PANAMÁ; COFRADÍAS EN LA COLONIA
Las cofradías desempeñaron un papel de primera importancia en el Panamá Colonial como en toda Hispanoamérica. Fueron sin duda las primeras estructuras de asistencia social y ayuda mutua estables en Castilla del Oro. La cofradía suministraba un marco en el que los miembros podían afirmar su identidad gremial, étnica y religiosa. En las cofradías no era raro que se fraguaran negocios y se tejiesen alianzas matrimoniales y de compadrazgo. En la América hispana muchas cofradías fundaron hospitales, colegios, orfanatos, suministraron dotes para niñas huérfanas. Todas asistían a sus cofrades en su enfermedad.
La caja común, alimentada por un modesto derecho de ingreso –generalmente de dos reales a un peso- y una limosna de más o menos medio real por semana en las cofradías de españoles, se volvía un seguro providencial en momentos de dificultades económicas. Todas las cofradías aseguraban el digno entierro de sus miembros y los sufragios para el eterno descanso de sus almas. La fiesta patronal de cada cofradía consistía para los pueblos un momento fuerte de vida religiosa y de esparcimiento.
Las cofradías llegaron a ser regidas por la ley 25 del título IV del libro I de la Recopilación de leyes de los reynos de las Indias. Dicha ley remontaba a un decreto de Felipe III (25 de mayo 1600) completado luego por Felipe IV. Luego de un período de cierta improvisación las normas eclesiásticas para la fundación de cofradías, fueron determinadas por la constitución Quaecumque de Clemente VIII en 1604, completada por la Quae salubriter de Paulo V en 1610.
El número de cofradías creadas para atender a una población relativamente modesta deja suponer que una proporción importante de los residentes, sin duda la inmensa mayoría, pertenecían a alguna de ellas. No era raro que un vecino rico perteneciera a varias cofradías. En 1650, en la mera ciudad de Panamá, para una población de apenas 16,300 habitantes, se cuentan no menos de 28 cofradías. El hecho de que no aparezcan cofradías bajo la advocación de San Francisco, Santo Domingo o San Agustín, deja suponer que dichas advocaciones se reservaban para las órdenes terceras que sin duda corrían paralelas.
Las cofradías de Castilla del Oro aparecieron muy temprano. Eran parte importante de la herencia pastoral española que se trasplantó a América. Sabemos por el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo cuando fue capitán y teniente de gobernador en Santa María la Antigua cuando Pedrarias la abandonó por la ciudad de Panamá, que ya en 1522 existía la cofradía de San Sebastián, protector contra los indios flecheros, “de que todo el pueblo eran cofrades y yo uno de ellos”. (Historia general de las Indias, libro XXIX, cap. XVII). Si existía una cofradía en una capillita en el arrabal del pueblo de Santa María la Antigua, debieron existir una o varias cofradías en la catedral y el convento de los franciscanos.
Hay buenos motivos para pensar que ya alrededor de 1580 había por lo menos cuatro cofradías en la modesta iglesia catedral de Panamá la Vieja, correspondientes a los cuatro altares dedicados a: La Pasión de Nuestro Señor; Nuestra Señora de la O; Nuestra Señora de la Concepción; las Ánimas. De hecho las cofradías de Nuestra Señora de las Ánimas están mencionadas en las actas de la visita canónica que hiciera en 1590 el obispo Martínez Menacho al capítulo catedral. Otras se fundarían en los conventos a medida de que se irían instalando las distintas comunidades religiosas en la ciudad de Panamá, pues en aquel tiempo difícilmente se podía imaginar un convento sin una o varias cofradías.
La cofradía de Nuestra Señora de la Concepción era muy antigua en Panamá. En su testamento Francisco Pizarro legó cien pesos de oro al hospital de la cofradía de la Concepción en la ciudad de Panamá. Como el conquistador del Perú murió en 1541, la dicha cofradía necesariamente existía antes. Y como la tercera y última salida de Pizarro desde Panamá para el Perú se sitúa a principios de 1531, se supone que la cofradía se pudo erigir en la primera década de la fundación de Panamá, o sea antes de 1529, o más probablemente, que fuera una herencia de la modesta catedral de Santa María de la Antigua del Darién. Particularmente interesante es el dato de que esta cofradía tenía su hospital.
Un documento importante nos da una lista detallada de las cofradías de 1650. Se trata de un informe mandado por el obispo fray Fernando Remírez al cronista de Indias, para ayudarle en la redacción de la historia del Nuevo Mundo. Una década antes, el maestrescuela Juan Requejo Salcedo había redactado para el cronista Tomás Tamayo de Vargas un informe de finalidad análoga muchos más detallado, que utilizamos para comparar dos listas levemente diferentes de las cofradías de la catedral:
Informe del obispo Remirez (1650) | Requejo Salcedo (1640) |
*El Santísimo Sacramento | Id- (de españoles) |
La Caridad (de españoles) | |
*Las benditas ánimas del purgatorio | Id. (de españoles) |
*Nuestra Señora de la Concepción | Id. (de españoles) |
*Nuestra Señora de los Reyes | Id. |
*San Sebastián | |
*San Simón | San José |
*Nuestra Señora de la Antigua | Id. |
*Santo Cristo | Nta. Sra. de la O |
Cofradías del convento de Santo Domingo: Nuestra Señora del Rosario, San Jacinto, San Crispín y Crispiano, San Juan de Letrán, Nuestra Señora del Rosario de negros congos
Cofradías del convento de San Francisco: Nuestra Señora de la Concepción, la Vera Cruz (de españoles); San Antonio (de españoles, San Diego (de españoles); Nuestra Señora de los Remedios (de soldados del Presidio), San Juan de Buenaventura (de morenos).
