POBLACION EN EL NUEVO MUNDO; Cálculos muy variados y discutidos

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Demografía y Nuevo Mundo

Cada vez se constata más la importancia de la demografía en el estudio de la ciencia histórica para la que resulta un valioso auxiliar, puesto que los números hacen cambiar la calidad de vida de una especie, y por lo mismo es necesario atender al aspecto cuantitativo. El análisis demográfico estudia los cambios de la población en los que entran numerosos factores como la economía, salud, guerra, paz, hambre, y en no pocos casos el exterminio, planificado o no, de poblaciones enteras por motivos políticos, sociales e incluso religiosos; nos encontramos en el caso de exterminios planificados y llevados a cabo ante casos concretos de genocidio.

El análisis de los factores citados como nacimientos y muertes, los cambios debidos a transformaciones impuestas por nuevas circunstancias históricas, físicas o políticas, inciden negativamente o positivamente en la organización de la sociedad en sus diversas dimensiones, en su descenso demográfico o en su crecimiento. Por ello en el estudio demográfico se trata de analizar en su conjunto epistemológico y sistemático todo lo referente al crecimiento o la disminución de una determinada población teniendo en cuenta todos los factores que influyen en el fenómeno. La ciencia del análisis demográfico es reciente. No existía seguramente en los comienzos de la modernidad, como en los siglos XV y XVI, aunque ya desde antiguo existían los censos, especialmente por motivos económicos o para mostrar la potencia de un determinado estado político.

Por todo ello los antiguos cálculos de la población, fuera de los censos de carácter económico evidentemente interesados en su exactitud, hay que verlos con mucha cautela y darles un valor bastante relativo. Dichos cálculos tienen con frecuencia muchas lagunas y aproximaciones en la manera de calcular una determinada población, en cuanto escapaban de su contabilidad grupos numerosos e importantes de la misma. A veces o exageran los números, si están motivados por subrayar su relevancia (muchos, muchedumbre), o los disminuyen para conseguir los efectos de apreciación contraria. En tal sentido, en el caso del Nuevo Mundo, misioneros y conquistadores caen en muchas fantasías o maneras de contar propias de la época. Todo se cuenta por millones.

Así el franciscano Toribio de Benavente Motolinía, el también franciscano y primer obispo de México Juan de Zumárraga, el dominico Bartolomé de Las Casas, y otros hablan de millones de bautizados, de muertes o de víctimas, a veces en apoyo claro de sus tesis o de cuanto se proponen sostener. Dan cifras hoy consideradas totalmente erradas o abultadas, como cuando algunos hablan de 16 millones en México, o de millones de habitantes y de víctimas a lo largo de la geografía americana en los primeros momentos de la conquista española. Motolinía habla de seis millones de bautizados en el ámbito azteca; de Pedro de Alvarado (1485-95?-1541), compañero de Cortés y uno de los primeros conquistadores de México y América Central, se dice que combatió contra “un millón” de indios… El franciscano Fray Antonio Tello en su Crónica Miscelánea, en la trata de la Conquista espiritual y temporal de la Santa Provincia de Xalisco en el Nuevo Reino de la Galicia y Nueva Vizcaya y descubrimiento del Nuevo México,[1]habla de miles de indios involucrados en los hechos que narra (conquista, batallas, habitantes de lugares, bautismos, etc…), cifras que son inverosímiles.

Sólo ya entrada la etapa colonial española en el Nuevo Mundo Hispanoamericano, se comienzan a contabilizar o a censar sus habitantes siempre de manera más sistemática, debido también a motivos de carácter económico o por motivos de carácter, que podríamos llamar “pastorales” unas veces y de prestigio político otros. Así por ejemplo, en la cuarta década del siglo XVII nos encontramos con unas estadísticas que el jesuita Peramás nos da relativas a la reducciones del Paraguay.[2]

La variedad de posiciones y cálculos

Los estudiosos sobre la población del Continente Americano, desde los comienzos de su poblamiento hasta la llegada de los europeos a partir de 1492, varían grandemente en los cálculos que ofrecen. Las dificultades para llegar a un cálculo satisfactorio son ingentes y siempre hipotéticas. El método para su cálculo también varía mucho. Entre otros aspectos que muchos historiadores tienen en cuenta, es que la América indígena estaba más fragmentada que cualquier otra parte del mundo, y que tal población a finales del siglo XV globalmente era mucho mayor que la europea de los tiempos del descubrimiento (1492). ¿Cómo se pobló el Continente Americano? Aquí entra una variedad notable de hipótesis y teorías. Desde la llamada “teoría oceánica” según la cual la población americana se habría llevado a cabo por cuatro oleadas migratorias asiáticas, entre ellas: una a través del Estrecho de Bering, y a partir de la Asia milanésica, de aquella malaya y de aquella polinésica; está también la de los que sostienen la hipótesis de una migración a partir del continente australiano (Tasmania y Auckland Campdbell); todas esta migraciones habrían seguido diversas rutas y habrían tocado el Continente Americano en puntos muy diversos.

Sustentan estas hipótesis migratorias basadas también en hallazgos arqueológicos, que las probarían. Incluso algunos pretenden sustentar sus teorías migratorias en algunos pasajes de la Biblia, como Génesis 11 y la historia de la “Torre de Babel” y la dispersión de los pueblos, interpretados en sentido literal y lejos de la debida exegesis bíblica. En este artículo se refieren algunas de las teorías sobre la población indígena existente en el Nuevo Mundo en el momento de los descubrimientos europeos (1492) y su decrecimiento en picada a lo largo de las dos primera centurias sucesivas. Se da también en el mismo periodo la llegada de un consistente número de pobladores europeos, sobre todo de españoles y portugueses, éstos en Brasil, de otros europeos, sobre todo anglosajones y franceses en la América septentrional a partir del siglo XVII, la llegada forzada de negros africanos con la trata atlántica de los mismos, y un amalgamiento progresivo a partir del primer momento entre las poblaciones del mundo iberoamericano en lo que se denomina “mestizaje”. La población del Continente se remontará de nuevo lentamente a lo largo de los siglos XIX y XX, pero ya con una composición de habitantes amalgamados desde un punto de vista racial. En cuanto a la población precolombina hacia 1492 se desconoce exactamente su consistencia. Existen varias interpretaciones históricas muy divergentes entre sí, como se verá en parte reflejado en las estadísticas y teorías hipotéticas, con frecuencia en algunos casos poco atendibles o basadas en cálculos no suficientemente demostrados y objeto todavía de fuertes debates polémicos.[3]

En síntesis: La demografía americana ha sido desde sus inicios muy accidentada, un continente lleno de sociedades gobernadas por desarrollados y poderosos grupos, y otras intermedias y otras muchos menos desarrolladas técnica y políticamente.

Así pues, en el cálculo de la población indígena pre-colombina del Continente americano, los historiadores modernos usan métodos a veces muy diversos a la hora de presentar sus cálculos y proponer cifras, en ocasiones muy diversas, así como a la hora de explicar el fenómeno o causas del declive demográfico, reconocido por todos. Así Ángel Rosenblatt en su obra “La población indígena de América desde 1492 hasta la actualidad” parte hacia a tras desde la población aborigen existente cuando comienza sus cálculos (1940), proponiendo así sus cálculos. Otro notable estudioso del tema, Nicolás Sánchez-Albornoz, analiza la problemática de asunto tan discutido en su obra La población en América Latina, y ofrece una serie de aspectos metodológicos. El libro se propone abarcar desde que los cazadores y recolectores primitivos descubrieron el entonces Nuevo Mundo hasta, fuera ya de la historia, el año 2000. Se trata de una obra densa, condensada y documentada. El autor pasa revista a los principales acontecimientos que han ocurrido e influido en el desarrollo poblacional de lo que se denomina hoy América Latina (excluyendo por ello la parte septentrional del Continente y muchas de sus islas).[4]

En cuanto al cálculo numérico se dan tres tendencias al hablar de la población en el Nuevo Mundo precolombino: maximalista, intermedia y minimalista, que van desde los cien y los ocho millones de habitantes, según propongan cantidades más altas, intermedias y bajas, tanto para la población precolombina como para la mortalidad posterior.[5]Si bien los investigadores varían en sus estimaciones sobre la cantidad de habitantes que existía en América a la llegada de los descubridores y conquistadores españoles (1492) y en el porcentaje en que disminuyó la población indígena pre-colombina desde entonces, hay un consenso general en que, efectivamente la población americana decreció en el primer siglo de la conquista ibérica de América en manera considerable.

