KINO FRANCISCO; Misiones en Baja California y la Pimería

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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La Baja California

El primer español que puso pie en la península de Baja California fue el navegante Fortunato Ximénez, en 1533. Dos años más tarde, en 1535, Hernán Cortés navegó a lo largo del golfo de California, que fue llamado «Mar de Cortés»; desembarcó en la bahía de la actual La Paz, lugar que él bautizó como Puerto de Santa Cruz. Otros españoles, Francisco Preciado y Francisco Ullóa, explorarán aquella tierra creyendo se trataba de una península o de una isla separada del continente.

Sería a finales del siglo XVII cuando las autoridades virreinales organizaron la exploración de aquella tierra organizando algunas expediciones de las que formará parte el jesuita Francisco Kino. Esta exploración forma parte de un plan de exploraciones de la Corona española en el Norte de la Nueva España, a lo largo de tierras desconocidas y aún no ocupadas y tampoco tocadas por la evangelización. Los dos aspectos se encuentran inseparablemente unidos en los planes y en la historia colonizadora española. Las exploraciones de California se extiende a lo largo de los reinados de Carlos II, y tras su muerte y cambio de dinastía en España en 1700, con los primeros Borbones, desde Felipe V a Carlos III.

Fueron virreyes en este periodo en la Nueva España: Payo Enríquez de Ribera (1673-80); Tomás Antonio de la Cerda (1680-86); Melchor Portocarrero (1686-88); Gaspar de la Cerda (1688-96), cuya primera medida fue ordenar el reconocimiento de la bahía de San Bernardo en Texas, con el fin de arrojar a los franceses que se habían establecido en el territorio llamado después Luisiana.

El auxilio de las tropas mexicanas enviado al gobernador de Santo Domingo permitió la derrota de los franceses en Guárico (1690). Tuvo importancia la sublevación de los «tarahumaras», unidos con otras naciones indias en la frontera Norte y Noroeste, que dieron muerte a misioneros franciscanos y a tres jesuitas, arrasando pueblos y minas. En su apaciguamiento tuvo singular intervención el jesuita Salvatierra, visitador entonces de las misiones de aquel rumbo.[1]

Don Diego de Varga recuperó Nuevo México, que había sido tomado por los franceses. En Texas fue fundada y fortificada Panzacola para asegurar la defensa de la Florida; Juan Ortega Montañés, nacido en Llanes (Asturias) (1696-97), Obispo de Michoacán y arzobispo y virrey de México; en 1673 fue elegido obispo de Guadiana (Durango) y consagrado en 1675 en la catedral de México. En este mismo año era nombrado obispo de Guatemala, y en 1684 pasaba a ocupar el obispado de Michoacán.. En 1696 se hace cargo del virreinato de Nueva España.

Permitió a los jesuitas Kino y Salvatierra, la reducción de los californianos, procurándose con limosnas el dinero preciso sin necesidad de que la Real Hacienda tuviera gastos por esta misión. Terminado su periodo virreinal, en 1697 vuelve a su diócesis de Michoacán hasta 1701 en que es nombrado arzobispo de México. En este mismo año, al retirarse del virreinato don José Sarmiento, vuelve a hacerse cargo interinamente del gobierno. Atiende solícito a todas las dificultades que produce el cambio de dinastía y las guerras extranjeras y civiles. Dispone la defensa de las costas y repara la armada de Barlovento construyendo nuevos barcos en Campeche. Sus desvelos por la conclusión de la iglesia de Guadalupe llegaron a tanto que se asegura salía por las calles de México a recoger limosnas para la obra y falleció sin lograr su deseo.[2]

José Sarmiento Valladares (1697-01), Conde de Moctezuma y de Tula fue Virrey de Nueva España (1696-1701). Su esposa doña María Andrea Moctezuma Jofre de Loaisa, era cuarta nieta del emperador azteca por su hijo don Pedro Pohualicahualt. Entre muchas notables empresas suyas se debe recordar el impulso a las misiones del padre Salvatierra en California, creando en el puerto de Loreto la capital en aquella extensa comarca. Antes de terminar el año de 1701, después de cuatro años de virrey,[3]volvió a entregar el gobierno a don Juan Ortega Montañés.

Fueron estos virreyes los que impulsaron las expediciones, tanto militares como colonizadoras y misioneras, a varios de los territorios que entonces se encontraban en la inmensa parte septentrional del Virreinato y que se encontraban amenazadas de ocupación por parte de franceses y por los piratas ingleses. Fue a lo largo de estos virreinatos que recibieron gran impulso las expediciones evangelizadoras de California, en las que participaron en sus comienzos el Padre Kino y el Padre Salvatierra.

