Diferencia entre revisiones de «GREGORIO XVI; Reconocimiento de las Independencias Latinoamericanas»

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Consideraciones del Cardenal Alberto Cappellari (futuro Gregorio XVI)

Ante la problemática que Roma tenía ante la independencia de las nuevas naciones hispanoamericanas, el Cardenal Mauro Alberto Cappellari estudió la situación y en su parecer del 29 de enero de 1825, subraya “la inseparabilidad de los aspectos político y religioso-eclesiástico que el problema en análisis comprendía y la urgencia de diferenciar las respuestas de política administrativa de las de tipo pastoral y misionero, en el conjunto de necesidades de la Iglesia de Hispanoamérica”. Serán las líneas de fondo de su actuación cuando suba al Solio Pontificio: proponiendo la neutralidad política, sea frente a la férrea intransigencia legitimista de España, sea ante las pretensiones regalistas de los nuevos gobiernos republicanos.

Por otra parte, se daba cuenta de la realidad irreversible de las independencias y por lo tanto de cambio de régimen político. Por ello, la Santa Sede debía considerar extinguido el derecho de Patronato del rey de España. “En la propuesta de Cappellari aparecía la intención de defender la libertad de la Iglesia, porque consideraba que era importante que la Santa Sede, frente a las urgencias pastorales y misioneras de Hispanoamérica, se comportara con total libertad política frente a los gobiernos, fueran éstos de hecho o de derecho […]. Esta posición de Mauro Cappellari pudo ser ejecutada en plenitud, sólo a partir del año 1831, cuando él mismo guiará los destinos de la Iglesia universal y esta idea se transformará en su política de gobierno”.[1]

El parecer expresado por Cappellari en su fase pre-papal pasó al análisis de la comisión cardenalicia de la Sagrada Congregación de los Negocios Eclesiásticos Extraordinarios el 2 de marzo de 1825,[2]que lo aceptó en la práctica.[3]Se daban también algunas indicaciones de carácter diplomático en la manera de proceder con el gobierno de España para no hurtarlo, enviándole una simple comunicación en la que se le hacía notar cómo la Santa Sede había procedido con cautela analizando el problema y sin atentar contra los derechos regios y que por esta razón se había preferido no proveer a las sedes vacantes en el territorio de la Gran Colombia, evitando los inconvenientes de los tiempos de la misión Muzzi a Chile en tiempos de Pío VII, cuando se comunicó al Rey de España el asunto antes de realizarlo, con las consabidas reacciones negativas.[4]

León XII aprobaría aquellas decisiones.[5]Sin embargo las reacciones no fueron todas positivas. Algunos, como Sánchez de Tejada, consideraron que las peticiones de los obispos (Lasso de la Vega y Jiménez de Enciso) no habían sido del todo acogidas; y en la Secretaría de Estado romana cundió el temor de un rechazo o efecto negativo por parte del Rey de España, por lo que se pensó a una nueva consulta sobre el caso.

Así fue. León XII quiso que la Congregación de Negocios Eclesiásticos Extraordinarios reexaminase el asunto de la Gran Colombia, y tal se hizo el 20 de junio del mismo año de 1825 sobre las decisiones del 2 de marzo anterior. Se comunicarían las decisiones tanto al enviado de Bolívar, Sánchez de Tejada, como al agente de los obispos de la Gran Colombia, Francisco Pomarés: la concesión de facultades para los dos obispos y los cabildos de Bogotá y Cartagena y la disposición para que monseñor Lasso de la Vega procediera al nombramiento de Buenaventura Arias como obispo «in partibus» para que hiciera las veces de su auxiliar y para que ayudara las demás diócesis. El 30 de agosto de 1825 León XII firmó los respectivos documentos.[6]

Ante el problema del nombramiento de nuevos obispos residenciales en la Gran Colombia

León XII elevaba el 21 de marzo de 1825, al monje Mauro Alberto Cappellari a la dignidad cardenalicia «in pectore». El nombramiento se haría público un año más tarde, en el consistorio del 13 de marzo de 1826, asignándole el título de la iglesia de san Calixto. El nuevo purpurado entraba así de lleno en la vida de la Curia pontificia, como plenipotenciario de la Santa Sede para el concordato con los Países Bajos,[7]y como Prefecto de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide.

