ZAPATA SALAZAR, Emiliano
(Anenecuilco 1879; Chinameca 1919) Caudillo revolucionario.
Penúltimo de diez hermanos nacidos del matrimonio de Gabriel Zapata y Cleofás Salazar, nació Emiliano en la población de San Miguel Anenecuilco, Estado de Morelos, el 8 de agosto de 1879; su padrino de bautizo fue don Juan O. Ruiz, administrador de la hacienda de Hospital.[1]Simultáneo a su aprendizaje de lectura y escritura con el profesor Emilio Vera, Emiliano Zapata desarrollaba una gran habilidad como jinete, siendo el gusto por los caballos la gran pasión que conservó toda su vida. Seis de sus hermanos fallecieron antes que sus padres; su madre murió en 1890 y dos años después su padre. Emiliano, su hermano mayor Eufemio y sus hermanas María de Jesús y María de la Luz, quedaron en la orfandad, pero heredaron de sus padres unas tierras y unas cabezas de ganado con lo cual subsistían sin mayores apuros económicos. En los días de fiesta Emiliano “se engalanaba y paseaba con magníficas monturas, espléndidas sillas, buenas botas y relucientes espuelas.”[2]
En 1909 el Gobierno de Porfirio Díaz promulgó la “Ley de Bienes Raíces” que ratificaba la destrucción de los ejidos erigidos durante la época virreinal; destrucción que se inició con la Reforma liberal de 1857 y que dio origen al latifundismo. Entonces los ancianos del pueblo de Anenecuilco nombraron a Zapata presidente de la Junta de Defensa de sus tierras, entregándole los documentos firmados por el virrey Luis de Velasco que señalaban al pueblo de Anenecuilco como propietario de las tierras que ahora se entregaban en propiedad a la hacienda de Hospital.
La Revolución de Francisco I. Madero iniciada en noviembre de 191, fue secundada en el estado de Morelos a partir de marzo de 1911 por un grupo de setenta personas comandado por Pablo Torres Burgos. Emiliano Zapata, al frente de unos doscientos campesinos armados, se unió a Torres Burgos atacando juntos la población de Jojutla a finales de marzo. Durante el combate en Jojutla murió Torres Burgos y Zapata asumió la jefatura de la Revolución en el sur. En mayo renunció Porfirio Díaz a la Presidencia de la República, quedando como Presidente provisional Francisco León de la Barra. Zapata licenció a sus tropas, se entrevistó con Madero en la ciudad de México el día 8 de junio, y el 26 del mismo mes contrajo matrimonio con Josefa Espejo.
León de la Barra convocó a elecciones para elegir presidente de la Republica, las cuales tuvieron lugar en octubre de 1911. Francisco I. Madero triunfó con el 99% de los votos a su favor, y el 6 de noviembre rindió protesta como presidente. Diecinueve días después, el 25 de noviembre, Emiliano Zapata proclamó el “Plan de Ayala” en el que acusaba al nuevo presidente de “traidor a la Patria por estar a sangre y fuego humillando a los mexicanos” y de “seguir el molde de una nueva dictadura más oprobiosa y más terrible que la de Porfirio Díaz.”[3]Zapata se lanzó a la lucha armada contra Madero volando trenes, quemando pueblos y haciendas, asesinando y violando mujeres y ganándose el apodo de “Atila del Sur”.
“Durante el año de 1912 …creció el número de sublevados, se proliferaron las partidas rebeldes, quedando los pueblos a merced de ellos, pues las fuerzas del gobierno sólo guarecían las ciudades importantes que se encontraban sobre la vía del ferrocarril. Las gavillas zapatistas tomaron fuerza preponderante. Abarcaron los Estados de México, Guerrero, Morelos, Puebla, Tlaxcala y hasta partes del Distrito Federal (…) El 12 de agosto de ese año de 1912, Amador Salazar y Simón Beltrán asaltaron el tren de pasajeros que corre de Cuautla a Jojutla, y cerca de Ticumán acabaron con la escolta y remataron a los heridos en forma salvaje, entregándose a una orgía de sangre en la que perecieron también los periodistas Humberto Straus e Ignacio Herrerías, que iban allí.”[4]
Casi simultáneo a la rebelión de Zapata hubo otros movimientos armados contra el gobierno de Madero: en diciembre de 1911 el de Bernardo Reyes en Nuevo León; el 25 de marzo de 1912, Pascual Orozco en Chihuahua; en octubre de 1912, Félix Díaz en Veracruz; y finalmente, en febrero de 1913 Manuel Mondragón en la misma ciudad de México. Éste último, apoyado por la Embajada de los Estados Unidos (“Pacto de la Embajada”), llevó a la renuncia y asesinato de Francisco I. Madero el 22 de febrero. El general Victoriano Huerta, partícipe de la conjura contra Madero, fue electo Presidente por el Congreso; una nueva y más sangrienta Revolución, la encabezada por Venustiano Carranza, dio inicio. Zapata se sumó a la Revolución carrancista↗como Jefe del «Ejército Libertador del Centro y del Sur», estableciendo su cuartel general en Cuernavaca.
