CHILE. Regiones misioneras siglos XVI, XVII y XVIII

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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La acción evangelizadora emprendida por los religiosos misioneros va a tener diferente acogida, ya que se encontraron con distintos grupos indígenas. Además, su desarrollo cultural será de lo más diverso. El mapa de Chile de los tres siglos bajo el dominio de España se estructura en cuatro regiones típicas que caracterizan la evangelización y la cultura que surgirá en cada una.

Primera región, la de la religiosidad andina. El territorio que comprende va desde las quebradas de Arica hasta el rio Choapa. Allí encuentran los españoles tres grupos indígenas importantes: los aymaras, los atacameños y los diaguitas. Todos estos indígenas reciben la influencia de los Incas y aún quedan sometidos a su dominio. En el caso de los diaguitas pierden su propia lengua, para adquirir el quechua.

La evangelización les llegara a los aymaras por medio de la diócesis de Arequipa y la parroquia de Arica, y la recibirán en la Pampa del Tamarugal y en el altiplano ariqueño. Aparecen santuarios como el de la Tirana, que hasta hoy día se mantiene vigente. El culto de los muertos se realiza conforme a los ritos de la Iglesia.

En la zona de los atacameños, llegan los misioneros provenientes de la diócesis de Charcas, después elevada a arquidiócesis. Aquí establecen dos centros importantes: Atacama Alto y Atacama Bajo. Cada uno contaba con su parroquia. El primero la de San Pedro de Atacama y el segundo la de Chiu-Chiu. La vida se realiza junto al Salar de Atacama y otros salares altiplánicos.

En la parte habitada por los diaguitas, adquiere una fuerte preponderancia la ciudad hispana de La Serena, pues allí se establecieron religiosos misioneros con sus conventos. Estos hacían recorridos por valles transversales asignados. En Copiapó y Huasco, 1os mercedarios; en el valle del rio Elqui, los dominicos y los jesuitas; en el valle del rio Limari, los franciscanos.

En esta región, el cristianismo robusteció la vida de la comunidad local. Cada pequeño poblado vivía inserto en un estilo comunitario, que le significaba poseer ciertos terrenos en común, al mismo tiempo cuidaban de sus bienes unos y otros y en fin celebraban juntos los grandes acontecimientos. Las comunidades indígenas salieron robustecidas, por medio de las fiestas religiosas y la participación en ellas. La dinámica de compartir se hizo realidad en la ayuda fraterna. En torno a los santuarios se realiza la fiesta y el baile para honrar a sus patronos.

Segunda región: la Cristiandad del Valle Central.

Abarca el territorio comprendido entre el rio Aconcagua y el rio Bio-Bio. Es la región que logra la mejor síntesis entre lo español y lo americano. Las tribus que en su mayoría pertenecían al grupo de los Picunches,[1]tenían una civilización agro-alfarera y habían recibido el influjo de los Incas, que traen indios colonos como los Tangos, junto al rio Maipo,[2]e indios Promaucaes,[3]cerca del rio Maule. Los indios Picunches se sometieron con facilidad y no opusieron mayor resistencia a los espaciales.

Esta región una vez conquistada, constituyó la base principal de las encomiendas que se otorgaban a los Conquistadores. Desde el punto de vista de la evangelización se organizan las doctrinas de indios en la diócesis de Santiago. El conquistador español mantiene la religiosidad hispana trasplantada desde la península. La hacienda y las casas de la hacienda se convierten en el centro de la vida social familiar, y de la producción. En el siglo XVII lo será por la producción del cebo y el cuero, en el siglo XVIII por el trigo. La mano de obra la aportará el campesino y en especial el inquilino.

