DOMINICOS EN EL «NOVUS ORBIS »
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Sumario
La predicaciÃÂÃÂÃÂón profÃÂÃÂÃÂética
En la vida comunitaria -penitente, orante, estudiosa- se forjÃÂÃÂÃÂó la predicaciÃÂÃÂÃÂón de los dominicos de Santo Domingo. Una predicaciÃÂÃÂÃÂón de profÃÂÃÂÃÂética denuncia, de apocalÃÂÃÂÃÂÃÂptica y dolorida voz de adviento. El testigo BartolomÃÂÃÂÃÂé de las Casas, como si aÃÂÃÂÃÂún no hubiese salido de su asombro, refiere en formidable sÃÂÃÂÃÂÃÂntesis el sermÃÂÃÂÃÂón preparado colegialmente por la comunidad y heraldeado desde el pÃÂÃÂÃÂúlpito por el vocero ÃÂÃÂÃÂëfray AntÃÂÃÂÃÂón MontesinoÃÂÃÂÃÂû el 21 de diciembre de 1511.[1]
AlgÃÂÃÂÃÂún crÃÂÃÂÃÂÃÂtico sugiere que Las Casas re-elaborÃÂÃÂÃÂó a su modo la versiÃÂÃÂÃÂón de los dos sermones -porque fueron dos, el segundo de remache del clavo- de Montesinos. Mas no se puede poner en tela de juicio la sustancia de la predicaciÃÂÃÂÃÂón, pues sabemos por otros medios el alboroto que produjo, y que el virrey don Diego montÃÂÃÂÃÂó en cÃÂÃÂÃÂólera y amenazÃÂÃÂÃÂó a la comunidad con reenviarlos a todos a la PenÃÂÃÂÃÂÃÂnsula. De hecho, la acusaciÃÂÃÂÃÂón del virrey llegÃÂÃÂÃÂó a la Corte, y el provincial de los dominicos, fray Alonso de Loaysa, fue informado, y escribiÃÂÃÂÃÂó un agrio mensaje a sus sÃÂÃÂÃÂúbditos.[2]Que se vieron en la instancia de ir a rendir cuentas de sus dichos.
De aquella encrucijada salieron airosos los acusados, como es sabido. El cuadro misional se reforzÃÂÃÂÃÂó con nuevo contingente de ÃÂÃÂÃÂëpredicadoresÃÂÃÂÃÂû; la catolicidad del rey y su interÃÂÃÂÃÂés por la evangelizaciÃÂÃÂÃÂón y por los ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂvasallosÃÂâÃÂÃÂÃÂàdel Novus Orbis, saltaron sobre el tapete y sobre la mesa redonda, ya que convocÃÂÃÂÃÂó una junta de jurisconsultos y teÃÂÃÂÃÂólogos que elaboraron las primeras Leyes de Indias (Burgos, 1512);[3]y tambiÃÂÃÂÃÂén dejÃÂÃÂÃÂó entrever su genio polÃÂÃÂÃÂÃÂtico, animando a fray Pedro a abrir cabeza de puente misional, como paso a ulteriores asentamientos coloniales, en Paria (en el oriente venezolano).[4]
Las tensiones provocadas por la predicaciÃÂÃÂÃÂón profÃÂÃÂÃÂética de los dominicos en La EspaÃÂÃÂÃÂñola favorecieron, analizadas a la luz de los hechos, la irradiaciÃÂÃÂÃÂón a Puerto Rico, a Cuba y a la costa de CumanÃÂÃÂÃÂá. Eran sitios mÃÂÃÂÃÂás cÃÂÃÂÃÂómodos, humanamente hablando, que Santo Domingo, donde residÃÂÃÂÃÂÃÂa el estado mayor; y vistas a la luz de la ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂDivina ProvidenciaÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂ, como gustaba decir BartolomÃÂÃÂÃÂé de las Casas, propiciaron predicaciÃÂÃÂÃÂón del Evangelio en las islas del Caribe y en la tierra firme de Venezuela. No hay, pues, mal que por bien no venga, segÃÂÃÂÃÂún los divinos designios. Otros factores determinarÃÂÃÂÃÂán, en los aÃÂÃÂÃÂños siguientes, la expansiÃÂÃÂÃÂón misional dominicana, y de otras familias religiosas, a MÃÂÃÂÃÂéxico y PerÃÂÃÂÃÂú.
Mas no pretendo, ni es de este sitio, hacer una exposiciÃÂÃÂÃÂón detallada del arraigo y despliegue de la Orden dominicana en HispanoamÃÂÃÂÃÂérica. Aun limitÃÂÃÂÃÂándonos al siglo XVI, es una faena que desborda por completo mis posibilidades. BastarÃÂÃÂÃÂá con otear, en visiÃÂÃÂÃÂón panorÃÂÃÂÃÂámica, la constelaciÃÂÃÂÃÂón de conventos y de universidades y de ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂdoctrinasÃÂâÃÂÃÂÃÂày de ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂmisionesÃÂâÃÂÃÂÃÂàque los dominicos instalaron en ese vasto mundo. Realmente fue una expansiÃÂÃÂÃÂón fÃÂÃÂÃÂértil, originando una serie de ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂprovinciasÃÂâÃÂÃÂÃÂà-Santa Cruz de Indias, Santiago de MÃÂÃÂÃÂéxico, San Juan Bautista del PerÃÂÃÂÃÂú, etc., etc.-, cada cual con su ejecutoria de servicio y de evangelizaciÃÂÃÂÃÂón.[5]
Dado el carÃÂÃÂÃÂácter de nuestro simposio, me parece mÃÂÃÂÃÂás oportuno insistir en los contenidos tÃÂÃÂÃÂÃÂpicos de la evangelizaciÃÂÃÂÃÂón dominicana. Esos contenidos son fundamentalmente metodolÃÂÃÂÃÂógicos e ideolÃÂÃÂÃÂógicos; o si se prefiere, fue una ÃÂÃÂÃÂëpredicaciÃÂÃÂÃÂónÃÂÃÂÃÂû teolÃÂÃÂÃÂógica.
La lengua, lugar de encuentro
Sobre la metodologÃÂÃÂÃÂÃÂa empleada por los dominicos en su trabajo apostÃÂÃÂÃÂólico -asunto que se presenta a muy variadas reflexiones- sÃÂÃÂÃÂólo quiero subrayar el aprendizaje de las lenguas nativas como ÃÂÃÂÃÂëlugar de encuentroÃÂÃÂÃÂû[6]entre el catequizador y el catecÃÂÃÂÃÂúmeno. Es evidente que el hombre se entiende hablando, pero en la misma lengua. Si no es en la misma, en vez de ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂencuentroÃÂâÃÂÃÂÃÂàse produce un ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂdiÃÂÃÂÃÂálogo de sordosÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂ.
