GUADALUPE; su imagen en Lepanto

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Una disputa histórica

En diversos lugares se puede encontrar fácilmente la afirmación de que en la Batalla de Lepanto, Juan Andrea Doria (sobrino del grande y famoso Andrea Doria) llevaba en su nave una imagen de la virgen de Guadalupe, de México, que le había regalado Felipe II. Según otros historiadores también Don Juan de Austria llevaba en la Real, la nave capitana, una imagen de la virgen de Guadalupe, extremeña. Pero ¿Cuál de las dos imágenes presidía el lugar de honor en la nave capitana?

Estas afirmaciones son suficientes para despertar la curiosidad histórica y tratar de aclarar lo que hay de verdad detrás de estas afirmaciones. Una admirable coincidencia para los guadalupanistas: la extremeña en la nave capitana (la Real) y la mexicana en la nave capitana del almirante de la escuadra genovesa.

Corrían los años cuando el poder napoleónico se difundía por toda Europa. El cardenal José Doria, secretario de Estado del Papa Pío VII, buscando un refugio seguro, pasó por el pueblo de San Stefano d' Aveto, donde todavía se puede descubrir el esplendor del poderío de los Doria en las ruinas imponentes del castillo de los Malaspina, tomado a los Fieschi.

En la parroquia del pueblo se había comenzado a venerar una imagen de la virgen de Guadalupe del Tepeyac. Con la expulsión de los Jesuitas de México, llevada a cabo eficazmente durante el episcopado de Lorenzana en 1767, muchos de estos jesuitas mexicanos terminaron en Italia, más exactamente en la zona de Bolonia y Plasencia.

Un estudiante de Plasencia, Antonio Domenico Rossí, al volver durante el verano de 1802 a su pueblo natal de Santo Stefano, llevó consigo una imagen de la virgen del Tepeyac que se comenzó a venerar devotamente en la parroquia. Esta imagen se conserva en la casa parroquial del pueblo, es de pequeñas dimensiones. Está pintada sobre una placa de cobre.

El cardenal José Doria al observar y venerar la imagen, afirmó que en su palacio de Génova existía también una imagen de la virgen de Guadalupe y que su antecesor, Juan Andrea Doria, la llevaba consigo en la batalla de Lepanto. Terminó por regalar esa imagen a la Parroquia de Santo Stefano, año 1811. Fue colocada en el altar central de la parroquia y debido a la intercesión de la virgen en diversas circunstancias la popularidad creció y varios pueblos de la zona la reconocieron como Patrona. Tanto que se instituyeron dos festividades, una el 12 de Diciembre y otra en Agosto para que la concurrencia pudiera ser mayor en los meses de verano.

Al tratar de documentar el hecho de la presencia de esta imagen de la virgen de Guadalupe en Lepanto, hecho que muchos afirman, nos encontramos que la fuente más autorizada es un libro de Antonio Doménico Rossi, titulado «La B. V. di Guadalupe e S. Stefano dAveto». Note e Documenti, publicado por Tipografía Artística Colombo en 1910. El autor de este libro es un monseñor y lleva el mismo nombre de su abuelo, que fue el estudiante que llevó la primera imagen a Santo Stefano.

Entresacamos tres testimonios. Primero un documento del estudiante Antonio Domenico Rossi, que llevó la primera imagen: "Dicho cuadro es una copia verdadera del original que existe en México, y fue llevado a Génova en las galeras del Almirante de España Juan Andrés Doria. Si se confronta el tiempo en que fue llevado como imagen principal de la capitana de dichas galeras, es razonable creer que el mencionado cuadro estuvo en la nave capitana en la famosa batalla de Lepanto en el día de la inolvidable victoria de los cristianos sobre los turcos, ganada por interés de María Santísima".