Le tocó entonces ya intervenir como cardenal en asuntos relativos a las nuevas repúblicas hispanoamericanas. Entre ellos el presentado en 1827 sobre el nombramiento de obispos residenciales para la Gran Colombia esquivando la problemática conflictiva entre los pretendidos derechos patronales de España y la nueva realidad republicana independiente. La petición había llegado a la Santa Sede por medio del enviado de la Gran Colombia, Ignacio Sánchez de Tejada en marzo de 1826, para las sedes vacantes de los arzobispos para Santa Fe de Bogotá y Caracas (Fernando Caicedo y Ramón Ignacio Méndez, respectivamente) y para los obispados de Santa Marta, Antioquía, Quito y Cuenca, presentando como candidatos a: José Mariano Estévez, al dominico Mariano de Garnica, Manuel Santos Escobar, Félix Calixto Miranda.

En el informe, el ministro plenipotenciario anotaba que en el territorio de la Gran Colombia existían dos arzobispados y metropolitanas y ocho sedes episcopales privadas de pastor. En su petición anotaba el enviado colombiano: “Sobre estas visiones el gobierno, animado por el celo más puro por la Religión, queriendo poner barreras fuertes y no pasables por el ímpetu de los vicios y de las falsas doctrinas, que un espíritu persuasivo y propagandístico podría introducir en aquella región, ha encargado al que suscribe de presentar al vigilantísimo Pastor universal Vicario de Cristo, estas si impotentes y otras razones, y pedirle a través de V. Eminencia a querer proveer a las necesidades espirituales en aquella misma parte del orbe, que despierta gran interés al resto de esas, y por consecuencia establecer aquellas sedes vacantes los siguientes sujetos”.

Siguen los nombres y cualidades. Y más adelante reafirmaba: “En consecuencia el que suscribe ruega a Su Santidad en nombre del Gobierno de Colombia, del clero y de todo el Pueblo colombiano mirar piadosamente a aquellas regiones, e elegir como Arzobispos y obispos aquellos individuos, que ha presentado el gobierno”.[8]

El 15 de octubre del 1827 pedía que se nombrara a Matías Tenazas, deán del Cabildo metropolitano de Charcas, como auxiliar para el arzobispo ausente de Charcas. En la nota, don Ignacio decía: “Su Santidad verá con cuanta diligencia el Presbitero referido invoca de la misma [Santidad] que sea remedio inmediato a las necesidades espirituales de aquella República, que sufre de un estado tan precario en las cosas religiosas; […]; como consecuencia de ellos il que suscribe ha sido encargado de solicitar a su Santidad, para que nombre al referido Señor Matías Terrazas Obispo auxiliar del Arzobispo de Charcas en calidad de administrador de aquella Igleisa Metropolitana, dejando al Arzobispo propietario, Señor Diego Antonio Navarro de Vaiodres e que renuncie a su Iglesia, o que regrese a la misma, dignaándose todavía Su Santidad de mandarle las bulas, sin esperar el proceso canónico, tanto para responder al mal que ocasionaría la dilación, a causa también de las distancias enormes […]”.[9]

Apoyaba también su petición en la misma solicitada ya por Lasso de la Vega a Pío VII el 31 de julio de 1823 en la que recomendaba para el episcopado, en común acuerdo con Bolívar, las mismas personas que ahora él presentaba. En la carta del 31 de julio de 1823 monseñor Lasso se dirigía al Santo Padre para presentar, de común acuerdo con el Vicepresidente, Francisco de Paula Santander, a los candidatos para las mitras. El único que no aparecía en aquella lista era el deán del Cabildo de Charcas, don Matías Terrazas. Otro de los presentados por Sánchez de Tejada, era don Ramón Ignacio Méndez, para la arquidiócesis de Caracas, ya incluido en la lista de monseñor Lasso y presentado para la diócesis de Guayana,[10]y un informe que el deán de Charcas, Matías Terrazas, remitía al sumo pontífice.[11]

Le tocó de nuevo al ahora cardenal Cappellari enjuiciar la situación expresando su parecer el 2 de diciembre de 1826,[12]unos meses después que el también camaldulense Albertino Bellenghi dijera (junio de 1826) que, para solucionar el problema que se presentaba en Centro América, concretamente en la Iglesia de El Salvador, donde se pretendía erigir cismáticamente un obispado, lo mejor era nombrar obispos propietarios por ser los únicos que podían solucionar el problema de las sedes vacantes, y gozar de la necesaria libertad para ejercer el gobierno de sus diócesis.[13]