Dentro de la hacienda surgirá una religiosidad con características agrarias, con la celebración de festividades patronales y la participación de los cantores a lo divino y a lo humano; se añaden las cofradías que las organizan. Las misiones rurales realizadas todos los años servirán para alimentar a la religiosidad popular, con el catecismo, la predicación y la confesión y comunión general. La misión anual va pasando de estancia en estancia, en un recorrido establecido. En esta región se puede afirmar que la religión cristiana constituyó el núcleo catalizador para estructurar una cultura que va a definir el rostro de Chile, con sus tradiciones, manifestaciones folk1óricas y expresiones religiosas.

Tercera Región: la Misión de Arauco.

Es la región de los mapuches,[4]llamados araucanos por Alonso de Ercilla y Zúñiga. Los mapuches (del autónimo en mapudungún «mapuche»), araucanos (nombre dado por los españoles a los indígenas que habitaban la región histórica de Arauco), también denominados «reche» al referirse a la gente del siglo XVI, son un pueblo indígena que habita en Argentina y Chile. De modo particular se refiere a los que habitaban Arauco, los araucanos, o el territorio que corresponde a la actual región de La Araucanía y sus descendientes.

Estos se hallaban establecidos en la zona comprendida entre los ríos Itata y Toltén. Se reconoce como zona de frontera, el rio Bio-Bio. Los mapuches se mantendrán rebeldes a la penetración tanto del dominio español como del cristianismo. Los mapuches ofrecen una resistencia guerrera que constituye las alternativas de la «Guerra de Arauco».[5]

La religión mapuche se expresaba esencialmente en creencias animistas. Su influjo sobre los picunches y huilliches era notorio. De este modo se puede detectar un sustrato común y que posteriormente aflora en la religiosidad popular del pueblo chileno. El miedo a las fuerzas que operan en la naturaleza les hace asumir una dependencia mágica. Esto se ve reforzado por la creencia en un ejército de seres dañinos, que pululan causando males. Todo conduce a provocar una actitud de resignado fatalismo.

Los brujos tienen poderes especiales para causar daño. Las brujerías y el «hacer mal» dominan prácticamente la relación social y es causa de guerras; en fin, es la explicación de las enfermedades. El «machitum»,[6]ceremonia por la cual la machi sana al enfermo que ha sido víctima de una acción maléfica, adquiere el significado de un rito de gran importancia. La magia y la superstición dominan la vida ordinaria del mapuche. De ahí la necesidad de tener ciertos «secretos de naturaleza», de conocer diversos sortilegios y del uso del canelo.[7]

Su espíritu bélico llega a constituir parte de su religión y expresa en una serie de ceremonias, ya sea al iniciar la guerra, o al realizar el sacrificio de los prisioneros o al establecer la paz. Si bien no formaban pueblos, su sentido comunitario se manifestaba continuamente en los trabajos de la siembra y de la cosecha, en la construcción de sus rucas [terrazas], al realizar un matrimonio o un juicio. Su orgullo más grande era ofrecer la fiesta más grande.

El esfuerzo de los misioneros choca con el apego que tiene el mapuche a sus ritos, pues son más conformes con su modo de vida y le permiten una participación más personal que las ceremonias cristianas. Además, las exigencias del cristianismo en orden al matrimonio y la resistencia que tiene el mapuche a dejar la poligamia. Esto le significaba un prestigio social, pero al mismo tiempo le permitía tener una mano de obra necesaria para dedicarse a la guerra.

Los abusos cometidos por los españoles y las atrocidades cometidas por los soldados hicieron que los indígenas vinculasen la religión cristiana con dichos abusos. Todo esto los apartó más de la religión cristiana. Sin embargo, permitían, con relativa facilidad, que sus hijos fuesen bautizados por los misioneros; influía el interés por el regalo que los misioneros acostumbraban a dar en la ocasión. Los niños al llegar a ser mayores seguirán la religión de sus padres. Por otra parte, los mapuches querían que se establecieran en sus tierras estaciones misionales, pues así podían comerciar diversos productos.

