RELIGIOSIDAD POPULAR. El culto a la Virgen

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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Piedad y religiosidad popular en el catolicismo

La religiosidad popular se refiere a las más variadas prácticas y expresiones católicas de culto privado (personal o comunitario) prestado a Dios, a la Virgen María, a los Santos, a las cosas santas. Este tipo de culto católico se fue desarrollando a lo largo de los tiempos, al margen del canon oficial de la liturgia de la Iglesia, por eso está muchas veces asociado al llamado « catolicismo popular, que es el resultado de la fe y de la cultura de un pueblo o grupo social.

La piedad popular es diferente del culto litúrgico, prestado públicamente por la Iglesia católica con Cristo y por Cristo a Dios. Sin embargo, a pesar de esa diferencia, ha sucedido a lo largo de los siglos que ciertas expresiones de la piedad popular pasaran a la liturgia (fiestas de Navidad, del Sagrado Corazón de Jesús, muchas celebraciones marianas vinculadas a Santuarios como el de Loreto en Italia, el Pilar en España y otros muchos en los países de antigua tradición cristiana, o también vinculadas a apariciones marianas a lo largo de la historia de la Iglesia, comenzando en la Edad Media, cuando se levantan cadenas ininterrumpidas de santuarios marianos por doquier.

En la edad moderna hasta nuestros días, surgen santuarios vinculados a hechos extraordinarios de carácter mariológico y a apariciones reconocidas de la Virgen con mensajes particulares, siempre relacionados con la conversión de los pecadores y el socorro de los cristianos en momentos de dificultades particulares (piénsese a la institución de la fiesta de la Virgen del Rosario el 7 de octubre, instituida por el papa San Pío V, tras la victoria cristiana de Lepanto sobre el peligro de una victoria otomana sobre el mundo cristiano), o apariciones de la Virgen, como las de Guadalupe en el Tepeyac (1531), y otras en tiempos más recientes como las de la Virgen Inmaculada el Lourdes (1858), las de Fátima (1917).

Luego están las devociones marianas difundidas especialmente por santos y santas con un historial carismático relevante en la historia de la vida eclesial y dentro de ella de la vida consagrada. Basta pensar, por citar algunas, la de San Bernardo, a Santo Domingo de Guzmán y la devoción al Rosario, a ciertas devociones a la Virgen, como San Vicente de Paul (la Medalla Milagrosa,[1]) San Antonio María Claret (1807-1870), arzobispo de Santiago de Cuba y fundador de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, y otras muchas que llenarían un largo catálogo.

En el caso de los santuarios marianos, independientemente de una rigurosa documentación histórica sobre sus orígenes, nos encontramos con gran frecuencia leyendas, tradiciones e historias más o menos recogidas y que rayan en lo puramente legendario de la existencia de apariciones, encuentros milagrosos de imágenes de la Virgen u otros hechos extraordinarios que dieron origen a levantar ermitas, convertidas luego en santuarios venerados de María y al comienzo de devociones marianas populares de amplia y reconocida difusión, llegando a ser incluidas en los calendarios litúrgicos de cada comunidad eclesial local.

En su trabajo «Historia del culto de María en Iberoamérica y de sus santuarios más celebrados» (2 vols., Madrid 1956,) su autor, el P. Rubén Vargas Ugarte S. J. del Instituto Histórico del Perú y de la Academia Peruana de la Historia, hace un interesante recorrido a lo largo de la historia y de la geografía iberoamericana ofreciendo un abundante catálogo de santuarios y devociones marianas, con frecuencia unidas a muchos de los primeros evangelizadores, a conquistadores y colonos que trajeron consigo devociones de sus lugares de orígenes o a indígenas que afirmaban haber tenido “apariciones”, “revelaciones” o hallazgos extraordinarios de imágenes de la Virgen, etc… que con frecuencia están en el origen de muchas ermitas y santuarios marianos en el Continente iberoamericano y donde -repetimos- leyendas, tradiciones orales populares e historia se entremezclan en una macedonia de relatos. Escribe Vargas Ugarte en la citada obra:

“Conviene que te diga algo acerca de la índole de este libro. Por lo pronto, he de confesar que en él se hallarán algunas deficiencias, que he procurado subsanar en los posible [en ediciones posteriores], pero sin lograr a veces enteramente mi objeto. La mayor parte de ellas provienen de la escasez de obras que traten de propósito el tema escogido o bien de la rareza de ellas, pues por su sabor enteramente local, apenas si rebasan los lindes de la provincia o de la región. No ha sido tampoco mi intento escribir una historia critica de cada uno de los santuarios e imágenes que aquí se registran; esta tarea, a más de no ofrecer aliciente para la mayoría de los lectores, la juzgamos más propia del que escribe sobre una imagen determinada y no sobre todas en general. Mas modestas han sido nuestras miras, pretendiendo dar una idea de conjunto y completa, en cuanto cabe, del culto y devoción a María en la América Latina.[2]

Como lo valiente no quita lo cortés, hemos puesto empeño en ajustarnos a la verdad histórica, desechando lo que a todas luces nos parecía falso o exagerado y escogiendo cuidadosamente las fuentes más seguras, pero tampoco hemos incurrido en el vicio contrario, tachando cuanto tenía apariencia de milagroso o no contase con otro apoyo que la tradición popular, sin que pudieran abonarlo documentos fehacientes. Somos de parecer que la historia no debe prescindir de un instrumento de tanto valer como es la tradición para llegar a conocer la verdad; y aunque en materia de apariciones y milagros sabido es que la fe popular no pocas veces se engaña o exagera, más grave sería el yerro del que rechazase de plano y sin más averiguaciones cuanto se funda en el común decir de las gentes.