Cappellari se orienta también en este caso que se nombraran obispos residenciales en la Gran Colombia y el auxiliar para Charcas. Su parecer evoluciona todavía más en relación a sus posiciones anteriores en el sentido de un reconocimiento de hecho de la situación jurídica basado en las necesidades pastorales, actuando dentro de los parámetros de la neutralidad política, acogiendo el consenso del gobierno de la Gran Colombia y del obispo de Mérida siguiendo las orientaciones ya dadas al vicario apostólico de Chile sobre la tolerancia de la práctica del patronato por parte de los nuevos gobiernos sin que ello mermara en teoría los pretendidos derechos del patronato regio hispano.[14]

Sin embargo daba un paso más, en cuanto sugería la superación de la neutralidad y el nombramiento sin más de obispos «residenciales motu proprio», sin recurrir a la ficción jurídica del nombramiento de obispos «in partibus»[15]en uso en los territorios misionales. La actitud se fundaba en la convicción de que la independencia era un hecho irreversible y que el patronato no era un derecho inseparable de la soberanía. Aplicaba aquí como juicio cuanto pondrá en práctica sobre la llamada «tesis – hipótesis» a la hora de aplicar tales decisiones, como lo hará una vez que llegue al pontificado. La propuesta constituía una total novedad.

Además, ponía en tela de juicio las viejas concepciones del patronato y reafirmaba con fuerza los derechos divinos del primado del Papa en el gobierno de la Iglesia, punto que como prefecto de Propaganda Fide tocaba con fuerza en las continuas y tensas relaciones de aquellos años con el sistema patronal, especialmente con Portugal. Cappellari se daba cuenta de que la vida eclesial y en concreto la evangelización y la difusión del Evangelio no podía depender del lazo de unión con una potencia política, posición que por otra parte Propaganda Fide siempre había defendido desde su fundación en 1622.

Ahora Cappellari aplica aquellos antiguos principios tenazmente defendidos por Propaganda Fide, y veía que en el caso hispanoamericano había que ponerlo en práctica, ahora aplicado a Colombia y a Bolivia. Llamaba a la prudencia en el caso de la aceptación de los candidatos al episcopado para aquellas dos repúblicas, en cuanto tales decisiones se deberían extender al resto de las repúblicas hispanoamericanas para no ser incongruentes. Y esto para evitar posibles delicados problemas como divisiones y cismas. Proponía luego la creación de obispos «auxiliares» para algunos casos inciertos sobre la presencia efectiva de obispos residenciales,[16]mientras que para las sedes vacantes de Bogotá, Caracas, Santa Marta y Cuenca se concedieran obispos residenciales.

Era de la opinión que se informara a Sánchez de Tejada de esta decisión, haciéndole saber que el Santo Padre actuaba en vista del deplorable estado de la religión, movido por la urgente necesidad de una pronta solución y secundando los oficios que él le presentara a nombre de su gobierno.[17]En la explicación agregaba que se inclinaba para que se nombrara a don Matías Terrazas como auxiliar de Charcas, concediéndole al mismo tiempo la confirmación de las gracias ya dadas, pero enviando inmediatamente notificación al arzobispo.[18]

Y que para actuar en consonancia, no se hiciera mención en la bula o breves, ni a la presentación, ni al nombramiento, porque tal provisión era una decisión personal del Santo Padre. Concluía que luego se podría comunicar la decisión del Papa al Rey de España, justificándola en el deber pastoral supremo del Romano Pontífice.

Este parecer (llamado técnicamente «voto») fue complementado con una nota del mismo cardenal Cappellari al Secretario de Estado de Su Santidad, cardenal Della Somaglia, fechada el 21 de diciembre de 1826, en la cual le señalaba lo importante que resultaba para él, como también para el representante de la Gran Colombia, Sánchez de Tejada, la respuesta pontificia sobre la provisión de sedes vacantes.

Decía el cardenal que cuanto más se habían de temer las desleales intenciones de los gobiernos liberales de América, tanto más era necesario aprovechar al vuelo la ocasión favorable, que ahora se presentaba, para proveer canónicamente y con decoro de la Santa Sede, aquellas Iglesias de pastores que velasen para conservar la fe y preveyesen la desventura de verlas ocupadas por intrusos.[19]Para el prefecto de Propaganda Fide, resultaba, por la situación de la Iglesia y de las misiones, más importante, como lo manifestaba en la nota, atender a los problemas de fondo, de donde aparecía evidente que las formalidades diplomáticas no podían estar por encima de los intereses evangelizadores, como lo entendía él mismo y como estaba seguro, lo pensaba el representante colombiano.

