Diferencia entre revisiones de «MENDIETA, Fray Gerónimo de»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Fray Gerónimo se preocupaba por los indígenas y los defendía en cada oportunidad que se le presentaba: escribió numerosas cartas al Rey, al Consejo de Indias, a los prelados de su orden y a particulares en favor de los indios. Era muy devoto de la Virgen y trabajaba en la difusión de la devoción mariana: mandó pintar en tablas los misterios del rosario, así como los principios fundamentales de la fe cristiana para que se grabaran con mayor facilidad en la mente de los indios. Aborrecía la ociosidad y ocupaba sus ratos libres en otras tareas ajenas a sus obligaciones, como rotular los libros del convento.
 
Fray Gerónimo se preocupaba por los indígenas y los defendía en cada oportunidad que se le presentaba: escribió numerosas cartas al Rey, al Consejo de Indias, a los prelados de su orden y a particulares en favor de los indios. Era muy devoto de la Virgen y trabajaba en la difusión de la devoción mariana: mandó pintar en tablas los misterios del rosario, así como los principios fundamentales de la fe cristiana para que se grabaran con mayor facilidad en la mente de los indios. Aborrecía la ociosidad y ocupaba sus ratos libres en otras tareas ajenas a sus obligaciones, como rotular los libros del convento.
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En sus "Cartas de religiosos" (pp. XXII, XXXII), García Icazbalceta lo describe así:"''No hallamos que diera nunca el menor indicio de ambición. (…) Aunque en sus escritos se ve un carácter fogoso y enérgico, nos dicen que en el trato era muy sufrido, silencioso y reportado, con lo cual su compañía era agradable a todos. Amaba a los indios y los defendía en cuantas ocasiones se presentaban, hasta ser a veces injusto con los españoles . Era muy devoto de la Virgen (…) Aborrecía la ociosidad, diciendo con razón que era la puerta por donde se entraban todos los vicios. (…) Mendieta, hombre de carácter enérgico, poseído del espíritu dominante en la Orden celoso de la honra de Dios, amador de la justicia y verdad, más inmediato a los tiempos de la conquista, testigo por lo mismo de mayores miserias de los indios, y defensor acérrimo de ellos, aunque no ciego para sus defectos, suelta a menudo la pluma, y sin temor ni respeto humano, señala y aún exagera los vicios, desórdenes, abusos, tiranías y maldades de los conquistadores, y hasta se atreve a los gobernantes, sin exceptuar al soberano mismo''."
  
  

Revisión del 11:26 12 jun 2018

(Vitoria, 1528? – México, 1604) Franciscano, historiador.


Nació en la ciudad de Vitoria, España alrededor del año 1525. Poco se conoce de su vida en Europa, solamente se tiene certeza de que a temprana edad ingresó a la orden de San Francisco en el convento de Bilbao. Una vez ordenado, viajó a la Nueva España en 1554, siendo designado al convento de Xochimilco donde estudió artes y teología. Movido por el deseo de colaborar en la instrucción de los indios aprendió rápidamente náhuatl, e incluso fue maestro de Fray Juan Bautista; se dice que la tartamudez que le aquejaba cuando hablaba en castellano no le afectaba al hablar en náhuatl. Fue discípulo de Fray Toribio de Benavente Motolinía. Después de pasar algunos años en México, regresó a España en compañía de Fray Miguel Navarro en 1570; estableció su residencia en Castrourdiales.


Tres años después, sus superiores le encomendaron escribir la historia de la provincia y lo enviaron de vuelta a México, donde llegó acompañado de varios religiosos. Ya en México fue recibido calurosamente y nombrado guardián del convento de Xochimilco en 1575 y 1576, aconteciendo durante este último año la terrible epidemia que aquejó solamente a los indios. Hacia 1580 se encontraba en Tlatelolco y hacia 1588 en Santa Ana, donde más tarde fue guardián. También fue designado guardián del convento de Tepeaca, de Huejotzingo y de México; no obstante, renunció a este último nombramiento. Asimismo, obtuvo dos veces el cargo de definidor.


A causa de esta serie de designaciones tardó veinticinco años en elaborar su obra sobre la historia de la provincia, titulada Historia Eclesiástica Indiana. Para escribirla se valió de las narraciones que obtuvo de aquellos que vivieron los acontecimientos descritos en la obra, de lo que él mismo experimentó y de los escritos de otros frailes, especialmente los de Fray Andrés Olmos, Fray Toribio de Benavente, Fray Bernardino de Sahagún y Fray Francisco Jiménez. Debido a su habilidad como escritor se le encargó también la redacción de todos los documentos que se extendían en nombre de la provincia.


Finalmente terminó su Historia Eclesiástica Indiana en 1596; inmediatamente fue enviada a España para su impresión. Sin embargo no fue impresa y no volvió a hablarse de la obra durante más de dos siglos, hasta que Joaquín García Icazbalceta la publicó en 1870. El manuscrito perteneció al bibliógrafo español Bartolomé José Gallardo; al morir éste, García Icazbalceta tuvo noticia de aquel manuscrito y decidió adquirirlo con el objetivo de “salvar del olvido una obra tan celebrada


Fray Gerónimo se preocupaba por los indígenas y los defendía en cada oportunidad que se le presentaba: escribió numerosas cartas al Rey, al Consejo de Indias, a los prelados de su orden y a particulares en favor de los indios. Era muy devoto de la Virgen y trabajaba en la difusión de la devoción mariana: mandó pintar en tablas los misterios del rosario, así como los principios fundamentales de la fe cristiana para que se grabaran con mayor facilidad en la mente de los indios. Aborrecía la ociosidad y ocupaba sus ratos libres en otras tareas ajenas a sus obligaciones, como rotular los libros del convento.

En sus "Cartas de religiosos" (pp. XXII, XXXII), García Icazbalceta lo describe así:"No hallamos que diera nunca el menor indicio de ambición. (…) Aunque en sus escritos se ve un carácter fogoso y enérgico, nos dicen que en el trato era muy sufrido, silencioso y reportado, con lo cual su compañía era agradable a todos. Amaba a los indios y los defendía en cuantas ocasiones se presentaban, hasta ser a veces injusto con los españoles . Era muy devoto de la Virgen (…) Aborrecía la ociosidad, diciendo con razón que era la puerta por donde se entraban todos los vicios. (…) Mendieta, hombre de carácter enérgico, poseído del espíritu dominante en la Orden celoso de la honra de Dios, amador de la justicia y verdad, más inmediato a los tiempos de la conquista, testigo por lo mismo de mayores miserias de los indios, y defensor acérrimo de ellos, aunque no ciego para sus defectos, suelta a menudo la pluma, y sin temor ni respeto humano, señala y aún exagera los vicios, desórdenes, abusos, tiranías y maldades de los conquistadores, y hasta se atreve a los gobernantes, sin exceptuar al soberano mismo."


Murió el 9 de mayo de 1604, aproximadamente a la edad de ochenta años, después de un largo padecimiento estomacal que le mantuvo varios meses en la enfermería, cumpliéndose así su deseo de sufrir una penosa enfermedad al final de su vida para que sirviera de expiación a sus culpas. Fue sepultado en el convento de México.

Obra(s): Historia eclesiástica Indiana.



Bibliografía

  • Mendieta, Fray Gerónimo de. Historia Eclesiástica Indiana. Porrúa, México, 1980.


SIGRID MARÍA LOUVIER NAVA