Por esta razón, al hacer la historia de los santuarios e imágenes de María hemos dado, juntamente con el origen que les asigna la tradición, el que con más o menos visos de certeza parece desprenderse de los documentos históricos. En ocasiones he tenido que contentarme con el primero, pero en casos tales la opinión vulgar la transcribimos como ella es, y como historia lo que en fuentes seguras tiene su apoyo. Por lo demás, el lector advertido pronto echará de ver a qué lado se inclina el relato del vulgo, si al de la historia o al de la leyenda, teniendo en cuenta la innata tendencia del pueblo a colorear con tintes más o menos fantásticos los datos que suministra la realidad y, al mismo tiempo, la extremada sencillez, y notab1e parecido de sus concepciones. Hase convertido en proverbio castellano aquella frase: «siempre se aparece la virgen a los pastores», esto es, que la mente del pueblo ha reducido a unas cuantas fórmulas sencillas el origen milagroso de las imágenes de su devoción.[3]En nuestra obra se hallarán ejemplos de esta original similitud.

Hemos prescindido, en cambio, de la narración de los milagros que se atribuyen a las imágenes de la Virgen, a no ser que los acompañe su aprobación canónica o que por algún concepto interese su narración, porque dicho se está que los ha de haber, tratándose de imágenes tenidas en tanta veneración; pero también es cierto, como ya advertía Feijoo en sus «Cartas Eruditas», que, por ser tales, el pueblo les atribuye muchas más cosas de las que en realidad se deben a su intercesión... Hemos tratado, ante todo, de hacer historia, y ello, lejos de perjudicar a la devoción, viene en su ayuda, depurándola y limpiándola de cuanto la impurifica, empañando el claro resplandor de la verdad. De ahí que no hayamos copiado servilmente a los autores consultados, cabiéndonos, además, el mérito, si lo hay, de haber hallado en algunos casos el verdadero origen de esta o aquella imagen, mediante la investigación personal de documentos o archivos poco explorados.

Para terminar, solo añadiremos algunas reflexiones que este estudio nos sugiere. Es la primera, las hondas raíces que echó en nuestro suelo la devoción a María, signo inequívoco de la solidez; de nuestra fe. Este amor y santo entusiasmo por la Madre de Dios alumbra la epopeya del descubrimiento y la conquista, extiende sus reflejos por toda la época del dominio colonial y dora con fulgentes rayos la aurora de nuestra emancipación. Podrá ser que en algunos sitios se haya opacado o eclipsado, más para resurgir con más vigor. La segunda dice relación a la armonía que se descubre entre la devoción popular y el sentimiento de la nacionalidad. Las imágenes más populares, Las de más arraigo entre nosotros, aquellas cuyo culto no se ha interrumpido, antes bien, ha ido en aumento, son precisamente las de más genuina cepa americana, Las más nuestras por su origen y por las circunstancias que han rodeado su desenvolvimiento.

Bastaría citar nombres: Guadalupe, Zapopan, Ocotlán, Izamal, Talpa, en México; Chiquinquira, Las Lajas, en Colombia; Coromoto en Venezuela; el Quinche, Guápulo, en el Ecuador; Cocharcas, Chapi y Characato en el Perú; Copacabana, Cotoca, en Bolivia; Andacollo, en Chile; Lujan, Itatí, en la Argentina; Caacupé, en el Paraguay; y hemos citado los más famosos santuarios; ellos están diciéndonos que, si bien el motivo de honra» a estas imágenes es siempre el mismo, la infinita piedad de la Madre de Dios y la confianza ilimitada en su valimiento, el pueblo americano ha visto además en ellas un don especial de la Providencia para con este suelo, una muestra singular del amor de María a todos cuantos nacimos en el Nuevo Mundo.

No sería justo omitir tampoco la influencia moralizadora y civilizadora del culto de María, en especial, entre la raza aborigen. María es una concepción tan sublime y al mismo tiempo tan en consonancia con las necesidades de nuestro ser, que su amor y devoción no pueden menos de despertar, aun en los pechos más rudos, sentimientos delicados y nobles, aspiraciones más altas, disponiendo el ánimo al ejercicio de la virtud.

Este ideal de la Virgen Madre, que al candor de la pureza une el encendido carmín del amor más santo, hubo de atraer las miradas de los sencillos habitantes de nuestras mesetas y nuestros paramos, de la pampa y de la manigua, de la helada puna y del yunga abrasador, y les sugirió una idea e inspiró un afecto que, dulcificando sus costumbres, les hizo menos duros los trabajos y menos solitario su aislamiento.

Hasta en su arte influyó María, haciendo que para Ella fuesen los sones más delicados de sus rústicos instrumentos y que sus manos toscas se adiestrasen en la labor de la piedra y de la madera y levantasen esos encajes de granito o de cedro que hoy son el asombro de los que visitan sus santuarios. Debilidades humanas y circunstancias adversas podrán debilitar este influjo, pero en el fondo permanece intacta la eficacia de su acción saludable y bienhechora… (Lima, 8 de Diciembre de 1931)”.


Sin embargo, la piedad popular no es contradictoria con la fe de la Iglesia que se expresa en su liturgia, siendo aceptada e incluso, en muchos casos, recomendada por la Iglesia. Sin embargo, hay que destacar que ella no puede sustituir a la liturgia, y toda la gente que lo practica debe recordar siempre que todo el culto católico es, en última instancia, dirigido y entregado a la Santísima Trinidad.

En otras palabras, la liturgia es el criterio, el culto oficial, la forma de vida de la Iglesia en su conjunto alimentada directamente por el Evangelio. La piedad popular o religiosidad significa que la fe se arraiga en los corazones de los diversos pueblos, para entrar en el mundo de la vida cotidiana. La piedad popular es la primera y fundamental forma de « inculturación» de la fe, que continuamente debe dejarse guiar por las indicaciones de la liturgia, pero que, a su vez, la fecunda a partir del corazón.

