FRAY JUAN DE ZUMÁRRAGA; Aspecto material de su episcopado
Sumario
LA IMPRENTA
A fray Juan de Zumárraga se le debe la introducción de la imprenta en México. Ya desde 1533 señalaba al Consejo de Indias la importancia de instalar la imprenta. En el memorial que presentó en Toledo en el año 1533 se puede ver clara la intención de Zumárraga. Mariano Cuevas, en su «Historia» presenta un párrafo de este memorial, el cual transcribimos a continuación:
“Porque parece sería cosa muy útil y conveniente haber allá imprenta y molino de papel y pues se hallan personas que holgarán de ir, con que su Majestad haga alguna merced con que puedan sustentar el arte, Vuestra Señoría y Mercedes manden proveer”.[1]
En la misma obra de Mariano Cuevas encontramos la respuesta del Consejo de Indias: “Que se le dará pasaje y malotaje a México y se les presentará alguna cantidad de la hacienda de Su Majestad para ayudar a comenzar y privilegio por tiempo señalado”.[2]
Todavía tuvo que pasar un poco de tiempo para que se estableciera la imprenta en México, pues no se sabe con exactitud la fecha precisa. Algunos atribuyen y datan la llegada con la venida del virrey Mendoza (1535). De hecho, el 28 de abril de 1536, Cristóbal de Pedraza en ese entonces chantre de la catedral mexicana, recibió una comisión para resolver varios negocios eclesiásticos en la metrópoli. Llegado a España, redactó un memorial al Rey exponiendo las necesidades de la nueva y extensa diócesis. Entre estas decía que “un maestro imprimidor tiene voluntad de servir a V. M. con su arte y pasar a la Nueva España a imprimir allá libros de y glesia de letra grande y pequeña y de canto y de otros libros pequeños para la ynstrucción de los indios”. Según este documento, no estaba instalada la imprenta todavía en esa fecha.[3]
Parece que el primer libro impreso fue la «Escala espiritual» de San Juan Clímaco, traducción de fray Juan de Estrada o de Magdalena. Lo que se puede afirmar con certeza es que el primer libro conocido que se imprimió estuvo a cargo de Juan Pablos en una segunda imprenta. La obra impresa es: «Breve y más compendiosa doctrina cristiane en lengua mexicana-castellana».
Lo que interesa es que la imprenta se introdujo en México primeramente gracias a la iniciativa y esfuerzo de fray Juan de Zumárraga, y constituyó una de las grandes revoluciones a favor de la evangelización, ya que la imprenta constituyó un instrumento pastoral eficaz para la propagación del Evangelio, por medio de la impresión de las doctrinas, catecismos, cartillas y confesionario; y también los vocabularios, las artes de la lengua y los diccionarios.
Ahora pasamos al elenco de obras impresas por mandato de fray Juan de Zumárraga. En casi todas las obras figura, ya sea en la portada o en el colofón, la frase “impressa por mandato del reverendissimo señor don Fray Juan de Zumárraga”. A esta expresión varía especificándose algunas veces haber sido impresa “a su costa”, o a “costa del señor obispo”; haber sido “revista y examinada por su mandado”; vista examinada y corregida por mandado de…”. Esto hace ver la participación de fray Juan de Zumárraga en las actividades de la prensa.
Elenco de las obras publicadas durante el episcopado de fray Juan de Zumárraga:[4]
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- «Doctrina Cristiana, mexicana y castellana» (1539)
- «Manual de adultos» (1540)
- «Doctrina breve muy provechosa» (1543/44)
- «Tripartito del christianissimo y consolatorio doctor Juan Gerson de doctrina christiana a cualquiera muy provechosa» (1544)
- «Compendio» sobre la forma de hacer posesiones de Dionisio Rickel, el cartujano (1544)
- «Doctrina cristiana para instrucción e información de los indios» de fray Pedro de Córdoba (1544 y 1548)
- «Doctrina cristiana» (1545/46)
- «Nuevo vergel de olorosas flores sembrados por la muerte dolorida y cogidas por la trabajosa vida» de Diego Bernal de las Indias (1546)
- «Doctrina breve mexicana» de fray Alonso de Molina (1546)
- «Doctrina cristiana más cierta y verdadera» y su «Suplemento» (1546)
- «Regla cristiana breve» (1547)
Obras impresas sin fecha o conocidas solo parcialmente: - Fragmento de una edición de la «Doctrina cristiana en lengua mexicana» de fray Pedro de Córdoba (¿1539?)