Al principio, fray Pedro de CÃÂÃÂÃÂórdoba -a quien la Orden no tardarÃÂÃÂÃÂá en otorgarle la investidura de Predicador General- predicaba a los colonos en espaÃÂÃÂÃÂñol, cosa natural; pero tenÃÂÃÂÃÂÃÂa que valerse de intÃÂÃÂÃÂérprete -ÃÂÃÂÃÂëlenguaÃÂÃÂÃÂû, le apellidan los viejos textos con expresiva propiedad- al dirigirse a los nativos. Uno de los oyentes mÃÂÃÂÃÂás avispados, el ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂcolonoÃÂâÃÂÃÂÃÂàBartolomÃÂÃÂÃÂé de las Casas, rememora la impresiÃÂÃÂÃÂón que le causÃÂÃÂÃÂó fray Pedro y describe asÃÂÃÂÃÂàsu figura y su prÃÂÃÂÃÂédica en ConcepciÃÂÃÂÃÂón de la Vega:
ÃÂÃÂÃÂëRescibiÃÂÃÂÃÂólo el Almirante [don Diego ColÃÂÃÂÃÂón] y doÃÂÃÂÃÂña MarÃÂÃÂÃÂÃÂa de Toledo, su mujer, con gran benignidad y devociÃÂÃÂÃÂón, y hiciÃÂÃÂÃÂéronle reverencia, porque el venerable y reverendo acatamiento y sosiego y mortificaciÃÂÃÂÃÂón de su persona, aunque de 28 aÃÂÃÂÃÂños,[7]daba a entender a cualquiera, que de nuevo lo viese, su merecimiento. Creo que llegÃÂÃÂÃÂó sÃÂÃÂÃÂábado, y luego domingo, que acaeciÃÂÃÂÃÂó ser entre las octavas de Todos los Santos [primero de noviembre de 1510], predicÃÂÃÂÃÂó un sermÃÂÃÂÃÂón de la gloria del ParaÃÂÃÂÃÂÃÂso [ÃÂâÃÂÃÂÃÂæ], sermÃÂÃÂÃÂón alto y divino, e yo se lo oÃÂÃÂÃÂà[...] AmonestÃÂÃÂÃÂó en ÃÂÃÂÃÂél a todos los vecinos que, en acabando de comer, enviasen a la iglesia cada uno los indios que tenÃÂÃÂÃÂÃÂa en casa [...] EnviÃÂÃÂÃÂáronlos todos, hombres y mujeres, grandes y chicos; ÃÂÃÂÃÂél, asentado en un banco y en la mano un crucifijo, y con algunas lenguas o intÃÂÃÂÃÂérpretes, comenzÃÂÃÂÃÂóles a predicar desde la creaciÃÂÃÂÃÂón del mundo, discurriendo hasta que Cristo, Hijo de Dios, se puso en la cruzÃÂÃÂÃÂû.[8]
Los sermones de fray Pedro y de su comunidad, concienzudamente estudiados y preparados, solÃÂÃÂÃÂÃÂan ser catequesis ricas en anÃÂÃÂÃÂálisis de la ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂhistoria de la salvaciÃÂÃÂÃÂónÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂ. De ellos hay huella material en el ÃÂÃÂÃÂëcatecismoÃÂÃÂÃÂû que ÃÂÃÂÃÂél, fray Pedro, escribiÃÂÃÂÃÂó y que, algunos aÃÂÃÂÃÂños despuÃÂÃÂÃÂés, saldrÃÂÃÂÃÂá a la luz en letra de molde.[9]La cita, con todo, produce impresiÃÂÃÂÃÂón desagradable en lo que al modo de comunicarse se refiere: a travÃÂÃÂÃÂés de una lengua o traductor. El muro u obstÃÂÃÂÃÂáculo espoleÃÂÃÂÃÂó a los predicadores al aprendizaje de las lenguas y de las culturas de los aborÃÂÃÂÃÂÃÂgenes.Es realmente positiva la labor realizada por los dominicos -si bien no exclusivamente suya, ya que la compartieron con misioneros de otras familias religiosas- en el campo de las lenguas de los indios.
De ordinario, se exalta, y es legÃÂÃÂÃÂÃÂtimo hacerlo, la ÃÂÃÂÃÂëGramÃÂÃÂÃÂática CastellanaÃÂÃÂÃÂû de Nebrija, como ÃÂÃÂÃÂëcompaÃÂÃÂÃÂñeraÃÂÃÂÃÂû del ÃÂÃÂÃÂëimperioÃÂÃÂÃÂû espaÃÂÃÂÃÂñol en el Nuevo Mundo.[10]Pero muy agudamente observa, a este propÃÂÃÂÃÂósito y haciendo justicia distributiva, Antonio Alatorre, profesor e investigador del Colegio de MÃÂÃÂÃÂéxico: ÃÂÃÂÃÂëQuienes hicieron imperial la lengua castellana no fueron [el Arte o GramÃÂÃÂÃÂática, de Nebrija, ni] los conquistadores, sino los [...] innumerables frailes que dialogaron con el vencido en su lengua. El paradÃÂÃÂÃÂójico cimiento de la lengua castellana en AmÃÂÃÂÃÂérica, es una serie impresionante de gramÃÂÃÂÃÂáticas y diccionarios de peregrinas lenguas: nÃÂÃÂÃÂáhuatl, otomÃÂÃÂÃÂÃÂ, zapoteco, guaranÃÂÃÂÃÂÃÂ, quechua, y tantas mÃÂÃÂÃÂás. De paso, esos frailes escribieron una pÃÂÃÂÃÂágina brillantÃÂÃÂÃÂÃÂsima en la historia de la lingÃÂÃÂÃÂüÃÂÃÂÃÂÃÂstica. Fueron lingÃÂÃÂÃÂüistas en el sentido mÃÂÃÂÃÂás noble: expertos en comunicaciÃÂÃÂÃÂón verbal entre los hombres. La hazaÃÂÃÂÃÂña de Nebrija es muy chica frente a la de ellosÃÂÃÂÃÂû.[11]
Los peruanistas han admirado siempre la faena quechuÃÂÃÂÃÂÃÂsta de fray Domingo de Santo TomÃÂÃÂÃÂás: ÃÂÃÂÃÂëes, sin duda -apostilla Porras Barrenechea-, el fundador de los estudios de lingÃÂÃÂÃÂüÃÂÃÂÃÂÃÂstica en el PerÃÂÃÂÃÂúÃÂÃÂÃÂû. Su GramÃÂÃÂÃÂática y su Vocabulario ÃÂÃÂÃÂëinician la labor cientÃÂÃÂÃÂÃÂfica del quechuisrnoÃÂÃÂÃÂû.[12]Es sÃÂÃÂÃÂólo un ejemplo. Labor anÃÂÃÂÃÂáloga, y tal vez mÃÂÃÂÃÂás rica, fue la llevada a cabo por Fray Francisco JimÃÂÃÂÃÂénez, en Chichicastenango (Guatemala): no sÃÂÃÂÃÂólo aprendiÃÂÃÂÃÂó el quichÃÂÃÂÃÂé, tradujo al romance el Popol Vuh fuente primordial hoy para conocer la etnografÃÂÃÂÃÂÃÂa y la cultura precolombina de aquella regiÃÂÃÂÃÂón.[13]
En el haza cultural se ha revalorizado modernamente, por su agudeza metodolÃÂÃÂÃÂógica la obra que fray Diego DurÃÂÃÂÃÂán. DÃÂÃÂÃÂávila Padilla, mÃÂÃÂÃÂás superficial como buen humanista, juzgÃÂÃÂÃÂó que era un libro de ÃÂÃÂÃÂëantiguallasÃÂÃÂÃÂû. Sin embargo, el criterio que guÃÂÃÂÃÂÃÂa sus pesquisas no puede ser mÃÂÃÂÃÂás cientÃÂÃÂÃÂÃÂfico: no se puede evangelizar a los indios si no se conoce a fondo su cultura, su religiÃÂÃÂÃÂón ancestral, su idioma.[14]
De fray Domingo de Santa MarÃÂÃÂÃÂÃÂa informaba fray Domingo de Betanzos: ÃÂÃÂÃÂëaprendiÃÂÃÂÃÂó la lengua de esta bÃÂÃÂÃÂárbara gente [se refiere a los mixtecos] ÃÂÃÂÃÂû, y aÃÂÃÂÃÂñade, admirado: ÃÂÃÂÃÂëes cierto que ninguna otra persona hasta hoy la haya podido aprenderÃÂÃÂÃÂû.[15]Y se podrÃÂÃÂÃÂÃÂan aducir muchas pruebas mÃÂÃÂÃÂás. Huelgan, creo yo.