La revolución de Carranza era alentada y armada por el gobierno de los Estados Unidos; el “Agente Confidencial” del gobierno norteamericano John Lind “estaba íntimamente ligado con los revolucionarios en calidad de consejero (…) y aun cuando negó que lo hiciera por paga, confesó que había aceptado el cargo por indicaciones del abogado Charles A. Douglas, que era quien intervenía en todos los actos de Carranza.”[5]Para hacer aún más efectiva la intervención norteamericana, el 21 de abril de 1914 los “marines” del Almirante Fletcher atacaron y desembarcaron en Veracruz. El 15 de julio Victoriano Huerta renunció dejando el campo libre a Carranza.
Con el triunfo de Carranza vinieron las desavenencias entre los jefes revolucionarios por lo que acordaron realizar una “Convención” en la ciudad de Aguascalientes que estableciera las nuevas condiciones políticas para la Nación. La “Convención de Aguascalientes” (octubre de 1914) desconoció a Carranza como “Primer Jefe” y designó al general Eulalio Gutiérrez como Presidente provisional; Francisco Villa y los representantes de Zapata (que no asistió a la Convención) apoyaron los acuerdos de la Convención; pero Carranza y Álvaro Obregón los desconocieron, con lo cual se desató una terrible “guerra civil” que dio lugar a la fase más violenta y destructiva de la Revolución.
Para hacer efectivos los acuerdos de la Convención, Villa y Zapata unieron sus fuerzas contra Carranza y Obregón; mientras estos últimos se vieron obligados a refugiarse en Veracruz, Villa y su “División del Norte” y Zapata y su “Ejército Libertador” entraron a la ciudad de México el 5 de diciembre de 1914. Nuevamente el apoyo norteamericano a Carranza le permitió recobrar fuerza, y mientras los «carrancistas» estuvieron ocupados contra los «villistas» en combates en el Bajío, Zapata y sus fuerzas permanecieron tranquilos en el estado de Morelos durante el año de 1915. Pero tras la derrota de Villa y su “División del Norte” los carrancistas pudieron enfocar sus baterías contra los zapatistas.
“En 1916 el gobierno de Carranza, ya instalado en la ciudad de México, organizó una poderosa ofensiva que dirigió el general Pablo González, y el 2 de mayo, con el apoyo de la aviación, empezó el ataque, de modo que en 72 horas casi todas las poblaciones (del estado de Morelos) cayeron en sus manos. Se confinó a los prisioneros (zapatistas) en campos de concentración, se fusiló a cientos, se incendiaron poblados enteros, los jefes y oficiales vencedores saquearon casas y haciendas, robaron maquinaria y ganados, y recibieron el mote popular de «carranclanes».”[6]Zapata con algunos de sus hombres se refugiaron en las serranías de Morelos; en 1918 Carranza puso precio a la cabeza de Zapata: cien mil pesos (oro) y ascenso al grado superior a quien se lo entregara vivo o muerto.
El coronel Jesús Guajardo, un carrancista a las órdenes de Pablo González, fingió querer pasarse a los zapatistas; para certificar su sinceridad, Zapata le exigió que le entregara los cadáveres de 59 desertores zapatistas que estaban con Guajardo. Éste los asesinó y le entregó los cuerpos a Zapata; con esta “prueba”, Zapata aceptó entrevistarse con Guajardo en la hacienda de Chinameca el 10 de abril de 1919. Al arribar Emiliano Zapata a la hacienda, los carrancistas emboscados en ella lo deshicieron a balazos. “La guerrilla zapatista desapareció tras la muerte de su líder”[7]; Jesús Guajardo fue ascendido al grado de general.
Notas
- ↑ Peral Miguel Ángel, El Verdadero Zapata. PAC, México, 1975, p.43
- ↑ Grandes Biografías de México. Vol. V, Océano,México, 1995, p. 288
- ↑ Vera Estañol Jorge. La Revolución Mexicana. Porrúa, México, 1957, pp. 253
- ↑ Peral, Obra citada, p. 97
- ↑ Carreño Alberto María. La diplomacia extraordinaria entre México y los Estados Unidos, 1789-1947. Vol. II, JUS, México, 1961, p. 240
- ↑ Enciclopedia de México. Tomo XIV, México, 1993, p. 8244.
- ↑ Grandes Biografías de México. Vol. V. Océano, México, 1995, p. 289
Bibliografía
- Grandes Biografías de México. Océano, Vol. V, México, 1995
- Enciclopedia de México. Tomo XIV, México, 1993
- Krauze Enrique. Emiliano Zapata; el amor a la tierra. Colección Biografía del Poder, tomo III, Fondo de Cultura Económico, México, 1992.
- Peral Miguel Ángel. El verdadero Zapata. PAC, México, 1975
JUAN LOUVIER CALDERÓN