QUERÉTARO; Diócesis

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Ubicación geográfica de la Diócesis de Querétaro

Se ubica en la zona central de México. Ocupa un territorio de 15,306 Km2, correspondientes a los municipios del Estado de Querétaro: Arroyo Seco, Amealco, Colón, Cadereyta, Corregidora, Ezequiel Montes, Huimilpan, Jalpan, Landa de Matamoros, Peñamiller, Pedro Escobedo, Pinal de Amoles, San Juan del Río, San Joaquín, Tequisquiapan, Tolimán y El Marquéz; y a los municipios del noreste del Estado de Guanajuato: Atarjea, Dr. Mora, San José Iturbide, Victoria, Xichú, Santa Catarina, Tierra Blanca.[1]

Se trata del extremo más al norte del territorio ocupado anteriormente por el Arzobispado de México. Es por ello que toma parte del Estado de Guanajuato, no coincidiendo con los límites civiles, de tal manera que la zona limítrofe con el obispado de Morelia es la misma área diocesana de Querétaro.

Primeros intentos para erigir la diócesis de Querétaro

El Pbro. Jesús García Gutiérrez en su «Apuntamientos de Historia Eclesiástica Mejicana» hace notar que según una Monografía presentada en el Primer Congreso Nacional de Geografía en 1921, se dice que en 1710 propusieron la erección de este obispado los señores canónigos de la Catedral de México Don Antonio de Cárdenas y Salazar y Don José Torres Vergara pero por entonces nada se hizo.

También anota que en 1799, el gobierno de México nombró al Conde de Sierra Gorda Coronel D. Juan Antonio del Castillo y Llata, como visitador precisamente de la Sierra Gorda, la Huasteca y el Nuevo Santander e informar de sus rendimientos y demás datos necesarios para juzgar de la conveniencia de erigir el obispado, pero tampoco por entonces se hizo cosa alguna.

Prosigue mencionando, que consumada la Independencia, el gobierno siguió tramitando este negocio, pero el triunfo del partido liberal y la promulgación de la Constitución de 1857 dejaron este negocio sin arreglo.[2]El ambiente político de entonces no dejaba respiro para proveer a nuevos obispados.

El ambiente político complica la erección

Transcurría la larga dictadura del General Antonio López de Santa Anna, cuando el 1º de marzo de 1854 fue proclamado el Plan de Ayutla, triunfando y echando del país a su Alteza Serenísima. De 1855 a 1857 gobiernan el país Juan N. Álvarez e Ignacio Comonfort. El Primero, en su corta presidencia efectiva, inició la reforma liberal de las instituciones nombrando para su gabinete a liberales exaltados.

Da los primeros pasos proclamando las leyes preparatorias de la Constitución: privación de los derechos políticos de los clérigos, la “Ley Juárez” o la abolición del fuero eclesiástico (23 de noviembre de 1855). Dejando Álvarez la presidencia a Comonfort (1º diciembre de 1857), este llevó con rigor la reforma liberal dando la “Ley Lerdo” o de desamortización de los bienes eclesiásticos (25 junio 1856), la “Ley Iglesias” o de la prohibición de cobros por oficios parroquiales (11 abril de 1857), además de promulgar la Constitución el 5 de febrero de 1857.[3]Viendo que la Constitución era repudiada en su generalidad por la mayoría de la nación, Comonfort renunció a la Presidencia desconociendo la misma.

Su salida dio lugar a dos gobiernos: el conservador en la Capital, al mando del General Félix Zuloaga, y el liberal en Guanajuato con Benito Juárez García. Las posturas se radicalizaron. Los conservadores abrogaron toda reforma liberal, y los liberales nacionalizaron los bienes eclesiásticos (12 de julio de 1859); el matrimonio fue considerado como mero contrato civil (23 de julio), secularización de los cementerios (31 de julio); fueron suprimidos varios días festivos y la asistencia del gobierno a las funciones religiosas (11de agosto); finalmente se implantó la libertad de cultos (4 diciembre 1860).

