Diferencia entre revisiones de «SANTUARIOS MARIANOS EN MÉXICO; Occidente»

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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La advocación de Nuestra Señora de la Soledad data del 21 de Octubre de 1743, según el «Inventario del Convento de Nuestro Seráfico Padre San Francisco, Título de Santa María de Guía de la Ciudad y Puerto de Acapulco», redactado por Fray Francisco de Santa Bárbara Guillén.
 
La advocación de Nuestra Señora de la Soledad data del 21 de Octubre de 1743, según el «Inventario del Convento de Nuestro Seráfico Padre San Francisco, Título de Santa María de Guía de la Ciudad y Puerto de Acapulco», redactado por Fray Francisco de Santa Bárbara Guillén.
  
Cuando Don José María Morelos era cura de la localidad de Carácuaro, comenzaron a escucharse las noticias de la insurrección iniciada por Don Miguel Hidalgo, y decidió unirse al movimiento. Hidalgo, lo nombró lugarteniente y le encomendó el puerto de Acapulco como plaza importante. El cura Morelos armó su propio ejército y se introdujo en las sierras del estado de Guerrero entre octubre de 1810 a agosto de 1811.
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Cuando Don [[MORELOS_Y_PAVÓN,_José_María | José María Morelos]] era cura de la localidad de Carácuaro, comenzaron a escucharse las noticias de la insurrección iniciada por Don [[HIDALGO_Y_COSTILLA_GALLAGA,_Miguel | Miguel Hidalgo]], y decidió unirse al movimiento. Hidalgo, lo nombró lugarteniente y le encomendó el puerto de Acapulco como plaza importante. El cura Morelos armó su propio ejército y se introdujo en las sierras del estado de Guerrero entre octubre de 1810 a agosto de 1811.
  
 
Para tomar el puerto de Acapulco, Morelos decidió tomar el Cerro del Veladero, que rodea todo el puerto. Morelos envío a 700 hombres al mando del capitán Rafael Valdovinos y los hermanos Bravo y Vicente Guerrero llegaron a apoyar con sus fuerzas a los insurgentes. Desde el cerro del Veladero, las escaramuzas sobre el puerto de Acapulco continuaron desde noviembre de 1810 hasta el 30 de abril de 1811, cuando las fuerzas de Morelos derrotaron a las tropas realistas comandadas por el teniente coronel Juan Antonio Fuentes en el cerro de La Mira.
 
Para tomar el puerto de Acapulco, Morelos decidió tomar el Cerro del Veladero, que rodea todo el puerto. Morelos envío a 700 hombres al mando del capitán Rafael Valdovinos y los hermanos Bravo y Vicente Guerrero llegaron a apoyar con sus fuerzas a los insurgentes. Desde el cerro del Veladero, las escaramuzas sobre el puerto de Acapulco continuaron desde noviembre de 1810 hasta el 30 de abril de 1811, cuando las fuerzas de Morelos derrotaron a las tropas realistas comandadas por el teniente coronel Juan Antonio Fuentes en el cerro de La Mira.
  
Los vecinos creyeron conveniente pedir a la Virgen Patrona del Puerto, su intercesión para que volviera la paz en la Nueva España, y puestos de acuerdo celebraron con toda solemnidad funciones religiosas en su honor declarándola «Generala de los Ejércitos Realistas». Este hecho tuvo lugar el 8 de Diciembre de 1812. Celebrada una misa, el Gobernador de la Ciudad colocó la Banda de Generala a la Virgen de la Soledad, se organizó una procesión por las calles del puerto hasta el Castillo de San Diego, donde se juró por Generala de las Tropas de Acapulco y Patrona de la Ciudad a Nuestra Señora de la Soledad, en presencia del pueblo.
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Los vecinos creyeron conveniente pedir a la Virgen Patrona del Puerto, su intercesión para que volviera la paz en [[NUEVA_ESPAÑA;_Virreinato_de_la | la Nueva España]], y puestos de acuerdo celebraron con toda solemnidad funciones religiosas en su honor declarándola «Generala de los Ejércitos Realistas». Este hecho tuvo lugar el 8 de Diciembre de 1812. Celebrada una misa, el Gobernador de la Ciudad colocó la Banda de Generala a la Virgen de la Soledad, se organizó una procesión por las calles del puerto hasta el Castillo de San Diego, donde se juró por Generala de las Tropas de Acapulco y Patrona de la Ciudad a Nuestra Señora de la Soledad, en presencia del pueblo.
  