Amor al indio
En cuanto a los contenidos de la evangelizaciÃÂÃÂÃÂón dominicana en el ÃÂÃÂÃÂëNovus OrbisÃÂÃÂÃÂû, hay que destacar un principio generalÃÂÃÂÃÂÃÂsimo: el amor a los indios. Sin ese acicate, no se va a ningÃÂÃÂÃÂún sitio, y menos se pasa la mar y se gasta la vida en una misiÃÂÃÂÃÂón que implicaba abnegaciÃÂÃÂÃÂón total. El mÃÂÃÂÃÂóvil de todo apÃÂÃÂÃÂóstol es el amor, como recuerda y encarna San Pablo. Para un dominico, el dechado lo tenÃÂÃÂÃÂÃÂa en Santo Domingo, predicador itinerante, siempre a zaga de San Pablo.
Y, claro estÃÂÃÂÃÂá, no se comprende ni se explica el sacrificio de los evangelizadores sin ese conocimiento, sin ese servicio amoroso al indio. Lo que, a su vez, supone que parten del supuesto antropolÃÂÃÂÃÂógico: son ÃÂÃÂÃÂëseres racionalesÃÂÃÂÃÂû; y del supuesto teolÃÂÃÂÃÂógico: ÃÂÃÂÃÂëcapaces de evangelizaciÃÂÃÂÃÂónÃÂÃÂÃÂû. La hombrÃÂÃÂÃÂÃÂa del indio, su capacidad de salvaciÃÂÃÂÃÂón; he ahÃÂÃÂÃÂàdos supuestos, dos fundamentos ideolÃÂÃÂÃÂógicos de la labor evangelizadora de los dominicos.
A fuer de justos, tendrÃÂÃÂÃÂÃÂamos que advertir que se trata de supuestos comunes y vigentes en todo evangelizador.[16]Con todo, tambiÃÂÃÂÃÂén debemos subrayar que los dominicos, debido a su aguerrida predicaciÃÂÃÂÃÂón profÃÂÃÂÃÂética, insistieron en la proclamaciÃÂÃÂÃÂón de la hombrÃÂÃÂÃÂÃÂa de los indios, en su capacidad de salvaciÃÂÃÂÃÂón, en la necesidad de anunciarles ÃÂÃÂÃÂëla buena nuevaÃÂÃÂÃÂû, en la lucha teolÃÂÃÂÃÂógica por sus derechos humanos.[17]
Y a este propÃÂÃÂÃÂósito -sobre el que insistirÃÂÃÂÃÂé mÃÂÃÂÃÂás abajo--, quisiera ÃÂÃÂÃÂëabsolver de la instanciaÃÂÃÂÃÂû de negador de la racionalidad de los indios que es cargo socorrido que se hizo en sus dÃÂÃÂÃÂÃÂas al venerable y admirable fray Domingo de Betanzos, y se lanza, a carga cerrada, opacando su memoria en los nuestros.
Hay pocos evangelizadores en la primera mitad del siglo XVI tan dinÃÂÃÂÃÂámicos y generosos entre los dominicos, como Betanzos. La acusaciÃÂÃÂÃÂón saliÃÂÃÂÃÂó no sÃÂÃÂÃÂé de quÃÂÃÂÃÂé manga enemiga, y llegÃÂÃÂÃÂó, como un oscuro y negro rumor, a MÃÂÃÂÃÂéxico. RebotÃÂÃÂÃÂó desde allÃÂÃÂÃÂàal Consejo de Indias. ÃÂÃÂÃÂëPor letras de personas particulares se ha sabido cÃÂÃÂÃÂómo fray Domingo de Betanzos hizo relaciÃÂÃÂÃÂón que los naturales de esta tierra no tienen capacidad para entender las cosas de nuestra feÃÂÃÂÃÂû.[18]
El informe sigue, chorreando tinta oscura, acosÃÂÃÂÃÂándolo, refutÃÂÃÂÃÂándolo. Para colmo, salta a la palestra, conteste en la acusaciÃÂÃÂÃÂón, RamÃÂÃÂÃÂÃÂrez de Fuenleal, Presidente de la Real Audiencia Mexicana y hombre de saber y prestigio.[19]Los rumores de la marea negra llegaron, quizÃÂÃÂÃÂás a travÃÂÃÂÃÂés del Consejo de Indias, al presunto reo, que se doliÃÂÃÂÃÂó del lance; y se defendiÃÂÃÂÃÂó con vigorosa dignidad. Los rumores eran puro infundio, pura insidia. ÃÂÃÂÃÂÿCÃÂÃÂÃÂómo podÃÂÃÂÃÂÃÂa ÃÂÃÂÃÂél decir que los indios eran incapaces de salvaciÃÂÃÂÃÂón -seres irracionales, en definitiva-, si habÃÂÃÂÃÂÃÂa gastado su juventud en adoctrinarlos y, lo que es mÃÂÃÂÃÂás, estÃÂÃÂÃÂá ahora levantando una leva de 40 religiosos para conducirlos a MÃÂÃÂÃÂéxico y continuar allÃÂÃÂÃÂàla faena evangelizadora? El argumento no tiene vuelta de hoja, porque es vital, personal. CarecerÃÂÃÂÃÂÃÂa de sentido lo que habÃÂÃÂÃÂÃÂa hecho y, mÃÂÃÂÃÂás aÃÂÃÂÃÂún, lo que estaba haciendo.