Todo esto trajo como consecuencia la separación de la Iglesia y el Estado. Juárez se aseguró el apoyo de los Estados Unidos gracias a las concesiones del Tratado de McLane – Ocampo. La batalla del 22 de diciembre de 1860 en San Miguel Calpulalpan dio completo triunfo a los liberales, quienes de inmediato tomaron la Capital mexicana.

El gobierno de Juárez llevó a cabo con todo rigor la reforma, realizando una “verdadera persecución religiosa”.[4]Se retiró la legación de México ante el Vaticano por ser nulas las relaciones de México con la jurisdicción temporal del Papa. Decretó también la suspensión de pagos de la deuda externa y ante la negativa de pago, el ejército francés invadió México, pero fue derrotado en la Ciudad de Puebla el 5 de mayo de 1862.

Pero reforzándose volvió a la carga ocupando la Ciudad de México el 10 de junio de 1863. Juárez se retiró a la frontera norte. El Mariscal Forey nombró una junta de gobierno para que nombrara una asamblea de notables, quienes decidieron el 8 de julio que la nación mexicana adoptaba la forma de gobierno monárquico y que ofrecía la corona imperial a Maximiliano de Habsburgo.[5]

Aceptada por éste la corona el 10 de abril de 1864, llegó al puerto de Veracruz el 29 de mayo de 1864, dando así comienzo al segundo imperio mexicano, el cual caería en Querétaro el 15 de mayo de 1867.

Pío IX demostró especial preocupación por los sucesos en México, tomando algunas medidas: ya desde el 26 de agosto de 1851 había nombrado delegado apostólico en México y en los Estados de América Central a Monseñor Luigi Clementi.[6]El delegado debía sobre todo informar sobre la condición de los religiosos, los seminarios, de los colegios misioneros, con la esperanza de obtener una más estrecha relación con la Santa Sede, e impulsar los sínodos diocesanos y provinciales.

Sin embargo, Monseñor Clementi fue objeto de fuertes limitaciones por parte de la autoridad civil. Las primeras tentativas de un concordato se vinieron a pique en 1854. Con el triunfo de Juárez el delegado fue expulsado de México en 1861.[7]Pío IX, protestó muchas veces de 1856 a 1861 contra las medidas adoptadas en México contra la Iglesia, protestas que no modificaron la postura del gobierno, pero animaron a clero y laicado, empeñados en una perspectiva histórica más amplia que se ha revelado valida, salvando el patrimonio religioso de la nación.

Erección de la diócesis de Querétaro

Fue precisamente esa persistencia que hace posible el nacimiento de nuevas diócesis en México, proyecto largamente acariciado por Pío IX,[8]ya de por si afligido en elegir los candidatos más aptos para las diócesis existentes, establecer correspondencia personal y recordar a los obispos más expuestos a los conflictos con el Estado.

El detonante fue el siguiente: triunfante el partido liberal liderado por Benito Juárez, fueron desterrados algunos obispos mexicanos.[9]La presencia de los obispos mexicanos en Roma fue aprovechada para algunos negocios concernientes a la situación del país, y uno de ellos fue el relativo a nuevas divisiones eclesiásticas.

Ciertamente, la creación de algunas diócesis adquirieron particular solemnidad y fueron publicados en los «Acta» pontificios, mientras la mayor parte, no obstante el tono majestuoso del documento, una bula pontificia, no fue acompañado de particular eco, aunque propició el más vivo entusiasmo de los interesados y les reavivó la devoción y la fidelidad hacia el Pontífice.

Hasta 1862 la Iglesia mexicana contaba sólo con una arquidiócesis, México y 11 diócesis: Puebla, Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Guadalajara, Yucatán, Durango, Linares, California, Sonora y San Luis Potosí.[10]

Pero luego se redimensiona el mapa eclesiástico mexicano: la Arquidiócesis de México con las Diócesis sufragáneas de Puebla, Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Veracruz, Chilapa, Tulancingo, Tamaulipas, Tabasco; la Arquidiócesis de Michoacán con las Diócesis sufragáneas de San Luis Potosí, León, Querétaro, Zamora; la Arquidiócesis de Guadalajara con las Diócesis sufragáneas de Durango, Linares, Sonora, Zacatecas, Colima, Sinaloa.

