagena de Indias llegaron más de un millón de esclavos provenientes de etnias milenarias como los bambará y mandingas de Guinea, y los bantúes de Angola.

Pedro Claver, el «esclavo de los esclavos».[6]

En el contexto de esclavitud y denigración humana que generó la trata, una de las figuras más significativas e importantes en la historia de las misiones del Caribe y Latinoamérica es Pedro Claver, misionero jesuita español. Su entrega abnegada a los negros esclavos es un antecedente admirable de la práctica de liberación y el amor cristianos, de la defensa de los derechos humanos y el compromiso preferencial de la Iglesia por los pobres y marginados. Por ello a san Pedro Claver el papa Juan Pablo II lo llamó “modelo de solidaridad y testimonio para nuestro tiempo.”[7]

A pesar de las dificultades surgidas por las características de su apostolado,[8]debido a su gran sensibilidad espiritual descubrió la dignidad ontológica de la persona humana escondida en esos seres infamantemente maltratados. Además de atender en sus necesidades materiales dándoles de comer y curando sus heridas, instruyó, evangelizó y Bautizó a más de trescientos mil esclavos que arribaron a Cartagena y que se venderían a muchas plantaciones y minas en la zona de influencia del puerto caribeño.

En la ceremonia donde el papa León XIII canonizó a Pedro Claver en 1888, el Romano Pontífice señaló que la vida de Pedro Claver era la que, después de la de Cristo, era la que más lo había impresionado. En una época en que los desvíos del racismo, que desgraciadamente siguen presentes en muchas partes, el apostolado desinteresado, profundo y generoso de Pedro Claver a lo largo de cuarenta años en favor de los esclavos africanos, es un testimonio de verdadero seguimiento de Jesucristo para las nuevas generaciones de misioneros.

NOTAS

  1. La primera prohibición de la esclavitud de los indios fue la Cédula Real de Isabel la Católica del año 1500, reiterada en su testamento de 1504 y luego en las Leyes de Burgos de 1512, en las Leyes Nuevas de 1548 y finalmente toda esa jurisprudencia recopilada en las Leyes de Indias, Libro VI, Título 2.
  2. Fueron los puertos de Cartagena de Indias y Veracruz los autorizados por la Corona española para recibir esclavos africanos. España no fue traficante de esclavos, pero al aceptar comprarlos a los traficantes ingleses y franceses, se hizo cómplice y partícipe de ese inhumano comercio . Cfr. Grupos afroamericanos, Publicaciones del CELAM, Bogotá. 1980
  3. Para el derecho romano la esclavitud era una institución de derecho de gentes, no de derecho natural. Eso significaba que un hombre podía nacer libre y convertirse en esclavo, pero también podía salir de la esclavitud alcanzando, incluso, la ciudadanía romana. Aun siendo jurídicamente «cosas», la naturaleza humana del esclavo configura la institución de la esclavitud, y por ello el derecho romano también reconocía ciertas limitaciones a los abusos contra los esclavos y establecía algunas protecciones legales para ellos. Por ejemplo, los esclavos podían presentar quejas por abusos graves ante un tribunal y también podían ser liberados por sus dueños mediante la manumisión, lo que les otorgaba ciertos derechos y les permitía adquirir la ciudadanía romana en algunos casos.
  4. José E. Mosquera, Los africanos que vendían africanos. Colombia, octubre 2011. Un análisis de la otra cara de historia de la trata de negros a raíz de la declaración por parte de la ONU del 2011 como el Año Internacional de los afro-descendientes.
  5. Davidson Basil, La historia de África, Ed. Folio, Barcelona, 1992
  6. Al pronunciar su profesión solemne como jesuita, el 3 de abril de 1662, estampó junto a su firma lo que sería la gran consigna de su vida: “Petrus Claver, aethiopum Semper servis.” Cfr. A. Valtierra, El esclavo de los esclavos”: San Pedro Claver. Ed. BAC, Madrid, 1985
  7. Encíclica Sollicitudo rei sociales, 40, diciembre de 1987
  8. Varias señoras de la sociedad de Cartagena se rehusaban a entrar en los templos donde Pedro Claver reunía a sus negros. Fue acusado de haber profanado los sacramentos al dárselos a los esclavos negros ya bautizados. Sus superiores en ocasiones cedieron a presiones y le pedían ser más moderado en su servicio.

BIBLIOGRAFÍA

A. Valtierra, El esclavo de los esclavos”: San Pedro Claver. Ed. BAC, Madrid, 1985

VV.AA. Grupos afroamericanos, Publicaciones del CELAM, Bogotá. 1980

José E. Mosquera, Los africanos que vendían africanos. Colombia, octubre 2011.

Davidson Basil, La historia de África, Ed. Folio, Barcelona, 1992

Ceballos D. San Pedro Claver. Ed. Banco de la República, Bogotá, 2004

Iraburu J. Pedro Claver, esclavo de los esclavos, Ed. Arbil, Madrid, 2007


JOSÉ ARLES GOMEZ ARÉVALO. © Pontificia Universidad Urbaniana, 2008