 
El Señor Cura del puerto, José María de la Torre cambió a los patrones originales de la Parroquia de Acapulco «Ciudad de los Reyes Melchor, Gaspar y Baltazar», por la nueva Patrona Nuestra Señora de la Soledad.
 
El Señor Cura del puerto, José María de la Torre cambió a los patrones originales de la Parroquia de Acapulco «Ciudad de los Reyes Melchor, Gaspar y Baltazar», por la nueva Patrona Nuestra Señora de la Soledad.
  
Don José María Morelos y Pavón promoverá en tal contexto la devoción a la Guadalupana; Morelos, a su vez, el 11 de Marzo de 1813 proclama en Ometepec que todos los mayores de diez años traigan en su sombrero la «cucarda» y una cinta en la que se declare ser devoto de la Santísima Imagen de Guadalupe, soldado y defensor de su religión y su patria. En el medio de estas dos tendencias, se encontraba los pobladores de Acapulco, que nunca recibió con entusiasmo el movimiento de Independencia; pues Acapulco siempre había vivido de los viajeros, y la  guerra rompió el ritmo de la vida, que significó la ruina del comercio.  
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Don [[MORELOS_Y_PAVÓN,_José_María | José María Morelos]] y Pavón promoverá en tal contexto la devoción a la Guadalupana; Morelos, a su vez, el 11 de Marzo de 1813 proclama en Ometepec que todos los mayores de diez años traigan en su sombrero la «cucarda» y una cinta en la que se declare ser devoto de la Santísima Imagen de Guadalupe, soldado y defensor de su religión y su patria. En el medio de estas dos tendencias, se encontraba los pobladores de Acapulco, que nunca recibió con entusiasmo el movimiento de Independencia; pues Acapulco siempre había vivido de los viajeros, y la  guerra rompió el ritmo de la vida, que significó la ruina del comercio.  
  
 
Pero Acapulco era un pueblo católico, de manera que vivió con ambigüedad la lucha militar e ideológica que se venía encima. La lucha ideológica, que incluía símbolos religiosos en sus estandartes-banderas, en la que había una «Virgen de los realistas», Nuestra Señora de la Soledad, y una «Virgen de los Insurgentes». Los habitantes del puerto, impactados por la nueva propuesta de independencia, simplemente fueron dejando de lado a los Santos Reyes Magos; pero tampoco se sintieron totalmente identificados en la devoción a Nuestra Señora de la Soledad.  
 
Pero Acapulco era un pueblo católico, de manera que vivió con ambigüedad la lucha militar e ideológica que se venía encima. La lucha ideológica, que incluía símbolos religiosos en sus estandartes-banderas, en la que había una «Virgen de los realistas», Nuestra Señora de la Soledad, y una «Virgen de los Insurgentes». Los habitantes del puerto, impactados por la nueva propuesta de independencia, simplemente fueron dejando de lado a los Santos Reyes Magos; pero tampoco se sintieron totalmente identificados en la devoción a Nuestra Señora de la Soledad.  
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La actual Imagen de Nuestra Señora de la Soledad que preside el Sagrario-Catedral y Santuario Diocesano, no fue la misma proclamada como Generala. El 17 de Marzo de 1841 se estrenó la Cabeza de la actual Imagen, que se elaboró en la Ciudad de México y que en 1943, el Párroco de Acapulco don Florentino Salomé de Altagracia Díaz, la colocó al Cuerpo a la actual Imagen de Acapulco.  
 