Se pueden señalar algunos nombres de estudiosos que representan las tres corrientes historiográficas con posturas divergentes respecto a la población americana precolombina: Para la corriente maximalista, defendida fundamentalmente por algunos estudiosos estadounidenses, o la llamada Escuela de California, que calcula en unos cien millones la población precolombina: Woodrow Borah (1964); Henry F. Dobbyns (1966) que la calcula entre 90 a 110 millones.[6]

Estudiosos de la corriente intermedia, como Karl Theodor Sapper (1924), Paul Rivet (1924), Herbert Joseph Spinden (1928), William M. Denevan (1956), estiman que la población oscilaría entre los 40 y los 50 millones de personas.[7]

La corriente moderada o baja estima que la población global no alcanzaría los 20 millones de habitantes. Entre sus sostenedores se encuentra el historiador venezolano Ángel Rosenblat (1945), que calcula que la población ascendería a unos 13,3 millones y el historiador Alfred Louis Kroeber (1939), que calcula una cifra de unos 8,4 millones de personas.[8]Así México y América del Caribe tendrían unos 6 millones de habitantes; la Sudamérica española, unos 7 millones, y Brasil un millón. Hay que señalar, como un dato comparativo importante que en los años de la Independencia de los países latinoamericanos, la población total era de unos 16 millones.

Las varias hipótesis demográficas para explicar el despoblamiento galopante del continente americano, que van desde las tesis genocidas hasta las causadas por los efectos negativos de la conquista (malos tratos, trabajos forzados y nuevas enfermedades contagiosas llegadas con los descubridores, conquistadores y pobladores europeos), que señalaremos son por ello muy diversas y contradictorias. Aquí presentamos un cuadro sintético de las mismas.[9]

Cálculos de algunos de los estudiosos arriba citados (en miles):

Región Kroeber (1939) Rosenblat (1954) Steward (1949) Sapper (1924) Dobyns (1966) Alchon (2003)
EE. UU. Canadá 900 1.000 1.000 2.000-3.000 9.800-12.250 3.500
México 3.200 4.500 4.500 12.000-15.000 30.000-37.5009.800-12.250 16.000-18.000
América Central 100 800 740 5.000-6.000 10.800-13.500 5.000-6.000
Antillas 200 300 220 3.000-4.000 440-550 2.000-3.000
Andes 3.000 4.750 6.130 12.000-15.000 30.800-37.500 13.000-15.000
Tierras bajas sudamericanas 1.000 2.030 2.900 3.000-5.000 9.000-11.250 7.000-8.000
Total 8.400 13.380 15.490 37.000-48.500 90.040-112.550 46.500-53.500

Estimaciones regionales de la población precolombina

Existen numerosas estimaciones sobre la población de áreas concretas de América, como la zona mexicana central o la zona andina.[10]Los cálculos difieren en una misma región según las posiciones maximalistas, intermedias o bajas.[11]

La Española

La población indígena a la llegada de Colón estaba compuesta fundamentalmente por los taínos, sobre todo en las Antillas Mayores,[12]y en el resto de las islas de las Antillas o Menores predominaban los caribes. Los caribes eran considerados como feroces guerreros que lograron mantener su independencia en varias de las islas hasta el siglo XVIII.[13]En la isla de Dominica, que en año 1700 había unos 2.000 caribes según el explorador Jean-Baptiste Labat, y en San Vicente, isla poblada por los caribes negros, en distintas estimaciones hechas por exploradores, estaba poblada por unos 3.000 en 1676 según Philip Warner en su Account of the Islands, 4.000 en 1735 según un explorador francés La Borde, y por unos 5.000 en 1796 momento en que fueron definitivamente sometidos por los ingleses que los deportaron a Roatán (Islas de la Bahía Honduras).[14]

Se habla de una mortandad entre un 80 y 90%, principalmente por las enfermedades traídas por los primeros colonos españoles, para las que los taínos no tenían defensas naturales propias. Sin embargo, varios millares sobrevivieron huyendo a las zonas montañosas y más boscosas de las islas, menos habitables e inaccesibles para los colonos. En el caso de Puerto Rico algunos de los sobrevivientes escaparon a las islas de Barlovento. Los sobrevivientes terminaron por mestizarse con los nuevos pobladores europeos y africanos. A pesar de su extinción por causas principalmente genéticas y epidemiológicas, una pequeña parte de la población indígena sobrevivió a la catástrofe demográfica de fines del siglo XV y de la primera mitad del XVI.

Una de las primeras estimaciones, exageradamente abultadas y sin los fundamentos científicos hoy exigidos para calcular la población precolombina, la hizo Fray Bartolomé de las Casas, para la isla de La Española, que tendría según él de 3 a 4 millones de habitantes antes de la llegada de los españoles. Las estimaciones modernas, como en el resto de zonas de América, fluctúan entre los cálculos maximalistas, medianos y minimalistas. La más maximalista es la de los californianos Sherburne Friend Cook y Woodrow Wilson Borah de la universidad de Berkeley (USA) de unos 8 millones.[15]El dominicano Frank Moya Pons usando el mismo método que Cook y Borah, pero con planteamientos diferentes y usando datos de algunos censos, como el de 1508, ha reducido la estimación a menos de 400.000 personas. Rosemblat da unos 120.000 habitantes para la isla a la llegada de Colón; Pierre Chaunu unos 500.000 y Noble David Cook entre unos 500.000 y 750.000 habitantes.

Para las demás islas del Caribe se dan cifras muy variables, como las que da Krober (200.000 habitantes), quién hace sus cálculos en analogía con América del Norte, o las de Denevan, que da cinco millones, y duplica sus estimaciones respecto a La Española considerando el área el doble de extensa. Rosenblat, basándose en las crónicas, estima la población en unos 300.000 habitantes y Sapper, a partir de la capacidad de la tierra para acoger la población, habla de dos a tres y medio millones de habitantes.

Estimaciones de la población del Caribe según algunos autores (por miles): [16]

Año Autor Cifra Método
1924 Sapper 2.000-3.500 Capacidad de carga
1934 Kroeber 200 Analogía con México y América del Norte
1949 Steward 225 Ajuste a Kroeber
1954 Rosenblat 300 Fuentes literarias
1966 Dobyns 443-553,75 Población (entre 20:1 y 25:1)
1976 Denevan 5.850 Básado en Cook, Borah y Rosenblat respecto de La Española y dúplicando las cifras
1992 Denevan 3.000 Básado en Zambardino que da un millón para La Española, ajustó cifras al territorio


Estimaciones sobre la población de La Española (por miles):[17]

Año Autor Cifra Método
1517 Las Casas 3.000-4.000 Conjetura
1518 De Zuazo 1.130 Basado en censo de Colón
1529-1530 Federman 500 Incierto
1954 Rosenblat 100 Básado en literatura
1971 Cook & Borah 8.000 Proyección logarítmica y curva de población
1973 Verlinden 60 Proyecciones de censos de 1508 y 1514
1976 Denevan 1.950 Basado en Cook, Borah y Rosenblat
1978 Zambardino 1.000 Basado en literatura y curva logarítmica
1987 Moya Pons 377,559 Aumentando en un tercio el censo de 1508
1992 Denevan 1.000 Básado en Zambardino
1993 N.D. Cook 500-750 Basado en Federman y corrigiendo a Moya Pons