He aquÃÂÃÂÃÂàcomo se defiende y cÃÂÃÂÃÂómo arguye: ÃÂÃÂÃÂë[1] DÃÂÃÂÃÂÃÂas ha que hablÃÂÃÂÃÂé en esta materia en este Consejo por importunaciÃÂÃÂÃÂón de vuestras mercedes, que me 10 mandaron. Dije entonces lo que siento ahora, y ahora siento lo que dije entonces [oO.]. [2] Una cosa quiero decir, la cual vuestras mercedes deben mirar, porque les serÃÂÃÂÃÂá gran lumbre para mucho de lo que deben hacer: yo he hablado algo en la capacidad de estos indios en comÃÂÃÂÃÂún, no diciendo que totalmente son incapaces, porque esto nunca lo dije, sino que tienen muy poca capacidad, como niÃÂÃÂÃÂños, lo cual ha sido harto mordido y adentellado; y esto, como bien saben vuestras mercedes, no lo dije yo para que se dejase de poner en su conversiÃÂÃÂÃÂón y enseÃÂÃÂÃÂñanza todo el trabajo y diligencia que posible fuese, y siempre lo he deseado yo asÃÂÃÂÃÂÃÂ. Por lo cual en aquella tierra he trabajado harto, y con este deseo vine a EspaÃÂÃÂÃÂña y fui a Roma, por llevar religiosos y personas doctas y santas, las cuales ahora llevo, como vuestra reverendÃÂÃÂÃÂÃÂsima seÃÂÃÂÃÂñorÃÂÃÂÃÂÃÂa y mercedes saben; y aunque mi boca callase, los trabajos que yo he pasado y tengo de pasar por remediar estas gentes, darÃÂÃÂÃÂÃÂan testimonio del deseo que tengo de su salvaciÃÂÃÂÃÂón y remedio.[20]
Resulta comprensible hasta cierto punto, que lo que Betanzos dijo en el Consejo llegase a MÃÂÃÂÃÂéxico en versiÃÂÃÂÃÂón abultada y deformada. Lo que no se comprende es que se insista en presentarlo como negador de la capacidad de los indios para recibir la fe.[21]La contraprueba estÃÂÃÂÃÂá a la vista, incontestable. Por lo demÃÂÃÂÃÂás, lo que caracterizÃÂÃÂÃÂó a la evangelizaciÃÂÃÂÃÂón dominicana, segÃÂÃÂÃÂún apuntÃÂÃÂÃÂé y voy a seguir exponiendo, fue su alto contenido ideolÃÂÃÂÃÂógico: son hombres, son capaces de salvaciÃÂÃÂÃÂón, tienen derechos de hombres, incluido el ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂderechoÃÂâÃÂÃÂÃÂàa la evangelizaciÃÂÃÂÃÂón, son libres, hay que evangelizarlos en paz y en libertad. Al hacer estos simples enunciados entramos en el cogollo del tema.
Cayetano, Las Casas, Vitoria ... El nomenclator de los dominicos que sobresalen en la ÃÂÃÂÃÂëteologÃÂÃÂÃÂÃÂa de la evangelizaciÃÂÃÂÃÂónÃÂÃÂÃÂû es largo. Los nombres de estos tres -Cayetano, Las Casas, Vitoria- son quizÃÂÃÂÃÂás los mÃÂÃÂÃÂás conocidos. De ahÃÂÃÂÃÂàque los cite como interlocutores o como paradigmas. 1.- CAYETANO. La contribuciÃÂÃÂÃÂón de fray TomÃÂÃÂÃÂás de Vio Cayetano a las misiones de los dominicos en el Nuevo Mundo fue, como vimos, fundamental; por su cargo de Maestro de la Orden, por su visiÃÂÃÂÃÂón de los problemas, por su anhelo de retorno al modelo primigenio y por su temperamento reformista, Cayetano fue el motor y el alma de la aventura apostÃÂÃÂÃÂólica de los dominicos en el inmenso y novÃÂÃÂÃÂÃÂsimo Continente. Esto es conocido y reconocido. Ya no es cosa tan sabida su aportaciÃÂÃÂÃÂón a los contenidos ideolÃÂÃÂÃÂógicos del trabajo de aquellos evangelizadores. Y cabÃÂÃÂÃÂÃÂa esperar que, siendo el responsable de la hazaÃÂÃÂÃÂña, en su calidad de Rector de la Orden, continuase promoviÃÂÃÂÃÂéndola y ayudÃÂÃÂÃÂándola desde su puesto de cardenal de Curia y, sobre todo, desde su fama de teÃÂÃÂÃÂólogo omnisciente. Y a fe, no desmintiÃÂÃÂÃÂó ni la fama ni el apoyo a la misiÃÂÃÂÃÂón: admiraba y alababa a aquellos operarios evangÃÂÃÂÃÂélicos como autÃÂÃÂÃÂénticos dominicos y los comparaba, a boca llena, a los apÃÂÃÂÃÂóstoles.[22]
Estos asertos o estos presentimientos, soterrados, han salido a flote al redescubrirse su respuesta a una serie de preguntas que le hicieron los frailes que trabajaban en Nueva EspaÃÂÃÂÃÂña, sobre cuestiones prÃÂÃÂÃÂácticas del ministerio evangelizador. La respuesta estÃÂÃÂÃÂá datada, por fortuna: ÃÂÃÂÃÂëRomae, die 4 novembris, 1532ÃÂÃÂÃÂû. El cuestionario lo trajo en mano, a mi parecer, fray Domingo de Betanzos. Y me place y complace ponerlo a gala, ya que tan injustamente han tratado algunos historiÃÂÃÂÃÂógrafos a este hombre, figura augusta del evangelismo dominicano de la primera mitad del siglo XVI.
Betanzos andaba misionando en Guatemala; los frailes de Nueva EspaÃÂÃÂÃÂña lo llamaron urgentemente, delegando en ÃÂÃÂÃÂél poderes para venir a Roma y suplicar que se erigiese en MÃÂÃÂÃÂéxico una provincia autÃÂÃÂÃÂónoma, independiente de la de Santa Cruz de Indias. Betanzos se puso en camino. El 7 de diciembre de 1531 lo hallamos en Puerto Rico; el obispo, primero de AmÃÂÃÂÃÂérica, don Alonso Manso, delegÃÂÃÂÃÂó en ÃÂÃÂÃÂél la visita ad limina: la primera tambiÃÂÃÂÃÂén que un obispo del Nuevo Mundo hizo.[23]Al pasar por la Corte, Betanzos informÃÂÃÂÃÂó al Consejo de Indias de todo, oficial y extraoficialmente. El episodio mentado de la racionalidad de los indios tuvo ahÃÂÃÂÃÂàsu epicentro. No disgustÃÂÃÂÃÂó a los seÃÂÃÂÃÂñores del Consejo la figura y la ideologÃÂÃÂÃÂÃÂa de Betanzos, estampa impresionante de apÃÂÃÂÃÂóstol: se fijan en ÃÂÃÂÃÂél para ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂprimer obispo de GuatemalaÃÂâÃÂÃÂÃÂày presidente de la Audiencia.