La actual Imagen de Nuestra Señora de la Soledad que preside el Sagrario-Catedral y Santuario Diocesano, no fue la misma proclamada como Generala. El 17 de Marzo de 1841 se estrenó la Cabeza de la actual Imagen, que se elaboró en la Ciudad de México y que en 1943, el Párroco de Acapulco don Florentino Salomé de Altagracia Díaz, la colocó al Cuerpo a la actual Imagen de Acapulco.  
  
En cuanto al guadalupanismo, en Acapulco surgirá con fuerza a partir de la predicación, que estuvo en crecimiento continuo en la Costa del Mar del Sur y tuvo ya en sus comienzos como promotor, y por los motivos ya señalados, fundamentalmente al cura insurgente Don José María Morelos y Pavón, quien debe ser tenido como «apóstol guadalupano del Estado de Guerrero». De hecho, el 16 de marzo de 1811 Morelos se apodera de Tecpan, y el 18 de Abril decreta el establecimiento de la «Provincia de Nuestra Señora de Guadalupe de Tecpan».  
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En cuanto al guadalupanismo, en Acapulco surgirá con fuerza a partir de la predicación, que estuvo en crecimiento continuo en la Costa del Mar del Sur y tuvo ya en sus comienzos como promotor, y por los motivos ya señalados, fundamentalmente al cura insurgente Don [[MORELOS_Y_PAVÓN,_José_María | José María Morelos]] y Pavón, quien debe ser tenido como «apóstol guadalupano del Estado de Guerrero». De hecho, el 16 de marzo de 1811 Morelos se apodera de Tecpan, y el 18 de Abril decreta el establecimiento de la «Provincia de Nuestra Señora de Guadalupe de Tecpan».  
  
 
Toda persona, a manera de identidad, a la pregunta: «¿Quién vive?», debería responder: «La América», «La Virgen de Guadalupe». El 11 de Marzo de 1813, en la «''Proclama de Ometepec''», se manda que en todos los pueblos celebren misa el día 12 de cada mes y que el mismo día los vecinos de los pueblos expongan la Santísima Imagen de Guadalupe en las puertas o balcones de sus casas.  
 
Toda persona, a manera de identidad, a la pregunta: «¿Quién vive?», debería responder: «La América», «La Virgen de Guadalupe». El 11 de Marzo de 1813, en la «''Proclama de Ometepec''», se manda que en todos los pueblos celebren misa el día 12 de cada mes y que el mismo día los vecinos de los pueblos expongan la Santísima Imagen de Guadalupe en las puertas o balcones de sus casas.  
  
Cuando en 1813 en Chilpancingo se instaló el Congreso de Anáhuac, en el documento  «Los sentimientos de la Nación» Morelos señaló: ''“Que en la misma legislación se establezca por ley constitucional la celebración del día doce de diciembre en todos los pueblos, y la devoción mensual”''.
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Cuando en 1813 en Chilpancingo se instaló el Congreso de [[ANÁHUAC | Anáhuac]], en el documento  «Los sentimientos de la Nación» Morelos señaló: ''“Que en la misma legislación se establezca por ley constitucional la celebración del día doce de diciembre en todos los pueblos, y la devoción mensual”''.
  
 
==JACONA; NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA==
 
==JACONA; NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA==
  
Hacia el año de 1685, siendo Obispo de Michoacán el Sr. D. Juan de Ortega y Montañez, y superior de los agustinos Fray Fulgencio Trabaloni, el provincial Fr. Gregorio de Izaguirre y en el convento de Jacona Fr. Jerónimo Sáenz, a las orillas de la gran laguna de Chapala se apareció una maravillosa raíz.  
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Hacia el año de 1685, siendo Obispo de Michoacán el Sr. D. Juan de Ortega y Montañez, y superior de los [[AGUSTINOS | agustinos]] Fray Fulgencio Trabaloni, el provincial Fr. Gregorio de Izaguirre y en el convento de Jacona Fr. Jerónimo Sáenz, a las orillas de la gran laguna de Chapala se apareció una maravillosa raíz.  
  
