Diferencia entre revisiones de «MUÑOZ, Juan Bautista»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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'''(Valencia, 1745; Valencia, 1803) Historiador.'''
 
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* Enciclopedia Guadalupana, p. 567-568
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Revisión del 09:32 25 jul 2014

(Valencia, 1745; Valencia, 1803) Historiador.


Perteneciente a la corriente de la ilustración, fue nombrado cronista de Indias en 1775. Radicalmente antiguadalupano y contrario a la sencilla piedad popular, escribió Memoria sobre las Apariciones y el Culto de Nuestra Señora de Guadalupe, obra que dio inicio a la cadena de opositores al Acontecimiento Guadalupano. La finalidad de ese libro fue promover dudas y sospechas sobre las devociones más populares, apariciones y santuarios célebres, a fin de que de este modo se disminuyera en los fieles el respeto a la autoridad eclesiástica.

En el libro Testimonios Históricos Guadalupanos de Ernesto de la Torre, se desarrolla un juicio objetivo sobre este tema: "El historiador racionalista que fue Juan Bautista Muñoz, como muchos de los ilustrados, buscó pruebas objetivas de cuanto necesitaba narrar. No conoció algunas, otras las desestimó y del examen de las que tuvo a la mano y pudo estudiar, derivó lo que se conoce como el argumento negativo de la historia de las apariciones. Muñoz, que seguía las tendencias racionalistas de la historiografía ilustrada, combate, con base en la erudición cientificista de la época, incluso la eclesiástica que trataba de depurar su propia historia, las interpretaciones devotas de los hechos y no acepta sino fundamentos objetivos. Muñoz no pudo conocer la rica literatura indígena, que sólo hasta nuestros días ha sido estudiada y valorada entre otros por los beneméritos nahuatlatos, Ángel Ma. Garibay y Miguel León Portilla: de ahí no sólo su ignorancia en torno de ella y la mala opinión que tuvo sobre la producción literaria indígena que denominó «pintoresca» y la cual considera es fruto de la embriaguez, de la cual nada se puede esperar. El cronista de Indias a más de desconsiderar la literatura indígena, desconsidera a los propios indígenas, a los que cree de fantasía acalorada, propicia a visiones imaginarias, crédulos y fáciles de engañar. De toda suerte, si niega la aparición por carecer de fuentes, no puede negar Muñoz la antigüedad del culto que estima es «muy razonable y justo». Cronista de Indias, aureolado por sus conocimientos y la fama que ellos le habían conseguido, tuvo numerosos seguidores, pero también muchos contradictores. Si entre los primeros se cuenta a don Joaquín García Icazbalceta, sereno, objetivo y acucioso, entre los impugnadores tuvo a hombres muy destacados que figuraron en el desarrollo de la vida del México independiente. Un siglo duró el eco de la negación de Muñoz y sólo una nueva voz calmó aquélla e inició nueva polémica. Personajes salientes en la vida cultural y política de México, como Miguel Guridi y Alcocer y Carlos María de Bustamante, fueron fervorosos guadalupanos y por ello contradictores de las afirmaciones del cronista de Indias. Ellos y otros muchos, entre los cuales don Luis G. Duarte no es el último, impugnaron las desviaciones de Muñoz.


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