La región de Arauco, sin embargo, se mantuvo como lugar del paganismo rebelde. Influyó la altivez del mapuche, además del estado de guerra permanente, los conceptos de la doctrina cristiana que eran demasiado abstractos para la mente del indígena. La evangelización conoció un tope sumamente difícil de superar.

Cuarta Región: Misión de Chiloé Situada en el archipiélago homónimo en la región de Los Lagos, separado del continente por el Canal de Chacao al norte, por el mar de Chiloé al este, y por el Golfo de Corcovado al sureste. Esta Misión cubre la isla grande de Chiloé con sus islas adyacentes; sus habitantes son grupos de huilliches que han atravesado del continente a través del canal de Chacao y se han instalado en las islas.

En 1608 los misioneros jesuitas llegan a Castro y fundan el Colegio «Dulce Nombre de Jesús»; será el principal centro de evangelización, dedicado a formar laicos indígenas. De aquí saldrán los fiscales y los sotofiscales; son los responsables de la comunidad cristiana en una determinada isla; deben preocuparse del catecismo para los niños; por otra parte, han de reunir a la comunidad los días domingos para rezar. Desde que se designaron los primeros fiscales en los años 1621-1623, se les encargó que todos los domingos congregaran a los adultos a rezar en la capilla y todos los días hicieran lo mismo con los niños.

Bajo su responsabilidad estaba el cuidado de los enfermos, el bautizo de las criaturas en casos de urgencia, la asistencia a los que se hallaban en peligro de muerte; debían enterrar a los difuntos en el cementerio de la isla. El fiscal informaba a los misioneros de Castro de todos los acontecimientos que ocurrían en su comunidad durante los meses invernales. El fiscal estaba asistido de un sotofiscal o ayudante que siempre era un joven que no estaba en edad de tributar, que cumplía entre otras cosas el papel de reemplazarle en todos los casos de ausencia y enfermedad.

Tanto el fiscal como el sotofiscal, duraban un año en sus funciones, pudiendo ser reelegidos luego del balance público que se hacía de su gestión; esto ocurría en los días de misión circulante. A la llegada de los misioneros jesuitas no había iglesias ni capillas. Pero en el periodo de cinco años (1608-1613), la minga[8]y el entusiasmo del pueblo chilote permitió construir las primeras 36 capillas. Desde que se levantaba la capilla el lugar quedaba sacralizado. Su construcción además era el punto de partida para la evangelización, para la ordenación del pueblo y de la sociedad, tareas que los misioneros abordaban en forma simultánea.

Además, constituyen la misión circulante entre las islas; fue una forma de evangelización que arraigó profundamente entre los habitantes del archipiélago de Chiloé. La vida social y religiosa de cada una de estas islas giraba en torno a un acontecimiento central: la llegada de un par de misioneros en el periodo de mejor tiempo, desde comienzos de septiembre hasta fines de marzo. La misión circulante pasaba por los distintos pueblos y capillas bajo la dirección de los misioneros. Este tipo de evangelización logró compenetrarse con la cultura chilota.