Como salta a la vista, las estimaciones de la población varían fuertemente según los autores. En 1492, según Rosenblat (1959 y 1976) La Española contaría con unos 100.000 habitantes; para Denevan (1992) 1.950.000; para Chaunu (1955-1960), Federmann (1957), Córdoba (1968): de 200.000 a 300.000. Autores del tiempo, pero siguiendo criterios del tiempo, hoy considerados sin fundamento científico alguno, como Las Casas (1527-1563) y Fernández de Oviedo (1535-1557) los calculan maximalistamente en 1.100.000 en 1496. Para 1508-9 según Las Casas y Miguel de Pasamonte (1508) habrían descendido a 40.000; y en 1510 también para Fernández de Oviedo y Las Casas a 33.523. Diego Colón los estima en 1510 en 33.523. Las Casas estima una caída en unos 10.000 en 1530 y lo mismo Fernández de Oviedo. Para Rosemblat (1954) en 1570 quedarían unos 500. Para P. Chaunu habrían bajado a 100.000 en 1510. Los autores en la estimación de la población del resto de las Antillas siguen un ritmo semejante.[18]

Centroamérica

Tras la conquista del imperio azteca y de los reinos y pueblos aledaños mexicas, tarascos en el centro-norte del actual México, los españoles emprendieron diversas campañas en toda Mesoamérica; se encontraron con varias ciudades mayas en el sur de México y prosiguieron hasta El Salvador y las otras Repúblicas actuales de la Región. En esta parte sur hallaron varios señoríos que dominaban numerosas poblaciones de agricultores y de tribus nómadas. Uno de los problemas al calcular el área es que a veces los estudiosos difieren en la determinación geográfica sobre los territorios de Centroamérica, incluyendo en la Región algunas partes del territorio geográfico o añadiéndolas a otras Regiones.

Desde las más bajistas estimaciones de 800.000 -Kroeber- a las más altas de 13.500.000 –Dobyns-, quién estima una despoblación maximalista de cerca del 95%, por lo que la población precolombina según él debió de haber sido veinte veces mayor que la de registros coloniales- hay varios puntos medios. Denevan, Sapper y Driver calculan entre cinco a seis millones su población. Por su parte Steward habla de poco más de 700.000 aunque él excluye a Guatemala en estos cálculos.

Sobre los mayas hay dos corrientes diferenciadas en los cálculos: por un lado están los que creen que a partir del siglo XII, con el inicio de la decadencia de su civilización maya, su población decreció alcanzando un número muy bajo cuando llegan los españoles. Otros creen que la población continuó creciendo hasta el siglo XVI, momento en que, al igual que en el resto del continente, cayó en picada.[19]

Entre las cifras que se dan varían desde los extremos de 280.000 que da Kroeber, hasta las de Helmurt O. Wagner de ocho o diez millones en el siglo XVI. Spiden y Sylvanus Griswold Morley calculan entre ocho y trece millones de mayas para los siglos VI y XII respectivamente, pero que a partir de ese momento empiezan a decrecer.[20]Eric S. Thompson calcula que los mayas en el siglo IX habrían sido entre dos y tres millones.

Estimaciones según fuentes de población de Centroamérica (por miles): [21]


Año Autor Cifra Método
1924 Sapper 5.000-6.000 Capacidad de acogida del territorio
1949 Steward 736 Densidad de población
1954 Rosenblat 800 Ajuste de Steward
1966 Dobyns 10.800-13.500 Depoblación (entre 20:1 a 25:1)
1969 Driver 6.000 La mitad de Dobyns
1976 Denevan 5.650 Basado en literatura y comparaciones
1979 Sherman 2.250 Basado en literatura
1992 Denevan 5.625 Basado en literatura
1995 Lovell & Lutz 5.105 Basado en literatura

Centro del México actual

Dentro de la corriente maximalista, Cook y Borah estimaron la población de esta área en unos 25 millones de personas,[22]mientras que Denevan la estima en unos 21,5 millones y Dobyns la eleva a unos 32,5 millones de habitantes. En la corriente intermedia, Sapper considera que esta zona estaba habitada por entre 12 y 15 millones de personas antes de la llegada de Cortés. El demógrafo italiano Massimo Livi Bacci, se inclina por esta posición moderada. Así en una crítica a los cálculos de Cook y Borah, estimó que el cálculo de éstos hubiera supuesto una densidad de población para el México central superior a la de cualquier país europeo, y casi todas las regiones chinas e indias; según este autor esto es impensable en función de una productividad agrícola modesta (muy por debajo de las mayores de Europa o China), una tecnología agrícola insuficiente,[23]y un territorio que dificultaba el desarrollo agrícola según los niveles requeridos para sustentar a la población que estiman Cook y Borah.[24]

Para Livi Bacci la población del México central no sería superior a los 10 millones de personas.[25]Rosenblat lleva la estimación a un nivel aún más bajo, apenas 4,5 millones. Henry L. Morgan da aún unos cálculos más bajos,[26]y cifra en un máximo de dos millones la población mexicana precolombina.[27]Además, algo muy común para dichas sociedades, era que una vez que una tribu llegaba a un nivel de crecimiento superior a la permitida por el ecosistema, la tribu se dividía y la "población sobrante" migraba a otra zona.[28]

Reducción demográfica mexicana en el siglo XVI (en miles):[29]

Lugar/Autor Población 1519 Población 1595
México
Rosenblat 4.500 3.500
Aguirre Béltran 4.500 2.000
Zambardino 5.000-10.000 1.100-1.700
Mendizábal 8.200 2.400
Cook & Simpson 10.500 2.100-3.000
Cook & Borah 18.000-30.000 1.400
Valle de México
Sanders 2.600-3.000 400[30]
Whitemore 1.300-2.700 100-400
Gibson 1.500 200

Andes centrales

Esta región abarca una de las zonas más estudiadas y mejor documentadas de América. Mucho más rica y avanzada tecnológica y políticamente, su población también debió ser mucho mayor que la de las demás áreas, excepto quizás Mesoamérica. Entre los estados y pueblos que había en ella al llegar los españoles destacan, sin duda, primero el Imperio inca y en menor medida los pueblos chibchas,[31]como los muiscas y tairona.[32]

Los cálculos de la población incaica para Noble David Cook, W. Denevan, Sapper, Smith y Watchtel, son de 11 a 15 millones de habitantes; hay incluso estimaciones más maximalistas de hasta 30 o 37 millones, como la de Dobyns, y bajistas de seis según Rowe, o con sólo dos a tres millones como las de Shea o las de Rosenblat. Por su parte, al parecer la zona más densamente poblada fue el Altiplano collano, hogar de los collas (también kollas y colla)[33]y aymaras[34]principalmente.[35]Los cálculos intermedios defienden unas magnitudes poblacionales para esta área muy similares.