Sus riesgos y su importancia

Debido al riesgo potencial de desviarse a formas supersticiosas, la piedad popular debe estar siempre bajo la vigilancia de la jerarquía eclesiástica. Más específicamente, los evangelizadores: catequistas pastores (diáconos, presbíteros y obispos) católicos deben corregir y valorizar las distintas expresiones de la piedad popular, buscando que ellas se inspiren en las Escrituras, estén en sintonía con la liturgia y respeten la ortodoxia doctrinal, aunque teniendo en cuenta las tradiciones y las formas auténticas de sentir y vivir del pueblo o del grupo social.

Aunque este tipo de culto cristiano sea en cierto modo facultativo, es muy importante. A lo largo de la historia de la Iglesia Católica a él se debe en gran parte el mantenimiento y crecimiento de la fe del pueblo cristiano, especialmente en períodos de escaso impacto de la liturgia de los laicos en general. Otra razón de estima por la piedad popular resulta del hecho de que ella es especialmente vacacionada para la inculturación de la fe, permitiendo al pueblo expresar su fe de forma más espontánea.

Sus diversas expresiones y tipos

Las diferentes expresiones de la piedad popular tienen el nombre de «ejercicios de piedad», que puede ser inspirados, bajo la recomendación y autorización de la Santa Sede y de los Obispos, de la liturgia o también a partir de la «devoción o aspectos formales.» Entre otras cosas, la devoción puede ser expresada en «fórmulas de oración» a Dios, a Jesús, a la Virgen María y a los santos (novenas, trecena, Santo Rosario...), en peregrinaciones, en la veneración de medallas, estatuas, reliquias e imágenes sagradas y benditas, en procesión, y otras «costumbres populares».

En el ámbito de sus muchos ejercicios de piedad, hay esencialmente dos tipos de religiosidad popular:

  • el culto privado de la veneración, que está orientado a los santos (se llama «dulía»), siendo especial la veneración a la Virgen María llamada «hiperdulía».
  • el culto privado de adoración o «latría», que es el único dirigido y entregado a la Santísima Trinidad (Dios).

Cabe señalar que la piedad popular, las diferentes expresiones de devoción, no es igual a la idolatría, que es el culto de adoración que se presta a una criatura, grabándole la honra que es debida solo a Dios. A pesar de que la Iglesia Católica insista en diferenciar la adoración y la veneración, varios grupos religiosos, incluidos los protestantes, acusan al culto de veneración y devoción como un acto de idolatría.

La devoción, dice Santo Tomás de Aquino , “no es otra cosa que una voluntad pronta para entregarse a todo lo que pertenece al servicio de Dios”. La devoción radica en la intimidad del que se siente inclinado al servicio amoroso de quien le es superior, que en el caso que nos ocupa es la Madre de Dios y Madre de todos los hombres.

El Concilio Vaticano II enseña que las diversas formas de piedad hacia la Madre de Dios, que la Iglesia ha aprobado dentro de los límites de la sana y ortodoxa doctrina, teniendo en cuenta las circunstancias de lugar y tiempo, así como el carácter e idiosincrasia de los fieles, hacen que, al honrar a la Madre, el Hijo sea más amado. Por ello recomienda también las prácticas de piedad marianas tradicionales reconocidas por el Magisterio.

Su forma y duración variará para cada lugar y, con el correr del tiempo, hasta pueden derivar sus modos y esplendor; pero siempre, ya sean públicas o privadas, tenderán a honrar a nuestra Madre y a conseguir su intercesión poderosa. El culto de la Madre de Dios, a través de sus imágenes o cuadros, queda bien patente que es según el sentido que se le da en la Iglesia: No se venera la imagen o el cuadro como tal, sino a la persona representada.

El Concilio asimismo explica cuál debe ser la verdadera devoción a María: no un afecto estéril y pasajero, ni una vana credulidad, sino que la recta devoción a Santa María necesita de una fe viva, que lleva al amor y se traduce en imitación.

LAS PRACTICAS DE DEVOCION A LA SANTISIMA VIRGEN

La unión con Dios en el Cielo es la meta del hombre; por ello el hombre de fe acepta las penas y las alegrías en el camino de su vida como venidas de las manos de Dios; las cosas que nos hacen sufrir y las que nos suponen dicha y, aun la muerte misma. Sin embargo, en ese camino, áspero y arduo a veces, terso y lleno de dulzura en otras, hay también un atajo (senda que abrevia y facilita el camino) que es María. El Pueblo cristiano, “por inspiración sin duda del Espíritu Santo, ha tenido siempre esta intuición divina: es más fácil llegar a Dios a través de su Madre”.

Desde los primeros siglos de la Iglesia comenzaron a surgir devociones marianas, que el pueblo cristiano, con su repetición en tan diversos países y circunstancias, fue plasmándolas en formas y costumbres que posteriormente la Iglesia recogió en la Liturgia y aprobó en su Magisterio. De ellas hay algunas que se limitan a grupos, o países, o a determinadas épocas. Otras son universales y se viven por todos aquellos que quieren honrar a Nuestra Señora como “se ha hecho siempre, por todos y en todas partes” (San Vicente de Lerins).

ADVOCACIONES DE DONES O ATRIBUTOS

Casi todas las advocaciones de la Virgen María se refieren a los dones o atributos que a lo largo de los siglos la tradición cristiana ha reconocido en la Virgen María como Madre de Dios (theotokos), proclamada por el tercer Concilio ecuménico de Éfeso (431). Otras veces suelen proceder de tradiciones por las que se ha reconocido una particular intercesión de la Virgen en momentos determinados de la vida de un pueblo, de sus gentes o de un simple fiel que la invocó en especiales momentos dramáticos de su vida (enfermedades, calamidades, injusticias recibidas, etc…). Otras veces pueden corresponder a apariciones de la Virgen o intervenciones en lugares concretos de la geografía y de la historia de un pueblo.