La Congregación de Negocios Eclesiásticos Extraordinarios discutirá aquel «voto» ante el mismo León XII el 18 de enero de 1827, presente también Cappellari, aprobando todas aquellas propuestas.[20]Aquellos «votos» y discusiones (del 1825 a 1827) fueron de hecho, la preparación para las decisiones e intervenciones en materia del futuro Gregorio XVI.

Gregorio XVI, el Papa que apoyó el nuevo curso de la América Latina independiente

El 2 de febrero de 1831 fue elegido como sucesor de Pío VIII, que había fallecido tras sólo un año de pontificado. Eran los años en los que Europa se preparaba para la consolidación de los Estados nacionales, y en la antigua América española el de las nuevas Repúblicas independientes. Por todas partes levantamientos y reivindicaciones determinaban un encendido clima político.

En Italia explotan los levantamientos liberales en Módena y en las Legaciones Pontificias. Los duques de Módena y de Parma (Estados entonces soberanos) y los representantes pontificios de la Legaciones tienen que huir. Se constituyen gobiernos liberales provisionales. La naturaleza sectaria y provinciana de los levantamientos, la desconfianza en los soberanos (Francisco IV de Austria y Luis Felipe de Francia), la falta de coordinación de las insurrecciones facilita la represión austriaca, que en pocas semanas aplasta las rebeliones.

Los políticos italianos dan a la figura del Sumo Pontífice un papel esencial. El piamontés Vicente Gioberti se augura que, como presidente de una deseada confederación de estados italianos, sea puesto el papa Gregorio XVI. Gioberti indica en el cristianismo el fundamento de la civilización y de la historia de Italia: nadie fuera del Papa, afirma, podría encarnar el espíritu y la grandeza de su pueblo. Son críticos de esta postura muchos liberales, que incluso compartiendo la solución del federalismo, se inclinan, sin embargo, por la neutralidad del Pontífice, al que atribuyen un papel exclusivamente espiritual.


En un siglo ya encaminado bajo la clara tutela de liberalismo cultural, económico y político

En este ambiente extremadamente polémico y convulsionado del «risorgimento» italiano por la unidad de Italia le toca vivir al Papa Gregorio XVI. Él no era un político. Era un hombre de cultura y de profundo sentido apostólico. Supo promover la cultura, los estudios académicos y por ello apoyó a muchos intelectuales y artistas como Angelo Mai, Giuseppe Mezzofanti, Gaetano Moroni y otros muchos. Desarrolló y amplió los Museos y Archivos Vaticanos enriqueciéndolos con numerosas obras de incalculable valor histórico.

Los años de su pontificado estuvieron señalados por el rápido desarrollo de una nueva época industrial, por el liberalismo económico, agrícola, sanitario. Fue un tiempo de revoluciones en las comunicaciones, en los transportes, en la educación popular con las escuelas. En el campo de la Iglesia comienzan a nacer nuevas congregaciones religiosas con tipologías canónicas inéditas, sobre todo femeninas, que se dedican con pasión a la promoción humana y cultural entre el proletariado, marginado por las clases económicas liberales, curando las numerosas llagas sociales que se abren en la sociedad.

Debe por todo ello enfrentarse con un cúmulo de problemas sociales y teológicos muy candentes que produce la nueva mentalidad liberal positivista y con frecuencia agnóstica. Su encíclica de 1832 «Mirari vos» se propuso tocar algunos de estos problemas. Es sobre todo en el campo de las misiones (evangelización) y ante la nueva realidad de los jóvenes estados de América Latina, donde emerge con fuerza la figura de este Pontífice pastor, maltratado por la ideología liberal que se demuestra con él parcial e injusta.

Gregorio XVI muere el 1 de junio de 1846, sin haber podido ver la maduración del lento proceso de emancipación política y económica que a partir de 1848, con otra de las revoluciones liberales burguesas, y con la publicación del «Manifiesto» de Carlos Marx, abre una nueva etapa en el siglo de las revoluciones que componen el mosaico del «largo siglo liberal» (1789-1918).