La primera expedición a Baja California

La exploración española sigue un plan bien preciso que se componía de un contingente explorador-militar, y de un pequeño grupo de misioneros, con sus cartógrafos y demás intendentes necesarios para el caso. Partió en dirección noroeste del Virreinato de Nueva España en 1682. Desde el punto de vista eclesiástico todas estas expediciones estaban sujetas al Real Patronato de Indias, y por lo tanto financiadas por la Corona que establecía la modalidad de su puesta en marcha.

En todas estas expediciones se ponía regularmente el problema de la jurisdicción eclesiástica pertinente. En este caso entran en conflicto las pretensiones jurisdiccionales de los obispos de Guadalajara y Durango sobre territorios teóricamente no sujetos a una jurisdicción eclesiástica precisa. En nuestro caso, y a petición del Virrey, solicita a los jesuitas el envío de algunos padres en esta expedición misionera. Es aquí donde encontramos la elección del P. Francisco Kino como parte de ella.

La exploración parte del puerto de Chacala, en el Pacífico, hoy en el Estado de Nayarit, en mayo de 1683, en cuatro navíos: la «Concepción», que es la capitana, la «San José», la «San Francisco Javier», y «La Balandra», bajo la dirección del gobernador y capitán general de Sinaloa, Isidoro de Atondo y Antillón.[4]Este militar había sido encargado de conducir una expedición a la Baja California en 1678, tras los repetidos y fracasados intentos de más de siglo y medio antes.

Atondo zarpa hacia La Paz llevando a los jesuitas Eusebio Francisco Kino y Matías Goñi. Los intentos de establecer entonces unos asentamientos entre los «Pericú» y los «Guaycura» de La Paz fracasan. La Paz es abandonada y los españoles se mueven hacia el norte para intentarlo en San Bruno entre los «Cochimí», al norte de Loreto en diciembre de 1683. Un diario del P. Kino en forma de carta a su superior de la ciudad de México de abril de 1683, narra los pasos de aquel viaje hasta la Paz.[5]

Los indígenas de la Baja California eran, en el sur los «Guaicuro», y en el norte los «Cora». Se trataba de grupos humanos en un estado bastante primitivo, completamente desnudos los hombres, y las mujeres con perizomas de piel de animales; todos ellos con adornos de plumas multicolores en sus cabezas. Los jefes llevaban colgado al cuello una especie de cuerno que sonaban en los casos de guerra y portaban arcos y flechas. Su religión parecía ser muy elemental y reducida a pocas ceremonias. Su lengua era muy sencilla y le faltaba la pronunciación silábica de la «s» y de la «f».

Los españoles intentaron establecer con ellos una especie de diálogo-relación a través de los clásicos modos de proceder dándoles algunas baratijas como pequeños cuchillos, telas, cristales y alimentos como maíz, a lo que los indígenas correspondían también de la misma manera, ofreciéndoles algunos frutos para ellos desconocidos como la «Pitahaya» (fruto dulce de los cactus). Las exploraciones continuaron a lo largo de extensas zonas de la península, que fueron descubriendo en su diferente y estupenda configuración, pero al final de aquella primera etapa, que consideraron infructuosa, decidieron abandonar la empresa.

El P. Kino escribe a su bienhechora en Madrid, la duquesa de Aveiro, relatándole aquellas aventuras y al mismo tiempo dando un cuadro muy positivo sobre aquellas poblaciones indígenas. Le enviaba también un pequeño mapa de una parte de California y del puerto por ellos llamado de Guadalupe, prometiéndole enviar más adelante otras noticias y mapas más precisos. El capitán Atondo se proponía continuar entonces las exploraciones más hacia el norte de la península partiendo de las costas mexicanas de Sinaloa. Se llegará así a una segunda expedición.

La segunda expedición a Baja California

El segundo intento de Atondo de establecerse en la Península tuvo mejor éxito, pero también en este caso el intento fracasó debiendo abandonarlo en mayo de 1685. Estos fracasos llevaban a la conclusión de las Autoridades del Virreinato de que los costes excesivos de aquellas expediciones y sus fracasos ponían en duda las posibilidades reales de entrar en la Baja California. Lo mismo parece ser que pensaban aquellos jesuitas que acompañaban a la expedición.[6]

Durante aquellos tiempos de preparación y de espera, los jesuitas Kino y Goñi visitan las misiones de aquella región: Kino las de Sinaloa; Goñi la del río Mayo, en el sureste de la actual Sonora. Finalmente se unen a la expedición del capitán Atondo y el 29 de septiembre de 1683 zarpan del puerto de San Lucas en Sinaloa, dirigiéndose hacia la Baja California,[7]tocando tierra el día de San Bruno, 6 de octubre de 1683, nombre que imponen al lugar.