Otro testimonio lo encontramos en el capítulo IV: "Habiendo sido descubiertas en el Palacio de Su Excelencia, el señor príncipe Doria, dos imágenes de la Virgen de Guadalupe, se hicieron gestiones con éxito, para conseguir una de ellas como regalo del Eminentísimo señor cardenal don José Doria, que en aquel entonces, por las cuestiones entre la Iglesia y el Imperio, se hallaba en Pegli. Fue la más pequeña; de la que se asegura con toda certeza, y como consta en el archivo de la nobilísima familia, que fue tocada por el original y que Su Majestad Católica regaló al inmortal Juan Andrés Doria, el gran Almirante de España, para que le sirviese de imagen en la capilla de la principal de las galeras que mandaba el célebre capitán. Por la concordancia de las fechas, debió encontrarse la imagen en la nave capitana en la época en que se dio la famosa batalla de Lepanto, en que por intercesión de la Virgen María, la cristiandad obtuvo sobre el Turco la más señalada victoria".

Un tercer testimonio es el que consignó el canónigo Pedro Castellini, en «Il Cittadino di Génova», número del 15 de agosto de 1905, donde dice: "En 1811 el cardenal José Doria Pamphili, secretario de estado en los últimos tiempos del pontificado de Pío VII, encontrándose relegado en Pegli, cerca de Génova, obsequió al pueblo de Santo Stefano el bellísimo cuadro que actualmente se ve en aquella iglesia. ¿Cuál es la historia de este cuadro, honor y gloria del pueblo avetano? El Cardenal afirmaba al presentarlo al pueblo (que antiguamente era súbdito de su nobilísima familia) que este cuadro, que había sido tocado materialmente por el original de México, había sido regalado por Su Majestad Católica (Felipe II) al gran Andrés Doria, Almirante de España, para servir de imagen a la galera capitana; que habiendo sido capitán de ésta y de las otras naves Juan Andrés Doria, en la batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571), allí se encontró también este cuadro de nuestra Señora de Guadalupe, depositado y custodiado después en el palacio de los Doria en Génova, y que tales datos habían sido tomados del archivo de la ilustre familia".

La afirmación de los hechos es clara y además se nos dice que está documentada en los Archivos de la familia Doria. Algún estudioso afirmaba que el P. Tachi Venturi, jesuita, había consultado un documento fehaciente en los archivos de la familia Doria. Como prácticamente nadie menciona el contenido de este documento lo transcribo a continuación. La misiva está escrita desde Madrid, en el mes de marzo de 1572, es decir, si tenemos en cuenta la lentitud de los viajes por mar de aquel tiempo, apenas al regreso de la Batalla de Lepanto:

"Hércules. Iréis a Guadalupe con la lámpara de oro que se os ha entregado y una vez llegado allá, encontraréis al Prior de la Casa de Nuestra Señora y le presentaréis la carta, que se os entrega para él, diciéndole que el Señor Juan Andrés mucho se la recomienda, y que lo estima tanto a él y a todos aquellos Reverendos Padres que con gusto hubiera querido poder ir a verlos.

Juntamente le llevaréis la lámpara, diciéndole que esto es el pequeño signo de gratitud que puede mostrar el señor Juan Andrés por la gracia y el milagro tan grande que Nuestra Señora ha querido hacer en beneficio de su Casa, dándole hijos de tanta salud que puede esperar que puedan emplearse en servicio de la Divina Majestad y le pediréis secretamente que tenga la cortesía de colocarla enseguida delante de la imagen de Nuestra Señora, con la orden que se tenga un cuidado particular de mantenerla encendida continuamente, de día y de noche para siempre, que para este efecto le lleváis la dote para el aceite, y así le preguntaréis cuanto le parecerá que podrá ser suficiente y le entregaréis todo aquello que os diga hasta ciento cuarenta ducados sin ninguna réplica, y si acaso os pidiese una cantidad mayor, que creo que no lo hará, le podréis responder, que habiendo sido informado aquí, que bastarían sólo cien ducados, os preparaste para no llevar más dinero, y que si estos no bastan, que avisando enseguida aquí, se proveerá enseguida para cumplirlo, que mientras tanto no deje de proveer para que la lámpara tenga lo necesario. Se os darán para proveer a esto mil ochocientos reales, con los cuales podréis también comprar un cordón de seda o de otro material, como se usan allá, y una bonita lámpara de cristal, y con el resto podréis hacer los gastos del viaje, guardando con diligencia las cuentas y gastando con mesura, de modo que al regreso podáis mostrar nota de todos los gastos, de modo se aumente la voluntad al señor de emplearos en el futuro en otras cosas.