Esta tipología de casos se repite con frecuencia en múltiples países. Por ello algunas de las advocaciones tienen un lugar específico de veneración. Las advocaciones de la Virgen María en sus santuarios, iglesias o ermitas a ella dedicada son por eso muy variadas y dependen en gran parte tanto a los títulos reconocidos por la fe católica y que en algunos casos han entrado ya a formar parte del «Corpus» de la fe católica como la Inmaculada Concepción, la Anunciación del Ángel Gabriel a María, la Virgen de la Encarnación, la Asunción de María a los Cielos, la celebración de María como Madre de Dios, la celebración de María como Madre de la Iglesia, o aquellos Misterios de Cristo a los que de manera muy específica está unida su Madre, desde la Encarnación del Verbo en su seno virginal, al Misterio de la Pasión y Muerte del Señor al Misterio de la Iglesia naciente en Pentecostés y otros momentos del Misterio de la Vida terrena de Cristo.

De ordinario muchas de estas celebraciones mariológicas ya estaban precedidas por una larga tradición popular cristiana, ya sea por el reconocimiento de la Iglesia de un título dado a la Virgen, reconocido por la autoridad de la Iglesia y que refrenda así dicha tradición. Otras advocaciones han ido surgiendo con el paso del tiempo, con frecuencia unidas a momentos históricos peculiares de la vida de la Iglesia, a momentos del camino dramático de la humanidad, a movimientos carismáticos de personalidades eclesiales de especial relevancia que han promovido una devoción mariana específica correspondiente a resaltar de manera muy especial algún aspecto del Misterio cristiano.

Piénsese a advocaciones como las de la Virgen de los Dolores, la del Dulce Nombre de María, la de Nuestra Señora del Rosario, la del Inmaculado Corazón de María, la de María Auxiliadora, la de María Auxilio de los Cristianos, la de Nuestra Señora de la Esperanza o de la Expectación, y los títulos con los que es invocada en las letanías lauretanas.


SANTUARIOS MARIANOS MÁS CONOCIDOS EN AMÉRICA LATINA:

- Argentina:
  • Nuestra Señora de Itati
  • Nuestra Señora de Luján
  • Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa
  • Nuestra Señora de los Colores
  • Nuestra Señora de los Dolores
  • Nuestra Señora de los Scouts
  • Nuestra Señora del Buen Aire
  • Santa María del Espíritu Santo
  • Virgen de Itatí
  • Virgen de Urkupiña
  • Virgen del Carmen de Cuyo
  • Virgen del Milagro
  • Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás
- Bolivia
  • Nuestra Señora de Copacabana
  • Nuestra Señora La Bella
  • Purísima Virgen de Cotoca
  • Virgen de Chaguaya
  • Virgen del Socavón
  • Virgen de Urkupiña
- Brasil
  • Nuestra Señora de la Concepción Aparecida
  • Nuestra Señora de la Presentación de Natal
  • María Santísima de la Esperanza Macarena
  • Canadá
  • Notre Dam du Cap
- Chile
  • Nuestra Señora de Andacollo
  • Nuestra Señora de la Candelaria de Carelmapugen
  • Santa María de Rapa Nui
  • Virgen del Carmen de Chile
  • Virgen de las Cuarenta Horas
- Colombia
  • Virgen de Chiquinquirá.
  • Nuestra Señora de la Asunción de Popayán
  • Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma
  • Nuestra Señora de Las Lajas
  • Nuestra Señora de las Misericordias
  • Nuestra Señora del Rosario de Ancuya
  • Nuestra Señora del Rosario de Iles
  • Nuestra Señora del Rosario de la Piedra
  • Nuestra Señora Santa María de la Purísima Concepción del Santísimo Rosario de Arma de Rionegro
  • Virgen de Manare
  • Virgen de Valvanera
  • Virgen de la Pobreza
  • Virgen Conchita de Carolina
- Costa Rica
  • Nuestra Señora de los Ángeles
  • Nuestra Señora de la Limpia Concepción del Rescate de Ujarrás
- Cuba
  • Nuestra Señora de Regla
  • Nuestra Señora de la Caridad del Cobre
  • Virgen de la Candelaria
- Ecuador
  • Nuestra Señora de la Presentación del Quinche
  • Virgen de El Cisne
  • Virgen de El Panecillo
  • Nuestra Señora de los Dolores
  • Virgen de la Nube
  • Virgen de Quito
- España

En España existen centenares de iglesias, capillas y ermitas dedicadas a la Virgen. No hay localidad que no tenga un templo, ermita o capilla especialmente dedicada a Ella. Muchas de estas advocaciones generales o locales españolas pasaron a América. Aquí reseñamos solo aquellas advocaciones marianas coronadas canónicamente.[4]