El Papa Pío IX emitió la Bula «Deo Optimo Maximo» el 26 de enero de 1862, con la cual mandaba erigir la Diócesis de Querétaro, destinada a vivir sus primeros años en un México de fuerte tendencia liberal y anticlerical, aunado a una debilidad económica e institucional.

Nacía pequeña y pobre, azotada por los vientos de la fase reformista pero fuertemente unida al tronco de la Iglesia Universal y atendida con paternal solicitud Pontífice, quien nunca la dejó sin los oportunos auxilios, lo mismo que a toda la Iglesia mexicana.


NOTAS

  1. Cf. Querétaro, Diócesis de en J. R. ÁLVAREZ (Dir.), Enciclopedia de México… 6738
  2. Cf. J. GARCÍA GUTIÉRREZ, Apuntamientos de historia…106 – 107.
  3. La Constitución tenía como artículos reformistas los siguientes: 3º o de la enseñanza libre, 5º o de la supresión de votos religiosos, 7º o de la libertad de imprenta sin restricciones a favor de la religión, 13º o de las Leyes Juárez e Iglesia, el 27º ( o de la Ley Lerdo) y el 123º o de la intervención del poder federal en los actos de culto y de la disciplina externa.
  4. Cf. J. GUTIÉRREZ CASILLAS, Historia…274.
  5. Junta de la que hacia parte el futuro primer Obispo de Querétaro Don Bernardo Gárate López Arizmendi, aunque nunca estuvo de acuerdo con el gobierno de Maximiliano. Cf. R. HERRERA TEJEDA, Galería de los excelentísimos… 52 – 54.
  6. LUIGI CLEMENTI, nació en Fabrica di Roma en 1794. Obispo de Macerata en 1846 y titular de Damasco en 1851. Fue delegado apostólico en México y América Central de 1851 a 1861. Después del resultado negativo de su misión en México no fue conservado en la diplomacia, sino que fue nombrado Obispo de Rimini en 1863. Muere en Roma en 1869.
  7. Cf. G. MARTINA, Pío IX (1851 – 1866)..., 459 – 460.
  8. Pío IX, de 1846 a 1878 creó 132 diócesis, mientras 29 fueron promovidas a arzobispados. En América era el fruto natural del desarrollo de la Iglesia y el aumento de los católicos. Fue un signo del renacer de la Iglesia. Cf. G. MARTINA, Pío IX (1851 – 1866)…, 490 – 492.
  9. Es digno de notar que el Beato Felipe de Jesús fue canonizado el 8 de junio de 1862 por Pío IX. Sobre el frontispicio del Vaticano, junto al emblema del Pontífice reinante, lució el escudo mexicano y la imagen del Primer Santo Mexicano dentro de la imponente Basílica. Cf. J. M. ROBLES GIL, San Felipe de Jesús en http://www.oremosjuntos.com/SantoralLatino/SanFelipeJesus.html, 18 Nov. 05.
  10. Cf. J. BRAVO UGARTE, Diócesis y obispos… Apéndice. Además Cf. J. GARCÍA GUTIÉRREZ, Apuntamientos de historia… 106 – 107.

BIBLIOGRAFÍA

BRAVO UGARTE J., Diócesis y obispos de la Iglesia Mexicana (1519 – 1965), México 1965.

GARCÍA GUTIÉRREZ J., Apuntamientos de historia eclesiástica mejicana, México 1922.

GUTIÉRREZ CASILLAS J., Historia de la Iglesia en México, México 1974, 274.

HERRERA TEJEDA R., Galería de los Excelentísimos y Reverendísimos Señores Obispos y de los muy Ilustres Señores Capitulares de la Santa Iglesia Catedral de la Diócesis de Querétaro, México1975.

MARTINA G. Pio IX (1851-1866) Ed, Pontificia Univ. Gregoriana, Roma 1986


JOEL OLVERA RIVERA