Betanzos no cayÃÂÃÂÃÂó en la tentaciÃÂÃÂÃÂón, continuÃÂÃÂÃÂó su viaje a Roma. AquÃÂÃÂÃÂàcumplirÃÂÃÂÃÂá el encargo de la visita ad limina como procurador del obispo de Puerto Rico y obtendrÃÂÃÂÃÂá la autonomÃÂÃÂÃÂÃÂa de la provincia de MÃÂÃÂÃÂéxico.[24]Su figura y su palabra conturbaron de tal modo a Clemente VII, que le concediÃÂÃÂÃÂó todas las gracias que pedÃÂÃÂÃÂÃÂa. Eran tantas, que en el registro del Maestro General se consignÃÂÃÂÃÂó este detalle: ÃÂÃÂÃÂëpor mandato de nuestro seÃÂÃÂÃÂñor Clemente VIIÃÂÃÂÃÂû. Entre las mercedes que logrÃÂÃÂÃÂó, dos entraÃÂÃÂÃÂñan significado peculiar: la autorizaciÃÂÃÂÃÂón a ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂlevantarÃÂâÃÂÃÂÃÂà30 dominicos en AndalucÃÂÃÂÃÂÃÂa y Castilla y conducirlos a Nueva EspaÃÂÃÂÃÂña; la concesiÃÂÃÂÃÂón de un Studium Generale en la nueva provincia de Santo Domingo de Ciudad de MÃÂÃÂÃÂéxico.[25]
En ese marco y en ese aÃÂÃÂÃÂño de gracia y eficaces gestiones, 1532, situamos la respuesta de Cayetano ÃÂÃÂÃÂëad sex quaesita a fratribus praedicatoribus in Novo ContinenteÃÂÃÂÃÂû. Las preguntas o quaesita se refieren al ministerio sacramental, concretamente sobre la administraciÃÂÃÂÃÂón de los sacramentos y sobre el servirse de niÃÂÃÂÃÂños indios para la enseÃÂÃÂÃÂñanza de la doctrina cristiana. En la imposibilidad de ofrecer un anÃÂÃÂÃÂálisis de las cuestiones y de las respuestas, me limito a enumerarlas:
- 1. Si se puede bautizar a los indios que tienen poca instrucciÃÂÃÂÃÂón;
- 2. Si se les debe administrar, si hay peligro para su fe por el ambiente pagano de la casa de familia;
- 3. QuÃÂÃÂÃÂé soluciÃÂÃÂÃÂón moral es la que hay que dar a los adultos que se bautizan o hacen cristianos, y antes vivÃÂÃÂÃÂÃÂan en poligamia;
- 4. Si se debe aconsejar la confesiÃÂÃÂÃÂón y admitir a la eucaristÃÂÃÂÃÂÃÂa a los pocos instruidos;
- 5. Si se puede encargar a los niÃÂÃÂÃÂños indios la predicaciÃÂÃÂÃÂón, porque saben la lengua de los nativos;
- 6. Si se pueden recibir varias limosnas por una misa.[26]
Como se notarÃÂÃÂÃÂá por el simple enunciado, las quaesita son problemas vivos de la pastoral indiana, con los que el misionero se topaba a diario. El recurso a Cayetano es ÃÂÃÂÃÂÃÂndice de la preocupaciÃÂÃÂÃÂón teolÃÂÃÂÃÂógica y de la confianza de familia que los dominicos tienen. Se trataba de cuestiones de moral prÃÂÃÂÃÂáctica. En ese campo, el famoso teÃÂÃÂÃÂólogo era una lumbrera. Pero su luz procedÃÂÃÂÃÂÃÂa de la altura o del faro de los principios. En realidad, Cayetano fue primordialmente un teÃÂÃÂÃÂólogo especulativo, verificÃÂÃÂÃÂándose en ÃÂÃÂÃÂél lo que el Doctor AngÃÂÃÂÃÂélico decÃÂÃÂÃÂÃÂa: intellectus speculativus extensione lit practicus.[27]
En ese horizonte, la capacidad y la profundidad especulativas de Cayetano se vertieron en sus Comentarios a la Suma, pergeÃÂÃÂÃÂñados precisamente y dados a luz en la segunda dÃÂÃÂÃÂécada del siglo XVI: se publican en 1518, Venecia, los relativos a la II-II. Aunque Cayetano, adoptando un criterio altamente impersonal o formal, no hace concesiones a la galerÃÂÃÂÃÂÃÂa ni a la autobiografÃÂÃÂÃÂÃÂa, es lÃÂÃÂÃÂógico que en alguna manera proyecte su especulaciÃÂÃÂÃÂón a los asuntos del entorno eclesial. Es decir, a los problemas de la evangelizaciÃÂÃÂÃÂón, que tan al rojo estÃÂÃÂÃÂán y tan hondamente le preocupan. OcasiÃÂÃÂÃÂón pintiparada: allÃÂÃÂÃÂàdonde el Doctor AngÃÂÃÂÃÂélico trata de la libertad de la fe. La fe es libre, y por consiguiente, su propuesta o predicaciÃÂÃÂÃÂón no debe hacerse a la fuerza a los infieles; otra cuestiÃÂÃÂÃÂón es si los herejes y los apÃÂÃÂÃÂóstatas pueden o no ser coaccionados a cumplir lo que prometieron.[28]
Como de costumbre, Cayetano no pierde de ojo ni de fusta a Escoto, cuya opiniÃÂÃÂÃÂón, ÃÂÃÂÃÂëquia videtur habere secuacesÃÂÃÂÃÂû, desmonta con aplomo y con acribia: ÃÂÃÂÃÂë [1] Sciendum est quod, cum timar minuat rationem voluntarii [...], consequens est ut coactio [...] ad susceptionem fidei non ad voluntariam omnino, sed serviliter voluntariam terminetur: ac per hoc ad sacrilegium [...]. Religioni igitur adversatur cogere infideles omnino extraneos ab Ecclesia ad fidem: quia adversatur voluntario requisito ad sacramenta fidei. [2] Ultra hoc, quod adversatur ipsi actui fidei, qui est credere, de cuius ratione est voluntarium, ut in littera [sancti Thomae] dicitur. Quod sic intellige: medium debet es se consonum et proportionatum fini. Sed eredere est de genere voluntarii; et compulsio per metum, etc., est via ad involuntarium [...]. [3] In eodem articulo considera diligenter causam iustarn belli contra infideles, et compulsionis eorum, ne scilicet fidem Iesu Christi impediant aliquo trium modorum: scilicet vel blaspherniis, puta dicendo mala de Christo Iesu aut sanctis eius aut Ecclesia eius; vel persuasionibus, indu-cendos nostros ad infidelitatern; vel persecutionibus, sive in communi, ut quotidie videmus Turcas invadere christiani nominis gentes, vel in particulari, si christianos aut praedicatores fidei occidantÃÂÃÂÃÂû.[29]MÃÂÃÂÃÂás adelante, en el comentario a la q. 68, volviÃÂÃÂÃÂó a echar un cuarto a espadas, distinguiendo agudamente las especies de infidelidad.[30]
2.- LAS CASAS. Las ideas de Cayetano fructifican de modo sutil en fray BartolomÃÂÃÂÃÂé de las Casas. A ellas se agarrÃÂÃÂÃÂó, como a un haz de luz, sobre todo en su ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂcampaÃÂÃÂÃÂña ideolÃÂÃÂÃÂógicaÃÂâÃÂÃÂÃÂàen pro de la evangelizaciÃÂÃÂÃÂón pacÃÂÃÂÃÂÃÂfica. Lo cite o no, lo haya leÃÂÃÂÃÂÃÂdo y estudiado directamente, o, como a veces ocurre, de ÃÂÃÂÃÂëoÃÂÃÂÃÂÃÂdasÃÂÃÂÃÂû, fray BartolomÃÂÃÂÃÂé conoce y sigue a Cayetano, a quien no le regatea el mÃÂÃÂÃÂérito de haber enviado los primeros dominicos al Novus Orbis,[31]y a quien sigue como ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂmaestroÃÂâÃÂÃÂÃÂàen el asunto de los infieles, citando expresamente su comentario a la q. 68 de la II-II.