  • Divina Pastora de las Almas
  • Divina Pastora de San Dionisio
  • Dolorosa de Luján Pérez
  • Madre de Dios de la Misericordia. También venerada en Venezuela y Perú.
  • María Santísima de Araceli. También venerada en República Dominicana.
  • María Santísima de la Esperanza de Vegueta
  • María Santísima de la Esperanza Macarena
  • María Santísima del Mayor Dolor
  • Nuestra Señora de Abona
  • Nuestra Señora de Atocha
  • Nuestra Señora de Aldeasoña
  • Nuestra Señora de Alharilla. También venerada en Francia, Argentina, Brasil y Ecuador
  • Nuestra Señora de Begoña. También venerada en Francia, Argentina, Brasil y Ecuador.
  • Nuestra Señora de Butarque
  • Nuestra Señora de Castrotierra
  • Nuestra Señora de Consolación de Táriba
  • Nuestra Señora de Guadalupe
  • Nuestra Señora de Hontanares
  • Nuestra Señora de Loreto, advocación procedente de Italia
  • Nuestra Señora de Rodelga
  • Nuestra Señora de Tejeda
  • Nuestra Señora de Vallivana
  • Nuestra Señora de El Henar
  • Nuestra Señora del Bustar
  • Nuestra Señora del Carmen
  • Nuestra Señora del Coro
  • Nuestra Señora del Buen Aire (pasará al Río de la Plata, dando el nombre a “Buenos Aires”
  • Nuestra Señora del Mar [Stella Maris] (venerada en muchos Países de A.L. bajo este título)
  • Nuestra Señora del Pilar
  • Nuestra Señora del Pino
  • Nuestra Señora del Puy
  • Nuestra Señora del Rosario
  • Nuestra Señora de Riánsares
  • Nuestra Señora de los Dolores (advocación extendida en toda la Iglesia universal)
  • Nuestra Señora de los Reyes
  • Nuestra Señora de la Almudena
  • Nuestra Señora de la Amargura
  • Nuestra Señora de la Antigua de Guadalajara
  • Nuestra Señora de la Bella
  • Nuestra Señora de la Cabeza
  • Nuestra Señora de la Candelaria (advocación muy extendida también en A.L.)
  • Nuestra Señora de la Carrasca
  • Nuestra Señora de la Cela
  • Nuestra Señora de la Cinta
  • Nuestra Señora de la Cuevita
  • Nuestra Señora de la Dehesa Brava o Virgen de Husillos
  • Nuestra Señora de la Encarnación (advocación muy extendida también en A.L.)
  • Nuestra Señora de la Encina
  • Nuestra Señora de la Fuencisla
  • Nuestra Señora de la Fuensanta
  • Nuestra Señora de la Luz (advocación muy extendida también en A.L.)
  • Nuestra Señora de la Monjia
  • Nuestra Señora de la Natividad (advocación muy extendida también en A.L. con nombres diversos)
  • Nuestra Señora de la Salud (advocación muy extendida también en A.L.)
  • Nuestra Señora de la Soledad de la Portería Coronada
  • Nuestra Señora de la Sierra
  • Nuestra Señora de las Angustias Coronada (Virgen de los Gitanos)
  • Nuestra Señora de las Cruces
  • Nuestra Señora de las Gracias de Onuva
  • Nuestra Señora de las Mercedes (advocación muy extendida en gran parte de los países de A.L.)
  • Nuestra Señora de las Virtudes
  • Nuestra Señora de las Virtudes de Villena
  • Nuestra Señora de los Ángeles (advocación muy extendida también en A.L., por los franciscanos)
  • Nuestra Señora de los Inocentes, Mártires y Desamparados
  • Nuestra Señora de los Remedios (advocación extendida también en A.L. desde inicios evangelización)
  • Nuestra Señora de San Antolín o Virgen de La Concha
  • Nuestra Señora la Virgen de Gracia
  • Nuestra Señora la Virgen de Labra
  • Nuestra Señora María Santísima de los Ángeles del Monte de la Moheda
  • Santa María de África
  • Santa María de la Victoria (advocación muy extendida también en A.L.)
  • Santa María la Blanca (Málaga) o Virgen Blanca (advocación muy extendida también en A.L.)
  • Santa María la Mayor (advocación muy extendida también en A.L. en todos sus países)
  • Santa María la Real de… (con referencias luego locales como: de Las Huertas, de Pamplona, etc…)
  • Santísima Virgen de Gloria
  • Santisima Virgen de la Capilla
  • Santísima Virgen del Remedio Coronada
  • Virgen de Altamira
  • Virgen de Aránzazu (advocación extendida también a A.L.)
  • Virgen de Argeme
  • Virgen de Arrate
  • Virgen de Carballeda
  • Virgen de Carejas
  • Virgen de Chilla
  • Virgen de Cortes
  • Virgen de Covadonga (advocación extendida también a A.L.)
  • Virgen de Estíbaliz
  • Virgen de Guía
  • Virgen de Herrera
  • Virgen de Inodejo
  • Virgen de Lluc
  • Virgen de Montemayor
  • Virgen de Montiel
  • Virgen de Montserrat (advocación extendida también a A.L.)
  • Virgen de Nuria
  • Virgen de Orito
  • Virgen de Piedraescrita
  • Virgen de Pueyos
  • Virgen de Queralt
  • Virgen de Salas
  • Virgen de San Lorenzo
  • Virgen de Santerón
  • Virgen de Tiscar
  • Virgen de Torreciudad
  • Virgen de Ujué
  • Virgen de Urgel
  • Virgen de Valdeflores
  • Virgen de Valparaíso
  • Virgen de Valvanera
  • Virgen de la Antigua (otra denominación de Sta. María la Antigua)
  • Virgen de la Bien Aparecida (con referencias locales según los casos)
  • Virgen de la Candela (advocación extendida también a A.L. con el título de Calendaria)
  • Virgen de la Caridad (advocación extendida también a A.L. con títulos locales: «del Cobre» en Cuba..)
  • Virgen de la Gleva
  • Virgen de la Muela
  • Virgen de la Paloma
  • Virgen de la Peña. También en Francia, Argentina, Brasil, Ecuador.
  • Virgen de la Riera
  • Virgen de la Soterraña
  • Virgen de la Vega (advocación extendida también a A.L. con referencias locales)
  • Virgen de la Veruela
  • Virgen de las Cuevas
  • Virgen de las Viñas
  • Virgen de Los Llanos
  • Virgen de los Lirios
  • Virgen de los Milagros (también venerada bajo este título en muchos países de A.L.)
  • Virgen de los Milagros o de Santa María de la Rábida
  • Virgen de los Ojos Grandes
  • Virgen del Camino (advocación extendida también a A.L.)
  • Virgen del Castillo
  • Virgen del Claustro
  • Virgen del Espino
  • Virgen del Mirón
  • Virgen del Puerto
  • Virgen del Rebollet
  • Virgen del Rocío
  • Virgen del Rosell
  • Virgen del Socorro (advocación muy extendida también a A.L.)
  • Virgen del Sufragio
  • Virgen del Valle (en A.L. también en Argentina y Venezuela)
  • Virgen Dolorosa de Chandavila
  • Virgen Peregrina
  • Virgen Pura Dolorosa de Umbe
  • Nuestra Señora de las Nieves (Santa María la Blanca o Virgen Blanca. También A.L.). Advocación unida a Sancta María Salus Populi Romani de la Basílica Mayor Romana homónima.
- Estados Unidos
  • Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington DC
  • María Santísima de la Esperanza Macarena
  • Nuestra Señora la Santísima Virgen de la Paz (Hawái)
- Filipinas
  • Nuestra Señora de la Paz y del Buen Viaje
  • Nuestra Señora de las Saleras
  • Virgen del Mar Cautiva
- Guatemala
  • Virgen de los Reyes, la Inmaculada Concepción
- Haití
  • Virgen del Perpetuo Socorro (Madre de Dios de la Pasión): du Perpétuel Secours (Chapelle du Bel-Air)


