CAGLIERO, Giovanni
(Castelnuovo d’Asti, 1838; Roma, 1926) Religioso Salesiano, Cardenal
El 2 de noviembre de 1851 fue llevado desde su pueblo natal, por el mismo Don Bosco al Oratorio de Valdocco para ser parte de la naciente Obra Salesiana,[1]que allí se estaba gestando. Giovanni, que en ese entonces contaba con trece años de edad, anhelaba estudiar y llegar a ser sacerdote.
Fue uno de los cuatro jóvenes que en el año 1854 quiso adherirse a la idea de su coterráneo padre y mentor,[2]para formar la Sociedad Salesiana con el anhelo de dedicarse a la formación y al servicio de los jóvenes. Luego de haber recibido el hábito clerical, de manos del mismo Don Bosco y habiendo frecuentado y completado los estudios de Filosofa y Teología en el Seminario de Turín, en calidad de Alumno Externo, en el año 1862, luego de haber hecho su profesión como Salesiano, fue ordenado Sacerdote y nombrado Director Espiritual del Oratorio de Valdocco (Turín, Provincia homónima).
Dada su marcada afección por la música, Don Bosco hizo que frecuentara la Escuela de Armonía del Profesor Cerutti. Pudo, de este modo componer música sagrada y recreativa, que el mismo Don Bosco consideraba un valioso instrumento de educación en sus Institutos. Entre otras son célebres sus composiciones: “Lo spazzacamino” , “Il figlio dell’esule” , “L’orfanello” , “Il Marinaro” , etc.
Su primera composición musical sagrada fue una “Misa fúnebre” a tres voces viriles, que quiso dirigir su mismo Profesor; continuó con la Antífona “Sancta Maria succurre miseris”, estrenada por tres coros diversos con motivo de la Consagración del Santuario de María Auxiliadora (Valdocco, Turín, 1868) ; entre los cantores en aquella ocasión se encontraba un promisorio Tenor, llamado Francesco Tamagno, que Don Juan Cagliero había descubierto en un barrio popular de la ciudad de Turín.
Compuso otras tres Misas, un Te Deum, dos colecciones de “Tantum ergo”, una colección de «Motetes», y las conocidas “Nove Pastorali per organo”. Entre sus contemporáneos es importante el destacar los juicios de prominentes músicos: Giuseppe Verdi reconoció en el joven compositor gran fantasía y potencia creativa. Lorenzo Perosi lo admiraba por su inspiración religiosa de la música.
Luego de la proclamación del «Motu proprio» de San Pio X sobre la Música sagrada, Cagliero procuró adecuarse a las nuevas normativas eliminando la excesiva fastuosidad y el uso de instrumentos de viento. En 1873 concluyó su Doctorado en Ciencias Teológicas en la Universidad de Turín. En el año 1874 Don Bosco lo eligió para desempeñarse como Director Espiritual del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, nacido en la localidad de Mornese dos años atrás. Pero Dios le reservaba otros horizontes en el campo de las Misiones católicas.
Hacia finales del año 1854, habiéndose enfermado gravemente por los excesos cometidos en el cuidado a los enfermos de cólera, mientras se temía por su vida Don Bosco, iluminado por sendas visiones preconizó que el jovencito llegaría a ser un Obispo misionero. De hecho hacia fines del 1875 lo enviaba hacia la Argentina, a cargo de la Primera Expedición Misionera de la Congregación.
La primera finalidad expuesta era la de hacerse cargo de la numerosa colectividad italiana residente en aquel lejano país, pero el Santo Turinés aspiraba a llegarse hasta las regiones desérticas de La Pampa, la Patagonia y la Tierra del Fuego, donde habitaban tribus salvajes.
De los diez integrantes, tres permanecieron en Buenos Aires, y los otros siete partieron hacia la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, , para hacerse cargo de un Colegio que la población de aquel lugar había levantado con gran entusiasmo. En el 1876, con la llegada de la Segunda Expedición Misionera Salesiana, Don Cagliero dio inicio a la Escuela de Artes y Oficios en el periférico barrio de Almagro (Ciudad de Buenos Aires), y el Colegio de Villa Colón, (República Oriental del Uruguay).
Pero el año siguiente, Don Bosco, que lo había señalado como “un hombre providencial” lo llamó a Turín y lo designó Director Espiritual de la Congregación, responsabilidad que ocupó hasta el mes de noviembre de 1884, cuando el Santo Padre León XIII lo designó Obispo Titular de Mágida, y le confió el Vicariato Apostólico de la Patagonia Septentrional y Central, erigido canónicamente el año anterior. Luego de su consagración episcopal partió nuevamente hacia América, donde era fervientemente esperado, en cuanto como afirmó Monseñor Vera, Vicario Apostólico de Montevideo, “había sabido conquistar la voluntad de los americanos”.