 
En ese entonces un indio pobre llamado Juan, originario del pueblo de Xacona, que tenía parentesco con otro indio del pueblo de Paxacoran perteneciente al curato de Ixtlán,  le ayudaba en el trabajo de la pesca. Fue un día de tantos que logró una buena pesca, cuando agitada entre las olas reconoció una crecida raíz de palo. Sintió un interior impulso y alcanzando el madero lo introdujo gustoso en su barca. Así fue como Dios comenzaba a valerse de sucesos y detalles normales, simples y sencillos para que a la larga se convirtieran en elementos que conformaran una realidad maravillosa y extraordinaria de gran trascendencia.  
 
En ese entonces un indio pobre llamado Juan, originario del pueblo de Xacona, que tenía parentesco con otro indio del pueblo de Paxacoran perteneciente al curato de Ixtlán,  le ayudaba en el trabajo de la pesca. Fue un día de tantos que logró una buena pesca, cuando agitada entre las olas reconoció una crecida raíz de palo. Sintió un interior impulso y alcanzando el madero lo introdujo gustoso en su barca. Así fue como Dios comenzaba a valerse de sucesos y detalles normales, simples y sencillos para que a la larga se convirtieran en elementos que conformaran una realidad maravillosa y extraordinaria de gran trascendencia.  
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El Sr. Cura Juan José Gómez, párroco de Jacona, sería quien el 8 de mayo de 1864 celebró la misa solemne de la creación de la diócesis de Zamora.  
 
El Sr. Cura Juan José Gómez, párroco de Jacona, sería quien el 8 de mayo de 1864 celebró la misa solemne de la creación de la diócesis de Zamora.  
  
El amor, devoción y culto a la «Virgen de la Raíz» aumentó con la llegada del Venerable Padre José Antonio Plancarte como párroco de Jacona en 1867, quien remodeló el templo y atendió personalmente la cofradía de Nuestra Señora. Fue él quien 1877, en uno de sus múltiples viajes a Roma para llevar vocaciones, visitó al Papa Pío IX para hablarle de la imagen que se veneraba en su parroquia en Jacona, y le presentó una litografía hecha por el pintor italiano Silvio Capparoni, misma que llevaba impresa al pie la invocación «María esperanza nuestra.»  
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El amor, devoción y culto a la «Virgen de la Raíz» aumentó con la llegada del Venerable Padre [[PLANCARTE_Y_LABASTIDA_JOSÉ_ANTONIO;_Personalidad_y_escritos | José Antonio Plancarte]] como párroco de Jacona en 1867, quien remodeló el templo y atendió personalmente la cofradía de Nuestra Señora. Fue él quien 1877, en uno de sus múltiples viajes a Roma para llevar vocaciones, visitó al Papa Pío IX para hablarle de la imagen que se veneraba en su parroquia en Jacona, y le presentó una litografía hecha por el pintor italiano Silvio Capparoni, misma que llevaba impresa al pie la invocación «María esperanza nuestra.»  
  
El Papa entonces sugirió cambiarle el nombre por el de Nuestra Señora de la Esperanza, un cambio tan providencial y comprometedor para todos sus devotos. Tanto el Papa beato Pío IX como León XIII tuvieron una relación estrecha, directa y notoria con la imagen de Nuestra señora de la Esperanza, el beato Pío IX dio el fundamento para el cambio de nombre, y fue León XIII quien tuvo detalles significativos que arraigaron aquella devoción, como el decretar la coronación pontificia de dicha imagen, la primera coronación pontificia de una imagen en América Latina por mandato del mismo Papa.  
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El Papa entonces sugirió cambiarle el nombre por el de Nuestra Señora de la Esperanza, un cambio tan providencial y comprometedor para todos sus devotos. Tanto el Papa beato Pío IX como León XIII tuvieron una relación estrecha, directa y notoria con la imagen de Nuestra señora de la Esperanza, el beato Pío IX dio el fundamento para el cambio de nombre, y fue León XIII quien tuvo detalles significativos que arraigaron aquella devoción, como el decretar la coronación pontificia de dicha imagen, la primera coronación pontificia de una imagen en [[AMÉRICA_LATINA:_El_Término | América Latina]] por mandato del mismo Papa.  
  