En cuanto a los muiscas se puede hablar de trescientos mil – según Kroeber y Jaramillo- ; de dos millones – según Triana-,[36]aunque otros los calculan en un millón[37](Hernández); eran los pueblos del actual territorio colombiano más avanzados, junto a los taironas.[38]Por su parte, el arqueólogo colombiano Reichel-Dolmatoff los calcula en unos quinientos mil.[39]Otros calculan a los taironas entre seiscientos mil y el millón de personas.[40]Sin embargo, los estudios indican que los muiscas eran más avanzados que los taironas en técnicas agrícolas y en las instituciones de gobierno, por lo que eran más numerosos.[41]Tras la conquista, algunos grupos de taironas buscaron refugio en las montañas de Santa Marta donde vivieron en relativo aislamiento hasta el final del siglo XIX.[42]

Estimación de la población de los Andes (por miles):[43]

Año Autor Cifra Método
1924 Sapper 12.000-15.000 Capacidad de acogida por parte del territorio
1934 Kroeber 3.000 Analogía de México y América del Norte
1946 Rowe 6.000 Depoblación (sierra 4:1; costa 16:1 a 25:1)
1949 Steward 6.130 Densidad de población
1954 Rosenblat 4.750 Ajuste de Steward
1966 Dobyns 30.000-37.000 Depoblación (20:1 a 25:1)
1970 Smith 12.100 Depoblación (sierra 3:1; costa 58:1)
1976 Shea 2.000-3.000 Proyección retrospectiva según declinación 1581-1613
1976 Denevan 11.500 Basado en Smith y Shea
1977 Wachtel 11.200 Depoblación (4:1)
1981 Cook 13.000 Capacidad de carga
1981 Zambardino 5.130 Proyección retrospectiva según declinación 1570-1600
1992 Denevan 15.700 Basado en Cook, Wachtel y Smith
1992 Verano 6.000-13.000 Basado en literatura

Tierras bajas sudamericanas

Para los cálculos de su población, esta región es sumamente extensa; abarcaba la Amazonia, sur de Brasil, este de Colombia, Venezuela, las Guayanas, Uruguay, Argentina, Paraguay y el centro-sur de Chile, y es muy variada pues posee un gran número de climas distintos. De selvas tropicales a estepas heladas. Es también una de las menos estudiadas, muy al contrario de los Andes centrales o de Mesoamérica. Lo mismo sucede con las estimaciones que igualmente se pueden clasificar en bajistas, moderadas y maximalistas y que varían de entre un millón -Kroeber- a algo más de once -Dobyns-. Entre las primeras está Rosenblat quién hace un reajuste de los datos de Steward -basados en crónicas principalmente- y calcula en dos millones (un millón menos que Steward); entre los segundos se coloca a Sapper con tres a cinco millones. Entre los maximalistas, excluyendo a Dobyns, se encuentra W. Denevan, quién calcula una población de unas 8.500.000 personas.

A lo largo de las tres últimas décadas del siglo XX, empiezan a darse una serie de estudios sociales y nuevos descubrimientos arqueológicos que permiten una mejor imagen de los avances tecnológicos y culturales de los pueblos de esta región, en comparación a los de comarcas vecinas. Así por ejemplo Suzanne A. Alchon estima que pudieron ser entre siete u ocho millones (en comparación a los trece o quince que estima para los Andes centrales), lo que indica que la diferencia pudo ser suficiente para que cerca de un tercio de la población sudamericana viviera en estas regiones.[44]Según algunos autores, entre los grupos más importantes de estas regiones están los guaraníes[45]y tupíes,[46]estrechamente emparentados, que son estimados en total entre el millón y medio y los dos millones.[47]Por su parte los muchos pueblos de habla mapudungun, lengua hablada por naturales de la etnia Mapuche (menos de medio millón de hablantes), distribuidos sobre todo en Chile y en menor cantidad en Argentina. La palabra es una composición de “mapu” (tierra) y “dungun” (hablar); algunos han estimado en un millón de personas al momento del primer contacto con los españoles.[48]

Estimación de la población de las tierras bajas (por miles):[49]

Año Autor Cifra Método
1924 Sapper 3.000-5.000 Capacidad de acogida de la población
1934 Kroeber 1.000 Analogía con América del Norte
1949 Steward 2.900 Densidad de población
1954 Rosenblat 2.030 Ajuste de Steward
1966 Dobyns 9.000-11.250 Depoblación (20:1 a 25:1)
1976 Denevan 8.500 Densidad de población, analogía y otras estimaciones
1992 Denevan 8.620 Ajuste de sus estimaciones previas

Estados Unidos y Canadá[50]

El territorio al norte del Río Grande, actual frontera entre los Estados Unidos de Norte América y México, ha sido considerado bastante menos densamente poblado que las poblaciones de Mesoamérica. El clima jugó un papel importante en esto, pero también generalmente el poco desarrollo tecnológico o político de sus pueblos. Los lugares donde se logró una mayor densidad fueron Florida, partes de California y Nueva Inglaterra y las cuencas de los ríos Colorado y Misisipi. Dentro de las estimaciones minimalistas hay que mencionar las de Mooney, Rivet, Wilcox, Kroeber, Rosenblat y Steward, todas en alrededor de un millón de habitantes.[51]Entre los moderados estarían Sapper y Ubelaker con dos a tres y medio millones y por último los maximalistas, como Dobyns, quién estimó inicialmente en casi diez millones (1966) y años después elevó la cifra a dieciocho millones (1983).

Estimaciones de la población de EEUU y Canadá (por miles): <ref>ALCHON, 2003, 158.

Año Autor Cifra Método
1924 Sapper 2.500-3.500 Capacidad de acogida de los territorios
1928 Mooney 1.152,95 Estimaciones tribales
1928 MacLeod 3.000 Capacidad de acogida del territorio y densidad de población
1934 Kroeber 900 Ajuste a Mooney
1949 Steward 1.000 Basado en Kroeber y Rosenblat (1949)
1954 Rosenblat 1.000 Ajuste a Kroeber
1966 Dobyns 9.800-12.250 Depoblación (entre 20:1 y 25:1)
1969 Driver 3.500 Depoblación (10:1)
1976 Ubelaker 2.171,125 Revisión de Mooney
1976 Denevan 4.400 Duplicando a Ubelaker, corrección epidémica
1983 Dobyns 18.000 Capacidad de carga y densidad de población
1983 Hughes 5.000-10.000 Capacidad de acogida de la población
1987 Ramenofsky 12.000 Arqueología demográfica y estimación de despoblación
1987 Thornton 7.000 Revisión a Dobyns
1988 Ubelaker 1.894,35 Revisión de Mooney
1990 Sale 15.000 Conjetura
1992 Jaffe 1.250 Conjetura
1992 Stiffarm 15.000 Básado en Sale
1992 Stannard 8.000-12.000 Básado en literatura
1992 Denevan 3.800 Revisión de Ubelaker (duplicación)


La disminución de la población indígena tras la llegada del mundo europeo: un intento de síntesis de las diversas hipótesis

El número de pobladores indígenas que vivía en el continente en el momento a la llegada de Cristóbal Colón es estimado variadamente por los historiadores. La población indígena en el Nuevo Mundo experimentó una catástrofe demográfica con la llegada de los europeos. La cuantía de tal debacle y sus causas siguen siendo objeto de controversia. Dicha disminución no tocó sustancialmente en grado alarmante a la población originaria del Viejo Mundo (colonizadores europeos) ni a los esclavos negros traídos de África. En lo que hoy se llama América Latina se dará un considerable y fundamental mestizaje con la población indígena, sea por parte de los europeos como de los africanos con los descendientes europeos, y con muchos de los antiguos indígenas.

A partir de 1492 se inicia un periodo de contactos a gran escala, desconocidos hasta entonces, entre los habitantes del Nuevo Mundo y los del Viejo Mundo Europeo y con el África negra. El contacto de europeos y africanos con los antiguos indígenas del continente americano, producirá cambios notables y sustanciales. Sucesivamente la emigración numéricamente progresiva y en aumento del Viejo Mundo (con motivaciones y categorías sociales muy diversas), y la forzada llegada de un número consistente de esclavos africanos, arrancados forzosamente de sus tierras y que se ven obligados a quedarse permanentemente en América, cambiará también la población en muchas de sus partes; también desde el punto de vista antropológico, con otro tipo de mestizaje afro-americano característico.