- Honduras
  • Nuestra Señora de Suyapa
- México

En México son centenares los templos y ermitas consagrados a María. Aquí reseñamos sólo algunos santuarios en orden alfabético donde la Virgen ha sido coronada canónicamente:

  • Divina Infantita
  • Madre Santísima de la Luz
  • Nuestra Señora Inmaculada de Juquila
  • Nuestra Señora de los Dolores
  • Nuestra Señora de Guadalupe
  • Nuestra Señora de la Aurora
  • Nuestra Señora de la Defensa
  • Nuestra Señora de la Expectación Zapopan
  • Nuestra Señora de los Zacatecas
  • Nuestra Señora del Patrocinio
  • Nuestra Señora del Rosario del Rayo
  • Nuestra Señora de Guanajuato
  • Virgen del Refugio
  • Virgen de la Candelaria
  • Virgen de los Dolores de Soriano
  • Virgen de San Juan de los Lagos
  • Virgen del Carmen de Peña Blanca
  • Virgen Margarita Concepción
- Nicaragua
  • Conchita de Granada
  • Nuestra Señora del Rosario de Estelí
  • Virgen de Cuapa
  • Virgen del Hato
- Panamá
  • Santa María La Antigua
- Paraguay
  • Nuestra Señora Ama de Casa
  • Nuestra Señora de Luján, cuyo santuario principal se encuentra en Argentina.
  • Virgen de los Milagros de Caacupé
  • Virgen de Itacua
  • Virgen del Paso
- Perú
  • Nuestra Señora de la Evangelización (patrona de la archidiócesis de Lima)
  • Virgen de la Candelaria de Chapi
  • Nuestra Señora de Cocharcas
  • Virgen de la Puerta
  • Virgen de Sapallanga
  • N. S. Socorro

Portugal

En Portugal existen docenas de templos y santuarios consagrados a la Virgen. Aquí recordamos algunos de aquellos donde canónicamente la Virgen ha sido coronada:

  • Nuestra Señora del Rosario de Fátima
  • Nuestra Señora de la Bondad

Puerto Rico

  • Nuestra Señora de la Candelaria de Mayagüez
  • Nuestra Señora de la Divina Providencia
  • Nuestra Señora de Monserrate

República Dominicana

  • Nuestra Señora de la Altagracia
  • Nuestra Señora de las Mercedes

Uruguay

Venezuela

  • Divina Pastora de Barquisimeto
  • Maria Reconciliadora de los Pueblos en Betania
  • Nuestra Señora de Begoña
  • Nuestra Señora de Belén
  • Nuestra Señora de Consolación
  • Nuestra Señora de Coromoto
  • Nuestra Señora del Amparo de Pozuelos
  • Nuestra Señora del Socorro de Barcelona (Virgen del Totumo)
  • Nuestra Señora del Socorro de Valencia
  • Virgen de la Candelaria
  • Virgen Misionera de La Esperanza
  • Virgen del Valle


LA VIRGEN DEL SOCORRO EN AMÉRICA LATINA:

En A.L. las Congregaciones religiosas surgidas en los tiempos modernos llevaron al Continente muchas advocaciones marianas estrechamente unidas a su historia y espiritualidad, como los Padres Paules o de la Misión con la Medalla Milagrosa; los Salesianos de San Juan Bosco con María Auxiliadora, cuya Basílica madre se encuentra en Turín; N. Sra. Del Sagrado Corazón, devoción muy difundida por los Misioneros del Sagrado corazón del P. Julio Chevalier de Issodoum (Francia) y la Virgen del Perpetuo Socorro, advocación muy extendida a partir del s. XVIII y difundida por los Padres Redentoristas de San Alfonso Ma de Ligorio.

Se ofrecen algunas referencias sobre este último caso:

En Haití.

En 1883 una terrible epidemia de viruela azotaba el país. Los devotos acudieron a la Virgen y le hicieron una novena. La epidemia cesó milagrosamente y se decidió nombrarla patrona del país. En 1993 se celebró con gran regocijo el centenario del milagro y del nombramiento de la Virgen como patrona de Haití. El papa Juan Pablo II visitó el país para esta celebración y puso al mismo bajo el amparo de la Virgen del Perpetuo Socorro.

En Honduras

En el municipio de Trojes, El Paraíso, existe la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Su imagen se muestra en la parte principal del altar, en el mes de junio de cada año se celebra su fiesta en el pueblo durante una semana con diversas actividades religiosas y culturales.

En el Perú

Los padres Misioneros Redentoristas a cargo del Santuario Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y San Alfonso. También en la Comunidad Redentorista de Piura, desde 1907 en el Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se rinde veneración a esta advocación mariana, la cual es conocida cariñosamente como «La Morena de Oro de Piura» debido a su color de piel. La festividad se realiza entre la última semana del mes de junio y el día central es el primer domingo de julio en el que la Sagrada Imagen sale en su carroza a recorrer las calles de la ciudad.