De perillas le cae la ocasiÃÂÃÂÃÂón para contar una anÃÂÃÂÃÂécdota: ÃÂÃÂÃÂëy porque viene a propÃÂÃÂÃÂósito de lo dichoÃÂÃÂÃÂû, escribe, cuenta que ÃÂÃÂÃÂëacaeciÃÂÃÂÃÂó por este tiempo que, como el padre vicario de los dominicos, fray Pedro de CÃÂÃÂÃÂórdoba, cuando estuvo en Castilla [en 1512-1513] informÃÂÃÂÃÂó a algunos religiosos de los daÃÂÃÂÃÂños y perdiciÃÂÃÂÃÂón que aquestas gentes [los indios] padecÃÂÃÂÃÂÃÂanÃÂÃÂÃÂû; entre otros, a fray JerÃÂÃÂÃÂónimo de PeÃÂÃÂÃÂñafiel, ÃÂÃÂÃÂëel cual fue a Roma por los negocios de la Orden, siendo Maestro General de toda ella el GaetanoÃÂÃÂÃÂû. Fray JerÃÂÃÂÃÂónimo de PeÃÂÃÂÃÂñafiel informÃÂÃÂÃÂó, a su vez, a Cayetano; lo que Cayetano opinÃÂÃÂÃÂó nos deja un tanto perplejos, o incrÃÂÃÂÃÂédulos sobre si es verdad o no; Las Casas nos insta a la credibilidad:
ÃÂÃÂÃÂëEstas palabras formales me certificÃÂÃÂÃÂó a mÃÂÃÂÃÂÃÂ, que esto escribo, el dicho padre fray JerÃÂÃÂÃÂónimo de PeÃÂÃÂÃÂñafiel, siendo prior de San Pablo de Valladolid el aÃÂÃÂÃÂño de 1517, haberle dicho el Gaetano; y porque por aquel tiempo escribÃÂÃÂÃÂÃÂa sobre la Secunda secundae, de santo TomÃÂÃÂÃÂás, acordÃÂÃÂÃÂó de escribir contra esta tiranÃÂÃÂÃÂÃÂa en la q. 66, sobre el artÃÂÃÂÃÂÃÂculo 8ÃÂÃÂÃÂð, donde hallÃÂÃÂÃÂó el propio lugar para la materia: la cual, en muy pocas palabras, con cierta distinciÃÂÃÂÃÂón que de infieles hizo, dio luz a toda la ceguedad que hasta entonces se tenÃÂÃÂÃÂÃÂaÃÂÃÂÃÂû.[32]
Las Casas se apropia la distinciÃÂÃÂÃÂón y la enriquece, aplicando el tercer tipo a los infieles del Novus Orbis, pero extraÃÂÃÂÃÂñamente no mienta expressis verbis a Cayetano en su De unico vocationis modo.[33]Las referencias o auto-citas al De unico son frecuentes en el legado literario de Las Casas. En Historia de las Indias, por ejemplo, apostilla: ÃÂÃÂÃÂëY esto verÃÂÃÂÃÂán los que quisieren leer nuestro libro (escrito en latÃÂÃÂÃÂÃÂn, cuyo tÃÂÃÂÃÂÃÂtulo es: De unico vocationis modo omnium gentium ad veram religionem), mÃÂÃÂÃÂás claro que el solÃÂÃÂÃÂû.[34]En otros pasos dice que es su ÃÂÃÂÃÂëprimer libroÃÂÃÂÃÂû,[35]confesiÃÂÃÂÃÂón importante, porque nos sitÃÂÃÂÃÂúa en una ÃÂÃÂÃÂépoca temprana de su ideologÃÂÃÂÃÂÃÂa, allÃÂÃÂÃÂá por 1522/1525, que fueron las primicias de su inserciÃÂÃÂÃÂón en la Orden dominicana: hizo en esos aÃÂÃÂÃÂños ÃÂÃÂÃÂëprofesiÃÂÃÂÃÂónÃÂÃÂÃÂû, no sÃÂÃÂÃÂólo de votos y constituciones, sino tambiÃÂÃÂÃÂén de ideas. Fray BartolomÃÂÃÂÃÂé de las Casas fue personaje de fuerte personalidad y de mucho protagonismo, sÃÂÃÂÃÂÃÂntesis de todo lo que un espaÃÂÃÂÃÂñol hizo en Indias -representÃÂÃÂÃÂó casi todos los papeles del drama- y vocero de la ideologÃÂÃÂÃÂÃÂa de los dominicos sobre la evangelizaciÃÂÃÂÃÂón; en parte tambiÃÂÃÂÃÂén artÃÂÃÂÃÂÃÂfice. No se le puede negar, por muchas tachas y cargos que se le hagan, su amor a los indios, que fue apologÃÂÃÂÃÂética historia; su proclamaciÃÂÃÂÃÂón de los derechos humanos de los indios y su campaÃÂÃÂÃÂña de evangelizaciÃÂÃÂÃÂón pacÃÂÃÂÃÂÃÂfica.[36]En su ÃÂâÃÂÃÂÃÂÃÂprimer libroÃÂâÃÂÃÂÃÂà-Del ÃÂÃÂÃÂúnico modo de atraer a todas las gentes a la verdadera religiÃÂÃÂÃÂón-, ÃÂÃÂÃÂésa es su primera lanza, su primera tesis. Y ÃÂÃÂÃÂésa es tambiÃÂÃÂÃÂén por la que guerrearÃÂÃÂÃÂá en todo el resto, largo, de su vida, y en su postrer libro, Sobre la potestad real (De regia potestate), escrito en 1563.[37]
3. VITORIA. Rigurosamente coetÃÂÃÂÃÂáneo de Las Casas y muy metido en la teologÃÂÃÂÃÂÃÂa indiana, Theologia indorum es el epÃÂÃÂÃÂÃÂgrafe de una voluminosa obra, inÃÂÃÂÃÂédita, de fray Domingo Vico, O.P.[38]Vitoria es una figura tan descollante que no necesita presentaciÃÂÃÂÃÂón. EstÃÂÃÂÃÂá en lÃÂÃÂÃÂÃÂnea con Cayetano, y en sintonÃÂÃÂÃÂÃÂa con Las Casas, y construye el mÃÂÃÂÃÂás sÃÂÃÂÃÂólido sistema jurÃÂÃÂÃÂÃÂdico-teolÃÂÃÂÃÂógico sobre el Novus Orbis, incluido, claro estÃÂÃÂÃÂá, el asunto de la evangelizaciÃÂÃÂÃÂón.[39]
NOTAS
- ↑ B. DE LAS CASAS, Historia de las Indias, II, 176.
- ↑ Cfr. IbÃÂÃÂÃÂÃÂd, II, 177ÃÂâÃÂÃÂÃÂâ191.
- ↑ Cfr. el texto de las Leyes de Burgos en: R. KONETZKE, ColecciÃÂÃÂÃÂón de documentos para la historia social de HispanoamÃÂÃÂÃÂérica, vol. I, Madrid, 1953, pp. 38-57.