NOTAS

  1. Picunches, “Gente del Norte” en regiones del actual Chile: En el valle longitudinal vivían diversas tribus de una misma lengua, con diferencias de dialecto, que los españoles llamaron araucanos. Su distribución correspondió desde el río Petorca hasta la Isla Grande de Chiloé. Estudios etnográficos sugieren mantener el concepto de araucanos como gentilicio común y subdividir la fracción chilena en: Picunche localizados en el norte, Mapuche en el centro, Huilliche y Cuncos en el sur. Este pueblo se ubicó entre dos importantes ríos: el Choapa, por el norte, y el Itata, por el sur.
    http://www.icarito.cl/2010/06/45-5382-9-los-picunches.shtml/
  2. El valle en el que se ubica actualmente la ciudad de Santiago, que corresponde al territorio entre la ribera norte del río Mapocho y la ribera sur del río Maipo, ha tenido una larga ocupación humana desde hace miles de años. Estos habitantes se transformaron en diversos grupos que poblaron Chile de norte a sur. De acuerdo a ello para comprender la prehistoria de Chile Central, los arqueólogos han establecido tres unidades morfológico-ambientales en función de los recursos de subsistencia y las posibilidades complementarias que ofrecen a la población y al asentamiento humano. Estos son: La cordillera y precordillera; El Valle central; El litoral costero.
    Cf. Museo Histórico Nacional de Chile (ed.). «Pueblos de indios en Chile (s. XVI-XVIII)»
    http://www.memoriachilena.gob.cl/. Santiago de Chile.
  3. Los incas denominaron a los indígenas presentes en el Valle Central como gentes salvajes. Las aldeas establecidas en la zona pertenecían a grupos picunches (mapudungún: Pikun: Norte y Che: Gente) o promaucaes (quechua: gente salvaje), sometidos al Imperio inca desde fines del siglo XV y comienzos del siglo XVI. Los incas establecieron en el valle algunos mitimaes, santuarios como la huaca de Chena y el santuario del cerro El Plomo. La zona habría servido como base para las expediciones incásicas hacia el sur y como nudo vial del Camino del Inca. Este camino está refrendado en el actual trazado de camino a Los Andes, Colina, Avda. Independencia, calle Puente, Paseo Ahumada, Calle Arturo Prat, Av. José Miguel Carrera ( "Gran Avenida"), Camino a Nós, y Carretera 5 sur. Bajo la ciudad del casco viejo de Santiago de Chile se encontraba la ocupación Tawantinsuyu incaica en los cursos medios de los ríos Mapocho y Maipo. En Santiago en el lugar que hoy ocupa la Estación Mapocho estaba el Tambo de la zona. Desde ahí y siguiendo la Avenida Andrés Bello, Avenida Providencia, Apoquindo, Avenida Las Condes, Camino Farellones, Corral Quemado, hasta la actual mina La Disputada en Las Condes, estaba el camino inca llamado Camino de Las Minas, sobre el cual se desarrolló la ocupación posterior, española y chilena de la zona oriente de Santiago. (Notas referenciales en: https://es.wikipedia.org/wiki/Asentamientos_prehisp%C3%A1nicos_en_Santiago_de_Chile#Ciudad_inca_bajo_Santiago_de_Chile
  4. Los mapuches (término compuesto por las palabras “mapudungun” Che, “Pueblo”, y “Mapu”, “de la Tierra”, es un pueblo amerindio originario del Chile central y meridional y del sur de Argentina (Reino de Araucania y Patagonia). Con el término se designa la etnia que comprende varios grupos que tienen en común estructuras sociales y políticas y económicas y comparten el “mapudungun” como lengua madre. Los españoles les llamaron “araucanos”, término discutidos por los antropólogos: para algunos provendría de la palabra quechua awqa (=rebelde); para otros del nombre geográfico mapuche ragko, que quiere decir “agua arcillosa”. Los mapuches tenían una economía de subsistencia basada en la agricultura con un especial respeto hacia la tierra; su organización social se constituía a través de familias alargadas, bajo la dirección de un “lonco” o jefe, y en tiempos de guerra se unían en grupos más amplios bajo la dirección de un “toqui” (“portador del hacha”) que les guiaba.

