MARGIL DE JESÚS, Fray Antonio

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
Revisión del 18:20 5 jun 2015 de Lugox (discusión | contribuciones) (→‎Bibliografía)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda

(Valencia, 1657 – Ciudad de México, 1726) Misionero franciscano.

El llamado Apóstol de las Américas, Agapito Margil Ros, nació en Valencia el 18 de agosto de 1657. Sus padres fueron Juan Margil y Esperanza Ros; fue bautizado en la parroquia de San Juan del Mercado, dos días después de su nacimiento. A los dieciséis años, en 1673, ingresó al convento franciscano de la Corona, en Valencia, haciendo la profesión un año más tarde y tomando el nombre de Antonio. Recibió la ordenación sacerdotal en 1682 y en marzo del año siguiente viajó como misionero al Nuevo Mundo acompañando al padre Linaz, nombrado por la Propaganda Fide Prefecto de las Misiones en las Indias Occidentales, junto con diecisiete sacerdotes y cuatro hermanos más.

Ya en América viajó a pie evangelizando a los indígenas desde Luisiana hasta Panamá. Durante su intensa carrera misionera, que duró cuarenta y tres años, recorrió Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, acompañado durante sus caminos del sur por su entrañable compañero fray Melchor López de Jesús. Solían decirle el misionero de los pies alados debido a que recorría grandes distancias en poco tiempo, ya fuera caminando o corriendo, de manera que incluso llegaba a su destino antes que sus compañeros a caballo. Viajaban sin más provisión que un Cristo, el breviario y los utensilios para celebrar la Santa Misa. En Centroamérica fundó numerosas misiones y trabajó en defensa de los indígenas. En el pueblo de Nuestra Señora de Dolores escribió fray Antonio una síntesis de la doctrina cristiana en lengua lacandón.

Trece años después de haber comenzado su labor misionera en América fue nombrado guardián del convento de la Santa Cruz de Querétaro, Colegio de Misiones, lugar desde donde mandó a fray Diego de Salazar y a fray Francisco Hidalgo a misionar a las tierras de Coahuila y Nuevo León. Precisamente en Querétaro la figura de fray Antonio se mantiene especialmente, pues “una piadosa leyenda cuenta que, al abandonar Fray Antonio el Convento de la Cruz, dejó su bastón semienterrado en la huerta y poco después ocurrió el prodigio de que éste se transformara en un árbol que aún a la fecha produce un extraño fruto al cual se le atribuyen propiedades milagrosas: espinas en forma de cruces. Este arbusto es un huizache, conocido en todo Querétaro como «el árbol de las cruces»[1].

Al finalizar su trienio de guardián fue enviado de regreso a Guatemala con el encargo de abrir un Colegio de Misiones en ese lugar, que sería el segundo de América y del cual fue el primer guardián. Posteriormente fundó el Colegio de Cristo Crucificado de Guatemala el 8 de mayo de 1701, y una vez encaminado el nuevo colegio partió junto con fray Rodrigo de Betancourt a misionar en tierras nicaragüenses.

En 1706 fundó el tercer Colegio de Misiones de América en Zacatecas, con el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe. De este último salió en enero de 1714 acompañado de fray Matías Sáenz de San Antonio y de otro religioso, rumbo al norte, con el objetivo de fundar nuevas misiones. El 15 de mayo de 1714 fundaron la misión de Nuestra Señora de Guadalupe en tierras donadas por Francisco de la Concha y Valenzuela. Sin embargo, al poco tiempo de su fundación los religiosos tuvieron que refugiarse en la misión de los Dolores de la Punta de Lampazos, a causa de los continuos asedios que los indios tobosos realizaban continuamente contra esta misión y a la cercana de San Miguel Arcángel, por lo que fray Antonio salió a finales de septiembre de ese mismo año a predicar en lugares que ya estaban poblados. De esta manera recorrió el norte de la Nueva España, a veces solo y en ocasiones acompañado por otros religiosos o una escolta, o de ambos. Intentó fundar la segunda misión de Nuestra Señora de Guadalupe, solo que en esta ocasión a orillas del río Salado, la cual nuevamente sucumbió ante los ataques de los indios. Al año siguiente fundó el Hospicio del real de Boca de Leones, del cual tomaron posesión los misioneros de Guadalupe de Zacatecas el 14 de agosto de 1716. También fue notario apostólico, comisario del Santo Oficio y prefecto de las misiones de Propaganda Fide en las Indias Occidentales.

Fray Antonio se consideraba un instrumento de la voluntad divina, como lo muestra la respuesta que dio cuando una vez –ya agotado y consumido por décadas de misionar- tuvo un ataque, cayó inconsciente, y al despertar se le preguntó si sentía lástima de dejar la actividad misionera, a lo que contestó: “Si Dios quiere, sacará un borrico a la plaza y hará de él un predicador que convierta al mundo[2].

Debido a las duras condiciones en que siempre vivió, su salud fue seriamente minada, por lo que hacia 1721 tuvo que ser llevado al convento de San Francisco en la ciudad de México donde falleció cinco años después, el 6 de agosto de 1726. Los funerales del misionero de los pies alados fueron presididos por el virrey, y sus restos sepultados en el convento de San Francisco. En este lugar permanecieron hasta 1983 cuando fueron trasladados al convento de Guadalupe, en la ciudad de Zacatecas.

La causa de beatificación de fray Antonio fue introducida el 19 de julio de 1769, y el 31 de julio de 1836 el papa Gregorio XVI aprobó sus virtudes heroicas.

Obra(s): Diccionario de muchos dialectos indígenas; Síntesis de doctrina cristiana en lengua lacandón.

Notas

  1. Rodríguez, pp. 125-126.
  2. Iraburu, 2ª parte, 12.

Bibliografía


SIGRID MARÍA LOUVIER NAVA