- ↑ Cfr. Real CÃÂÃÂÃÂédula Valladolid, 12 mayo 1513, a Diego ColÃÂÃÂÃÂón: ÃÂÃÂÃÂëluego que por el dicho fray Pedro fuÃÂÃÂÃÂéreis requerido no poner en ello impedimento ni dilaciÃÂÃÂÃÂón, le deis nao o carabela en que vayan ÃÂÃÂÃÂél y los frailes que le acompaÃÂÃÂÃÂñen [ÃÂâÃÂÃÂÃÂæ] a la parte que ÃÂÃÂÃÂél seÃÂÃÂÃÂñalare a la Tierra firmeÃÂÃÂÃÂû: AGI, Indiferente general, 418, lib. 3, ff. 28 IndicaciÃÂÃÂÃÂón y regesto de otras disposiciones sobre esa misiÃÂÃÂÃÂón, en: J. CASTRO SEOANE, O.c., nota 24, pp. 129-130
- ↑ Cfr. A. LARIOS, ÃÂÃÂÃÂëLa expansiÃÂÃÂÃÂón misional de la Orden por AmÃÂÃÂÃÂéricaÃÂÃÂÃÂû, en: Los dominicos y el Nuevo Mundo, Madrid, Deimos, [1988], pp. 133-156.
- ↑ Cfr. ÃÂÃÂÃÂÃÂ. HUERGA, ÃÂÃÂÃÂëLa obra intelectual de la Orden de Predicadores en AmÃÂÃÂÃÂéricaÃÂÃÂÃÂû, ÃÂÃÂÃÂÃÂbid, pp. 689-714, especialmente pp. 694-697.
- ↑ La edad que le asigna las Casas es a ojo: cfr. RUBÃÂÃÂÃÂÃÂN BORIA, Fray Pedro de CÃÂÃÂÃÂórdoba, O.P. (1481-1521), TucumÃÂÃÂÃÂán, Argentina, 1982, p. 43.
- ↑ B. DE LAS CASAS, Historia de las Indias, II, 134.
- ↑ Doctrina cristiana para instrucciÃÂÃÂÃÂón de los indios por manera de historia, compuesta por el muy rev. p. fr. Pedro de CÃÂÃÂÃÂórdoba, de buena memoria... y por otros religiosos doctos de la misma Orden, MÃÂÃÂÃÂéxico, 1544. Interesante la fÃÂÃÂÃÂórmula ÃÂÃÂÃÂëpor manera de historiaÃÂÃÂÃÂû, que equivaldrÃÂÃÂÃÂÃÂa, salvadas las distancias, a la historia salutis. De hecho, el libro sigue y desarrolla esa idea en sermones: de ahÃÂÃÂÃÂàque lo podamos considerar como un esbozo de la metodologÃÂÃÂÃÂÃÂa y de la predicaciÃÂÃÂÃÂón misional de la 'primera comunidad' de dominicos en el Novus Orbis cfr. R. BORJA, ÃÂÃÂÃÂëUn esquema de sermÃÂÃÂÃÂón post-bautismal predicado a los indÃÂÃÂÃÂÃÂgenas del Caribe hacia el aÃÂÃÂÃÂño 1520ÃÂÃÂÃÂû, Liturgia, Buenos Aires, 1979, n. 37, pp. 16-25; NLA. MEDINA, Una comunidad al servicio del indio. La obra de fray de CÃÂÃÂÃÂórdoba. OP. (1482-1521), Madrid, 1983; Id., ÃÂÃÂÃÂëMÃÂÃÂÃÂétodos y medios de evangelizaciÃÂÃÂÃÂón de los dominicos en AmÃÂÃÂÃÂéricaÃÂÃÂÃÂû, en: Los dominicos y el Nuevo Mundo, Madrid, Deimos, pp. 157-207.
- ↑ Cfr. J.CASARES, ÃÂÃÂÃÂëNebrija y la GramÃÂÃÂÃÂática castellanaÃÂÃÂÃÂû, BoletÃÂÃÂÃÂÃÂn de la Real Academia de la Historia, 1967 pp. 335-367.
- ↑ A. ALATORRE, ÃÂÃÂÃÂëNebrija y la comunicaciÃÂÃÂÃÂón verbal en la conquistaÃÂÃÂÃÂû, El PaÃÂÃÂÃÂÃÂs, 12 octubre p. 6.
- ↑ PORRAS BARRENECHEA RAUL, Fuentes histÃÂÃÂÃÂóricas peruanas, Lima, 1964, p. 21.
- ↑ Cfr. Livarius Oliger, ÃÂÃÂÃÂëFrancesco XimÃÂÃÂÃÂénez, OP', missionario e storico del GuatemalaÃÂÃÂÃÂû, Archivum fratrum praedicatorum, Vol 11, 1941, pp. 209-238.
- ↑ Cfr. AGUSTÃÂÃÂÃÂÃÂN DÃÂÃÂÃÂÃÂVILA PADILLA, Historia de la fundaciÃÂÃÂÃÂón y discurso de la provincia de Santiago de MÃÂÃÂÃÂéxico, de la Orden de Predicadores, Madrid, 1596, p. 814.
- ↑ DIEGO DURÃÂÃÂÃÂÃÂN, Historia de las Indias de Nueva EspaÃÂÃÂÃÂña, 2 vol., ed. M.A. Garibay, MÃÂÃÂÃÂéxico, 1967. En la Historia de DurÃÂÃÂÃÂán se inspirÃÂÃÂÃÂó JosÃÂÃÂÃÂé de Acosta para su Historia natural y moral de los indios: cfr. LA-FAYE, MesÃÂÃÂÃÂÃÂas, cruzadas, utopÃÂÃÂÃÂÃÂas, MÃÂÃÂÃÂéxico, DCE, 1984, pp. 103-115. DurÃÂÃÂÃÂán coincide con Fray BERNARDI-NO DE SAHAGÃÂÃÂÃÂÃÂN, Historia general de las cosas de la Nueva EspaÃÂÃÂÃÂña, ed. A.M. Garibay, MÃÂÃÂÃÂéxico, 1956, t. 1, pp. 27-28: sin un conocimiento a fondo de la cultura y de las religiones de los nativos no se podÃÂÃÂÃÂÃÂa realizar una buena evangelizaciÃÂÃÂÃÂón.
- ↑ Carta al cardo GarcÃÂÃÂÃÂÃÂa de Loaysa, Presidente del Consejo de Indias, Misteca, 3 diciembre 1540: ed. L.A. Getino en Anuario de estudios americanos 2, 1945, P. 324.
- ↑ Cfr. L. HANKE, La lucha por la justicia en la conquista de AmÃÂÃÂÃÂérica, Buenos Aires, 1949; AA. VV., I diritti dell'uomo e la pace nel pensiero di Francesco de Vitoria e BartolomÃÂÃÂÃÂé de las Casas, Milano, 1988.
- ↑ Carta de los Oidores de la Real Audiencia a S.M., MÃÂÃÂÃÂéxico, 11 mayo 1533: publicada en: Epistolario de la Nueva EspaÃÂÃÂÃÂña, ed. F. del Paso y Troncoso, t. II, MÃÂÃÂÃÂéxico, 1939, p. 90.
- ↑ IbÃÂÃÂÃÂÃÂd., t. XV, MÃÂÃÂÃÂéxico, 1940, p. 163.
- ↑ Carta de fray Domingo de Betanzos al Consejo de Indias, s.d. [1533/4]: AHN (Madrid), Cartas de Indias, caja 2, n. 124; ed. B. Biermann en Archivum fratrum preadicatorum 13, 1943, pp. 55-58. La acerada y dolorida epÃÂÃÂÃÂÃÂstola de Betanzos aclara tambiÃÂÃÂÃÂén el contexto de las acusaciones: ÃÂÃÂÃÂëMal pareciÃÂÃÂÃÂó a vuestras mercedes lo que yo hablÃÂÃÂÃÂé acÃÂÃÂÃÂá, y mucho peor a aquellos seÃÂÃÂÃÂñores y religiosos de la Nueva EspaÃÂÃÂÃÂña, cuando lo supieron allÃÂÃÂÃÂá, sobre lo cual se han escrito muchas cartasÃÂÃÂÃÂû: ibÃÂÃÂÃÂÃÂd. p. 57.