Los problemas son semejantes a los de la primera expedición, pero en sus comienzos encuentran pocos indígenas. Dos días después erigen una cruz y celebran la misa ante una imagen de la Virgen de Guadalupe. Poco después algunos de los navíos regresan a las costas de donde habían partido, mientras que el 30 de noviembre de 1683, fiesta de San Andrés, el capitán Atondo toma posesión de aquellas tierras en nombre del Rey de España Carlos II, bautizando la provincia con el nombre de San Andrés.[8]

Desde este establecimiento los españoles comienzan la exploración de aquella tierra para ellos totalmente ignota, escriben algunas relaciones y trazan mapas sobre ellas.[9]Exploran la llamada Sierra Giganta y sus serranías, surcadas por varios ríos. Su idea era atravesar toda la península en sentido horizontal y llegar a la otra parte del Océano Pacífico. Pero también ahora, debido a dificultades insuperables, se verán obligados a regresar a la estación de partida.

Pasada la Navidad de 1683, Atondo, Kino y Goñi con otros españoles y acompañados por algunos indígenas empiezan una tercera expedición exploratoria. Sobre aquellos días y meses contamos con documentación interesante de parte de Atondo y del P. Kino, que nos dejan pinceladas primorosas de aquella experiencia y de los comienzos de una misión, que va desde enero a mayo de 1684.[10]

En medio de penalidades debido sobre todo a la falta de comida, el 10 de agosto de 1684 llega la nave «Almiranta» con provisiones y con la noticia de que el Padre Kino puede emitir su profesión religiosa solemne el 15 de agosto, según las Constituciones de la Compañía de Jesús, aceptada por otro jesuita presente, el Padre Copart.[11]Luego el P. Kino viaja a Yaqui, en la costa occidental mexicana, para regresar poco después con la nave «Almiranta» de nuevo a la Baja California.[12]

Ya en Baja California, entre 1684 y 1685, el capitán Atondo junto con un consistente grupo de españoles, el Padre Kino y algunos indios, emprenden la travesía de mar a mar de la península de Baja California, ofreciéndonos una detallada descripción y mapas de aquella región explorada por vez primera.[13]Pero aquella empresa, al final también fracasa desde el punto de vista de una de las finalidades de la misma: ver qué tipo de riquezas, sobre todo minerales, podrían encontrarse y programar también una colonización de aquellas tierras.

Por todo ello, en mayo de 1685 deciden dejar atrás San Bruno dirigiéndose hacia Sinaloa, embarcando lo puramente necesario y dejando a los indígenas la mayor parte de caballos y mulos. En aquellos meses todavía exploraron las costas californianas, encontrándose con varias poblaciones indígenas de carácter pacífico que insistían en que aquellos expedicionarios españoles se estableciesen entre ellos, según los testimonios del mismo P. Kino y de otros miembros de aquella expedición.[14]

Toda aquella costosa experiencia se concluirá con el abandono, al menos temporal, de Baja California, y el regreso a las tierras mexicanas de Sinaloa y de la jurisdicción de Guadalajara. Tras acompañar al capitán-almirante Atondo en socorro de otro galeón español en peligro en los mares de Acapulco, atacada por piratas ingleses, los miembros de aquella expedición, entre los que se encontraba el P. Kino, deben regresar a la ciudad de México.[15]Se cerraba así aquella primera experiencia californiana del Padre Kino.

La Misión jesuítica en Baja California recomenzada

No obstante los esfuerzos notables y heroicos de la expedición de Atondo y de la fuerte insistencia del P. Kino, aquella misión tuvo que ser abandonada, debido también a la lejanía de aquella región del resto del Virreinato. Sólo en 1697 la historia de la misión comenzaría de nuevo gracias a la presencia de los misioneros jesuitas. Entre ellos destaca el Padre Juan María Salvatierra, un jesuita nacido en Milán, de padre español y madre italiana. Este misionero establecerá la misión de Nuestra Señora de Loreto en Conchó, la primera misión permanente de las otras muchas que luego se siguieron fundando en la Baja California. Los jesuitas fundaron 16 misiones en el territorio entre los pueblos Pericú, Guaycura y Cochimí.

A lo largo del siglo XVIII fueron llegando nuevos colonos desde el Virreinato de la Nueva España, y con ellos entraron también nuevas enfermedades que fueron afectando a los pueblos indígenas que no estaban inmunizados contra ellas, por lo que estas enfermedades provocaron un notable descenso de la población indígena. Cuando en 1767 los jesuitas fueron suprimidos en todos los dominios del Imperio español, fueron sustituidos en sus misiones por otras órdenes religiosas. En el caso de la Baja California, los franciscanos fueron a ocupar su lugar.