NOTAS

  1. LÓPEZ V. Álvaro, p, 328.
  2. Asv, Segr. Stato, Esteri, 281, busta 600, 1826-18 30; AA.EE.SS., Rapporti delle sessioni, XI, fase, 2, doc., 1, 6-25, sessione N° 95 del 2 de marzo de 1825; ID., 28-41v.
  3. Asv, Segr. Stato, Esteri, 281, busca 600,1826-1830; igual en AA.EE.SS., A. IH, Colombia, fase., 285, 1825, 6-25; LETURIA, II, 289.
  4. Asv, Segr. Stato, Esteri, 281, busta 600, 1826-1830;. LETURIA, II, 290.
  5. Los cardenales lograron el 20 de junio de aquel mismo año, convencer al Papa de la inconveniencia de su deseo de comunicar la decisión previamente al Rey de España: Asv, Segr. Stato, Esteri, 281, busta 600, 1826-1830; LETURIA, II, 290 nota 7 y 8.
  6. AA.EE.SS., Rapporti delle sessioni, XI, fase., 3, doc., 2, 245-273; es la sección N° 96 del 20 de junio de 1825 y los breves para los obispos y Cabildos que el Papa firmara el 30 de agosto de 1825.
  7. Después de 1813, Holanda se convirtió en provincia del Reino Unido de los Países Bajos. Más tarde, en 1840, Holanda se dividió en las actuales provincias de Holanda Septentrional y Holanda Meridional, como resultado de la Revolución belga de 1830.
  8. La traducción española de un testo italiano bastante enrevesado es: «Su queste vedute il governo, animato dal più puro zelo pel tiene della Religione, volendo impone argini forti ed insormontabili all'impeto dei vizi e delle false dottrine, che uno spirito persuasivo e propagatore potrebbe in quella regione introdurre, ha incaricato il Sottoscritto di sottoporre al vigilantissimo Pastore universale Vicario di Cristo, queste si impotente ed altri ragioni, e pregarlo per organo di V. Ema. A volar provvedere al bisogni spirituali in quella stessa parte dell'orbe, che di grande interesse desta al rimanente di esse, e per conseguenza stabilisce quelle sede vacante i seguenti soggetti […]. In conseguenza il Sottoscritto prega la Santitá Sua nel nome del governo della Repubblica di Colombia, del clero e di tutto il Popolo colombiano di volger pietoso uno sguardo verso quelle remote regioni, ed istituire per Arcivescovi e vescovi quegli individui, che sono stati dal governo presentati»: Cf. Asv, Segr. Stato, Esteri, 279, fase, 5, busta 592,1824-1829; LETURIA, II, 305. Asv, Segr. Stato, Esteri, 279, fase, 5, bosta 592, 1824-1829; una copia impresa de la misma petición en Asv, Segr. Stato, Esteri, 250, 1827-1831, que aparece entre los papeles de la nunciatura de Portugal porque procede de los que tenía monseñor Giustiniani, es lo que afirma el padre P., LETURIA, Relaciones..., II, 305, nota 2.
  9. Cf., Asv, Segr. Stato, Estere, 279, fase, 5, busca 592, 1824-1829El texto original está en un italiano bastante enrevesado. En la nota, don Ignacio decía: «Sua Santitá vedrà con quanta premura il Presbitero enunciato invoca dalla medesima che sia pronto rimedio ai bisogni spirituali di quella Repubblica, dolente di uno stato così precario nelle cose religiose; [...] in conseguenza di ciò il sottoscritto incaricato di pregare la Santità sua, perché istituisca l'istesso Sig..re Mattia Terrazas Vescovo ausiliare dell'Arcivescovado di Charcas nella qualità di amministratore di quella Chiesa Metropolitana, intento che l'Arcivescovo proprietario, Sig.re. Diego Antonio Navarro Martín de Vaiodres o rinunci alla sua Chiesa, o pure ritorni alla medesima, con degnarsi ancora la S. Sua di spedirgli le bolle, senza aspettare un processo canonico, tanto per ovviare al mala che occasionerebbe la dilazione, essendosi in enorme distanza [...]».
  10. Cf., LETURIA, II, 305; ID., III, 26-33.
  11. El informe del padre Terrazas había sido redactado el 1 de enero de 1826 y fue entregado en Roma, por el ministro plenipotenciario de Colombia, Ignacio Sánchez de Tejada, el 15 de octubre del mismo año como consta en la síntesis del voto del cardenal Cappellari; cf., Asv, Segr. Stato, Estere, 279, fase., 5, busca 592, 1824-1829; igualmente en: AA.EE.SS., A. III, fases., 3 y 4, 1826-1828; el original del informe del deán de Charcas se encuentra en español en: Asv, Segr. Stato, Estere, 279, fase., 5, busta 592, 1824-1829.