- Una «Doctrina cristiana» en lengua mexicana atribuida a fray Pedro de Gante (¿1547?)
- Un «Libro de la doctrina cristiana» traído de la península y recomendado por Zumárraga.
LA UNIVERSIDAD
Las universidades de Alcalá y Salamanca irradiaron de manera especial un gran influjo sobre las nuevas tierras descubiertas. En este sentido, fray Juan de Zumárraga destacó en la instauración de la universidad en México: la primacía cronológica en las peticiones explícitas y formales que condujeron en definitiva a su creación, fue sin duda otorgada a fray Juan de Zumárraga.[5]
La instrucción que fray Juan de Zumárraga dio a sus procuradores ante el concilio tridentino, incluye una petición al emperador para la creación de una universidad. En la «Historia» de Mariano Cuevas encontramos el texto de esta petición. Dice así:
“Considerando cuán convenible y aun necesaria cosa es la doctrina en estas partes a donde la fe nuevamente se predica y por consiguiente los errores son muy dañosos, y donde cada día resultan más dudas y dificultades y no hay universidad de letras a donde recurrir y las desas partes están tan distantes, que antes que dellas no podemos informar erramos en lo que hemos de hacer; parece que no hay parte alguna de cristianos donde haya tanta necesidad de una universidad a donde se lean TODAS LAS FACULTADES Y CIENCIAS y sacra teología; por si S. M., habiendo en España tantas universidades y tantos letrados, ha proveído a Granada de universidad, por razón de los nuevos convertidos de los moros; cuánto más se debe proveer por semejante manera a esta tierra, a donde hay tantos nuevamente convertidos de gentiles que en su comparación el reino de Granada es meaja en capilla de Fraire y no tienen, como es dicho, universidad ni doctrina. Por tanto, suplica a S. M. el obispo, mande en todo caso establecer y fundar en esta gran ciudad de México, una universidad en la que se lean TODAS LAS FACULTADES que se suelen leer en las otras universidades y enseñar, y sobre todo, artes y teología, pues dello hay más necesidad.
Y para que haya efecto haga S. M. la limosna que a su real persona y al cargo desta gran tierra tiene conviene, haciendo merced de algún pueblo o pueblos para los salarios de los lectores y edifico de las escuelas. Y asimismo mande escribir a Su Santidad para que tenga a bien de dar algunas indulgencias a todas las personas que ayudaren para esta sancta obra, porque si a los hospitales donde los cuerpos se curan suele favorecer con cosas semejantes, cuanto más razón es de hacerle a lo que se ordena a la cura de las almas. Y las indulgencias sean todas las que se ganan en el hospital de la Concepción de esta ciudad por visitaciones y limosnas y por cualquier causa, y las gane la persona que diere alguna limosna para esta Universidad”.[6]
Ante la petición que realiza fray Juan de Zumárraga de la creación de una universidad en México, se manifiesta la preocupación por la capacitación y superación de los pobladores de México. La realidad que estaba viviendo lo impuso a hacer esta petición. Desgraciadamente la respuesta fue negativa, pues por medio del virrey recibió la noticia de que no era el tiempo para realizar una obra de esta índole. Pero queda demostrado que fue Fray Juan de Zumárraga el primero en impulsar esta iniciativa, que se hizo realidad en 1551.
LOS HOSPITALES
Desde el tiempo de la Conquista surgieron en México las instituciones de ayuda a las necesidades del pueblo. Estas instituciones fueron auxiliadas y dirigidas por la Iglesia, siendo los hospitales una de las más importantes, no solo para el cuidado de la salud sino también del espíritu. Uno de los hospitales más antiguos es el de Jesús Nazareno, llamado en sus principios de Nuestra Señora o de la Limpia Concepción.
Este hospital fue fundado por Hernán Cortés por medio de la cofradía de Nuestra Señora. Erigido probablemente en 1522, tuvo como primeros mayordomos a los conquistadores Villarroel y Solvedilla; a los sucesores de Cortés, don Pedro IV marqués del Valle y al duque de Monteleone, debió su crecimiento e importancia.[7]
El principal influjo de la Iglesia en este sentido era la fundación de pequeños hospitales en cada pueblo. Se debe especialmente a los franciscanos y a los agustinos el establecer los mejores hospitales. Estas obras son pequeñas comparadas con los dos hospitales de Santa Fe fundados por don Vasco de Quiroga, uno a dos leguas al suroeste de México en 1532 y el otro a las orillas del lago de Pátzcuaro.
