Diferencia entre revisiones de «CARRASCO y SAAVEDRA, Bernardo»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Revisión actual del 10:08 29 may 2015

(Saña? Perú, 1624; Hauycho, Bolivia, 1697) Fraile dominico y Obispo

Perteneciente a la generación criolla de Perú, la historiografía discute si nace en Saña (Trujillo) o en Lima, aunque se inclina por Saña. Hijo de José e Isabel de Saavedra, ingresa en la Orden de Predicadores de San Juan Bautista y se doctora en teología en la Universidad de Lima en 1653; es vicerrector, maestro de los estudiantes en el colegio de la orden y enseña en el convento del Rosario. Después de varias responsabilidades de gobierno, en 1669 es elegido provincial “con la mayor paz que jamás se vio en este reino en semejantes casos por reconocer ochenta y cinco vocales uniformemente ser el sujeto más digno para el puesto, por las singulares prendas de virtud, letras y nobleza a que le asistan”.[1]

El mismo año se designa a la beata Rosa de Santa María, tercera dominica, Patrona de Lima y del virreinato, canonizada después en 1677. El papa Inocencio XI lo elige obispo de Santiago en el consistorio de 14 de marzo de 1678 y, consagrado en Lima en 1679, el mismo año toma posesión de su diócesis, gobernándola hasta su traslado a la Paz en 1694. Las fuentes históricas fundamentales se hallan en la correspondencia con el monarca y con las autoridades virreinales[2]y en los decretos del sínodo de Santiago de 1688.

El episcopado de fray Bernardo Carrasco se caracteriza por un cierto impulso que marca la vida de la diócesis a nivel de su organización y reorganización eclesiástica debida también al hecho de que “hacia 1650 todos o casi todos los indios de la zona central habían sido bautizados. Por ello, en esta época desaparecen las «doctrinas» y se constituyen las parroquias”[3].Sin embargo para él, Chile no deja de ser una región de gran pobreza, “muy difícil y apartada” como escribe al Papa Inocencio XI en 1682[4],y su clima es la causa de sus peticiones al rey para que aceptase su renuncia.

Su acción pastoral se dirige hacia varios ámbitos y de manera concéntrica. Primeramente se interesa por terminar y agrandar la catedral. En 1689 da a los canónigos de la catedral las Reglas consuetas para disciplinar el culto y la vida de oración en el templo más importante, desde donde la vida litúrgica, con la belleza del canto, educa la fe del pueblo cristiano. En segundo lugar, fray Bernardo lleva a cabo la vista pastoral de la que él mismo da noticias en la Carta Pastoral Convocatoria del sínodo de 1688: “hemos visitado personalmente todo nuestro Obispado, que tiene de largo más de trescientas leguas, desde la Isla Maule, que está al Sur, hasta la provincia de Copiapó sita al Norte, y confinante al Perú; y de ancho más de ciento y cincuenta; extendiéndose a la otra banda de la Cordillera, pasando la Sierra nevada a la Provincia de Cuyo que comprende las tres Ciudades, de Mendoza, San Juan, San Luis de la Punta, entrando a partes donde ninguno de nuestros Antecesores llegó; confirmando más de veinte mil almas, siendo uno de los principales fines de esta Visitas, para administrar este Santo Sacramento”[5]. El obispo Carrasco no descuida además el deber del pastor de predicar el Evangelio a todos, a españoles, indios, negros y gente de humilde origen que conforma su grey. A la visita le sucede la celebración del sínodo diocesano en 1688, el Quinto de Santiago, en el que se legisla sobre los diversos aspectos de la vida religiosa y social, disciplinándolas para la reforma de la iglesia de Santiago. Otra iniciativa del obispo Carrasco es el aumento de las ordenaciones sacerdotales a Título de Indios, medida que le permite destinar los curas seculares a las parroquias, introduciendo “los principios de una organización parroquial estable”[6].

Finalmente a Carrasco hay que atribuir también la fundación del primer monasterio de religiosas Carmelitas en Santiago. Para el caso de Carrasco es posible afirmar que “en el plano pastoral no hay duda de que el episcopado chileno fue escuela para todos aquellos que conformaron la jerarquía eclesiástica indiana”[7].

OBRAS:

Decretos del Sínodo de Santiago de Chile de 1688 y Reglas consuetas o instituciones consuetudinales de la Iglesia Catedral de Santiago, en B. CARRASCO SAAVEDRA-M. ALDAY Y ASPEE, Sínodos de Santiago de Chile de 1688 y 1763, (Nueva York, 1858) Madrid-Salamanca 1983; Relación diocesana, (Santiago de Chile 1682), en F. ALIAGA, Relaciones a la Santa Sede por los obispos de Chile colonial, Santiago 1975, 76-79.


Notas y referencias

  1. Medina, 173
  2. Colección, Lizana, 330-423
  3. García-Santiago, VIII
  4. Carrasco, Relación, 78
  5. Carrasco, Sínodo, 10
  6. González, 442
  7. Moreno, 119

BIBLIOGRAFÍA

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