Historiadores y demógrafos suelen coincidir en el hecho de que las enfermedades infecciosas como la viruela, el sarampión, diversos tipos de gripes e influenzas inexistentes en América, llevadas por los colonizadores europeos y sus animales domésticos, fueron un factor importante del colapso demográfico, afectando masivamente a la población indígena americana que no poseía defensas contra las mismas. A estas causas de gran envergadura cuantitativa hay que añadir las muertes de indígenas causadas en las guerras de la conquista y por las violencias que la acompañaron y siguieron, por las condiciones de explotación de los indígenas como mano de obra y los sistemas impuestos en tal sentido. Los historiadores y demógrafos discrepan acerca sobre el grado en que contribuyeron unas y otras a la debacle demográfica, pero existe consenso sobre la responsabilidad directa de todos estos factores como causas de la disminución e incluso extinción de muchas poblaciones indígenas, y de lo se considera una catástrofe demográfica.[52]

Notas

  1. Esta “Crónica Miscelánea” quedó “olvidada” en la biblioteca del Convento de San Francisco de Guadalaxara, y hallada por el Dr Nicolás León y publicada en parte (Libro II) por José López Portillo padre y Jesús López Portilla hijo en 1891; y republicada por Ed. Porrúa, México, en 1997. Los MS, divididos en 6 libros, habían sido en parte vendidos en el siglo XIX a coleccionistas de Estados Unidos, y algunos de ellos, entre los cuales el Libro I se encuentran todavía perdidos. La “Crónica Miscelánea” buscada por algunos investigadores, entre ellos Don Nicolás León, editor del Museo Michoacano, fue hallada en Celaya, lugar muy unido a la historia franciscana, y luego hecha pública en parte por Don Joaquín García Icazbalceta como él atesta en su Colección de documentos para la historia de México, tomo II). La “Crónica Miscelánea” es, parece ser, la primera historia de la conquista de la Nueva Galicia que haya sido escrita, y algunos colocan la fecha de su composición hacia 1650 o 1651, y el Autor pudo haber recogido muchas de sus noticias de los frailes y de otros testigos y actores de los acontecimientos que narra y luego redacta ya en su avanzada ancianidad (habría nacido en 1548). De él beben gran parte de los escritores que escribirán más tarde sobre dicha conquista.
  2. Hacia 1640 las misiones de los jesuitas del Paraguay eran 152 y tenían medio millón de indios cristianizados (incluyendo guaraníes, omaguas, ucayabes, etc.) y se extendían por desde Maynas, Marañón, Quito hasta Pará y la cuenca del Plata, sin embargo, ese año se produce la independencia de Portugal y estos empiezan a lanzar incursiones contra las misiones de los jesuitas españoles con la intención de conseguir esclavos para sus minas y plantaciones. Lorenzo Hervás, Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas..., pp. 260-261. En 1732 las misiones tenían 144 252 indios pero en 1734 murieron por una epidemia de sarampión 18 663 y en 1737 30 000 más, en 1755 miles más huyeron a los bosques al saber las consecuencias del Tratado de Madrid (1750). Lorenzo Hervás (1800). Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas: y numeración, división, y clases de estas según la diversidad de sus idiomas y dialectos. Tomo V. Madrid: Imprenta de la Administración del Real Arbitrio de Beneficencia, pp. 141. En 1769 las misiones incluían 57 pueblos, 12 colegios y una universidad con 113 716 indios. Fernando Arellano (1987). Una introducción a la Venezuela prehispánica: culturas de las naciones indígenas venezolanas. Universidad Católica Andrés Bello, pp. 186. ISBN 978-9-80244-006-1. José María Iraburu (2003). "La región del Río de la Plata". Hechos de los apóstoles en América. Pamplona: Fundación GRATIS DATE, pp. 185-189. La creencia en la Tierra Sin Mal fue el principal motivo de las grandes migraciones guaraníes, por ejemplo «diez mil tupinamba, de 1540 a 1549, desde Pernambuco hasta Perú, donde llegaron solamente trescientos; y la que condujo, entre 1820 y 1912, a tres tribus guaraní del Paraná superior hasta la costa del Atlántico». En 1561 y 1639 60 000 tupinambas emigrando desde el nordeste de Brasil huyendo de los bandeirantes hasta Perú pero al encontrar blancos también ahí dieron vuelta y se establecieron en el centro del Amazonas (Universidad Nacional de Colombia. Sede Amazonia). Ambos casos eran producto de las migraciones constantes de tribus tupíes desde la costa brasileña al interior del continente huyendo de los lusitanos entre 1530-1612 para evitar ser esclavizadas (Parés, Carmen Helena & González Almeida, Ramón (1995). Huellas KA-TU-GUA: Cronología de la resistencia KA-TU-GUA: S. XVI. Tomo II. Caracas: Editorial CDCH UCV (Universidad Central de Venezuela. Consejo de Desarrollo Científico y humanístico), pp. 171. ISBN 978-9-80000-631-3). Según el jesuita español en los últimos años de las Reducciones, P. José Manuel Peramás (1732-1793), el número de los indios que vivían en las Reducciones jesuíticas al final eras unos 91.000 (cf. xriezu@sjloyola.org / 662 508 606). Peramás publicó en 1766 : Oraciones quinqué, su primer libro editado en la imprenta de Córdoba. Con la expèulsión de los jesuitas por Carlos III (1767) pasó a Italia y en Faenza el padre Peramás escribió dos libros en latín sobre las Reducciones. El segundo se titula De vita et moribus tredecim virorum paraguaycorum y fue publicado en 1793, pocos meses después de su muerte. Su traducción española apareció separadamente, primero en Argentina y más recientemente en Paraguay, con el título Platón y los guaraníes, Asunción, Centro de estudios paraguayos «Antonio Gulasch», 2004.
  3. Cf. http://www.blogitravel.com/2010/02/poblacion-de-america-demografia-en-los-paises-de-america/
  4. Nicolás Sánchez-Albornoz, La población en América Latina. Desde los tiempos precolombinos hasta el año 2000, Alianza Editorial, Madrid, España, 1973. El libro trata en varios capítulos: La historia demográfica de América Latina; La población precolombina; La conquista; El nuevo derrotero: Gobernar es poblar; La explosión demográfica; Del terruño a la metrópoli; El año 2000.
  5. Compárese el razonamiento de Nicolás Sánchez-Albornoz, La población de América Latina(editada en 1968 y publicada en Madrid en 1973), y el de otros demógrafos, por ejemplo A. Tudela (1890-1973) [coordinador], El Legado de España en América, Ed. Pegaso, Madrid 1954, T. I, 7-39, con las cifras que se ofrecerán según las diversas hipótesis. Ángel Tudela tiene en su haber importantes trabajos americanistas; entre ellos dirigió la obra colectiva citada; colaboró en el Diccionario de Historia de España (publicado por Revista de Occidente que dirigía Ortega y Gasset); publicó Los manuscritos de América en las bibliotecas de España (1954); La relación de Michoacán (1956); El arte popular de América y Filipinas (1968). El Instituto de Cultura Hispánica editó en 1980 el Códice mexicano poscortesiano, del Museo de América, que fue descubierto por él y que ha sido llamado “Códice Tudela”.
  6. STUART, Paul (1987). Nations Within a Nation: Historical Statistics of American Indians. Westport: VNR AG, pp. 51. ISBN 978-0-31323-813-0.