- ↑ Por ejemplo, CONSTANTINO BAYLE, ÃÂÃÂÃÂëLa comuniÃÂÃÂÃÂón entre los indios americanosÃÂÃÂÃÂû, Missionalia hispanica 1, 1944, pp. 17-19, que reproduce trozos de las cartas versus Betanzos, pero no la autodefensa. TambiÃÂÃÂÃÂén lo zahiere, apoyÃÂÃÂÃÂándose en Hanke, PÃÂÃÂÃÂÃÂREZ DE TUDELA, Estudio preliminar a: B. DE LAS CASAS, Historia de las Indias, ed. cit. (supra, nota 10) 1, pp. CXXXIV-CXXXV.
- ↑ ÃÂÃÂÃÂëHorum votis Thomas Magister maxime favit, vocans eos novo s apostolosÃÂÃÂÃÂû: S. DE OLMEDA, Chronica Ordinis Praedicatorum, ed. M. Canal, Roma, 1936, p. 192.
- ↑ 54 Cfr. V. MURGA-ÃÂÃÂÃÂÃÂ. HUERGA, Historia documental de Puerto Rico, t. VI, Ponce, 1987, p. 451
- ↑ Breve Pastoralis officii, de Clemente VII, 11 julio 1532: Bullarium Ord. Praed. IV, 512-513.
- ↑ Entre las gracias que obtuvo estÃÂÃÂÃÂá la ÃÂÃÂÃÂëfacultas accipiendi triginta fratres ex provinciis Beticae et Castellae, et aliis provinciis, et eos secum in provinciam Sancti Iacobi ducere, ob Ordinis nostri et fidei sugmentumÃÂÃÂÃÂû. Bolonia, 5 y 10 de marzo 1533. ÃÂÃÂÃÂëItem, quod in provincia tali sit unus conventus in quo te::eatus StudiumÃÂÃÂÃÂû. El Maestro guarda la ropa, declarando que ÃÂÃÂÃÂëhaec omnia concessa, statuta et ordinata sunt apostolica auctoritate mihi a Sanctissimo Domino PP. Clemente VIIÃÂÃÂÃÂû comunicadas por un breve especial: Archivum Generale O.P. (Roma, Santa Sabina), IV-24, f. 155rv.
- ↑ Cfr. V.M. POLLET, ÃÂÃÂÃÂëDe Caietani scripto: Ad septendecim quaesita responsionesÃÂÃÂÃÂû, Angelicum 14, 1937, pp. 538-546; p. 547-559, el texto; en pp. 549-553, la responsio Ad sex quaesita a frairibus praedicatoribus in novo continente.
- ↑ Cfr. Summa tbeologiae, I, q. 1, aa. 4-5; E. SAURAS, ÃÂÃÂÃÂëInmanencia y pragmatismo de la teologÃÂÃÂÃÂÃÂaÃÂÃÂÃÂû, Revista espaÃÂÃÂÃÂñola de teologÃÂÃÂÃÂÃÂa 5,1945, pp. 375-403; M.D. CHENU, Saint Thomas d'Aquin et la thÃÂÃÂÃÂéologie, Paris, 1959.
- ↑ ÃÂÃÂÃÂëNullo modo sunt ad fÃÂÃÂÃÂÃÂdem compellendi, ut ipsi credant, quÃÂÃÂÃÂÃÂa credere voluntatis estÃÂÃÂÃÂû: Summa theologiae, II-II, q. 10, a. 8.
- ↑ In TI-H, q. 10, a. 8.
- ↑ ÃÂÃÂÃÂëIn responsione ad 2 [ÃÂâÃÂÃÂÃÂæ] sciendum est quod infideles tripliciter se habent ad christianos principes: - Quidam enim sunt subditi de facto et de iure principibus christianis, ut iudaei, haeretici, et mauri qui sunt in terris christianorum [...] - Quidam vero sunt subditi de iure et non de facto [ÃÂâÃÂÃÂÃÂæ] ut infideles occupantes terras chris:ianorum [ÃÂâÃÂÃÂÃÂæ] - Quidam autem infideles nec de iure nec de facto subsunt [ÃÂâÃÂÃÂÃÂæ] ut si inveniantur pagani qui nunuam imperio romano subditi fuerunt, terras inhabitantes in quibus christianum nunquam fuit nomenÃÂÃÂÃÂû: In II-II, q. 66, a. 8.
- ↑ Cfr. B. DE LAS CASAS, Historia de las Indias, II, 133.
- ↑ IbÃÂÃÂÃÂÃÂd NÃÂÃÂÃÂð 264.
- ↑ Cfr. J.A. BARREDA, IdeologÃÂÃÂÃÂÃÂa y pastoral misionera en el ÃÂÃÂÃÂëDe unico vocationis modoÃÂÃÂÃÂû de BartolomÃÂÃÂÃÂé de las Casas o.p. Madrid, 1981, pp. 137-158: ÃÂÃÂÃÂëSoluciÃÂÃÂÃÂón lascasiana al problema de la coacciÃÂÃÂÃÂón a la feÃÂÃÂÃÂû.
- ↑ B. DE LAS CASAS, Historia de las Indias, II, 157.
- ↑ IbÃÂÃÂÃÂÃÂd n, 309; 524; etc.
- ↑ R. HERNÃÂÃÂÃÂÃÂNDEZ, ÃÂÃÂÃÂëFrancisco de Vitoria y BartolomÃÂÃÂÃÂé de las Casas, primeros teorizantes de los derechos humanosÃÂÃÂÃÂû, Archivo dominicano 4, 1983, pp. 199-266; en pp. 257-260, ÃÂÃÂÃÂëCatÃÂÃÂÃÂálogo de derechos humanos segÃÂÃÂÃÂún Las CasasÃÂÃÂÃÂû.
- ↑ B. DE LAS CASAS, De regia potestate, ed. crÃÂÃÂÃÂÃÂtica bilingÃÂÃÂÃÂüe por L. PereÃÂÃÂÃÂña-J.M. PÃÂÃÂÃÂérez, etc., Madrid, 1969.
- ↑ Cfr. M. LLADÃÂÃÂÃÂÃÂ, ÃÂÃÂÃÂëLa Theologia indorum (1553, 4 tomos) de la Biblioteca Nacional de ParÃÂÃÂÃÂÃÂsÃÂÃÂÃÂû, en: EvangelizaciÃÂÃÂÃÂón y teologÃÂÃÂÃÂÃÂa (siglo XVI), Pamplona, 1990, pp. 947-954.
- ↑ Desde el punto de vista de la ideologÃÂÃÂÃÂÃÂa, el resultado mÃÂÃÂÃÂás positivo fueron las leyes nuevas, 1542/3: cfr. LUIS ALONSO GETINO, Influencia de los dominicos en las leyes nuevas, Sevilla, 1945
ALVARO HUERGA TERUELO ÃÂÃÂÃÂé Simposio CAL, 1992