El Padre Miguel Plancarte Garibay, sobrino del Venerable Padre José Antonio Plancarte, fue el motor de dicha coronación pontificia. Dicha idea le nació en abril de 1885 al presenciar la coronación de la Madonna de Strada en la Iglesia del «Gesú» (de Jesús) de los jesuitas, y deseó con su corazón hacer lo mismo con la Guadalupana; más viendo dificultades con el Cabildo de la Basílica, optó por trabajar en favor de la advocación de Nuestra Señora de la Esperanza, la imagen de su infancia, siendo un gran regalo para los zamoranos y estímulo para las demás advocaciones.  
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El Padre Miguel Plancarte Garibay, sobrino del Venerable Padre [[PLANCARTE_Y_LABASTIDA_JOSÉ_ANTONIO;_Personalidad_y_escritos | José Antonio Plancarte]], fue el motor de dicha coronación pontificia. Dicha idea le nació en abril de 1885 al presenciar la coronación de la Madonna de Strada en la Iglesia del «Gesú» (de Jesús) de los [[EVANGELIZACIÓN_DE_AMÉRICA;_contribución_de_los_jesuitas | jesuitas]], y deseó con su corazón hacer lo mismo con la Guadalupana; más viendo dificultades con el Cabildo de la Basílica, optó por trabajar en favor de la advocación de Nuestra Señora de la Esperanza, la imagen de su infancia, siendo un gran regalo para los zamoranos y estímulo para las demás advocaciones.  
  
 
El Padre Plancarte vivió intensamente en Jacona su ministerio sacerdotal comprometiéndose en todos los ámbitos de la vida para la promoción humana, social y religiosa de la gente. Debe decirse que dio un grande impulso al desarrollo humano de aquel pueblo rural y a la fe cristiana en un pueblo pequeño impregnado de una religiosidad tradicional, común al mundo rural mexicano. Fue en Jacona donde el Padre Plancarte puso los cimientos de casi todas sus obras.  
 
El Padre Plancarte vivió intensamente en Jacona su ministerio sacerdotal comprometiéndose en todos los ámbitos de la vida para la promoción humana, social y religiosa de la gente. Debe decirse que dio un grande impulso al desarrollo humano de aquel pueblo rural y a la fe cristiana en un pueblo pequeño impregnado de una religiosidad tradicional, común al mundo rural mexicano. Fue en Jacona donde el Padre Plancarte puso los cimientos de casi todas sus obras.  
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La Coronación de la Virgen de la Esperanza en Jacona fue también la premisa para la Coronación de la Virgen de Guadalupe llevada a cabo en México años más tarde y donde el Padre Plancarte desarrolló un papel importante. ¿Cómo fue aquel acontecimiento en Jacona? Nos lo narra detalladamente el biógrafo Plancarte y Navarrete:  
 
La Coronación de la Virgen de la Esperanza en Jacona fue también la premisa para la Coronación de la Virgen de Guadalupe llevada a cabo en México años más tarde y donde el Padre Plancarte desarrolló un papel importante. ¿Cómo fue aquel acontecimiento en Jacona? Nos lo narra detalladamente el biógrafo Plancarte y Navarrete:  
  