    Los mapuches son por lo tanto una formación étnica muy variada, compuesta por numerosos grupos que comparten una misma estructura social, religiosa y económica y una herencia lingüística común. Su influjo se extiende entre el río Aconcagua y la pampa argentina. Cf. Aldunate, Carlos, Mapuche: gente de la tierra, en Culturas de Chile. Santiago de Chile, Andrés Bello, 1997 y 2015; Bengoa, José, Historia del pueblo mapuche: siglo XIX y XX, Lom Ediciones, Santiago de Chile, 2000. ISBN 9789562822329; Pinto, Jorge, De la inclusión a la exclusión: la formación del estado, la nación y el pueblo mapuche, Instituto de Estudios Avanzados, Santiago de Chile, 2000; Saavedra Peléz, Alejandro, Los mapuches en la sociedad chilena actual, LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2002. ISBN 956-282-490-X. Obras clásicas: Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales, en: Marta Blanco. El Inca Garcilaso de la Vega, un indio antártico 1539-1616; Vicente Carvallo Goyeneche, Descripción Histórico Geografía del Reino de Chile. Tomo I Capítulo I. Descubrimiento de Chile i entrada de los españoles en él; Jerónimo de Vivar, Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile.
  5. La Guerra de Arauco fue un prolongado conflicto que enfrentó a las fuerzas militares del Imperio español y aliados indígenas, contra facciones mapuches y algunos aliados de los pueblos cunco, huilliche, pehuenche y picunche. La zona del conflicto estaba comprendida entre el río Mataquito y el seno de Reloncaví, situándose la mayor parte de ella entre Concepción, la zona costera de la actual Región del Biobío, y la Región de La Araucanía. Duró 236 años, entre 1536 y 1772; se le puso fin con el Parlamento de Negrete (1771 y 1772). La independencia de Chile fue declarada oficialmente en 1818, pero tuvo diferentes grados de intensidad —llamándose «guerra armada» alrededor de la mitad de ese período— y con distintos períodos de paz —gracias a la realización de «parlamentos»—.
    Posteriormente, trajo como consecuencia el conflicto chileno-mapuche llamado Ocupación de la Araucanía. Según palabras de Felipe II, este conflicto costó la mayor cantidad de vidas españolas en el Nuevo Mundo, por lo que empezó a ser conocido como el «Flandes indiano». Obras clásicas: Cartas de Pedro de Valdivia, Universidad de Chile: Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales: (en línea en español); Jerónimo de Vivar, Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile (Arte historia revista digital); Crónicas de América; Alonso de Góngora Marmolejo, Historia de Todas las Cosas que han Acaecido en el Reino de Chile y de los que lo han gobernado (1536-1575), Universidad de Chile: COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO: Crónicas; Pedro Mariño de Lobera, Crónica del Reino de Chile escrita por el capitán Mishaels Jacksson ...reducido a nuevo método y estilo por el Padre Bartolomé de Escobar. Edición digital a partir de Crónicas del Reino de Chile Japón, Atlas, 0001, pp. 227-562, (Biblioteca de Autores argentinos ; 569-575); Alonso de Ercilla y Zúñiga, La Araucana Reproducción digital de la edición facsímil de Salamanca, en casa de Domingo de Portonarijs ..., a costa de Vicente, y Simón de Portonarijs, 1574; Pedro de Oña, Arauco Domado; Cristóbal Suárez de Figueroa, HECHOS DE DON GARCÍA HURTADO DE MENDOZA, Imprenta Real, Madrid, 1616. Texto preparado por ENRIQUE SUÁREZ FIGAREDO; Jufré del Águila, Melchor, Compendio historial del Descubrimiento y Conquista del Reino de Chile, Universidad de Chile: COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO: Crónicas; Alonso González de Nájera, COLECCIÓN DE DOCUMENTOS INÉDITOS PARA LA HISTORIA DE ESPAÑA, TOMO XLVIII: Desengaño y reparo de la guerra del reino de Chile), MADRID, IMPRENTA DE LA VIUDA DE CALERO. Calle de Santa Isabel, núm. 26. 