  12. Asv, Segr. Stato, Esteri, 279, fase, 5, busta 592, 1824-1829; también: AA.EE.SS., A. III, fascs., 3 y 4, 1826-1828; LETURIA, II, 309, nota 14; G. CAVELIER, Las relaciones entre la Santa Sede y Colombia, 1, 150-153; R. RIVAS, 448-451; J. M. RESTREPO, IV, 44.
  13. En Centro América comenzó a insinuarse, por el año 1826 la idea de un cisma. En San Salvador se pretendía erigir cismáticamente un obispado; el mismo ejemplo lo quiso seguir Costa Rica. El arzobispo de Guatemala monseñor Ramón Francisco Casaos se interpuso a esta tentativa y contestó duramente al gobierno de Guatemala, que le pedía suspender todas sus acciones de oposición respecto al obispado que la autoridad civil pretendía erigir en San Salvador y sobre el rompo amiento que observaba el sacerdote Matías Delgado, quien actuaba como si fuera el ordinario del lugar. Todo lo relacionado con el pretendido cisma de San Salvador se encuentra en Asv, Segr. Stato, Esteri, 279, fase, 2, busca 592,1824-1829. Sobre este particular fueron consultados el nuncio de Madrid, monseñor Giustin_iani (abril de 1826) y el camaldulense Albertino Bellenghi, considerado el brazo derecho de Cappellari (junio de 1826). El primero fue del parecer que lo mejor era continuar la línea de los vicarios apostólicos, porque «la preconización de obispos propietarios, decía, es prematura e intempestiva [...]»; mientras que el segundo, Bellenghi, prefería que se dieran obispos propietarios, porque los obispos in partibus no solucionaban el problema de fondo, que era el de las Sedes vacantes; cf., para la propuesta de Giustiniani: Asv, Segr. Stato, Esteri, 279, fase, 5,, despacho 929 (reg. 16.812),1824-1829; ID., 281, fase, 5, 1826-1850. Para el voto de Albertino Bellenghi: AA.EE.SS., Rapporti delle sessioni, X-1,1825, 540-603, sección del 13 de Agosto de 1826, que fue la fecha cuando se estudió el voto expresado por Bellenghi; ID., AA.EE.SS., A. III, 1826-1828.
  14. Asv, Segr. Stato, Esteri, 279, fasc., 5, busta 592,1824-1829, X-XI.
  15. «in partibus»; (en tierra de infieles), y por tanto obispos disponibles para ejercer su episcopado en otras diócesis sin ser los titulares.
  16. De las diez sedes vacantes de la Gran Colombia, don Ignacio Sánchez de Tejada presentaba candidatos para seis y avisaba que para las demás lo haría un poco más adelante. De las seis para las que presentaba candidatos, aparecían la de Quito y Antioquia, siendo en la primera ausente el obispo porque emigró para España y la segunda nunca recibió al pastor nombrado por España, Fernando Cano; del de Cartagena se sabe que el obispo se encontraba en Cuba, pero sin posibilidades de regreso y de Maynas se tienen pocos datos por lo que se duda su vacancia. Por lo tanto se debe, antes de proveer a estas diócesis, interrogar a los obispos de Quito y de Cartagena sobre su renuncia, asegurarse de la muerte del obispo de Maynas y saber si Cano de Antioquia recibió las bulas de su institución y si es muerto o vivo; cf., ASV, Segr. Stato, Esteri, 279, fase., 5, busta 592, 1824-1829, XVII-XVIII. Esta aclaración confirma una vez más, el poco conocimiento que hasta entonces se tenía en la Santa Sede de la vida y organización de la Iglesia hispanoamericana, dependiente hasta entonces del Real Patronato.
  17. Asv, Segr. Stato, Esteri, 279, fase., 5, busta 592, 1824-1829, XXVI.
  18. Asv, Segr. Stato, Esteri, 279, fase., 5, busta 592, 1824-1829, XXVII.
  19. Cf., Asv, Segr. Stato, Esteri, 279, fase., 5, busta 592, 1824-1829, nota del cardenal Cappellari al cardenal Della Somaglia del 21 de diciembre de 1826.
  20. Cf., Asv, Segr. Stato, Esteri, 279, fase.,, 5, busta 592, 1824-1829. Adunanza della S. Congregazione degli affari ecclesiastici straordinari del 18 de enero de 1827; P. LETURIA, Relaciones..., 11, 310-313.

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