Reclamaréis del prior una póliza del recibo de la lámpara y de los dineros que le habréis dado, y si el señor Pagano os emplea en alguna cosa de su servido después de haber partido de Guadalupe, de modo que no podáis volver tan pronto, procuraréis dar noticia vuestra y de mandar la respuesta del Prior juntamente con la póliza del mencionado recibo, y tendréis cuenta de los dineros que os sobren después de haber hecho este servicio sin gastar ninguno pues no es justo que no estando ya ocupado en servicio del señor Juan Andrés gastéis sus dineros.

A las cartas que escribiréis de Guadalupe podréis destinar una media docena de reales si tenéis ocasión de alguna persona que venga para acá, lo cual sin duda no faltará, o por medio de los mismos frailes que escriben continuamente a los de San Jerónimo, o por otro medio, y si incluso faltase esta ocasión no será sin bien que veáis si gastando quince o veinte reales podréis mandar alguna persona a posta para quitarnos la ansiedad, no olvidándoos de mandar las cuentas de todo aquello que habréis gastado y pagado. Dios os acompañe. De Madrid a 18 de Marzo de 1572.

Un análisis detallado nos hace notar que el exvoto de Juan Andrea Doria va dirigido al Santuario (la Casa) de Guadalupe, de Extremadura, España. Se deduce por los detalles que menciona en la carta. Un punto muy interesante de este documento consiste en que se trata del cumplimiento de un voto. Algunos historiadores afirmaban que en lo más difícil de la batalla Juan Andrés Doria entró en su cabina para rezar ante la imagen de la virgen de Guadalupe. Este documento nos permite constatar que el voto existió y la diligencia con que el príncipe quería cumplir su voto.

¿Había estado el anteriormente en el monasterio de Extremadura? ¿Conocía los particulares de la imagen? ¿Eran para el distintas las imágenes bajo la misma advocación de Guadalupe o pensaba que se trataba de la misma? ¿El voto de agradecimiento se refiere a la batalla o al nacimiento y buena salud de los hijos? ¿O las dos cosas? Sólo una investigación más detallada y afortunada en el archivo de los Doria permitirá aclarar este punto.

Por experiencia constato que no es fácil poder consultar estos archivos, en gran parte debido al reducido espacio del que disponen los investigadores. Sólo un pequeño grupo puede estar trabajando al mismo tiempo, y por lo mismo es necesario solicitar el permiso con bastante tiempo de antelación, dado que son muchos los investigadores con interés de consultarlo.

Cabe notar un punto interesante. Antonio Rossi que es el único en citar parcialmente este documento, afirma que Juan Andrés Doria llevaba esta imagen en su nave capitana. Pero anota que fue el tío, Andrés Doria, quien había recibido de Felipe II el regalo de esta imagen. Si esto se puede comprobar nos acercaríamos más a los orígenes de la aparición.

Pues Andrea Doria murió en 1560 y sólo en los últimos años de su vida cambió de política filo francesa para ponerse al servicio de España. Cabe notar que bien pudo ser que Felipe II quien regaló y envió a Andrés Doria la imagen, pero quien la recibió y fue encargado de llevarla fue Juan Andrés en un viaje que hizo a España (Madrid) para presentarse al Rey y representar los intereses de su tío.

Montúfar llegó a México a mediados de 1554; quiere esto decir que la imagen pudo haber sido enviada a España muy probablemente entre 1555 y 1559. Y habrá sido el mismo Montúfar quien la mandó pintar. ¿Nos acerca esto a la posición de (fray Francisco) Bustamante que afirmaba que Montúfar había comisionado al indio Marcos para que pintara el cuadro de la virgen de Guadalupe?

Si ahora tomamos en cuenta los dos textos citados al inicio sobre la imagen de la virgen de Guadalupe en la Real de Don Juan de Austria, podríamos hacer varias observaciones. Primero no todos distinguen la posibilidad de la presencia de las dos imágenes: una en la nave de Juan Andrés Doria y otra la Real de Don Juan de Austria; igualmente no distinguen si en los dos casos se trataba de la imagen mexicana o si estaba presente también la imagen de Guadalupe extremeña. No he logrado averiguar en que fuentes se basan Walsh y Ahlquist para sus afirmaciones.