  7. ALCHON, Suzanne Austin, A Pest in the Land: New World Epidemics in a Global Perspective. University of New Mexico Press, Albuquerque 2003, pp. 165-166. ISBN 978-0-82632-871-7. Karl Theodor SAPPER (1866-1945) publicó sus estudios en Das Element der Wirklichkeit und die Welt der Erfahrung. Grundlinien einer anthropozentrischen Naturphilosophie (1924). Muchos de los cuadros y datos recogidos por Alchon de otros autores son los que aquí aparecen.
  8. KROEBER, Alfred L., Cultural and Natural Areas of Native North America, University of California Press, Berkeley 1939. En su división regional Kroeber incluye a Honduras y Nicaragua en América Central, y a Costa Rica y Panamá en las tierras bajas sudamericanas; mientras que a Guatemala y El Salvador los incluye en México.
  9. Los cuadros que presentamos se encuentran elaborados en: En Wikipedia®: http://es.wikipedia.org/wiki/Ta%C3%ADno#Poblaci.C3.B3n. donde aparecen varios artículos dedicados al argumento, objeto de polémicos debates entre varios de sus Autores. Aquí, sin entrar en lo específico de los debates, recogemos algunos datos y cuadros resumidos de los diversos cálculos ofrecidos. El texto está disponible bajo la Creative Commons Atribución/Compartir-Igual 3.0. Ver: http://www.blogitravel.com/2010/02/poblacion-de-america-demografia-en-los-paises-de-america/. Y han sido presentados por Muchos de los datos y cuadros ofrecidos en este artículo están tomados de los trabajos recogidos de Suzanne Austin ALCHON, en la elaboración apenas recordada y en su obra citada a continuación. Y las obras de los Autores citados son en manera precisa: KROEBER, Alfred L., Cultural and Natural Areas of Native North America, University of California Press, Berkeley 1939; ROSENBLAT, Ángel (1954), Población indígena y el mestizaje en América. 2 vols. Buenos Aires: Nova; STEWARD, James H., “The Native population of South America”. Handbook of South American Indians. Tomo V. Washington DC: Smithsonian Institution, Bureau of American Ethnology Bulletin, (1949), 655-668; SAPPER, Karl T., Das Element der Wirklichkeit und die Welt der Erfahrung. Grundlinien einer anthropozentrischen Naturphilosophie, C.H. Beck, Munich 1929; DOBBYNS, Henry F., Estimating aboriginal population: an appraisal of techniques with a new hemispheric estimate. Current Anthropology, 7, no. 4, October 1966: 395-449; ALCHON, Suzanne Austin, A Pest in the Land: New World Epidemics in a Global Perspective. University of New Mexico Press, Alburquerque 2003, 147-172. En América Central, Kroeber incluye solo a Honduras y Nicaragua, a Guatemala y El Salvador los incluye en México y a Costa Rica y Panamá en las tierras bajas sudamericanas.
  10. En Wikipedia®: http://es.wikipedia.org/wiki/Ta%C3%ADno#Poblaci.C3.B3n.
  11. Por ejemplo el norteamericano William Denevan, que defiende una estimación poblacional para toda América encuadrable dentro de la corriente intermedia, sostiene sin embargo la existencia de una gran desproporción entre el México Central y el resto de América, pues para esa área concreta propone unas magnitudes cercanas a la mitad de toda la población americana, encuadrables en la corriente maximalista: William DENEVAN, The Native Population of the Americas in 1492 (1976), calcula la población precolombina de América en 57.3 millones, más o menos en un 25%. En la segunda edición (1992) la recalcula en 54 millones.
  12. Cf. SAUNDERS, Nicholas J., The peoples of the Caribbean: an encyclopedia of archaeology and traditional culture (XI y XV) ABC-CLIO, 2005. ISBN 978-1-57607-701-6; Rosenblat, Población indígena y el mestizaje en América, Buenos Aires, 1954, tomo I; Bartolomé BENNASSAR & Lucile BENNASSAR (1992), 1492: ¿un mundo nuevo?, Nerea, Madrid 1992. Según COBLEY, Alan Gregor, Crossroads of empire: the European-Caribbean connection, 1492-1992, Department of History, University of the West Indies, Cave Hill (Barbados) 1994 (ISBN 976-621-031-4) los caribes de las Antillas Menores habrían sufrido la caída de su población de un 90% entre 1492 y 1700. A causa del rápido descenso de la población indígena de La Española los españoles recurrieron a diversos métodos para conseguir mano de obra, incluyendo el traslado de poblaciones enteras aunque muchos de estos terminaban por huir o morir de enfermedad o en los trabajos. También se introdujeron más de 40.000 indios capturados en las islas vecinas entre 1508 y 1513, sin embargo, no sirvieron para contener la perdida demográfica vivida en la isla durante el siglo XVI (MOYA PONS, Historia de la República Dominicana, Ediciones Doce Calles, Tomo II. Madrid 2010, pp. 20-21). También: Taino Diccionary. A dictionary of words of the indigenous peoples of caribbean from the encyclopedia "Clásicos de Puerto Rico, second edition, publisher, Ediciones Latinoamericanas. S.A., 1972, compiled by Puerto Rican historian Dr. Cayetano Coll y Toste of the "Real Academia de la Historia". Provided by the Jatibonicu Taino Tribal Nation of Boriken (Puerto Rico).
  13. Cf. COBLEY, o.c., (1994), 36.
  14. Cf. Robert L. PAQUETTE, - Stanley L. ENGERMAN, The Lesser Antilles in the age of European Expansion. University Press of Florida, Gainesville 1996, 53. ISBN 0-8130-1428-X; Seymour DRESCHER - Stanley L. ENGERMAN, A Historical Guide to World Slavery, (1998).
  15. Suzanne Austin ALCHON, World Epidemics in a Global Perspective, University of New Mexico Press, Albuquerque 2003, 165-166. ISBN 978-0-82632-871-7. Usa principalmente al geógrafo Karl Theodor Sapper (1866-1945) de los resultados de sus estudios publicados en Das Element der Wirklichkeit und die Welt der Erfahrung. Grundlinien einer anthropozentrischen Naturphilosophie (1924).
  16. Cuadro en: Suzanne Austin ALCHON, World Epidemics in a Global Perspective, University of New Mexico Press, Albuquerque 2003, 167.
  17. Cuadro en: Suzanne Austin ALCHON, World Epidemics in a Global Perspective, University of New Mexico Press, Albuquerque 2003, 166.
  18. Los datos están tomados de http://es.wikipedia.org/wiki/Ta%C3%ADno#Poblaci.C3.B3n.
  19. COOK, SHERBURNE FRIEND & BORAH, WOODROW WILSON, Ensayos sobre historia de la población: México y el Caribe. Tomo I, Siglo XXI, México 1977, pp. 35-36. Sobre los mayas, su conquista española y su consistencia numérica, el historiador guatemalteco Gustavo GONZÁLEZ VILLANUEVA ofrece numerosos datos, analizados a partir de las fuentes coevas, en libros como: Una mirada al pasado y al futuro de la Iglesia en Centroamérica; La Antigua Guatemala, identidad y proyección; Pensando Centroamérica; El testamento del Adelantado Don Pedro de Alvarado (El hombre y el mito); Los primeros cristianos de la Audiencia de los Confines (1524-1525) (1525-1541) (3 vols.). PEDRO DE ALVARADO, Cartas de Relación a Cortés (el volumen recoge la Crónica de Michoacán, de Mota Padilla, que narra los últimos días y muerte de Alvarado) en BCP, MEP, vol. 4, Guatemala 1950; BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, Historia de la conquista de Nueva España, Ed. Porrúa, México 1968 (14ª edición); BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, Ed. Secretaría de Educación Pública, México 1941; Id., Historia de las Indias, FCE, 3 vols., México 1963²; Libro Viejo de la fundación de Guatemala y papeles relativos a D. Pedro de Alvarado. Biblioteca “Goathemala” de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, Vol. XII, Guatemala 1934; Francisco LÓPEZ DE GÓMARA, La conquista de México, DASTIN S.L., Madrid 2001²; José Luis MARTÍNEZ, Documentos cortesianos, I-II, UNAM, FCE, México 1990; José Joaquín