''“El 14 de abril de 1885, mi primo Miguel Plancarte, recientemente or¬denado en Roma de Diácono, escribía a nuestro común tío Antonio: «Le participo que estoy trabajando para que el S. Padre corone a Ntra. Sra. de la Esperanza. Si es así, la Santísima Virgen de Jacona tendrá un honor que no tienen muchas otras.»''.<ref>Positio Causa J. A. Plancarte y Labastida, Serie Correspondencia Recibida, Vol. 3, Letra "P", 1885, p. 705.</ref>''Ciertamente, en América, ninguna Imagen de la Sma. Virgen había recibido ese honor, que felizmente ocurrió a Miguel conseguir para la Virgen de Jacona. Desde niño había sido y era devotí¬simo de la Madre de Dios, sobre todo en sus advocaciones de la Espe¬ranza y de Guadalupe. La misma noticia nos fue comunicada por él a Jacona y recibida por todos con tanto entusiasmo, que en carta del 21 de junio del mismo año, escribía al P. Plancarte el Dr. Mora: «A Miguel se le ocurrió en Roma pe¬dir a S. Santidad nos hiciera la gracia de coronar a Nuestra Señora de la Esperanza. Nosotros apoyamos el pensamiento de Miguel y agregamos que mucho nos agradaría que el Ilmo. Sr. Labastida fuera el Delegado por su Santidad, para hacer la Coronación, contando con la suma bondad del señor Arzobispo, que aceptaría y no tendría inconveniente en venir a Ja¬cona a descansar algo de las grandísimas fatigas que continuamente le agobian, y además, esta circunstancia le proporcionará ocasión de reali-zar los deseos, que ha manifestado más de una vez, de venir a honrarnos con su permanencia de algunos días en Jacona. Suplico a Ud. haga pre¬sente nuestra solicitud, que no dudamos hará Ud. suya, porque todo es¬to es de Ud. Dígalo Ud. al señor Arzobispo, y alcáncenos de él un favor para el que no tenemos otra cosa que alegar, si no es la benevolencia y caridad del Ilmo. señor Arzobispo, de la que todo lo esperamos y nos pro-metemos.”''<ref>Positio Causa J. A. Plancarte y Labastida, Serie Correspondencia Recibida, Vol. 5, Letra "M", 1885, p. 1454.</ref>[…]   
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''“El 14 de abril de 1885, mi primo Miguel Plancarte, recientemente ordenado en Roma de Diácono, escribía a nuestro común tío Antonio: «Le participo que estoy trabajando para que el S. Padre corone a Ntra. Sra. de la Esperanza. Si es así, la Santísima Virgen de Jacona tendrá un honor que no tienen muchas otras.»''.<ref>Positio Causa J. A. Plancarte y Labastida, Serie Correspondencia Recibida, Vol. 3, Letra "P", 1885, p. 705.</ref>''Ciertamente, en América, ninguna Imagen de la Sma. Virgen había recibido ese honor, que felizmente ocurrió a Miguel conseguir para la Virgen de Jacona. Desde niño había sido y era devotísimo de la Madre de Dios, sobre todo en sus advocaciones de la Esperanza y de Guadalupe. La misma noticia nos fue comunicada por él a Jacona y recibida por todos con tanto entusiasmo, que en carta del 21 de junio del mismo año, escribía al P. Plancarte el Dr. Mora: «A Miguel se le ocurrió en Roma pedir a S. Santidad nos hiciera la gracia de coronar a Nuestra Señora de la Esperanza. Nosotros apoyamos el pensamiento de Miguel y agregamos que mucho nos agradaría que el Ilmo. Sr. Labastida fuera el Delegado por su Santidad, para hacer la Coronación, contando con la suma bondad del señor Arzobispo, que aceptaría y no tendría inconveniente en venir a Jacona a descansar algo de las grandísimas fatigas que continuamente le agobian, y además, esta circunstancia le proporcionará ocasión de reali-zar los deseos, que ha manifestado más de una vez, de venir a honrarnos con su permanencia de algunos días en Jacona. Suplico a Ud. haga presente nuestra solicitud, que no dudamos hará Ud. suya, porque todo esto es de Ud. Dígalo Ud. al señor Arzobispo, y alcáncenos de él un favor para el que no tenemos otra cosa que alegar, si no es la benevolencia y caridad del Ilmo. señor Arzobispo, de la que todo lo esperamos y nos pro-metemos.”''<ref>Positio Causa J. A. Plancarte y Labastida, Serie Correspondencia Recibida, Vol. 5, Letra "M", 1885, p. 1454.</ref>[…]   
  