Cuando se habla de estandartes y banderas de Lepanto hay que tener en cuenta que prácticamente todas las naves los llevaban y además del estandarte principal podían llevar otras banderas o insignias. Para nuestro caso nos interesa observar que el Papa Pío V bendijo y entregó personalmente un estandarte para la batalla de Lepanto a Marco Antonio Colonna como capitán de la Armada Pontificia.

Este estandarte se conserva en la Catedral de Gaeta, Italia, donde Marco Antonio lo depositó en acción de gracias, a su regreso de Lepanto y antes de su entrada triunfal en Roma. El papa Pío V también envió el estandarte especial de la Liga a Don Juan de Austria, quien, como capitán de toda la armada, lo recibió solemnemente en Nápoles de manos del cardenal Granvela.

Don Juan también llevaba otro lienzo con la imagen de Santa María de la Victoria. La batalla de Lepanto tuvo lugar precisamente el 7 de Octubre, festividad de la virgen del Rosario, de la virgen de los Remedios (de Valencia), y todos apreciaron como intervención divina que precisamente en el momento de comenzar a trabarse la batalla cambió la dirección del viento, a favor de las naves cristianas. El Papa había pedido que se rezara el rosario para pedir por el resultado positivo de la próxima batalla naval.

"Non virtus, non arma, non duces, sed Maria Rosarii victores nos fecit" (No el valor, ni las armas, ni los capitanes, sino [la virgen] María del Rosario nos hizo vencer"). Desde el inicio se atribuyó a María la victoria de Lepanto, de ahí cundió la devoción y fiesta a Santa María de la Victoria y después se pasó a celebrar a Nuestra Señora del Rosario, precisamente el día 7 de octubre. En las letanías lauretanas se introdujo la advocación: María, auxilio de los cristianos.

Para esclarecer el origen de esta imagen, Antonio Paulí Melendez observa: "Hállase en escritos de toda calificación, que al volver Don Juan de Austria triunfante en España, al pasar por delante de Barcelona, uno de los que fueron a alta mar a darle el parabién de la victoria fue D. Pedro de Cardona. Dióselo también de parte de su hermana Doña María de Cardona, Priora entonces del Monasterio de Monte Sión, de la referida ciudad. Preguntóle su Alteza de qué Orden era, y oyendo que de la de Santo Domingo, dijo: «Yo he tenido intención de dar alguna memoria al primer Convento de Nuestra Señora del Rosario, que al llegar a España tuviera oportunidad; y pues me da el cielo para este de vuestra hermana, la daréis de mi parte la Santa Imagen de la Virgen María que está en la popa de mi galera y una de las mejores flámulas... Las sagradas reliquias de Lepanto consisten principalmente en una hermosa pintura de la Santísima Virgen con el Divino Niño en sus brazos, que cubre con su manto virginal salpicado de estrellas, venerada con el título de Nuestra Señora de la Victoria, en recuerdo de la sin par victoria conseguida por el invicto Don Juan de Austria, constando, por ininterrumpida tradición que dicha imagen la llevaba el vencedor en su Capitana. Su factura corresponde a la segunda mitad del siglo XVI, aun cuando fundadamente se supone fue repintada en época posterior, adicionándola, entonces, los rayos de pasta en relieve, con que hoy figura adornada»”.

Probablemente estos rayos, el manto azul y las estrellas que lo adornan llevaron a algunos a compararla con la imagen mexicana y la llamaron también guadalupana, teniendo en cuenta que Felipe II había enviado la imagen a que hicimos referencia anteriormente. En la actualidad esta imagen, que ha corrido muchas peripecias y fue salvada del incendio en la guerra civil de 1936, se encuentra en el Monasterio de Nuestra Señora del Monte Síón, en Esplugas de Llobregat, cerca de Barcelona. En algunos lugares de Internet aparece con el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe. Pero en las fuentes antiguas no se encuentra esta denominación, sino la de Santa María de la Victoria.