Superadas las primeras dificultades interpuestas por el Gobierno Argentino, pudo establecerse en la Ciudad de Carmen de Patagones (Provincia de Buenos Aires) y continuar la obra emprendida por Don Santiago Costamagna, Don José Fagnano, y Don Domingo Milanesio, quienes ya habían avistado y establecido buenos tratos con las primeras tribus aborígenes. Con gran abnegación comenzó a explorar la Tierra del Fuego, junto a Don Fagnano, tomando contacto por primera vez con las tribus Onas, Yaganes, y Alacufes.
Durante el año 1887 inició la difícil travesía de pasar hacia Chile a través de la Cordillera de los Andes, para inaugurar la nueva Casa Salesiana en Concepción. El manso caballo que llevaba a Mons. Cagliero se encabritó y al caer del animal enfurecido, se quebró dos costillas, agradeciendo a Dios no haber caído en un cercano precipicio que ciertamente le habría causado la muerte. En el mes de diciembre del 1887 regresaba a Turín para asistir a Don Bosco en sus últimos días de su vida terrena.
A su retorno desde Europa, prosiguió con sus proyectos y fundaciones. Llegado a Viedma y viendo la necesidad de la gente más pobre, en especial los aborígenes que rondaban por la ciudad, fundó el «Hospital San José», el primero de su género en toda la Patagonia, y lo confió a las Hijas de María Auxiliadora. En el mes de julio de 1890 visitó los Colegios Salesianos de Nitereoi, y San Pablo, en la República Federativa de Brasil.
Durante del año 1894 abrió la Misión de «La Candelaria», cercana a la ciudad de Usuahia, en el extremo sur del Continente americano y varios Centros de Misión en la Provincia del Chubut, entre los Tehuelches. En el año 1898 evangelizó la Provincia de La Pampa .
Con todo, en su camino apostólico no faltaron los obstáculos y dificultades: durante el 1899 una extraordinaria inundación del Río Negro, destruyó las ciudades de Viedma, General Roca, Gaiman, y Rawson, y arruinó gravemente otros centros de Misión, que debieron ser fatigosamente reconstruidos. Durante el año 1902 junto con Don Domingo Milanesio, visitó la Provincia de Neuquén, localidad ubicada en las faldas de la Cordillera de los Andes. En el año 1904, la Patagonia, ya en buena parte civilizada, vino dividida en siete Vicarias Foráneas, agregadas a las Diócesis de Buenos Aires, La Plata, y San Juan de Cuyo.
El Santo Padre Pío X, mientras tanto nombró a Monseñor Cagliero, Arzobispo titular de Sebaste.
Monseñor Cagliero retorna definitivamente al Viejo Continente, dejando tras de sí un recuerdo imborrable y deseando poder volver a su amada Patagonia, pero otras delicadas responsabilidades lo esperaban. Efectivamente el Santo Padre le encargó una primer visita apostólica a las Diócesis italianas de Bobbio, Piacenza, y Tortona; concluidas estas tres visitas y al presentar su informe al Santo Padre, le fue asignada una nueva misión: la visita a otras tres Diócesis: Albenga, Ventimiglia, y Savona. Concluida esta tarea, en el año 1908, lo destinó como Ministro Plenipotenciario ante el Gobierno de Costa Rica, y Delegado Apostólico para las otras cuatro Naciones que conformaban la América Central.
Fue recibido triunfalmente en la República de Costa Rica, y en el año 1909 realizó una primera visita a la República de Nicaragua. En esta República estalló la guerra y posteriormente la revolución que hizo caer el gobierno y el partido conservador del General Estrada; luego de un largo período de dictadura y con las nuevas Autoridades viene emanada una nueva Constitución, concordada con el Delegado Apostólico. Posteriormente dicha Nación fue consagrada al Sagrado Corazón de Jesús.
En el año 1912 viene permitido el ingreso a la Congregación Salesiana, a las Hijas de María Auxiliadora, a los Hermanos de las Escuelas Cristianas, y a las Hermanas del Buen Pastor . En el mismo año logró visitar la República de Honduras; retornó en el año 1912, obteniendo por parte del Gobierno, el ingreso a los Padres Lazaristas alemanes y constituyendo la Misión de la Costa Atlántica hondureña.
En estas visitas ofició más como Misionero, Padre y Pastor que como Diplomático, predicando y ofreciendo los Sacramentos por donde pasaba, siendo siempre muy reconocido, aclamado y valorado como Representante del Santo Padre. En el año 1910 visitó la República de El Salvador, pasando luego a Guatemala donde le fue posible organizar una estructura diocesana sustentable y logró poner en marcha la «Acción Católica» a través de la fundación en la ciudad Capital de la República de los «Círculos Juveniles Pío X».
