CALLES, Plutarco Elías

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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(Guaymas, 1877- Ciudad de México, 1945) Político y militar.


De una relación temporal entre María de Jesús Campuzano y Plutarco Elías Lucero, nació el 25 de septiembre de 1877 Plutarco; cuando tenía apenas cuatro años falleció su madre y fueron su tía materna María Josefa Campuzano y su marido Juan Bautista Calles, quienes se hicieron cargo del niño. Plutarco tomó de su padre biológico el apellido Elías y de su padre adoptivo el apellido Calles. Realizó su instrucción primaria en la ciudad de Hermosillo y al concluir ésta, regresó a Guaymas donde trabajó como cantinero en la cantina propiedad de su padre adoptivo, y luego como administrador de un hotelito. “Ante la escasez de gente preparada, a los 17 años consiguió empleo de maestro en una escuelita guanaymense; poco después empezó a escandalizar a los vecinos por las borracheras que solía ponerse y lo despidieron. A continuación fracasó en un intento de explotar una pequeña propiedad agrícola y pasó a ocuparse como empleado; varias veces cambió de trabajo, ya sea por renuncia o por despido, y al cabo adquirió fama de ser un inservible.[1]


En 1899 consiguió trabajo como oficinista en la Tesorería municipal de Guaymas y contrajo matrimonio civil con Natalia Chacón. Despedido de su empleo por habérsele descubierto un desfalco[2], Plutarco Elías Calles se trasladó a las cercanías de Cananea como administrador de una hacienda propiedad de un hermano de su padre biológico. En 1909 regresó a Guaymas para abrir una tienda de semillas, pasturas y abarrotes, en sociedad con un amigo que proporcionó los recursos para ello. En la trastienda de su nuevo negocio varios amigos suyos se reunían a beber alcohol, discutir las teorías sociales en boga y echar pestes contra el gobierno. Al estallar la revolución maderista en 1911, logró ser nombrado comisario policiaco en el pueblo fronterizo de Agua Prieta; en 1913 impidió que los pocos simpatizantes de Pascual Orozco, levantado en armas contra el Presidente Madero, pudieran establecer alguna base en Agua Prieta; este hecho le redituó el grado de capitán del ejército. A la caída del gobierno de Madero se unió a la revolución carrancista estando bajo las órdenes de Álvaro Obregón, quien le encomendó coordinar en Arizona la venta del ganado, joyas, muebles y otros objetos que los carrancistas confiscaban para comprar armas y municiones. El eficiente trabajo de Calles en estos menesteres le valió el ascenso al grado de coronel.


En 1914, tras la Convención de Aguascalientes, Pancho Villa rompió con la facción de Venustiano Carranza y en 1915 Villa se enfrentó a las fuerzas carrancistas en las sangrientas batallas del Bajío, donde fue derrotado por Álvaro Obregón. Villa huyó al norte y quiso recuperarse sitiando la población de Agua Prieta. El carrancista Calles, con una fuerza menor a la de Villa, resistió los ataques de éste durante varias semanas dando tiempo a que seis mil soldados carrancistas, a quienes los Estados Unidos permitieron cruzar por Texas, llegaran a Agua Prieta como refuerzos y derrotaran nuevamente a Villa.


Esa acción le valió el ascenso a general de brigada y el nombramiento como comandante militar y gobernador interino de Sonora; el antiguo perdulario de Guaymas conoció el placer de mandar y ser obedecido. Quiso entonces aplicar la fantástica colección de recetas jacobinas o socialistoides que circulaban en los corrillos revolucionarios en calidad de fórmulas milagrosas para desterrar la ignorancia, la mugre y la desnutrición. Mandó abrir varias escuelas y decretó la prohibición de importar, fabricar o vender bebidas alcohólicas; retiró la ciudadanía a los indios yaquis y mayos que se negaron a aceptar las autoridades que Calles pretendía imponerles; promulgó algunas leyes agrarias y del trabajo y ordenó la expulsión de Sonora a todos los sacerdotes católicos a quienes acusaba de ser los causantes de todos los males del país.


En 1917 Carranza introdujo a Calles en la gran política nombrándolo general de división y dándole un puesto en su gabinete como secretario de Industria y Comercio. En 1920 Plutarco Elías Calles se unió al golpe de estado contra el presidente Carranza proclamando el Plan de Agua Prieta↗, golpe encabezado por Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón y el propio Calles. El cuartelazo de Agua Prieta llevó a la presidencia interina a De la Huerta y poco después a Obregón, quien, a su vez, designó a Calles como secretario de Gobernación. Al acercarse el final del periodo presidencial de Obregón, Adolfo De la Huerta tuvo conocimiento de que Obregón y Calles pensaban eliminarlo, por lo que De la Huerta se levantó en armas, llegando a adueñarse de casi todo el sureste y de los estados de Jalisco y Michoacán. Después de un baño de sangre, la rebelión fue aplastada y De la Huerta huyó a los Estados Unidos; el camino a la presidencia quedó libre para Calles.


