Diferencia entre revisiones de «CLERO SECULAR EN CHILE»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Llegados desde España a partir de 1561, en los inicios de la conquista con la erección del obispado de Santiago, se estructuraron las parroquias y el cabildo eclesiástico. Sujetos al Real Patronato por concesión pontificia, los obispos y prebendados eran seleccionados por el Consejo de Indias en base a sus méritos personales, familiares y profesionales, y presentados al Papa, quien enviaba las bulas que los instituía en su plazas.

El virrey o gobernador ejercían el vice-patronato, siendo ellos quienes seleccionaban a los candidatos para los curatos y beneficios vacantes, y hacían la presentación al obispo. Fue la Monarquía la que estructuró la carrera eclesiástica en las Indias en general y en Chile en particular, relacionando ascendentemente plazas que vinculaban entre sí los diferentes territorios de la Monarquía por medio de los ascensos entre los obispados, diócesis sufragáneas con metropolitanas.

El clero también fue sometido a los criterios que se tenían en los ascensos de los funcionarios civiles de la administración, pero esta carrera incorporó la graduación entre las órdenes menores y mayores establecidas por la Iglesia en el proceso de recepción del sacramento del orden sagrado, y el respeto del orden jerárquico.

El sistema de promociones dentro de la carrera eclesiástica abarcaba la promoción en sus órdenes, en los beneficios eclesiásticos, en la prebendas de los cabildos eclesiásticos, y en la administración y gobierno de la diócesis. La promoción en las órdenes se iniciaba con la tonsura o corona. Seguían las órdenes menores: ostiariado (portero), lectorado, exorcista, acolitado.

La verdadera selección y elección del estado se producía con el acceso a las órdenes mayores: subdiaconado, diaconado y presbiterado. Eran necesarias para acceder a los beneficios eclesiásticos más importantes de la diócesis y del imperio.

La promoción en los beneficios eclesiásticos, incluía el gobierno parroquial: curas párrocos, tenientes, interinos y sustitutos. Los ascensos entre en las prebendas se producía dentro del cabildo eclesiástico, racioneros, canónigos, dignidades; y entre los cabildos eclesiásticos de otras diócesis. Las canonjías doctoral y magistral se obtenían por concurso.

Los ascensos episcopales se producían entre diócesis de inicio, ascenso y fin, hasta los arzobispados. En la administración diocesana los principales cargos eran el de promotor fiscal, provisor y vicario general, secretaría de Cámara, notario de Cámara. Como eran cargos proveídos por nombramiento de los obispos, el criterio de selección se basaba en la confianza y contacto previo con el escogido. La casa del obispo era otro lugar de formación de clérigos y de inicio de carrera eclesiástica. Estaba compuesta por su entorno de confianza, quienes además ocupaban cargos de la administración diocesana: el secretario de Cámara del obispo con quien despachaba las materias de gobierno; los capellanes que estaban al servicio del obispo y de su casa; el mayordomo que administraba la casa; el teólogo de Cámara que asesoraba al obispo en materias de teología y moral, y era el bibliotecario; el maestro de ceremonias que asesoraba el protocolo y la liturgia; el limosnero mayor daba las limosnas en nombre del obispo.

En Chile existieron dos diócesis durante todo el período colonial, la de Concepción y la de Santiago. La primera siempre fue de inicio de carrera episcopal; la segunda, a partir del siglo XVIII fue de ascenso. En los siglos XVI y XVII los ascensos en los cabildos eclesiásticos chilenos se produjeron entre sí, y a partir del siglo XVIII a cabildos de diócesis del virreinato del Perú. A partir de 1808, año en que comenzó la prisión del rey Fernando VII a manos de Napoleón Bonaparte, el Real patronato fue ejercido por las instituciones que gobernaban en nombre del rey. Una vez declarada la independencia por el Chile en 1818, se pidió al Papa la concesión del patronato para el ejecutivo chileno, petición que fue denegada. A partir de 1827 comenzaron las designaciones episcopales papales considerando la opinión del gobierno chileno, pero sin ejercicio efectivo del patronato.

BIBLIOGRAFÍA

PRIETO DEL RÍO, L.F. Diccionario biográfico del clero secular de Chile, 1535-1918, Santiago 1928.

LUCRECIA ENRÍQUEZ