Encontramos en aquellos momentos de nuevo otras expediciones dirigidas por el Visitador General de la Nueva España Don José de Gálvez, verdadero artífice de la colonización española en las Californias y amigo cordial de Fray Junípero Serra, el franciscano apóstol de la Alta California. Aquella nueva expedición tenía como fin principal la ocupación preventiva de Alta California. Entre el 31 de octubre de 1768 y el 10 de enero siguiente, Gálvez y Fray Junípero sopesaron con minuciosidad todos los aspectos de las expediciones proyectadas hacia lo desconocido.

Dentro de este plan, los frailes franciscanos desembarcaron en Loreto, Baja California, el 1 de abril de 1768. En Baja California ocupaban entonces los dos tercios superiores del territorio indios «Cochimies», y el tercio meridional indios «Guaicuran», y que según cálculos de los jesuitas, que estuvieron 60 años entre ellos, llegaban a unos 50.000 habitantes. Pero la presencia de los franciscanos en aquellas antiguas misiones jesuitas en Baja California duró poco, pues en 1773 fueron sustituidos por los dominicos que continuaron aquel apostolado misionero. Las misiones fundadas por estas órdenes religiosas en la Baja California constituyeron históricamente la estructura fundamental del desarrollo humano, civil y cristiano de la Baja California.[16]

El Padre Kino en la Pimería Alta

Tras su experiencia de evangelización en la Baja California, de 1683 a 1685, el P. Kino es destinado a la Pimería Alta (tierra alta de los «pimas»). Era una área que en los siglos XVII y XVIII era parte de la provincia de Sonora y Sinaloa en el Virreinato de la Nueva España, y que abarcaba también partes de lo que hoy es el sur de Arizona en los Estados Unidos, y del norte de Sonora en México. La región tomó su nombre de los pueblos indígenas «Pima» y de otros pueblos estrechamente relacionados con ellos, como los «Pápagos» que residían en el Desierto de Sonora. La Pimería Alta fue el sitio de las misiones españolas en el Desierto de Sonora establecidas por los jesuitas, encabezados precisamente por el padre Eusebio Francisco Kino a finales del siglo XVII y a principios del siglo XVIII.[17]

En 1687 el Padre Kino penetró por primera vez en la Pimería Alta, territorio en el que se establecería definitivamente, dedicando el resto de su vida a la evangelización de los indios Pimas. Desde esa región, el Padre Kino exploró el territorio de los ríos Magdalena y Gila, y el Colorado, demostrando que la Baja California era una península.

El P. Kino fue autor de diversos vocabularios de las lenguas guaycura, cochimí y nebe, y de la obra titulada «Las misiones de Sonora y Arizona», además de un sinfín de obras diversas, muchas de ellas sobre cosmografía. Desarrolla una actividad que le ha dado justamente una fama notable de gran misionero, y que abarca muchas actividades en el desarrollo humano de aquellas poblaciones; entre otras la cría de ganado y la introducción de algunos cultivos y de diversos tipos cereales, maíz, la vid y varios árboles frutales.

Algunos de aquellos productos ya eran conocidos por el mundo indígena, en cuanto productos originarios de aquellas tierras, como algunos tipos de grano, el maíz y varias especies de árboles frutales (desconocidos en Europa); otros los habían introducido los españoles ya desde los comienzos de los primeros contactos con el Nuevo Mundo (y nos encontramos ya a más de un siglo y medio después de su llegada). Basta visitar el grandioso museo de Antropología e Historia de la Ciudad de México para darse cuenta y de cómo los colonos españoles en general y específicamente los misioneros tuvieron la preocupación de introducir muchos productos europeos en aquellas tierras y de llevar otros nativos americanos a Europa, dando lugar a un intercambio cultural y dietético fundamental en ambos mundos.

Una cosa es del todo cierta a la hora de señalar los méritos del P. Kino: la introducción del cultivo de la vid. Todavía hoy, en la mentalidad común en México se asocia al P. Kino a esta producción agrícola, más que a otros aspectos notables de su biografía como el de la evangelización directa en el norte de México y en las Californias.[18]

Apóstol de la Pimería Alta

A lo largo de casi 24 años la Pimería Alta será el campo de apostolado del Padre Kino, dedicándose a la evangelización y al desarrollo civil y social del mundo indígena. Funda 17 «cabeceras» o estaciones de misión principales, especie de parroquias en su sentido actual, con un número variable de subestaciones o puestos de misión subsidiarias o lo que llamaban «visitas», en cuanto constituían lugares regulares visitados periódicamente por los misioneros (método todavía hoy vigente en muchos lugares); promueve 19 «rancherías» o poblados que trabajaban unidos en el propio desarrollo.