Con este pensamiento, el Dr. Mora logró fácilmente comunicar su entusiasmo al pueblo. ''“Para los gastos de corona y vesti¬do, que deberá estrenar la Sma. Virgen ese día, abrí una suscrición entre los del pueblo, y todos se prestaron de muy bue¬na voluntad, y todos hicieron un esfuerzo, y lo colectado llegó a cerca de cuatrocientos pesos, los que mando hoy a Ud. en letra sobre México, pa¬ra que Ud. tenga la bondad de cambiarlos sobre Europa y mandarlos a Miguel lo más pronto posible, para que tenga tiempo de mandar hacer la corona y vestido con anticipación, y pueda traerlos cuando se venga.”''.<ref>Ibidem.</ref>   
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Con este pensamiento, el Dr. Mora logró fácilmente comunicar su entusiasmo al pueblo. ''“Para los gastos de corona y vestido, que deberá estrenar la Sma. Virgen ese día, abrí una suscrición entre los del pueblo, y todos se prestaron de muy buena voluntad, y todos hicieron un esfuerzo, y lo colectado llegó a cerca de cuatrocientos pesos, los que mando hoy a Ud. en letra sobre México, para que Ud. tenga la bondad de cambiarlos sobre Europa y mandarlos a Miguel lo más pronto posible, para que tenga tiempo de mandar hacer la corona y vestido con anticipación, y pueda traerlos cuando se venga.”''.<ref>Ibidem.</ref>   
  
''“Todo esto fue muy bien recibido por el P. Plancarte, quien inmedia¬tamente escribió a un buen amigo y representante suyo en Roma, el Sr. Angelini, encargándole que hiciera cuanto estuviera de su parte para alcanzar de la Santa Sede la consecución de nuestros deseos, nacidos de la feliz ocurrencia de Miguel”.  “El P. F. Plancarte y yo, a nombre del pueblo de Jacona, hicimos una exposición del origen de la milagrosa Imagen, como se dice y cree co-múnmente, su culto y deseo de aumentarlo, y por lo mismo se pedía a Su Santidad le concediese el honor de coronarla y delegara para este acto al Ilmo. Sr. Labastida.” “El señor Obispo estaba en la visita, era urgente que la exposición y solicitud, con la recomendación del Ordinario, salieran cuanto antes pa¬ra Roma. Por esto hablamos al Señor Vicario General, quien no tuvo in¬conveniente en firmarlas y sellarlas a nombre del Señor Obispo y que an¬tes de hacerlo se añadiera: Hacemos nuestra la petición del pueblo de Jacona y rogamos a V. Santidad conceda esta gracia.”''.<ref>Ibidem.</ref>   
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''“Todo esto fue muy bien recibido por el P. Plancarte, quien inmediatamente escribió a un buen amigo y representante suyo en Roma, el Sr. Angelini, encargándole que hiciera cuanto estuviera de su parte para alcanzar de la Santa Sede la consecución de nuestros deseos, nacidos de la feliz ocurrencia de Miguel”.  “El P. F. Plancarte y yo, a nombre del pueblo de Jacona, hicimos una exposición del origen de la milagrosa Imagen, como se dice y cree co-múnmente, su culto y deseo de aumentarlo, y por lo mismo se pedía a Su Santidad le concediese el honor de coronarla y delegara para este acto al Ilmo. Sr. Labastida.” “El señor Obispo estaba en la visita, era urgente que la exposición y solicitud, con la recomendación del Ordinario, salieran cuanto antes para Roma. Por esto hablamos al Señor Vicario General, quien no tuvo inconveniente en firmarlas y sellarlas a nombre del Señor Obispo y que antes de hacerlo se añadiera: Hacemos nuestra la petición del pueblo de Jacona y rogamos a V. Santidad conceda esta gracia.”''.<ref>Ibidem.</ref>   
  
No fue necesaria la recomendación del Prelado diocesano, porque antes que llegara a Roma ya Miguel tenía en su poder el breve conce¬diendo la Coronación, y señalando que el Delegado de Su Santidad fuera el Sr. Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos. ''“Esto me ha causado sumo placer,”'' dice el Dr. Mora en carta del 21 de septiembre, ''“tanto era lo que deseaba que así fuera. El pueblo está sumamente entusiasmado y preparará un recibimiento lo mejor que se pueda.''”<ref>Ibidem., p. 1466.</ref>.  
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No fue necesaria la recomendación del Prelado diocesano, porque antes que llegara a Roma ya Miguel tenía en su poder el breve concediendo la Coronación, y señalando que el Delegado de Su Santidad fuera el Sr. Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos. ''“Esto me ha causado sumo placer,”'' dice el Dr. Mora en carta del 21 de septiembre, ''“tanto era lo que deseaba que así fuera. El pueblo está sumamente entusiasmado y preparará un recibimiento lo mejor que se pueda.''”<ref>Ibidem., p. 1466.</ref>.  
  