Durante el año 1912 celebró, en la República de San Salvador sus Bodas de Oro sacerdotales, donde aprovechó para fundar dos nuevas Diócesis. Hacia el 1915, el Papa Benedicto XV lo llamó a Roma, con la finalidad de conferirle la dignidad Cardenalicia y lo incluyó en los Servicios Cardenalicios de la Curia Romana, comenzando a formar parte de las Sagradas Congregaciones de: «Religiosos», de «Propaganda Fide» y la de «Ritos». En el mes de noviembre de 1920 fue nombrado Obispo de la Diócesis suburbicaria de Frascati.
En el albor del año 1921 tuvo lugar el solemne ingreso, y entre las primeras medidas adoptadas fue la de subsanar el lamentable estado económico financiero de la Diócesis, afrontando obstáculos e incomprensiones. En el año de 1922 tuvo ocasión de celebrar en el Oratorio de Valdocco (Turín), junto a Don Juan Bautista Francesia, compañero y amigo inseparable, precisamente donde había iniciado su vida salesiana y sacerdotal, sus bodas sacerdotales de Diamante. Los festejos, como era de esperar, se caracterizaron por una gran algarabía e inmenso entusiasmo y admiración.
Durante el año 1923, en su nueva Diócesis, celebró solemnemente un Congreso Eucarístico interdiocesano. Entre sus múltiples emprendimientos e iniciativas apostólicas encontró tiempo para encauzar y promover, desde el año 1915 la «Alianza Sacerdotal», la que se inició en Vische Canavese, junto a la Obra de Betania del Sagrado Corazón, que también recibió su protección y su paterna ayuda y atención.
Falleció en la Obra Salesiana del Sacro Cuore, en la ciudad de Roma el 28 de febrero de 1926, a los ochenta y ocho años de edad. Luego de los solemnes funerales fue inhumado en el Cementerio Campo Verano, en la ciudad Eterna.
Permaneció en el Panteón de la Congregación Salesiana, hasta el año 1964, momento en el cual sus restos gloriosos fueron reclamados por las Autoridades y el Pueblo de la República Argentina, por lo fueron trasladados con gran solemnidad e innumerables homenajes hasta la Ciudad de Buenos Aires, y desde allí trasladados y colocados en la Catedral de la Ciudad de Viedma (Provincia de Río Negro) , lugar que fuera su primera residencia como Obispo en la República Argentina.
En los treinta años en los que residió en América, Monseñor Cagliero había fundado en su Vicariato Apostólico de la Patagonia, catorce Parroquias y quince Iglesias, sin contar Capillas de menor porte; ocho Colegios y seis Externados, una Escuela de Artes y Oficios, tres Escuelas Agro-técnicas, ocho Jardines de Infantes, dos Hospitales y cinco Observatorios meteorológicos.
Su obra misionera, evangelizadora y civilizadora fue reconocida sea por la Santa Sede, como así mismo por los diversos Gobiernos que pudo conocer en su extenso periplo como Sacerdote Salesiano Misionero y Obispo al servicio de la misión que la Iglesia, a través de la Congregación le había confiado. La Santa Sede coronó y premió sus esfuerzos y tareas confiriéndole la dignidad Episcopal (1884) y posteriormente el capelo Cardenalicio (1915).
También las autoridades civiles reconocieron y valoraron los esfuerzos llevados a cabo con tesón, perseverancia y no pocos sacrificios. El Presidente argentino, Julio Alejo Roca lo llamó: el «Civilizador de la Patagonia» y dijo sobre su persona: “es un muy hábil diplomático, simplemente porque no usa diplomacia alguna”.
Debido a su iniciativa y capacidad, durante el año 1898 fueron restablecidas las relaciones diplomáticas de la República Argentina con la Santa Sede, interrumpidas en el año 1884.
No por nada el Papa Pío XI, a través del Breve pontificio por el cual lo invitaba a participar de la celebración Eucarística, con motivo de su aniversario Sacerdotal de Diamante, lo hizo colocar junto al Cardenal Massaia, otro gran pionero de las Misiones que las colinas Monferrinas dieron a la Iglesia.
Intentando resumir su existencia es posible destacar la memorable frase pronunciada por Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles”.
OBRAS de CAGLIERO
Corso pratico de musica vocale, Torino, Tipografia Salesiana, 1875.
Metodo teorico-pratico del canto fermo, Torino, Tipografia Salesiana, 1875.
Il confessore salesiano (in appendice a: FRANCESIA Giovanni Battista, El ven. Juan Bosco amigo de las almas, Buenos Aires, Tipografía Salesiana, 1922).
NOTAS
- ↑ Don Bosco, a pedido de Don Francisco Cinzano, párroco de Castelnuovo d’Asti, había ido a celebrar la Eucaristía. Cagliero esperaba expectante este momento, y al concluir la celebración conversó con Don Bosco, a quien le manifestó su íntimo deseo. Habiendo conversado con su Madre, al otro día partieron hacia Valdocco donde permaneció junto a Don Bosco por el resto de sus días.
- ↑ Al igual que Don Bosco, también nació en Castelnuovo d’Asti, si bien lo hizo veintitrés años más tarde.