En la ciudad de Arequipa se desarrolla su festividad en el templo de San Agustín a cargo de la Archicofradía de la Virgen del Perpetuo Socorro con el acompañamiento musical de la Sociedad Musical del Perpetuo Socorro. En la ciudad de Piura, el templo de San Sebastián está dedicado a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. También se realiza una veneración a la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro en Huayre, provincia de Junín.

En Venezuela

Es patrona de la localidad de El Vigía, estado Mérida. Existe allí la Catedral Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. En Caracas (Venezuela), Iglesia de Paguita, antigua capilla del calvario. Catedral El Vigía, Municipio Alberto Adriani.

En Ecuador

Es Patrona de la Ciudad de Huertas, en el Cantón Zaruma, Provincia de El Oro. Existe allí la Iglesia Matriz de la Parroquia eclesiástica de Huertas "Perpetuo Socorro" En la ciudad de Cuenca - Ecuador, existe la basílica dedicada a la Virgen Del Perpetuo Socorro. También se encuentran iglesias dedicadas en Loja y Ambato, en esta última se encuentra la imagen que curó a un niño de sus ojos en Huete (España). En la ciudad de Guayaquil (Ecuador) existe la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

En Colombia

En la parroquia Nuestra Señora de El Peñón, Bolívar, el 27 de junio se realiza la eucaristía en horas de la mañana. En Guaca, Santander, se celebra el 15 de agosto su fiesta, en el Santuario Mariano Nuestra Señora del Socorro. En Medellín, la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro le está consagrada; en el municipio de Boavita, en Colombia; la parroquia del barrio Belén en Ibagué, Colombia, está dedicada a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y lleva su nombre; en el municipio del Socorro, Departamento de Santander, la Catedral lleva este título.

Otros países latinoamericanos con templos dedicados a la Virgen del Perpetuo Socorro En San Salvador existe la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. En Santiago de Chile existe la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. En Panamá, Provincia de Chiriqui, la capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, reconstruida en 2006. También en la ciudad capital es venerada por los padres Redentoristas. En Olavarría, Provincia de Buenos Aires, se encuentra una copia auténtica del icono en la Capilla del Bicentenario. En Paraguay, Ciudad de Pedro Juan Caballero en la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. En la parroquia de san Juan Bautista de Moroleón, Guanajuato (México). En la ciudad mexicana de Torreón, en la parroquia, construida entre 1925 y 1930. También en la ciudad de Guadalajara (Jalisco), existe una copia del icono y un, la parroquia fue erigida en 1924. Su imagen se venera en Talugtug, provincia de Nueva Écija, Islas Filipinas.[5]

DEVOCIONES MARIANAS DE RELEVANCIA EN LATINOAMERICA.[6]

a) Las fiestas de la Virgen en general

En todo el Continente Latinoamericano priman las celebraciones y las devociones marianas populares, normales o diarias, y las extraordinarias o festivas. Aquí se recuerdan algunas comunes a todos los diversos países y las disposiciones interiores que con ellas se quieren infundir a los fieles. En primer lugar, está la participación interior (con oración y consideraciones personales) y la exterior (con asistencia a los actos de culto) de las diversas fiestas que, a lo largo del año, dedica la Iglesia para honrar a la Santísima Virgen.

b) El Rosario

Entre las devociones marianas tradicionales en la Iglesia, ya desde los tiempos de Santo Domingo de Guzmán, al que se le atribuye, se encuentra el Santo Rosario, recomendada insistentemente por los Romanos Pontífices y que el santo papa, Pio V, dedicó una fiesta litúrgica, el 7 de octubre, con motivo de la victoria de la armada aliada cristiana (España, Estados Pontificios y Venecia) sobre el Imperio otomano, que se proponía el dominio total del Mediterráneo y el control de la Europa cristiana meridional.

El Papa dominico atribuyó la victoria a la intercesión de la Virgen en su advocación del Rosario. Innumerables son las gracias que han recibido los fieles a través de esta oración, ya sea recitada en común o personalmente. Además, es conveniente recordar que, al igual que otras prácticas de piedad, el Santo Rosario está favorecido con indulgencias: parcial, si se reza privadamente o plenaria si se hace en familia.


c) El Angelus

El «Angelus» es la memoria del encuentro del Ángel con María en Nazaret en el Misterio de la Anunciación y de la Encarnación del Verbo en su seno; en aquel encuentro, punto focal de toda la historia humana, el Ángel Gabriel, según el Evangelio de Lucas (1, 26-38), le anunció a la Virgen María su divina Maternidad. La tradición cristiana usa recitarlo todos los días al mediodía o por la tarde. Su rezo antiquísimo, que antiguamente en las poblaciones cristianas era señalado con un toque de campanas, trae la memoria del Misterio de la Encarnación del Verbo y la presencia de la Virgen María como protagonista humana de aquella invitación divina. Como es una práctica breve, que suele tenerse en medio del trabajo y las ocupaciones del día.


d) El Escapulario

Entre otras manifestaciones marianas de la devoción católica a la Virgen María se encuentra el Escapulario de la Virgen del Carmen, práctica que se remonta según datos de la tradición a San Simón Stock, uno de los iniciadores en la Edad Media de la Orden del Carmelo. En América Latina la devoción a la Virgen del Carmen es una de las devociones y advocaciones mariológicas más extendidas. La Virgen del Carmen es también la Patrona principal de varios países latinoamericanos e incluso en algunos es considerada como la especial Protectora de su respectiva independencia política.

