Diferencia entre revisiones de «DE LA SANTA Y ORTEGA, Remigio»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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'''DE LA SANTA Y ORTEGA, Remigio (Yecla, 1745; Tárraga, 1818) Obispo'''
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'''(Yecla, 1745; Tárraga, 1818) Obispo'''
  
 
Dos años después de la muerte el Obispo de Panamá José Antonio de Umeres Miranda, vino a gobernar la diócesis Don Remigio de la Santa y Ortega, del Consejo de Su Majestad, Canónigo de la Colegiata de San Isidro de Madrid, quien consagró el 4 de abril de 1796 la Catedral, con todas las solemnidades que marca el Pontifical, con asistencia del Cabildo Eclesiástico, de las autoridades civiles y militares, miembros del clero secular y regular y un inmenso gentío, festividad que se prolongó hasta después del medio día y en la noche con fuegos artificiales, culminándose con un solemne Te Deum en la recién consagrada Iglesia.
 
Dos años después de la muerte el Obispo de Panamá José Antonio de Umeres Miranda, vino a gobernar la diócesis Don Remigio de la Santa y Ortega, del Consejo de Su Majestad, Canónigo de la Colegiata de San Isidro de Madrid, quien consagró el 4 de abril de 1796 la Catedral, con todas las solemnidades que marca el Pontifical, con asistencia del Cabildo Eclesiástico, de las autoridades civiles y militares, miembros del clero secular y regular y un inmenso gentío, festividad que se prolongó hasta después del medio día y en la noche con fuegos artificiales, culminándose con un solemne Te Deum en la recién consagrada Iglesia.

Revisión del 12:12 20 ago 2014

(Yecla, 1745; Tárraga, 1818) Obispo

Dos años después de la muerte el Obispo de Panamá José Antonio de Umeres Miranda, vino a gobernar la diócesis Don Remigio de la Santa y Ortega, del Consejo de Su Majestad, Canónigo de la Colegiata de San Isidro de Madrid, quien consagró el 4 de abril de 1796 la Catedral, con todas las solemnidades que marca el Pontifical, con asistencia del Cabildo Eclesiástico, de las autoridades civiles y militares, miembros del clero secular y regular y un inmenso gentío, festividad que se prolongó hasta después del medio día y en la noche con fuegos artificiales, culminándose con un solemne Te Deum en la recién consagrada Iglesia.

Durante su gestión al frente del Obispado de Panamá, el prelado intentó hacer la reforma de su diócesis y corregir con celo el abuso que encontró durante sus visitas pastorales para mejorar el gobierno de las parroquias, señalando además los límites de algunas de ellas para que los curas supieran el territorio que les pertenecía.

Hacía unos diez años que la colonia gozaba de bastante calma y tranquilidad, aprovechando los misioneros esta favorable circunstancia para sus labores apostólicas. La evangelización de los indios de la provincia de Chiriquí incrementó debido al celo de los franciscanos que trabajaban en ella y que restablecieron las poblaciones de Tolé y Boquerón que habían sido destruidas por los indígenas. Otro tanto se hizo con las de Dolega y Gualaca, dándoles tal forma administrativa que equivalía a una verdadera fundación.

En una elogiosa carta del 29 de octubre de mil setecientos noventa y cinco fechada en Santiago de Veraguas, dirigida al presidente de las misiones franciscanas en Chiriquí Fray Joaquín de Lota, el obispo de Panamá manifiesta su agrado por la aplicación en lo espiritual y temporal al cuidado y asistencia de los indios, catequizándolos, enseñando a los niños la doctrina cristiana, proveyéndolos de comida y de vestidos y asistiéndolos en sus enfermedades.

De igual forma, anota su complacencia por la dirección para que se apliquen a los trabajos de la labranza y cría de animales y para que eviten la ociosidad en los días que no trabajan en los campos, haciendo chácaras, redes, sombreros de paja y de junco y otras cosas. También, el haber visto cómo se han interesado en instruirlos en algunas artes como albañilería de ladrillo y teja, de cerrajería de madera, carpintería y en tejer ropas, hilando primero las materias, proveyéndolos de telas y de los demás instrumentos y herramientas, antes desconocidos en todos los pueblos de ambas provincias, hasta en las capitales como son las ciudades de Santiago de Alanje y Nuestra Señora de los Remedios.

El Obispo fue trasladado el 24 de julio de 1797 para gobernar la diócesis de La Paz, hasta su renuncia el 10 de agosto de 1816. El 6 de junio de 1818 fue nombrado Obispo de Lérida, donde no llegó porque enfermó por el camino falleciendo en 1818 en el pueblo de Tárraga.

Bibliografía

  • MEGA Pedro, Compendio biográfico de los Iltmos. Y Excmos. Monseñores Obispos y Arzobispos de Panamá”, Panamá, 1958
  • ROJAS y ARRIETA, Reseña histórica de los Obispos que han ocupado la Silla de Panamá”, Lima, 1929
  • MORIN COUTURE Alfredo, Apuntes de Historia de la Iglesia de Panamá. 1b. Antología Documental Panamá, 2008


MANUELITA NÚÑEZ CASTILLERO