Diferencia entre revisiones de «LIRA PÉREZ, Osvaldo»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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(Santiago, 1904; Santiago, 1995) Sacerdote, Escritor, Educador

Luego de recibir instrucción en su casa, ingresó al Colegio de Los Sagrados Corazones –conocido como Los Padres Franceses- en 1912. Allí permaneció hasta completar sus estudios secundarios, en 1919, destacando como el mejor alumno de su promoción. A los 14 años sintió el primer llamado vocacional al sacerdocio y, en 1922, ingresó como postulante a dicha congregación de los Sagrados Corazones. Fue ordenado sacerdote católico en diciembre de 1928.

Dada su profunda dedicación al estudio, durante los 10 años siguientes fue profesor, sucesivamente, de los colegios que la congregación tenía en Valparaíso, Concepción y Santiago. En 1940, fue enviado a Europa, en plena Segunda Guerra Mundial, para ponerse a disposición del Superior General. Fue así como el Padre Lira fue destinado a España, en donde permaneció 12 años. Durante esta larga residencia española, se dedicó a profundizar sus conocimientos teológicos, principalmente tomistas, y publicó sus primeras obras, tal como “Nostalgia de Vázquez de Mella” en 1945, en donde asumió el tradicionalismo y el corporativismo del autor en materias políticas y sociales.

Su vuelta a Chile ocurrió en 1952 y, al poco tiempo se incorporó a la Universidad Católica de Valparaíso como docente. De ahí pasó a la docencia en la Pontificia Universidad Católica de Chile en 1957 y allí permaneció como profesor de Filosofía hasta su retiro definitivo, a mediados de la década de 1980.

El Padre Lira resultó ser un profesor profundo e inspirador, tanto por sus acendradas convicciones como por la claridad y fuerza de sus clases. Algunos le consideraban demasiado rígido y en exceso conservador, en el medio intelectual. Hay que recordar que se vivían los años de 1960, que trajeron fuertes cambios en muchos aspectos de la cultura, a los que se agregaron las nuevas directivas del Concilio Vaticano II. El carácter excesivo que ciertos grupos dentro de la iglesia le dieron a estas directivas, transformándolas en tendencias rayanas en la heterodoxia, alarmaron a Osvaldo Lira y le hicieron tomar la pluma para combatirlas en forma más o menos abierta. Esta actitud combativa le generó partidarios y detractores durante el curso de su carrera académica. No obstante, sus dilatados años docencia de pregrado y posgrado -que se extendieron hasta pasados los 80 años de edad- culminaron con el nombramiento de Profesor Emérito de la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en 1978; y la colación del grado de “Doctor Scienciae et Honoris Causa” de la misma Universidad, en 1989.

Simultáneamente, el Padre Lira desarrolló una gran capacidad de relación social. Acogía a cuantos se le aproximaban y cultivó la amistad con personas de todas las edades hasta el fin de sus días. Era gran conversador y animaba las veladas a las que concurría con su inmensa memoria y sus profundos conocimientos. Tampoco carecía de sentido del humor. Había un contraste, que sorprendía a muchos, entre el severo profesor de cátedra y el afable miembro de una reunión privada.

El Padre Osvaldo Lira cultivó los estudios teológicos dentro del ámbito de la corriente escolástica de tendencia tomista. Santo Tomás de Aquino fue su inspirador permanente tanto en las obras de carácter político y social que escribió cuanto en las de carácter filosófico. Su conocimiento profundo del famoso teólogo dominico hacía de él una autoridad indiscutida en la materia. Logró traspasar con éxito estos conocimientos a varios de los discípulos y ayudantes que tuvo durante su carrera docente. En materias litúrgicas, si bien celebró la misa nueva, siempre prefirió la misa tradicional, que celebró en privado y en público hasta su muerte, a fines de 1995.

Pero su gran obra escrita abarca diversos temas. En materias filosóficas publicó varios libros. Tal vez el más conocido es “Ortega en su espíritu”, aparecido en dos tomos, en 1965 y 1967. En él analiza y critica el pensamiento de Ortega con gran conocimiento y con la pasión que lo caracteriza. En la misma línea filosófica publicó “Verdad y Libertad” 1977), “De Santo Tomás a Velázquez, pasando por Lope de Vega” (1981), “Cultura, ética y otros ensayos”(1989). En filosofía política también incursionó este sacerdote. De allí provienen los libros: “El orden político” (1985); “Ontología de la ley” (1986), “Catolicismo y democracia” (1989), y “Los derechos humanos, mito y realidad” (1993).En todas ellas, el autor parte de lo sobrenatural y del orden divino, para compararlo con las creaciones meramente humanas.

Paralelamente, Osvaldo Lira, explotó también otras vetas de la cultura superior, en particular la estética y el arte. De allí destacan sus obras: “La esencia de la poesía” (1945), “Visión política de Quevedo” (1948), “La vida en torno” (1949), “Poesía y mística en Juan Ramón Jiménez” (1969), y “El misterio de la poesía”, obra en tres tomos, impresa entre 1974 y 1981. En todos estos escritos, el autor revela una gran fineza de espíritu en su aprecio de la literatura y la religión. El mismo espíritu le animaba en lo musical. En un plano algo diferente publicó su ensayo. “Hispanidad y mestizaje” (1952), en donde defendía la penetración española en nuestro Continente, dentro de una línea historiográfica llamada “hispanista”, de la cual el máximo exponente fue su gran amigo, el historiador Jaime Eyzaguirre Gutiérrez.

También incursionó el Padre Osvaldo Lira en un tema muy delicado, cual fue mística, el fin de los Tiempos y el milenarismo. Esto fue a través del estudio de la obra del jesuita chileno del siglo XVIII, Padre Lacunza, en su obra: “La venida del Mesías en gloria y majestad”. Esta incursión en el tema fue suspendida por disposición eclesiástica, por lo delicado de algunas expresiones del autor del libro.

En resumen, el Padre Osvaldo Lira Pérez fue un gran profesor, un ilustre pensador y un hombre cuyas opiniones, a veces un tanto extremas, promovieron el estudio de la filosofía y la teología con gran fuerza. Su influencia es aún discernible en quienes fueron sus numerosos discípulos. Pero su gran título de honor era el de haber sido fiel hijo de la Iglesia, en medio de muchos cambios, accidentes y revoluciones. Nunca dejó de atesorar ante toda otra consideración que era un sacerdote del Altísimo según el orden de Melquisedec.

Bibliografía

  • C. PARRA DONOSO, R. P. Osvaldo Lira P. SS.CC. Su biografía. Tesis para Profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago 1984.
  • G. IBÁÑEZ SANTA MARÍA, R.P. Osvaldo Lira SS.CC. : discursos de homenaje con motivo de sus 90 años. Universidad Adolfo Ibáñez, Santiago 1995.
  • Padre Osvaldo Lira. En torno a su pensamiento. Homenaje en sus 90 años. Universidad Adolfo Ibáñez ediciones. Santiago, 1994.
  • LIRA, Osvaldo, La vida entorno. Ediciones Centro de Estudios Bicentenario. Segunda edición, Santiago 2004.


JULIO RETAMAL FAVEREAU