Entre 1687 y 1711 lleva a cabo treinta seis exploraciones, recorriendo a lomo de mula, o a pie, a través de desiertos y de lugares escabrosos de montes y zonas medio desérticas unas 6.000 leguas, que equivalen a unos 25 mil kilómetros y que abarcan una zona de unos 130.000 km2. El Padre Kino se distingue también por su infatigable trabajo no sólo como misionero apostólico, sino también como explorador, cartógrafo, lingüista, defensor de los derechos humanos de los indígenas, y siervo de una vocación cristiana misionera común a todos los misioneros apostólicos. No es superfluo señalar que lo que aquí aparece como extraordinario en el P. Kino -y lo es-, lo encontramos en la historia común misionera de la ya larga historia de la evangelización católica en el mundo.

La muerte le llega al P. Kino en la Magdalena, en la región de Sonora, el 15 de marzo de 1711, cuando contaba 65 años. Hoy aquel lugar se le ha rebautizado como «Magdalena de Kino». Aquí yacen los despojos mortales del Padre Kino, venerado con sumo respeto por las poblaciones del lugar, que lo recuerdan como el gran misionero que fue, impulsor de civilización cristiana y que supo imprimir en los corazones de aquellos pueblos aborígenes “los valores de la fe cristiana, verdadera potencia liberadora”.[19]


REFERENCIAS DOCUMENTALES Y BIBLIOGRAFICAS

Los archivos con la documentación fundamentales sobre el P. Kino son: 1) Archivo General de Indias (AGI) – Sevilla- España: es el archivo fundamental con la documentación histórica sobre la presencia española en América en sus diversas facetas; 2) Archivo Histórico Nacional de España (AHN) – Madrid. Recoge colecciones de documentos relativos a las instituciones civiles y eclesiásticas y otros fondos privados que tienen que ver con la historia hispanoamericana de la época; 3) Archivo General de la Nación – Ciudad de México (el archivo contiene documentación del periodo virreinal y se ha alimentado también con los fondos incautados en las desamortizaciones y secularizaciones eclesiásticas, y colecciones privadas; 4) Archivo Ernest Burrus, S.J., Roma (ARSI): contiene 430 documentos recogidos por Burrus S.J. en varios archivos, en gran parte relativos al P. Kino; 5) Archivum Societatis Iesu (ARSI): Fondo Jesuítico; correspondencia de los prepósitos generales; 6) Archivo Histórico de la Provincia de México de la Compañía de Jesús (AHPMCJ); Archivo Parroquial de Torra (Trento, Italia). A estos archivos hay que añadir varias bibliotecas con documentos escritos relativos al P. Kino y su época en México, Estados Unidos, Alemania y Francia.

Los escritos fundamentales conocidos del P. Kino son: De itinere marítimo P. Eusebii Chini ceterorumque 18 missionarium Societatis Iesu, Genua Gades usque ephemeris seu diarium Hispali 27 julii anno 1678. BayHStA, jesuítica 607, fols 2-6; una traducción italiana en: FRUMENZIO GHETTA-GIULIANA POLLI (a cura di), Diario del viaggio per mare da Genova a Cadice di Padre Eusebio Francesco Chini (12 agosto – 14 luglio 1678), Trento, Studi Trentini di Scienze Storiche, annata LXXXIX, Sez. I – N. 3-4, 2010, Exposición astronómica del Cometa que el año de 1680 por los meses de noviembre y diciembre, y este año de 1681, por los mares de enero y febrero, se ha visto en todo el mundo, y le ha observado en la Ciudad de Cádiz el P. Eusebio Francisco Kino de la compañía de Jesús. Con licencia en México por Francisco Rodríguez Lupercio, 1681, publicada en MICHAEL W. MATHES, Jesuitica Californiana 1681-1764, pp. 38-39; Inocente Apostólica Muerte del V. Pe. Francisco Xavier Saeta de la Compañía de Jesús. Misionero en la Nueva Conversión de Na. Sa. Del Caborca de la Pimería en la Provincia de Sonora […], México, biblioteca Nacional de Ciudad de México – CHARLES W. POLZER – ERNEST J. BURRUS (edd.), Kino’s Biography of Francisco Javier Saeta S.J., Jesuit Historical Institute, St. Louis / MO 1971; Favores celestiales de Jesús y de María SS.ma y del Gloriosissio Apostol de las Indias S. Francisco Xavier experimentados en las Nuevas Conversiones del Nuevo Reino de la Nueva Navarra desta America Septentrional Yncognita […], en AGN, Misiones, t. 27, f. 183 [Ed. Italiana en: GIUSEPPE MELINATO (a cura di), Eusebio Kino, Favori Celesti – Cronaca della Pimeria alta, Trento 1991]; el P. Kino nos ha dejado docenas de cartas: una colección de algunas de ellas en traducción italiana en D. CALARCO, Le Lettere (1770-1710). Algunas de estas cartas se encuentran editadas en su lengua original (generalmente en español) en Archivum Historicum Societatis Iesu (Roma 1934); bufona parte de ellas se encuentran en el AGI de Sevilla; algunas en el Archivo estatal de Munich y de Berlín, y en la biblioteca Nacional de Perú y en la Huntington Libray dee San Marino ( California). Son también fundamentales las “Relaciones” del P. Kino sobre las expediciones españolas a la Baja California primero y al norte de Sonora, Pimería Alta: van desde 1686 a 1710, en gran parte inéditas, cuyos originales se encuentran en los Archivos y Bibliotecas citados: BNM; ARSI y HL.

