POBLAMIENTO INICIAL DEL CONTINENTE AMERICANO

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Las oleadas migratorias hacia el continente americano.

Hoy todos los investigadores serios descartan por completo las hipótesis que señalan al hombre americano como «autóctono», es decir que su origen se encontraría en América. La primera de esas hipótesis fue elaborada en 1881 por el antropólogo argentino Florentino Ameghino,[1]a la que llamó del «homunculus patagonicus». Por el contrario, todas las investigaciones elaboradas con rigor científico en el siglo XX señalan que el hombre americano es «alóctono»; es decir, que llegó de otra parte.

La aparición del hombre en el Continente es un hecho que data aproximadamente de unos 15 mil años; periodo en el que muchos pueblos de cazadores y recolectores nómadas comenzaron a llegar en oleadas migratorias, dirigiéndose desde el norte hacia el sur del Continente, y trayendo como consecuencia el poblamiento de los espacios americanos. El descubrimiento de la agricultura fue transformando el nomadismo en sedentarismo, y los pueblos fueron mejorando paulatinamente su calidad de vida.

Con el pasar de los años, obtuvieron las condiciones necesarias en cuanto a vivienda y alimentación. Incluso de organización política, social y religiosa, creando hace unos 3000 años las primeras civilizaciones. Las investigaciones arqueológicas más recientes señalan a la ciudad Aguada-Fénix,[2]y hoy se conjetura sólidamente como la población que daría inicio a la civilización maya (año 1000 a.C). Le seguiría la civilización Olmeca (500 a.c) en la costa de Veracruz; la Chibcha (400 a.C) en las sierras de Colombia; la Tolteca (800 d.C) en el centro de México; y la Incaica (1197 d.C) en el Perú.

Diversas hipótesis sobre la llegada del hombre al Continente Americano

El tema ha sido y es objeto de estudio continuo por parte de antropólogos e historiadores, que proponen hipótesis y teorías diversas, sin que se haya alcanzado hasta el presente una definitiva teoría sobre el asunto. Lo que es comúnmente acertado es que diversos grupos de humanos llegaron al Continente en épocas muy distantes entre sí logrando así el poblamiento progresivo de todas las regiones del inmenso Continente.

Así, entre las teorías propuestas con fundadas argumentaciones científicas afirman que ya hacia el 1200 a. C. poblaciones procedentes de Polinesia y nativos ya del Continente americano se habrían mezclado en las islas del Pacífico. En 1947, una expedición dirigida por el explorador noruego Thor Heyerdahl,[3]quien zarpó de las costas de Perú en una balsa de madera llamada «Kon-Tiki» para probar una atrevida teoría.

Heyerdahl estaba convencido de que pobladores procedentes de Sudamérica podrían haber llegado hasta las islas de la Polinesia ya en tiempos precolombinos. La tripulación navegó durante 101 días en un viaje de 7.000 kilómetros hasta llegar a las islas del Pacífico, demostrando que la idea no era en absoluto descabellada. De esta forma, Heyerdahl desafiaba la hipótesis más aceptada en la época, que suponía que esa remota zona del mundo había sido poblada solo por viajeros de Asia.

A pesar de su hazaña, sus teorías fueron criticadas por la mayoría de los expertos. Sin embargo, pasados los años, un equipo internacional de investigadores parece haber puesto punto final a esta controversia, dando la razón a Heyerdahl, gracias a un amplio estudio genético en el que se han recolectado datos del ADN de más de 800 indígenas vivos de América y la Polinesia francesa.

Los científicos han encontrado firmas genéticas comunes que revelan el contacto entre los dos pueblos antes de la llegada de los europeos a Sudamérica. Ese encuentro pudo suceder solo una vez, alrededor del año 1200 d.C. en el este de la Polinesia entre los isleños y un grupo estrechamente relacionado con los indígenas de la actual costa de Colombia. El nuevo estudio, publicado en la revista «Nature»[4]pone de relieve que la Isla de Pascua no fue el primer punto de contacto, como se ha sugerido en algunos informes anteriores.

De la batata al ADN

La posibilidad de contactos prehistóricos entre polinesios y nativos americanos ha sido muy debatida. Uno de los argumentos en su defensa ha sido un tubérculo: la batata. Esta planta de origen americano tiene una larga historia de cultivo en el este de la Polinesia. Además, la palabra para decir «batata» en los idiomas polinesios parece estar relacionada con la palabra utilizada por los indígenas de los Andes. En la Isla de Pascua hay evidencias de antiguos campos de batatas y otras pruebas de intercambio cultural: extraordinaria mampostería antigua y un culto específico al hombre pájaro, todas características en común con América del sur.