Es necesario señalar que, aunque estas instituciones llevaban el nombre de «hospitales», eran mucho más de lo que su nombre indica, pues incluían escuelas, talleres, almacenes y todos los elementos de un sindicato industrial y agrícola, con sus correspondientes depósitos de herramientas, aperos de labranza, semillas, etc. Don Vasco de Quiroga tenía una institución muy completa y que desarrolló enormemente las tierras de Michoacán.[8]
El hospital fundado por fray Juan de Zumárraga es el llamado del «Amor de Dios». Probablemente debió iniciarlo a partir de 1535, movido por la compasión que le causaban los enfermos del «mal de bubas»,[9]que por entonces era una epidemia en México. A este asunto de las enfermedades escribe fray Juan de Zumárraga al Emperador:
“Muy poco a poco he edificado una casa grande donde al presente se reciben e curan enfermos de bubas y de enfermedades contagiosas, que en ninguna parte los quieren acoger, ni en el hospital del Marqués, y como esta enfermedad aquí anda mucho, se mueren sin sacramentos como desesperados, por los pueblos de indios y por los caminos, por falta de quien los quisiese acoger y hacer caridad”.[10]
Es sabido que el hospital estaba terminado a principios del año 1540, fecha en la que fray Juan de Zumárraga pidió al Emperador que lo ayudara a sostener esta obra, por lo que recibió algunas rentas. El hospital se intituló «Real» y en la fachada se pusieron las armas de la Corona. Se puede constatar el buen funcionamiento del hospital en tiempos de fray Juan de Zumárraga, y todavía después de su muerte se mejoró más el hospital. Encontramos testimonio de ello por medio del arzobispo don Pedro Moya de Contreras. Este testimonio lo presenta Mariano Cuevas en su «Historia de la Iglesia en México». Dice así:
“Don fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, no conformándose con la erección de su iglesia, fundó y edificó cerca de ella y de las casas arzobispales, un hospital de muy buena casa y edificio, del título del Amor de Dios, donde con mucho cuidado se curan y sustentan los enfermos, adjudicándole el noveno y medio de los diezmos que conforme a la elección pertenecen al hospital, con el cual y algunas posesiones de casas que le dejó y limosnas que se recogen en la ciudad, arzobispado y provincia, es el hospital más bien servido que hay en las Indias.
Dáseles a los enfermos médico, medicinas, cirujano, comida, cama y servicio, con mucha limpieza y puntualidad. Adminístralo el arzobispo y en su nombre un mayordomo solícito, experimentado y diligente, que cobra y recibe la renta y limosnas y da cada año cuenta al prelado o a su visitador. Hay médico, cirujano, boticario y barbero asalariados, y en lo espiritual son administrados de los curas de la catedral y dice misa en la enfermería el canónigo Gaspar de Mendiola, capellán perpetuo de la capellanía que para este efecto dejó dotada el dicho arzobispo”.[11]
La preocupación y el trabajo de fray Juan de Zumárraga por la situación de los enfermos de su tiempo, forma parte de su legado material. En la Nueva España, eran los religiosos quienes tenían en la línea de beneficencia los mejores los hospitales, y ciertamente el de fray Juan de Zumárraga no era la excepción.