La Bibliografía contemporánea sobre el P. Kino es abundante; se citan sólo algunos ejemplos: Father Kino 1645-1711, en Arizona Highways, en ocasión del 250 aniversario de su muerte; POWELL DONALD, Eusebio Francisco Kino S.J.: A bibliography (1936-1960), en Kino… A Commemoration, Tucson 1961; Simposio Binacional de Estudios sobre Eusebio francisco Kino. Memoria. Comité del Tricentenario, Hermosillo 1987; QUINTERO ARCE CARLOS, Memorias del Simposio. Kino pasado y futuro, Hermosillo 2000. El citado Simposio de Hermosillo recoge varios estudios monográficos relativos a aspectos concretos de la personalidad y actividad del P. Kino.

Los artículos de especialistas sobre el P. Kino, como BURRUS y POLZER tocan diversos aspectos de la personalidad y actividades del P. Kino como misionero y como etnologo-cartografo, constituyendo puntos bibliográficos de referencia en los estudios sobre el P. Kino: sólo señalamos algunos: BURRUS ERNEST, L’Influenza di Padre Chini nella storia della cartografia, en Padre Kino. L’avventura di Eusebio Francesco Chini S.J. (1645-1711), Atti del Convegno Internazionale, Trento 2-4 ottobre 1986, Trento 1988: IDEM, Kino’s First Report on his First Permanet Mission, in Manuscripta, V, October, 1961; IDEM, Kino Reports to Head quarters Corresondence of Eusebio F. Kino A.J. from New Spain with Rome, con suplemento facsimil de documentos y grabados, Roma 1954. IDEM, Correspondencia de Eusebio Francisco Kino con los generales de la Compañía de Jesús 1682-1707, México 1961; IDEM, Kino’s Plan for the Development of Pimería Alta, Arizona and Upper California: A Repport to the Mexican Viceroy, Tucson 1961; IDEM, Kino writes to de Duchess. Letters of Eusebio Francisco Kino S.J. to the Duchess of Aveiro, en Fonti e studi per la storia delle Americhe, 1, XII, roma 1965; IDEM, Kino and the Cartograpy of Northernwestern New Spain, Tucson 1965; IDEM, Kino and Mnaje. Explorers of Sonora and Arizona: Their Vission of the Future, Roma/St Louis 1971; IDEM, Kino and Mnaje. Explorers of Sonora and Arizona: Their Vission of the Future. Sources and Studies for the History of the Americas, vol X, Roma/St Louis 1971; BOLTON HERBERT E., The Mission as a Frontier Institution in the Spanish American Colonies, en American Historical Review, XXIII, n. 2, Washington 1917; BOLTON HERBERT E., Father Kino’s lost History; its Discovery and its Value, in Papers of the bibliographical Society of America, vol. VI, Chicago 1911; IDEM, Kino’s Historical Memoir of the Pimería Alta, 2 vols, Cleveland, 1919; IDEM, The Rim of Chriustendom: a Biography of Eusebio Francisco Kino, Pacific Coast Pioneer, New York 1936; IDEM, Bosquejo de la Vida del P. Eusebio Francisco Kino S.J. Apóstol de los Pimas, México 1940; BAYLE CONSTANTINO, Cartología del P. Kino – Sus Continuadores, en Razón y Fe, septiembre, Madrid 1935. Hay publicaciones en lengua italiana de carácter generalmente divulgativo, promovidas sobre todo por círculos culturales trentinos. La Causa de Beatificación, introducida por la archidiócesis mexicana de Hermosillo y llevada a término por la Postulación romana S.J., que se sirvió en la preparación de la llamada Positio Histórica (Archivo C.C. Santos), redactada en lengua italiana por colaboradores italianos. El título es: Hermosillensis, Eusebii Francisci Kino. Sacerdotis Professi societatis Iesu (1645-1711). Positio super vita, virtutibus et fama sanctitatis, Romae 2016; en su Biographia Documentata (pp. 301-338) ofrece un elenco de títulos; entre ellos la del colaborador-redactor principal de la Positio: CALARCO DOMENICO, L’Apostolo dei Pima. Il metodo di evangelizzazione di Eusebio Francesco Chini, missionario gesuita pioniere della costa del Pacifico (1645-1711), Bologna 1995. BONIFACIO BOLOGNANI, Saggio Biografico. Tratto dal volume Padre e Pionere. Eusebio Francesco Chini, SJ, Missionario – Scrittore –Geografo”, Edizioni Biblioteca PP. Francescani, Trento 1983 (recoge algunas de los escritos de Kino, los fondos del ARSI, la obra de Bolton de 1919, la de Burrus, y una variada correspondencia del mismo P. Kino. Este trabajo incurre en algunos errores de carácter histórico. Entre otros documentos MS dignos de ser recordados se encuentran: la Carta geográfica de la Primeria Alta con el asesinato de padre Saeta dibujada por el padre Kino, y la Carta de padre Kino sobre el «Passo por Tierra a la California y sus Confinantes Nuevas Naciones y Nueva Misiones de la Compañía de Iesus en la América Septentrional» (Positio H., pp. 339-343).