PARDO, Efemérides de la Antigua Guatemala, 1541-1779, Biblioteca Nacional, Instituto de Antropología e Historia, Archivo General de C.A., C. Nacional para la protección de la Antigua, Guatemala 1984³; Adrián RECINOS, Pedro de Alvarado, CENATLTEX, Guatemala 1986; Fray Antonio de REMESAL, Historia General de las Indias Occidentales y particular de la Gobernación de Chiapa y Guatemala, Editorial José de Pineda Ibarra, Guatemala 1966³; Carmelo Sáenz de Santamaría, El Licenciado Francisco Marroquín, Primer Obispo de Guatemala (1499-1563), su vida – sus escritos. Edición de Cultura Hispánica, Madrid 1964; [AA.VV.] Historia General de Guatemala I-II, Edición Príncipe n° 1041, Asociación de Amigos del País. Fundación para la Cultura y el desarrollo, Guatemala 1993 y 1999; Fray Francisco JIMÉNEz, Historia de la provincia de Chiapa y Guatemala de la Orden de Predicadores, primera edición del manuscrito original de Córdoba. Anotaciones de Carmelo SÁEZ DE SANTA MARÍA, Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, vol. XXVIII, Guatemala 1977; Popol Wuj. Antiguas Historias de los Indios Quichés de Guatemala. Ilustrados con dibujos de los Códices Mayas. Advertencia, versión y vocabulario de Albertina SARAVIA E., Ed. Porrúa, México 1997.
  20. COOK, SHERBURNE FRIEND & BORAH, WOODROW WILSON (1977).Ensayos sobre historia de la población: México y el Caribe. Tomo I. México: Siglo XXI, 35-36.
  21. ALCHON, 2003, 164
  22. COOK, SHERBURNE F. & BORAH, WOODROW, Ensayos de población: México y el Caribe, Siglo XXI, Ciudad de México 1977 (Traducción de Clementina Zamora).
  23. MORGAN & BANDELIER, 2003: XLVIII. Los indios mesoamericanos usaban un palo puntiagudo y endurecido al fuego llamado hoy coa (palabra Caribe) para arar la tierra, penetrando en ella muy pocos centímetros. Además su sistema de roza y quema no permitía trabajar la tierra más de dos años seguidos por lo que su estilo de vida era nómada o seminómada ya que se vuelve a usar la misma parcela apenas siete años después.
  24. Morgan & Bandelier, 2003: xlviii. Cómo sostienen estos historiadores, los indígenas, con sus sistema de rosa y quema debió ser inferior a media tonelada de maíz por hectárea (en 1910 con el uso de mulas, bueyes y tractores era de 570 kg en promedio.
  25. Massimo LIVI-BACCI, Historia mínima de la población mundial. Barcelona: Editorial Ariel, 1990, 57.
  26. MORGAN, Lewis Henry & BANDELIER, Adolph Francis, México antiguo: Breve y sumaria relación de los señores de la Nueva España. Siglo XXI, Ciudad de México - Buenos Aires 2003: Prólogo y edición de Jaime Labastida, pp. XLVIII. ISBN 978-9-68232-452-9. Consideran que las cifras aquí dadas parten de estimaciones con cifras preconcebidas, datos de Bartolomé de las Casas o en matrículas de tributos, todas estas muy exageradas.
  27. MORGAN & BANDELIER, 2003, XLVIX.
  28. MORGAN & BANDELIER, 2003, XLVIX y L. Este sistema consanguíneo llevaba a que cada tribu o ciudad se considera el centro del universo ya que estaban cerradas para los que no eran miembros de ellas. Además, hay que decir que dichas sociedades, a pesar de su parentesco cultural solo se asociaban cuando había guerra o se necesitaba cobrar tributos a sus vasallos por lo que favorecía a la ciudad-estado como forma de organización política.
  29. Robert McCaa. “¿Fue el siglo XVI una catástrofe demográfica para México? Una respuesta basada en la demografía histórica no cuantitativa”. Papeles de población, julio-septiembre, 1999, número 021. Toluca: Universidad Autónoma del Estado de México, 223-239. ISSN 1405-7425.
  30. La cifra de Sanders es para 1568.
  31. Los chibchas o muiscas son un pueblo indígena que habitó el altiplano cundiboyacense y el sur del departamento de Santander, en Colombia, desde el siglo VI a. C., y cuyos descendientes directos viven actualmente en varias localidades del distrito de Bogotá como Suba, Bosa, Usme y Engativá, y en municipios vecinos como Cota, Chía y Sesquilé. Una parte importante de la población actual de la Cordillera Oriental de Colombia es resultado del mestizaje de los muiscas con otros pueblos, particularmente con los españoles. La lengua original de este pueblo fue el muysccubun, de la familia lingüística chibcha. El término chibcha (idioma muisca: chib-cha(cum) (= báculo-varón) “hombre del báculo” ) puede referirse: al pueblo muisca o chibcha; al idioma muisca o chibcha, a las lenguas chibchas, una familia lingüística de Colombia y América Central; a la hipótesis macro-chibcha o chibchano-paezano, macrofamilia lingüística hipotética. Cf. CONSTENLA UMAÑA, Adolfo (1995). Sobre el estudio diacrónico de las lenguas chibchenses y su contribución al conocimiento del pasado de sus hablantes, Boletín del Museo del Oro, (38-39) 13-56.
  32. Los tairona son un grupo indígena ubicado en el territorio de la actual Colombia departamentos de Magdalena , de La Guajira y de Cesar, en la Sierra Nevada de Santa Marta, incluyendo las cuencas de los ríos Guachaca, Don Diego, y Buritaca y la zona baja costera (Parque nacional natural Tayrona).Se trata de un grupo lingüístico chibcha. Se cree que el nombre tairona pueda estar relacionado con los términos teyuna, teiruna que se han encontrado en varias lenguas de los pueblos indígenas que aún sobreviven en la sierra de Santa Marta, todos ellos lingüísticamente chichas. Los taironas habrían fundado en hacia el año 800 d.C. una ciudad, habitada hasta el s. XVII, hoy conocida como Ciudad Perdida. Esta sociedad se encontraba organizada en unidades políticas de varias dimensiones que ejercían control sobre distintos territorios en el macizo montañoso, desde el mar Caribe hasta las cumbres del Gonavindua (pico Simón Bolívar) y el Aloglue (pico Cristóbal Colón). La población era independiente y estaba dirigida por su propio cacique, con distintas alianzas y enfrentamientos entre ellos. El primer contacto con los conquistadores españoles se dio en 1498 con la llegada de Fernando González de Oviedo, con quien los caciques de la zona establecieron relaciones comerciales. Cf. HENAO, Camilo A. Guarnizo, Etnomicetología, en Acta Biológica Colombiana, vol. 10 no. 1 (2005). Otros pueblos relacionados con los tairona se piensa que sean los kogui (cf. Renovación del Museo del Oro Tairona de Santa Marta, en el sitio en internet de la Biblioteca de Luis Ángel Arango, del Banco de la República de Colombia.