LA INDUSTRIA Y LA AGRICULTURA
La Iglesia siempre se ha distinguido por ser impulsora del desarrollo del hombre en todos los sentidos. Y en esto estaban bien convencidos los misioneros y los prelados que vinieron al Nuevo Mundo. En este sentido fray Juan de Zumárraga fue impulsor de desarrollo de la agricultura y de la industria; encontramos un testimonio que presenta Mariano Cuevas en su «Historia de la Iglesia en México». Dice así:
“Vamos a considerarle como republico insigne que procuraba prácticamente el bien y perpetuidad de la tierra. Admiraba su feracidad y riqueza natural, al paso que le dolía la suma pobreza de los indios, originada por la falta de plantas, animales y aparatos necesarios para aprovechar esa riqueza, aumentando la agricultura, la industria y el comercio. Veía por otra parte, que los españoles no atendían sino a adquirir pronto oro y plata para volverse a vivir cómodamente en su tierra, o como él dice con la frase gráfica, «henchir e ir allá a vaciar».”[12]
Es así, que fray Juan de Zumárraga procura tener los recursos necesarios para que los españoles se quedaran a mejorar esta tierra mediante sus conocimientos en la industria y la agricultura, y los indígenas mejoraran su condición. En relación a la agricultura introdujo en el pueblo de Ocuituco una gran variedad de árboles frutales traídos de España, a la vez que viniera a estas tierras la semilla de lino y cáñamo con personas que supieran cultivarlos, beneficiarlos y tejerlos, para crear un comercio interior y exterior.[13]
Fray Juan de Zumárraga impulsó la industria del cultivo del gusano de seda y para fomentarla pidió que enviaran algunos moriscos con simiente, para enviarlos por los pueblos y enseñasen a los indígenas el cultivo. Y mandó al chantre de Oaxaca, Alonso de Figueroa, gran naturista, para que elaborara un libro con el cual se enseñara a los indígenas el arte de criar la seda hasta teñirla.[14]
También el obispo introdujo animales desconocidos en la fauna americna; el más importante fue el burro, animal que se multiplica rápidamente y es capaz de soportar pesadas cargas. Quería que los caciques fueran forzados a comprar burros, ovejas y carneros merinos que los maestros debían llevar al Nuevo Mundo, para que la producción de lana se afinara y pudieran tejerse paños de mayor calidad, además de alfombras y tapicerías, para lo cual se llevarían también los telares necesarios.
La idea de Zumárraga era producir en cantidad y calidad, y que la producción no fuera solo para consumo interno, sino que también se enviara a España.[15]Zumárraga tenía claro que la exportación no debía reducirse a los metales preciosos, sino que era necesario incluir a los productos de la agricultura y de la industria.
Es así como fray Juan de Zumárraga introdujo esta gama de industria, agricultura y ganadería, teniendo siempre como base que los labradores y artesanos españoles enseñaran su arte y profesión a los indígenas, lo cual muchas veces no sucedió como quería el obispo, pues tomaban a los indígenas no como aprendices sino como esclavos. Por esta razón, más tarde manifestó que los labradores y artesanos debían viajar al Nuevo Mundo con la obligación de enseñar a los indígenas y fundar escuelas de artes y oficios.
NOTAS
- ↑ Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en México, I, p. 246.
- ↑ Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en México, I, p. 246.
- ↑ F. Gil, Primeras «Doctrinas» del Nuevo Mundo, pp. 273-274.
- ↑ Se toma como fuente de información a F. Gil, Primeras «Doctrinas» del Nuevo Mundo, pp. 285-315.
- ↑ Cfr. L. Lopetegui –F. Zubillaga, Historia de la Iglesia en la América Española, p. 341.
- ↑ Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en México, I, pp. 244-245.
- ↑ Cfr. J. Gutiérrez Casillas, Historia de la Iglesia en México, p. 62.
- ↑ Cfr. J. Gutiérrez Casillas, Historia de la Iglesia en México, p. 62.
- ↑ El mal de bubas es una enfermedad venérea causada por la bacteria Treponema pallidum, que afecta la piel, los huesos y las membranas mucosas. Actualmente, el término «mal de bubas» es obsoleto, y la medicina moderna lo designa con el término «sífilis».
- ↑ Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en México, I, p. 408.
- ↑ Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en México, I, p. 408.
- ↑ Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en México, I, pp. 402-421.
- ↑ Cfr. Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en México, I, pp. 421-422.
- ↑ Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en México, I, p. 422.
- ↑ Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en México, I, p. 422.
BIBLIOGRAFÍA
Cuevas, Mariano. Historia de la Iglesia en México, I, Editorial Revista Católica, El Paso, Texas, 1928.
Gutiérrez Casillas, José. Historia de la Iglesia en México, Porrúa, México, 1974.
Gil, Fernando. Primeras «Doctrinas» del Nuevo Mundo. Estudio histórico-teológico de las obras de fray Juan de Zumárraga (†1548), Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires”, Buenos Aires, 1993.
Lopetegui, León y Zubillaga, Félix. Historia de la Iglesia en la América Española desde el descubrimiento hasta comienzos del siglo XIX. México, América Central, Antillas, BAC, Madrid, 1965.
PASCUAL GUILLERMO MEDINA ARROYO
© Pontificia Universidad Gregoriana, Roma, 2005.