NOTAS

  1. VILLA, JUSTA DE LA, Diccionario de Historia de España, dirigido por Germán Bleiberg. 2ª edición. Ed. de la Revista de Occidente, 1969, T. N-Z, págs. 811-812.
  2. SERRANO TORNER, México y sus gobernantes, Barcelona, 1910, p. 239.
  3. P. CALVO, Los tres siglos de México, México. 1852, 119.
  4. Isidro de Atondo y Antillón, (Valtierra, Navarra, diciembre de 1639), fue almirante de la flota española, entrando en el ejército español en 1658 participando en varias campañas militares españolas, primero en Europa y luego en América, donde llegó en 1669. Fue gobernador y capital general de Sinaloa en Nueva España en 1676. Tras la fallida empresa de la Baja California, Atondo fue destinado a prestar sus servicios en Nueva Vizcaya y en Oaxaca; será recibido en la Orden Caballeresca de Santiago en 1689.
  5. LOCKWOOD, FRANK C., With Padre Kino on the Trail, Tucson, 1934, pp. 45-48. El diario se encuentra en la carta de Kino al P. Martínez, desde La Paz, del 20 de abril de 1683.
  6. MATHES, W. MICHAEL. 1971, Datos biográficos sobre el almirante de las Californias, Isidro de Atondo y Antillón. En Estudios de Historia Novohispana 4 (1971)105–111; IDEM, CALIFORNIANA III: documentos para la historia de la transformación colonizadora de California, 1679–1686. José Porrúa Turanzas, 1974, Madrid.
  7. Relación de la segunda Navegación a las Californias del Año de 1683, San Lucas, 29 de septiembre y San Bruno, 15 de diciembre de 1683: documentos originales en el ARSI (Archivo Romano de la Compañía de Jesús, Roma).
  8. Es totalmente errado cuanto afirma la Positio histórica (p. 490) de que “il P. Chini vi prende posseso in nome della Chiesa”. La Iglesia nunca tomó posesión en su nombre de cualquier tierra, ya que no tenía capacidad jurídica para ello. Se toma posesión en nombre de la Corona de Castilla (España) y de su soberano. No hay que olvidar el régimen de Patronato que rige en todos sus aspectos aquellas situaciones. Sobre esta “toma de posesión”: Relación de Atondo al Virrey del 1-8 diciembre de 1683: Autos sobre la Entrada Primera, en A.G.I (Sevilla), 58-4-23, México, 56. El P. Kino tiene también una Relación de la Segunda Navegación
  9. ATONDO, Diario de la expedición, en A.G.I., 58-4-23, México, 56; KINO, Segunda Entrada en la California, en A.R.S.I (Roma). Y continúan en la exploración del interior dejando el P. Kino también una extensa relación: E. KINO, Tercera entrada en la Tierra Adentro hasta el Poniente con 10 caballos, en Diario de San Bruno: MS en el Archivo General de la Ciudad de México, Historia, Tomo 17, publicado en: Documentos para la Historia de México, cuarta serie, Tomo I, México, 1857.
  10. Cf. LOCKWOOD, FRANK C., With Padre Kino on the Trail, Tucson, 1934, pp. 53-55.
  11. Este padre francés, pertenecía a la provincia belga de la S.J., territorio entonces bajo la Corona española, lo que explica su presencia en México. Trabaja como misionero desde 1679 a 1690 en el norte de México y luego en el Colegio Máximo de la Ciudad de México (1690-1708).
  12. El P. Kino nos ha dejado abundantes noticias en su correspondencia con la duquesa de Aveiro, en Madrid, su bienhechora. Mucha de esta correspondencia se encuentra hoy recogida en la Huntington Library, San Marino, California.
  13. Cf. YVES L. ROLAND, Kino’s Route Across Baja California, en The Kiwa, a journal of the Archeological and Historic Society, vol. 26, n. 4, p. 17, abril de 1961.
