MUJER EN PANAMÁ

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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PRÓLOGO En la Carta apostólica «Dignidad de la mujer» del Sumo Pontífice Juan Pablo II con ocasión del Año Mariano, cita el mensaje del Concilio Vaticano II que en su parte final expresa: “Ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzado hasta ahora. Por eso en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del evangelio pueden ayudar tanto que la humanidad no decaiga.”. La aparición del cristianismo en Panamá ocurre a partir de la colonización por los españoles, quienes no solo trajeron consigo sus costumbres, cultura e idioma, sino también su religión. Fueron los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, quienes patrocinaron los viajes de Cristóbal Colón que dieron lugar al descubrimiento de un nuevo mundo. El istmo de Panamá fue descubierto en 1502, y el 9 de Septiembre de 1513 se creó la primera Diócesis en tierra firme, en América, con el nombre de Santa María la Antigua de Darién y se consagró desde entonces a Santa María la Antigua como Patrona de Panamá. En los inicios del período hispánico se dictaron las leyes de Burgos (1510) que instituyeron la libertad del indio, su instrucción en la fe, que el trabajo fuera soportable, con descansos adecuados, derecho a poseer casa y percibir un salario.

ERA REPUBLICANA Después de la independencia de Panamá de España el 28 de Noviembre de 1821, gesta en la cual la mujer tuvo una destacada participación como lo fue el “grito de la Villa de Los Santos” dado por Rufina Alfaro, - una heroína que la historia recoge en sus páginas- ; nuestro país decide adherirse a la Gran Colombia, país del cual se separa el 3 de Noviembre de 1903, fecha en la que se inicia la era republicana, que se extiende hasta nuestros días. Desde el período hispánico, Carlos V abordó el problema de los súbditos americanos, planteó su educación como un deber religioso al servicio de Dios, y dispuso la creación de escuelas, colegios y universidades en Las Indias. La iglesia jugó un papel importante como difusora de la educación elemental, media y universitaria. Cabe anotar que en 1774 los jesuitas fundaron en Panamá la Universidad San Javier. Los 107 años de vida republicana, en el campo de la educación arrojan resultados alentadores, porque se elevó la educación como un derecho social, se estableció la gratuidad de la enseñanza primaria, extendida a la educación media, se autorizó la enseñanza particular, facilitando el acceso a niveles educativos superiores, con extensiones universitarias públicas y privadas . Nuestra Constitución Política establece que la religión católica es la de la mayoría de los panameños, y de allí que la iglesia católica haya desempeñado una labor trascendente al ofrecer a la población sus centros educativos y docentes idóneos. LA MUJER EN LA IGLESIA Por sus condiciones innatas y mayor capacidad receptora de la fe, la mujer panameña se ha incorporado a la práctica de los sacramentos y actividades litúrgicas, por lo que tiene una mayor presencia en la iglesia. Asume la formación cristiana de sus hijos y colabora en la evangelización a través grupos organizados, ya como religiosas o como laicas. Entre los grupos más conocidos en Panamá cabe mencionar el Movimiento Familiar Cristiano, la Federación de Mujeres Católicas, las Damas de Acción Católica, las Madres- Maestras, Encuentros Matrimoniales, entre otros grupos activos, parroquiales, provinciales, nacionales e internacionales. Existen varios estudios e investigaciones que recogen información importante sobre el apoyo y la destacada labor de mujeres creyentes en acciones evangelizadoras, bajo la guía de sacerdotes y hermanas religiosas. Esther Kwai Ben en su ponencia presentada en el Primer Congreso de Historia eclesiástica, menciona como pioneras en las décadas de los 40 y 50, a Catalina Guardia de Benedetti, quien con las hermanas religiosas dio inicio a la comunidad de Hermanas Catequistas, apoyaron al arzobispo Francisco Beckman en el Primer Congreso Catequético Nacional (1946). En el grupo de «Damas de Acción Católica» sobresalen Leoncia Iriarte y Magdalena Conte de Duque. En la Federación Nacional de Mujeres Católicas fueron algunas de sus presidentas: Dolores Paredes de Boyd, María Isabel Mendoza, Nila de Laurence. El periódico «Panorama Católico» fue dirigido por la profesora universitaria y periodista Dra. Mélida Sepúlveda. Los Departamentos y Comisiones Pastorales desde la década de los 