Cofradías del convento de la Merced: Nuestra Señora de la Soledad; Nuestra Señora de la Candelaria, Nuestra Señora de Aguas Santas.
Cofradías del convento de San José (agustinos recoletos: Jesús Nazareno, Nuestra Señora de Gracia, San Nicolás.
Cofradías de la Compañía de Jesús: San Salvador (de negros), Nuestra Señora del Carmen.
Cofradía de la Hermandad de Santa Ana: Santa Ana.
El hospital de San Juan de Dios con advocación de San Sebastián no tenía cofradía.
La Hermandad de San Cristóbal tenía en su capillita distante de Panamá la Vieja “como un tiro de mosquete”, dos estatuas: una de San Cristóbal y una de San Blas.
San Felipe de Portobelo- Cofradías de la iglesia parroquial: Las Ánimas, El Santo Cristo, El Santísimo Sacramento, Nuestra Señora del Rosario, San Pedro de los mulatos y negros.
Convento de Nuestra Señora de la Merced: Nuestra Señora del Rosario, La Vera Cruz de los soldados.
Natá- Cofradías de la iglesia parroquial: Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de la Concepción, Santo Cristo, Benditas ánimas del purgatorio, Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de la Candelaria, Jesús Nazareno, Nuestra Señora de la Soledad, San Sebastián de los criollos esclavos.
Santiago de Alanje-Cofradías de la iglesia parroquial: Nuestra Señora de la Concepción, Santísimo Sacramento, Nuestra Señora del Rosario, Santa Bárbara, Ánimas del purgatorio.
Los Remedios-Cofradías de la iglesia parroquial: Santísimo Sacramento y Nuestra Señora del Rosario, Ánimas, San Bartolomé; Santa Bárbara.
Villa de Los Santos- iglesia parroquial; Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de la Concepción, Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de la Candelaria, Nuestra Señora de los Reyes (rentas y limosnas), Santo Cristo (rentas y limosnas), San Antonio.
Requejo Salcedo (1640) dice que de las ocho cofradías de la catedral, las tres principales (Santísimo Sacramento, Nuestra Señora de la Concepción y las Ánimas) eran de españoles, lo cual deja suponer que las otras cinco eran mixtas o de negros, ya que había muy pocos indios en la capital. Como se ve, la cofradía de San Pedro en Portobelo parece haber sido a la vez de tipo gremial y étnico, sin duda porque los pescadores eran negros o mulatos. El Santo Cristo de Portobelo se volverá un centro de peregrinación muy importante hasta hoy, como lo serán a su vez más tarde el Santo Cristo de Atalaya y el Cristo de Esquipulas de Antón.
Por otra parte, se nota que en el Interior, en las regiones ganaderas de Natá, Remedios y Villa de Los Santos, varias cofradías habían llegado a acumular un patrimonio vacuno, caballar y mular importante. Por supuesto, en los pueblos de indios, ellos son los principales integrantes de las cofradías.
Existían 4 cofradías en la parroquia de La Atalaya: Nuestro Padre Jesús Nazareno, La Candelaria, la Inmaculada Concepción y la Virgen del Rosario. Cuando en 1778 el visitador general Dr. D. Domingo Sánchez Yradi hizo en nombre del obispo Francisco Ríos y Armengol la visita de los pueblos de Alanje, Boquerón, San Pablo y la ermita de David, el número de cofradías de Alanje había pasado de cinco a nueve, agregándose las del Santo Cristo, del Carmen, de la Candelaria y de San Antonio. Boquerón tenía seis cofradías: las del Santísimo Sacramento, Nuestra Señora del Destierro y Nuestra Señora de la Soledad. La ermita de San José de David tenía tres: la de San José, la del Señor Sacramentado y la de Nuestra Señora de la Asunción.
BIBLIOGRAFÍA
Requejo Salcedo, Juan. Relación histórica y geográfica de la Provincia de Panamá (1640), mss de la Biblioteca-Museo de Ultramar, Madrid.
Batallon, Marcel, “Les idées du XVIe siècle sur les pauvres, sur l’aumône, sur l’assistance”, en Annuaire du Collège de France, Paris, 1949, 209-214.
Bazarte Martínez, Alicia, Las cofradías de españoles en la ciudad de México (1526-1860), México, 1989.
Morin Couture, Alfredo, “Las cofradías de la Iglesia de Panamá en la colonia” en Apuntes de historia de la Iglesia de Panamá. Período colonial, Panamá, 2008, I, 706-725.
ALFREDO MORIN