Algunos investigadores han recurrido a la genética de la batata, con la esperanza de demostrar que las papas domesticadas de América del Sur y Polinesia eran genéticamente iguales. Pero no han conseguido confirmar la propagación mediada por el ser humano. Otros estudios han analizado ADN antiguo de huesos pertenecientes a nativos americanos y polinesios. Las muestras antiguas a menudo se degradan, así que estos estudios tampoco pudieron proporcionar evidencia suficiente de que las dos poblaciones compartieron un momento de la historia.

En general, los opositores de estos encuentros han considerado todas estas pruebas poco concluyentes, aduciendo que se trataba solo de conjeturas y que los dos grupos estaban separados por miles de millas de océano abierto. Pero el nuevo estudio va mucho más allá, al ser el primero en aportar sólidas pruebas genéticas. Los investigadores visitaron las comunidades indígenas para explicar sus propósitos, evaluar el interés en la participación y solicitar el consentimiento.

Luego, recolectaron muestras de saliva de 807 participantes en 17 islas polinesias y 15 grupos de nativos americanos a lo largo de la costa del Pacífico de las Américas desde México hasta Chile, realizando análisis genéticos para buscar fragmentos de ADN que son característicos de cada población y segmentos que son «idénticos por descendencia», lo que significa que se heredan del mismo antepasado hace muchas generaciones.

“Encontramos segmentos idénticos por descendencia nativa americana en varias islas polinesias”, afirma Alexander Ioannidis, investigador postdoctoral en la Universidad de Stanford y coautor principal del estudio.[5]“Fue una evidencia concluyente de que hubo un solo evento de contacto compartido», afirma. En otras palabras, los polinesios y los nativos americanos se conocieron en un momento de la historia, y durante ese tiempo las personas de las dos culturas tuvieron niños y por eso comparten su ADN.

Encuentro en las Marquesas del Sur

Los análisis estadísticos señalan que el evento habría ocurrido en la Edad Media, alrededor del año 1200 d.C., que es “alrededor del tiempo en que estas islas fueron originalmente colonizadas por polinesios nativos”, apunta Ioannidis. Utilizando métodos computacionales, el equipo localizó la fuente del ADN de los nativos americanos en la actual Colombia.

Estudios genómicos anteriores se han centrado en el contacto en la Isla de Pascua, porque es la isla polinesia habitada más cercana a América del Sur. Sin embargo, el nuevo estudio respalda la idea de que el primer contacto fue en uno de los archipiélagos del este de Polinesia (como las Marquesas del Sur), según lo propuesto por Thor Heyerdahl.

Estos hallazgos sugieren que el contacto ocurrió antes de lo que se pensaba anteriormente y se extendió a través de múltiples islas en Polinesia, lo que sugiere que los nativos americanos tuvieron una influencia genética y cultural en Polinesia durante más de cinco siglos antes de la llegada de los europeos a la región.

NOTAS

  1. Florentino Ameghino (Moneglia, Italia 1853 - La Plata, Argentina 1911) Fue un científico autodidacta, naturalista, climatólogo, paleontólogo, zoólogo, geólogo y antropólogo
  2. Localizado en el actual municipio de Balancán en Tabasco, Aguada Fénix fue descubierto en el año 2027, y ya es considerado el lugar que albergó la ciudad maya más antigua encontrada hasta la fecha, ya que los estudios de radiocarbono indican que esta ciudad maya fue construida en el año 1,000 a. C., colocándola antes de Ceibal y Cuello. En Aguada Fénix, se localizó la construcción monumental maya más antigua y más grande jamás encontrada, consistente en una enorme plataforma de arcilla de cerca de 1,400 m de largo, 400 m de ancho y 15 m de altura.
  3. Thor Heyerdahl (Larvik, 1914- Andora, 2002) fue un aventurero y etnógrafo noruego. También se dedicó al estudio de la zoología, la botánica y la geografía. Alcanzó renombre mundial por organizar la expedición Kon-Tiki en 1947, durante la cual recorrió 8000 km a lo largo del océano Pacífico, desde las costas de Perú hasta el archipiélago Tuamotu, a bordo de una balsa artesanal.
  4. Fundada por el astrónomo británico Joseph Norman Lockyer en 1869, «Nature» es una de las más prestigiosas revistas científicas a nivel mundial.
  5. Alejandro Ioannidis. MS '18, Ciencias e Ingeniería de Gestión, PhD '18, Instituto de Ingeniería Computacional y Matemática

FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