70, en su mayoría, fueron presididos por mujeres laicas y religiosas, tales como: Hermana María Cabrini, Hermana Jennifer McDonald, Hermana Margarita Moreno, Emilia Valdelamar, Evangelina de Solís, Nidia Medina de Quintero, Marta Estela Linares de Vallarino. A partir de Vaticano II y de la publicación de las encíclicas y cartas Pastorales, la mujer panameña se ha incorporado en las prácticas litúrgicas, a las lecturas bíblicas, a participar en coros y grupos musicales, donde jóvenes y adultos renuevan la fe y la alegría de sentirnos hijos y parte del pueblo de Dios. IMPACTO DE LA CARTA SOBRE LA COLABORACIÓN DEL HOMBRE Y LA MUJER EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO La mujer en Panamá no ha sido ajena a los movimientos feministas que aparecen en el siglo XIX luchando por el derecho al sufragio universal y a la igualdad de derechos humanos en el matrimonio, en el trabajo, en el acceso a la educación y a la selección de las profesiones, sin discriminaciones. Sin embargo, la familia presenta carencias y debilidades no superadas. El número creciente de feminicidios, de violencia doméstica, de hogares disfuncionales y desintegrados, convalidan este aserto. Es por ello que la “Carta sobre la colaboración del hombre y la mujer en la iglesia y el mundo”, la celebración del Año Mariano, la publicación de la Carta apostólica «Mulieris Dignitatem», la Exhortación apostólica «Familiaris Consortio», entre otras, representan la voz del magisterio de la iglesia en el análisis de esos problemas, a la luz de los textos bíblicos. Juan Pablo II señaló que “la mujer tiene derecho al mismo respeto y a las mismas oportunidades porque poseen la misma dignidad de seres humanos” Nadie puede negar que una mujer reacciona mejor ante las dificultades, que su fortaleza interior la lleva a salir adelante a los suyos mejor que el hombre”. La Carta a los Obispos se orienta hacia la superación de las diferencias entre hombres y mujeres a través de la colaboración y del respeto recíproco. Solo así se abren nuevas perspectivas para una comprensión más profunda de la dignidad humana y en la iglesia. LA MUJER EN LA SOCIEDAD La mujer de hoy participa en las diversas actividades laborales, culturales, políticas y sociales que se desarrollan en la sociedad. Con ese objetivo se ha formado en las profesiones, artes y oficios que le permitan mejorar el ingreso familiar y aspirar a una mejor calidad de vida material y espiritual, para sí misma y su familia. De 1999 al 2004 una mujer a través del sufragio, fue Presidenta de la República. La mujer adolece de una alta vulnerabilidad a los actos de violencia y a la discriminación en distintos ámbitos, tales como el salario por igual trabajo, acceso a puestos de mando y jurisdicción. Ante la multiplicidad de problemas y de dificultades que enfrentan las familias, la iglesia nos recuerda la vigencia de la verdad revelada en los textos bíblicos y la fuerza del amor para superar diferencias. Ser mujer es un privilegio, no solo por ser parte del plan de Dios al recibir el don de anidar la vida humana y ser garante de su continuidad, sino también por la fortaleza que despliega a lo largo de su existencia para velar, cuidar y multiplicar sus energías y espiritualidad a favor de su familia La mujer en Panamá reúne todas las virtudes y capacidades que distinguen a las madres, por su abnegación, sacrificio y apoyo a sus hijos desde su concepción y por todo el curso de sus vidas. Igualmente se concentran en ellas valores morales y dones de sabiduría, generosidad, sensibilidad y humanidad que las habilitan para ser buenas hijas, consagradas trabajadoras en todas las ciencias, artes, oficios o técnicas. Con ocasión de la fiesta de Santa María la Antigua, Monseñor José Domingo Ulloa, Arzobispo de Panamá, se refirió a la necesidad de ratificar el papel protagónico de la mujer en la iglesia, y pidió que se garantice su participación, en igualdad de oportunidades en el desarrollo nacional. Expresó que “María ha tenido un papel muy importante en la evangelización de las mujeres latinoamericanas y ha hecho de ellas evangelizadoras eficaces, como esposas, madres religiosas, trabajadoras, campesinas, profesionales”… agregó que “se trata de un desafío actual para la iglesia, lo que significa devolverle a la mujer el rol que tenía en las primeras comunidades cristianas, como verdaderas discípulas – misioneras al servicio de la vida”.

NOTAS


BIBLIOGRAFÍA

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AURA GUERRA DE VILLALAZ