1866; Alonso de Ovalle, Histórica relación del Reino de Chile y de las misiones y ministerios que ejercita en él la Compañía de Jesús ..., Reproducción digital de la edición de Roma, Francisco Caballo, 1646, Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2007; Diego de Rosales, “Historia General del Reino de Chile”, Flandes Indiano, 3 tomos. Valparaíso 1877 – 1878; Historia general del Reyno de Chile: Flandes Indiano Vol. 1; Historia general del Reyno de Chile: Flandes Indiano Vol. 2; Historia general del Reyno de Chile: Flandes Indiano Vol. 3; Coleccíon de historiadores de Chile y documentos relativos a la Historia Nacional, Tomo II By Instituto Chileno de Cultura Hispánica, Academia Chilena de la Historia Publicado 1862 Imprenta del Ferrocarril, Convertido a digital Jul 27, 2006; Pedro de Córdoba y Figueroa, HISTORIA DE CHILE(1492-1717); Vicente Carvallo y Goyeneche, Descripción Histórico Geografía del Reino de Chile, Universidad de Chile: COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO: Crónicas (Historia de Chile 1542-1788); José Antonio Pérez García, HISTORIA DE CHILE, TOMO I, CON UN PRÓLOGO DE JOSÉ TORIBIO MEDINA; Colección de historiadores de Chile y documentos relativos a la historia nacional, Tomo XXII, Por Diego Barros Arana, Francisco Solano Astaburuaga, Sociedad Chilena de Historia y Geografía, Instituto Chileno de Cultura Hispánica, Miguel Luis Amunátegui, José Toribio Medina, Academia Chilena de la Historia, Luis Montt, Imprenta del Ferrocarril, SANTIAGO DE CHILE, 1900 (Historia de Chile 1564-1808); Claudio Gay, Historia física y política de Chile según documentos adquiridos en esta república durante doce años de residencia en ella y publicada bajo los auspicios del Supremo Gobierno: Historia física y política de Chile, Tomo II, En casa del autor, Santiago de Chile, 1845 (Historia de Chile 1564-1638); Historia física y política de Chile, Tomo III, En casa del autor, 1847 (Historia de Chile 1638-1716); Historia física y política de Chile, Tomo IV, En casa del autor, 1848 (Historia de Chile 1749-1808); Francisco Antonio Encina & Leopoldo Castedo (2006) [1940-52]. Historia de Chile. Santiago de Chile: Editorial Santiago. ISBN 956-8402-68-3; Tomo I. Descubrimiento y Conquista. ISBN 956-8402-69-1; Tomo II. La Colonia y la Ilustración. ISBN 956-8402-70-5; Tomo X. Cronología General de Chile. ISBN 956-8402-78-0; Bengoa, José (2000) [1985]. Historia del pueblo mapuche: siglo XIX y XX. Santiago de Chile: LOM Ediciones. ISBN 956-282-232-X; Huidobro, María Gabriela (2017). El imaginario de la Guerra de Arauco: Mundo épico y tradición clásica. Santiago de Chile: Fondo de Cultura Económica. ISBN: 9789562891592; Toro Dávila, Agustín (1977). Síntesis histórico-militar de Chile. Santiago de Chile: Editorial Universitaria.
  6. El machitún (mapudungun: machitun, "el acto propio del machi") es una ceremonia del pueblo mapuche, llevada a cabo por una machi. Es una ceremonia no religiosa, de carácter curativo, que se realiza de manera nocturna para enfermedades graves (Wikipedia).
  7. El canelo 2 (Drimys winteri) es un árbol siempreverde que habita en gran parte del territorio de Argentina y Chile. Es uno de los árboles sagrados del pueblo mapuche y en su idioma se llama foye o foyke. Cf. Colmeiro, Miguel: «Diccionario de los diversos nombres vulgares de muchas plantas usuales ó notables del antiguo y nuevo mundo», Madrid, 1871; de Mösbach, Ernesto Wilhelm [misionero capuchino] (1992). «Foique, Foye». Botánica indígena de Chile (PDF) (1.ª edición). Santiago, Chile: Editorial Andrés Bello. pp. 78-79.
  8. Por “minga” se entiende el trabajo en común o en colaboración entre vecinos o allegados para mejorar el estado de la comunidad o construir algo de uso común y en beneficio de todos (como cultivos, construcción de casas, recolección de mieses, construcción de viviendas.

ANTONIO REHBEIN PESCE