ADORATRICES PERPETUAS; de Santa María de Guadalupe

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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El 12 de diciembre de 1893 la Santa Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe recibía culto en la Iglesia de Capuchinas, pues la colegiata se encontraba en reparación y acondicionamiento para efectuar dignamente su coronación de 1895. El Señor arzobispo de México, D. Próspero María Alarcón y Sánchez de la Barquera, estaba celebrando a los pies de la Imagen cuando, al llegar al momento de la consagración, tuvo dificultad en concentrarse en lo que hacía, porque le asediaba con insistencia un pensamiento, que no podía rechazar y que le decía: "Trae a las adoratrices aquí". Pensó que podría ser una inspiración de la Virgen de Guadalupe, por lo que fijando sus ojos en la Santa Imagen aceptó y le dijo: "Sí, Madre mía". Entonces ya se pudo concentrar en la consagración y siguió con la celebración. Poco después, mandó llamar a la superiora de la orden, a la que preguntó qué le parecería cambiar su residencia a ese convento; a lo que la madre contestó que ellas habían rogado a nuestra Madre Santísima les concediera la gracia de vivir cerca de Ella, para lo que ya habían decidido buscar una casa en La Villa y desde luego, pedirle a él su permiso.


Ante tales hechos, su ilustrísima le dijo a la superiora que la única condición que le imponía para que se cambiaran, sería que ellas se hicieran cargo de la escuela anexa a la colegiata. Aceptada la condición, las madres se mudaron a su nueva residencia en enero de 1894. Hacemos un rápido recuerdo del origen y desarrollo del Convento e Iglesia de las Capuchinas: para su construcción fue necesario demoler la casa de novenas u hospederías de peregrinos, que había construido desde 1632 el arzobispo Francisco Manso y Zúñiga. Se puso la primera piedra el 3 de octubre de 1782, terminándose para el 13 de octubre de 1787. La imagen principal que en esa iglesia se veneró fue la de Santa Coleta. Las madres capuchinas de La Villa vivieron en ese convento hasta que fueron exclaustradas en 1863. Entonces el edificio pasó a poder del gobierno, quien lo destinó sucesivamente a cuartel, asilo y finalmente a escuela.


Para 1888 esas construcciones ya habían regresado a manos de la Iglesia; a partir de 1894 tomaron posesión de ellas las madres adoratrices. Se abrió una puerta de intercomunicación entre el convento y la colegiata, que fue muy útil, pues, al retornar la Imagen a la colegiata, se hizo a través de esa puerta, y también les sirvió a las religiosas para dar culto a la Virgen en las horas que el santuario estaba cerrado al pueblo. Esa puerta se usó para retirar secretamente la Imagen en tiempos de la persecución religiosa, con el fin de ponerla a salvo de posibles atentados. La madre fundadora se regocijaba al ver el fervor de la comunidad en todos los acontecimientos y, deseando darle un nuevo impulso, pensó en hacer la agregación del monasterio al de las adoratrices de Roma.


El 23 de mayo de 1896 llegó a México un visitador de la Santa Sede, el Ilustrísimo Sr. Nicolás Averardi. Cuando él les hizo la visita oficial a las madres, le presentaron esa petición, que fue todo un éxito, pues en sólo dos meses llegó de Roma el decreto de aprobación para la agregación al Instituto de las adoratrices en Roma. El rescripto tiene fecha de 22 de febrero de 1897, y además incluye la concesión de usar el hábito guinda, así como el poder dedicarse a la educación de la niñez y juventud. La comunidad renovó sus votos por ese tiempo. En 1910, obedeciendo a la Santa Sede, se inició la unión de los monasterios de adoratrices, pero el decreto se obtuvo mucho después, con fecha 29 de enero de 1924, momento en que quedó erigida como congregación religiosa de derecho pontificio, bajo el régimen de una superiora general, y con el nombre de Congregación de Adoratrices Perpetuas de Santa María de Guadalupe.


Su primer capítulo fue presidido por el Señor Arzobispo de México D. José Mora y del Río; se celebró el día 7 de mayo de 1924, festividad del Patrocinio de San José. Las once casas que aceptaron el generalato enviaron sus delegadas. Resultó electa por unanimidad como superiora general, la madre fundadora María de las Mercedes de la Santísima Trinidad (Méndez Pérez Gil). Las religiosas abandonaron ese convento e iglesia de capuchinas, pero los restos de la madre María de las Mercedes, muerta en 1931, fueron enterrados en las criptas del templo, en donde permanecieron hasta el 30 de noviembre de 1972, fecha en que se llevó a cabo la clausura del capítulo general especial. En ese día los restos se trasladaron a la basílica antigua. En 1974 se cumplieron las bodas de oro de la congregación, para lo cual se celebró una solemne Eucaristía el día 27 de diciembre.


Bibliografía

  • Enciclopedia Guadalupana,p. 5-6