  14. GUZMAN [capitán de la Capitana], Diario de un viaje hacia el golfo, mayo-septiembre de 1685, en A.G.I. (Sevilla), 67-28, Guadalajara, 1-4; y Autos de la Ultima Entrada (II), A.G.I., 58-4-23, México, 56. También: Kino al obispo Garabito de Guadalajara, 10 de octubre de 1685, en A.G.I., 67-3-28, Guadalajara, 134.
  15. Cf. sobre toda esta historia el Diario de Atondo, MS en: Autos de la Ultima Entrada (I), A.G.I., 1-1-2/31, Patronato 1; Atondo al obispo Garavito [de Guadalajara], México, 16 de febrero de 1686; Autos de la Ultima Entrada (II), A.G.I., 58-4-23, México, 56, del 10 de junio al 9 de julio de 1685. Cf. BANCROFT, H.H., History of the North Mexican States, 1, 150.
  16. Misión San Bruno (1683); Misión de Nuestra Señora de Loreto Conchó (1697); Visita de San Juan Bautista Londó (1699); Misión San Francisco Javier de Viggé-Biaundó (1699); Misión San Juan Bautista Malibat (Misión Liguí) (1705); Misión Santa Rosalía de Mulegé (1705); Misión San José de Comondú (1708); Misión La Purísima Concepción de Cadegomó (1720); Misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz Airapí (1720); Misión Nuestra Señora de Guadalupe de Huasinapi (1720); Misión Santiago de Los Coras (1721); Misión Nuestra Señora de los Dolores del Sur Chillá (1721); Misión San Ignacio Kadakaamán (1728); Misión Estero de las Palmas de San José del Cabo Añuití (1730); Misión Santa Rosa de las Palmas (Misión Todos Santos) (1733); Misión San Luis Gonzaga Chiriyaqui (1740); Misión Santa Gertrudis (1752); Misión San Francisco Borja (1762); Visita de Calamajué (1766); Misión Santa María de los Ángeles (1767); Misión San Fernando Rey de España de Velicatá (1769); Visita de la Presentación (1769); Misión Nuestra Señora del Santísimo Rosario de Viñacado (1774); Visita de San José de Magdalena (1774); Misión Santo Domingo de la Frontera (1775); Misión San Vicente Ferrer (1780); Misión San Miguel Arcángel de la Frontera (1797); Misión Santo Tomás de Aquino (1791); Misión San Pedro Mártir de Verona (1794); Misión Santa Catarina Virgen y Mártir (1797); Visita de San Telmo (1798); Misión El Descanso (Misión San Miguel la Nueva) (1817); Misión de Nuestra Señora de Guadalupe del Norte (1834). La Iglesia en el territorio de la Baja California sufrió penosamente las legislaciones de secularización emanadas por los diversos gobiernos liberales mexicanos, quedando prácticamente anulada la presencia jerárquica de la Iglesia y la existencia de sus antiguas misiones y parroquias. El territorio, dadas sus penosas condiciones pasó a depender de la Congregación de Propaganda Fide, que creó la Prefectura Apostólica de Baja California Sur, en comendándola a los Misioneros Combonianos el 13 de abril de 1957, con Mons. Juan Luis Giordani Nana como su primer Prefecto Apostólico, que reabrieron las antiguas misiones y crearon otras nuevas. El 1 de marzo de 1976, se convirtió en el Vicariato Apostólico de La Paz, y fue elevada a diócesis el 21 de marzo de 1988, siendo obispo Gilberto Valbuena Sánchez.
  17. En esta región 1751 ocurrió una rebelión Pima contra el dominio español, encabezada por el gobernador indígena de Pimería Alta, Luis Oacpicagigua (Luis de Sárica), de acuerdo con algunos grupos Apaches vecinos, atacando a los presidios españoles y contra las misiones y matando a sus residentes, entre los que perecen dos misioneros. La rebelión será vencida cuatro meses después.
  18. La Casa Pedro Domecq produce un vino al que ha llamado “Padre Kino”
  19. CARLOS QUINTERO ARCE, El Padre Kino hoy, en Simposio Binacional de Estudios sobre Eusebio Francisco Kino, Magdalena de Kino 1987, p. 25.

FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