En julio de 1924, tras un simulacro de elecciones Calles fue declarado presidente electo, y mientras llegaba el momento de tomar posesión de la presidencia emprendió un viaje a Europa, quedando gratamente impresionado por el régimen que Benito Mussolini estaba implementando en Italia. El 30 de noviembre de 1924 en el Estadio Nacional, Plutarco Elías Calles rindió protesta como presidente de la República para el cuatrienio 1924-1928. De inmediato trató de poner fin al caos financiero y monetario con la ayuda de dos antiguos porfiristas: Miguel S. Macedo y Enrique C. Creel, autores de la nueva Ley General de Instituciones de Crédito y Establecimientos Bancarios. La obra financiera de Calles fue coronada con la creación del Banco de México, institución proyectada dirigida en sus inicios por Manuel Gómez Morín, un joven talentoso que años después fundaría el Partido Acción Nacional (PAN).


Durante el gobierno de Calles también se realizó la pavimentación de las carreteras México-Puebla, México-Pachuca, y unos tramos de la México-Acapulco. Pero sin duda la nota más relevante del gobierno de Calles fue la violenta persecución que realizó contra la Iglesia y el pueblo católico mexicano. Aunque la persecución dio inicio durante el gobierno de Obregón, en el de Calles adquirió mucha mayor virulencia al amparo de una ley que el presidente envió al Congreso en la cual se incluía en el Código Penal las trasgresiones a los artículos anticatólicos de la Constitución de 1917↗. “El 14 de junio de 1926 Calles aturdió, escandalizó y probó a los católicos con la publicación de su malicioso Código Penal, que ampliaba y hacía más intolerables, por su espíritu hostil, las disposiciones contenidas en la Constitución, y que en casos determinados hasta la contradecía abiertamente. Este Código Penal, agudizado, conocido como «Ley Calles» o la 515, se refiere exclusivamente a «Delitos y Transgresiones» en el ejercicio de la religión.[3]Esa ley, que constaba de 33 artículos, fue la que dio origen a la Cristiada↗ o guerra de los cristeros.


Para permitir la reelección de Álvaro Obregón y posteriormente la suya propia, a principios de 1927 Calles hizo modificar los artículos 82 y 83 de la Constitución; de este modo Obregón fue declarado presidente electo para el cuatrienio 1928-1932. Sin embargo Obregón fue asesinado el mismo día en que el Congreso lo declaró presidente electo y Calles tuvo que designar un presidente interino, nombramiento que recayó en Emilio Portes Gil. En ese tiempo, Natalia Chacón esposa de Calles, con la que había procreado doce hijos, falleció en un hospital de California.


Al momento de rendir su último informe como presidente de la República, Calles anunció desde la tribuna del Congreso la creación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) ya que México pasaría “de una vez por todas, de la condición histórica de país de un solo hombre a la de nación de instituciones y leyes…y al establecimiento, para regular nuestra vida política, de reales partidos nacionales orgánicos”. Pero siguiendo los consejos del embajador de Estados Unidos D.W. Morrow, previamente hizo que los diputados callistas encabezados por Gonzalo Bautista y Marte R. Gómez lo llamaran “el jefe máximo de la revolución”. De este modo el “jefe máximo” se situó por encima del presidente de la República. Vasconcelos escribe al respecto: “El presidente de paja (Portes Gil) inició un ciclo que fue llamado «de los presidentes peleles». El poder efectivo lo retuvo Calles en calidad de jefe máximo de la revolución. Los altos cargos siguieron en manos de los favoritos del callismo. Mandaba Calles, de hecho, sin responsabilidad ante la ley…Durante varios años, Plutarco Elías Calles disfrutó, gracias a la inteligente protección de su amigo Morrow, de más poder que el que hubiera soñado Obregón[4].


Este periodo, conocido como “el maximato”, se prolongó hasta 1936 cuando el presidente Cárdenas, quien creció políticamente bajo la sombra de Calles, decidió quitarse de encima al “jefe máximo”. En la noche del 9 de abril de 1936, las tropas del general Rafael Navarro aprendieron a Calles en su hacienda de Santa Bárbara, llevándolo al aeropuerto donde un avión lo trasladó al exilio forzoso en los Estados Unidos. Poco después también fue expulsado del Partido Nacional Revolucionario que él había fundado cinco años antes.

Debido a la segunda guerra mundial, el presidente Manuel Ávila Camacho (1940-1946) implementó su “política de unidad nacional” e hizo que Calles regresara a México, apareciendo en el balcón del Palacio Nacional durante un desfile militar, junto a Ávila Camacho y todos los ex presidentes del “maximato”. Calles falleció en la ciudad de México el 19 de octubre de 1945; pocos meses antes se había hecho espiritista.


Notas

  1. Ayala Anguiano Armando, La verdadera historia del PRI. Primer Tomo, Los militares (1928-1946). Contenido, México, 2001, pp. 7-8
  2. Ibíd., p. 8
  3. Sachlarman Joseph. H.L. México tierra de volcanes, Porrúa, México, 14 ed. 1987, p.607
  4. Vasconcelos José, La Flama, Botas, México, pp. 108-109


Bibliografía

  • Ayala Anguiano Armando, La verdadera historia del PRI. Tomo I, Los militares. Contenido, México 2001.
  • Vasconcelos José, La Flama. Botas, México.
  • Schlarman Joseph H.L., México, Tierra de Volcanes. Porrúa, México 1987.
  • Puente Ramón, Hombres de la Revolución. Calles. Los Ángeles, México, 1933


JUAN LOUVIER CALDERÓN