Llevar el Escapulario de la Virgen del Carmen o alguna otra Medalla, es señal de fe en su intercesión poderosa y símbolo de la alianza con Ella por parte del fiel devoto. El uso del Escapulario del Carmen pide estar acompañado de una disposición consciente y devota, a la par de unas prácticas de piedad marianas que pueden reducirse al menos a las tres «Avesmarías» de la noche. En la ceremonia de imposición, el sacerdote recuerda que se debe recibir impetrando a la Santísima Virgen que, con la gracia de Dios, se lleve sin pecado, defienda al fiel cristiano de toda adversidad y le conduzca a la vida eterna.


e) Las Tres Aves Marías

El rezar con devoción tres veces el «Avemaría», es una de las devociones más arraigadas en el pueblo católico. La costumbre puede valer para que los últimos pensamientos del día vayan hacia María que vela el sueño del creyente. Sus palabras son las pronunciadas por el Arcángel Gabriel y por Santa Isabel en las respectivas visitas a María en su primera parte, y por las palabras del «Santa María» que le compuso, con veneración la Iglesia.


f) El sábado, día de la Virgen

El sábado es tradicionalmente en la Iglesia el día de la semana que se dedica a la Virgen, y en él podemos manifestarle de modo más intenso nuestro cariño, estando más pendientes de Ella a través de jaculatorias, o recitando las oraciones tradicionales como son el «Acordaos», «Oh Señora mía», y especialmente la «Salve».


g) La consagración a María

Un medio eficaz para vivir fielmente los compromisos del Bautismo es la consagración a María que puede hacerse de dos formas: considerando a María como Reina (consagración de esclavitud mariana) o bien, como Madre (de piedad filial mariana). A modo de ejemplo, podemos señalar las compuestas por San Luis María Grignon de Monfort en su «Tratado de la Verdadera devoción a la Virgen» y, San Alfonso María de Ligorio en su obra «Las glorias de María».


Las romerías o peregrinaciones a Santuarios

El mes de mayo, está dedicado a honrar a María. Su origen se remonta, en España, a San Alfonso X el sabio (siglo XIII). En este tiempo los niños suelen ofrecer flores a María, los adultos acostumbran hacer algún sacrificio diario, rezar el Rosario en familia, etc., y todos los fieles procuran acercarse al Sacramento de la Penitencia para reconciliarse con Dios y tener su alma limpia como la de la Virgen.

El mes de octubre está dedicado a rezar el Santo Rosario, costumbre que surge en siglo XIX con ocasión de las apariciones de Nuestra Señora de Lourdes, y que el Papa León XIII lo extiende a toda la Iglesia. En particular, se ha de promover el rezo del Rosario en familia pues, como enseña la Iglesia, «familia que reza unida, permanece unida».

En torno a los santuarios marianos, con frecuencia originados por impulso de diversas órdenes religiosas o a partir de acontecimientos y apariciones marianas, se van constituyendo desde la Edad Media cofradías y diversas asociaciones de fieles bajo la protección de la Virgen. Estas cofradías crecen con el tiempo extendiendo su campo de acción a todos los ámbitos de la vida eclesial y social, alcanzando en muchos casos una relevancia especial en cuanto sostenedores de la piedad popular e instrumentos de renovación de la vida cristiana de los fieles.

NOTAS

  1. Se trata de dos apariciones de la Virgen a santa Catalina Labouré, de las Hijas de la Caridad de Paris, en julio (noche 18-19) y noviembre (27) de 1830 en las que la Virgen le pidió difundir una medalla, con la imagen de la Inmaculada por una cara y en la otra una M coronada con una Cruz y rodeada por 12 estrellas; con variada simbología se representa a la Virgen Inmaculada según Apoc. 12,1, que habla de: “un gran signo apareció en el cielo, una mujer vestida con el sol, y la luna bajo sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas”; la cruz simboliza a Cristo y nuestra redención, con la barra bajo la cruz simbolizando la tierra y la “M” representa a María, y su inicial entrelazada con la cruz demuestra la estrecha participación de María con Jesús y en nuestro mundo. En esto vemos el papel de María en nuestra salvación y su función como madre de la Iglesia. Debajo se encuentran dos corazones que representan el amor de Jesús y de María para la humanidad. En 1836 se emprendió una investigación canónica en París declarando las apariciones auténticas.
  2. Nos ceñimos a la América Latina. Quien deseare saber algo acerca de las imágenes de María, veneradas en los Estados Unidos, vea la obra de: Xavier Donald Mac Leod, Devotion to The Blessed Virgin Mary in North America, by the Rev., New York, s. a. Por lo que hace al Brasil sobre sus más celebrados santuarios marianos: FR. AGUSTÍN DE SANTA MARIA, Santuario Mariano, Lisboa, 1722-1723.
  3. Pueden verse algo más explanadas estas ideas en la obra del bolandista, HIPÓLITO DELEHAYE S.J., Les Légendes Hagiographiques, Capitulo II, Bruxelles, 1906 2ª. edic.
  4. FEDERICO DELCLAUX - JOSÉ MARÍA SANABRIA, Guía para visitar los santuarios marianos de Madrid. María en los pueblos de España. Ediciones Encuentro, Madrid 1991.

    JOSÉ ITURRATE, ANTONIO VILLAREJO - JOSÉ AGUSTÍN ELUSTONDO, Guía para visitar los santuarios marianos de los territorios históricos de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. María en los pueblos de España, Ediciones Encuentro, Madrid 2000.

    JOSÉ SENDÍN BLÁZQUEZ, Santuarios marianos de España. Apostolado Mariano, 2001. ISBN 8477706166.

    JUAN JOSÉ CEBRIÁN FRANCO, Guía para visitar los santuarios marianos de Galicia. María en los pueblos de España. Ediciones Encuentro. Madrid 1989.
  5. Referencias: Multimedia: Our Lady of Perpetual Help. Identificadores: LCCN: sh96003613.
  6. Referencias: Trabajo de: JURI JUNIORS RODRÍGUEZ. El Centro de Tesis, Documentos, Publicaciones y Recursos Educativos más amplio de la Red. © Monografias.com S.A, de la "Enciclopedia Católica Popular (en portugués)". Wikipedia®.

Recopilación: DHIAL