  33. Se tienen noticias de su existencia al menos desde fines del siglo XII, en el ocaso del Imperio Tiahuanaco, en torno al lago Titicaca, en Bolivia. En el siglo XV el territorio ocupado por los collas habría sido invadido por el Imperio inca, lo cual habría generado una revuelta que habría finalizado con la incorporación de los collas como soldados en la expansión al sur, y a su vez como trabajadores mitmakuna en los nuevos territorios conquistados, particularmente al actual nordeste argentino. En la actualidad, los collas se reconocen como descendientes directos de esa migración forzosa. Los collas provienen de varios grupos étnicos originarios. A la población de origen omaguaca, “calchaquí” y atacameño, los incas les sumaron grupos de mitimaes principalmente chichas que dieron comienzo al mestizaje que continuó con las encomiendas y traslados poblacionales que efectuaron los españoles. A fines del siglo XIX, en tiempos de la Guerra del Pacífico, se produce una migración de collas desde el noroeste argentino (Tinogasta y Fiambalá), hacia el territorio de algunos valles cordilleranos chilenos de la Provincia de Atacama, continuando la ya existente desde tiempos precolombinos. Los mitmakuna estaban formados por grupos de hombres y mujeres escogidos llamados yanakuna y mamakuna. Las mujeres, mamakuna, vivían en espacios separados, segregadas (acllahuasis o casas de las escogidas, en donde las acllas, conocidas también como “Vírgenes del Sol”, habitaban en una especie de monasterio, que desde muy pequeñas eran reclutadas por el estado y educadas por la Mamakuna). Las más bellas eran escogidas para entrar en el harem del emperador (inca), mientras que el resto eran dadas en matrimonio a otras personas. La función principal de estas mujeres eran las de tejer para el Inca y la de hacer o preparar la chicha, la cerveza del Inca. Los varones, yanajuna, servían como miembros de la alta sociedad y de los gobernantes Incas. Su cometido principal era la de cuidar de los animales.
  34. Los aymaras viven prevalentemente en las cercanías del lago Titicaca entre Perú, Bolivia, Norte de Chile y Noreste de Argentina. La Paz, capital de Bolivia, y El Alto son dos ciudades centros del pueblo aymara, sobre todo ésta última. El término no indica un subgrupo étnico propiamente dicho, sino que comprende un conjunto de individuos, que pertenecen a subgrupos diversos étnicamente hablando, pero que tienen como lengua madre la lengua perteneciente a la familia aymara. Otras poblaciones o subgrupos étnicos como los Qullas, los Lupagas, los Qanchis, los Carangas, los Lucanas, los Chocorvos y los Chichas se consideran también aymaras, aunque no hablen ya esta lengua desde los tiempos de la colonización española. El aymara altiplánico, o simplemente aymara, es una lengua andina hablada al menos por un millón y seiscientas mil personas, en las proximidades del lago Titicaca. Es co-oficial en Perú y en Bolivia.
  35. GONZÁLEZ GUARDIOLA, Lola, De Bartolina Sisa Al Comité de Receptoras de Alimentos de el Alto: Antropología Del Género y Organizaciones de Mujeres en Bolivia. Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca 2000, 168. ISBN 978-8-48427-072-0. Según el autor de los dos o tres millones de habitantes del imperio un millón vivía en la Meseta del Titicaca; MORALES SALES, Edgar Samuel, Estigmas sociales, historia y nuevo órden en América Latina. Toluca: Universidad Autónoma de México, 2000, 106. ISBN 978-9-68835-569-5. Producto de los traslados forzados durante el Imperio Inca, la Colonia y las guerras de independencia de poblaciones enteras de aymaras la zona de influencia de su lengua se ha expandido de su área original.
  36. PALACIOS, Marco & SAFFORD, Frank, Colombia: país fragmentado, sociedad dividida: su historia. Editorial Norma. Traducción de Ángela García, Bogotá 2002, 60. ISBN 978-9-58046-509-6.
  37. PALACIOS, Marco & SAFFORD, 2002, 74.
  38. PALACIOS, Marco & SAFFORD, Frank, 2002, 60.
  39. FRANCIS, Michael J., Población, enfermedad y cambio demográfico, 1537-1636. Demografía histórica de Tunja: una mirada crítica, GÓMEZ LONDOÑO, Ana María. Muiscas: representaciones, cartografías y etnopolíticas de la memoria. Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá 2005, 79. ISBN 978-9-58683-643-2. Anthony MCFARLANE, Colombia Before Independence: Economy, Society, and Politics Under Bourbon Rule. Cambridge University Press, Cambridge 2005 16. ISBN 978-0-52189-449-4. Respecto de la población total de Colombia en 1492 Jorge Orlando Melo estima en el millón de habitantes solo en la Cordillera Oriental, otro millón en el Valle del Cauca, medio millón en la costa caribeña y trescientos o cuatrocientos mil en los tramos superior y medio del Valle del Magdalena y el altiplano andino de Pasto.
  40. PALACIOS & SAFFORD, 2002, 41.
  41. BUSHNELL, David, The Making of Modern Colombia: A Nation in Spite of Itself, University of California Press, Berkeley, Los Angeles 1993, 5. ISBN 978-0-52091-390-5. Los taironas por su parte desarrollaron obras artísticas mucho más sofisticadas.
  42. LÓPEZ ORNAT, Arturo, Estrategias para el desarrollo sostenible: América latina. IUCN, Madrid 1995, 125. ISBN 978-2-83170-302-2.
  43. LÓPEZ ORNAT, 1995, 125.
  44. ALCHON, 2003, 170.
  45. Los guaraníes o guachimis o avá, según su auto denominación étnica original que significa "hombre", son un grupo de pueblos sudamericanos que se ubican geográficamente en Paraguay, noreste de Argentina (en las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Misiones y en parte del Chaco y Formosa), sur y suroeste de Brasil (en los estados de Río Grande del Sur, Santa Catarina, Paraná y Mato Grosso del Sur) y sureste de Bolivia (en los departamentos de Tarija, Santa Cruz y Chuquisaca), se estima que también podrían haber habitado gran parte del territorio de la República Oriental del Uruguay. Cf. D.E. IBARRA GRASSO, Sudamérica Indígena, ed. Tea, 1994, 634; Carlos MARTÍNEZ SARASOLA, Nuestros paisanos los indios, Ed. EMECE, 1992.
  46. Los tupíes o macro-tupí son forman una familia étnica y lingüística de menos de 80 lenguas indígenas de América (se considera que al menos 76 todavía tienen algún hablante). Es la familia de mayor extensión geográfica en América del Sur, extendiéndose dispersamente tanto en la Amazonía como en la Cuenca del Plata. Comprende 10 subfamilias, de las cuales la más extendida tanto geográfica como demográficamente son las lenguas tupí-guaraníes. . Cf. Aryon D. RODRIGUES, Tupí languages, en Alexandra Y. Aikhenvald & R. M. Dixon. The Amazoninan Languages, Cambridge University Press, 1999, 107–122. ISBN 0 521 57021; ADELAAR, Wilhem, The Language of the Andes. Cambridge University Press, 2004. ISBN 978-0-521-36275-7.
  47. PALACIOS ALCAINE, Azucena, Introducción a la lengua y cultura guaraníes. Universitat de València, Valencia 2000, 6. ISBN 978-8-43704-151-3.
  48. MILLALÉN PAILLAL, José, ¡Escucha, Winka!: Cuatro Ensayos de Historia Nacional Mapuche y un Epílogo Sobre el Futuro. Lom Ediciones, Santiago de Chile 2006, 50. ISBN 978-9-56282-851-2.
  49. ALCHON, 2003, 170.
  50. Cf. Un cuadro estadístico en: Wikipedia: Anexo: Población histórica de los pueblos indígenas de la América Anglosajona; y los enlaces al tema debatido: Copyright-Sources - The Kids' Site of Canadian Settlement - Library and Archives Canada; Alaskool - Many Tongues, Ancient Tales; Eso-garden.com | American Indian Tribes; Access Genealogy - North American Indian Tribes; Access Genealogy - Indian Tribes of the United States; Access Genealogy - Indian Tribes of Canada; Access Genealogy - Alphabetical Enumeration of Indian Tribes. Cf. RUSSELL THORNTON, American Indian holocaust and survival: a population history since 1492, University of Oklahoma Press, 1990, 32-33.
  51. STUART, Paul, Nations Within a Nation: Historical Statistics of American Indians. VNR AG, Westport 1987,
  52. En ocasión del V Centenario de la llegada de los europeos a América (1992), diversas organizaciones indígenas y políticas renovaron los debates sobre el tema y denunciaron lo que algunos calificaron como un “genocidio”. Tales tesis aparecen recogidas en libros y artículos citados y en debates sobre el tema a raíz de algunos de los artículos sobre el tema recogidos y publicados por Wikipedia.

Bibliografía

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DHIAL (F. G. F. compilador)