Siguió una serie de preparativos de carácter espiritual y otros de carácter literario y musical, donde intervinieron algunas personalidades eclesiásticas y laicas amigas, como el Obispo de San Luis Potosí y el P. Tirso Rafael Córdoba. Inmediatamente a la fiesta de la Coronación se tuvo un triduo apropiado.
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Siguió una serie de preparativos de carácter espiritual y otros de carácter literario y musical, donde intervinieron algunas personalidades eclesiásticas y laicas amigas, como el Obispo de San Luis Potosí y el P. Tirso Rafael [[CÓRDOBA_DE_LA_NUEVA_ANDALUCÍA | Córdoba]]. Inmediatamente a la fiesta de la Coronación se tuvo un triduo apropiado.
  
 
Para la ceremonia se contaba con la presencia de varios Prelados eclesiásticas. El día de la Coronación fue el 14 de febrero de 1886, hecha por el Arzobispo de México, con la asistencia de los Canónigos de la Catedral de Zamora. El Arzobispo regresaba al lugar de su origen y donde había sido bautizado, lo que recordará con gratitud. Lo importante también de aquel acto fue, como reconocerán más adelante, una especie de anticipo para lo que habría podido ser la Coronación de la Tilma con el Icono de la Virgen de Guadalupe, pocos años después, promovida precisamente por aquel Arzobispo y llevada a cabo por su sucesor con la intervención directa del Padre Plancarte, ya Abad de la Colegiata de Guadalupe.
 
Para la ceremonia se contaba con la presencia de varios Prelados eclesiásticas. El día de la Coronación fue el 14 de febrero de 1886, hecha por el Arzobispo de México, con la asistencia de los Canónigos de la Catedral de Zamora. El Arzobispo regresaba al lugar de su origen y donde había sido bautizado, lo que recordará con gratitud. Lo importante también de aquel acto fue, como reconocerán más adelante, una especie de anticipo para lo que habría podido ser la Coronación de la Tilma con el Icono de la Virgen de Guadalupe, pocos años después, promovida precisamente por aquel Arzobispo y llevada a cabo por su sucesor con la intervención directa del Padre Plancarte, ya Abad de la Colegiata de Guadalupe.
  
En Jacona, diócesis de Zamora, la devoción a la Virgen de la Esperanza tuvo especial difusión y arraigo. San Rafael Guízar y Valencia, del clero de esta ilustre comunidad eclesial zamorana, devoto de la Virgen de la Esperanza desde el seminario, usaba en todas sus misiones, la frase: «Oh Virgen Santa, Madre de Dios, María esperanza del pecador».   
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En Jacona, diócesis de Zamora, la devoción a la Virgen de la Esperanza tuvo especial difusión y arraigo. San [[GUIZAR_Y_VALENCIA,_San_Rafael | Rafael Guízar y Valencia]], del clero de esta ilustre comunidad eclesial zamorana, devoto de la Virgen de la Esperanza desde el seminario, usaba en todas sus misiones, la frase: «Oh Virgen Santa, Madre de Dios, María esperanza del pecador».   
  
 
Otro hecho relevante fue la fundación de los Esperancistas en 1903, una congregación de sacerdotes que se dedicaran total y exclusivamente a la evangelización en las misiones populares, proyecto que apoyó plenamente el Señor obispo José de Jesús Fernández, oriundo de Santa Inés, Michoacán, siendo coadjutor del Obispo Don José María Cázares y Martínez (1832-1909). Y aunque dicho proyecto de los esperancistas en 1910 es suspendido por orden de la Santa Sede, reflejó la confianza y el amor de San Rafael por la Santísima Virgen de la Esperanza.  
 
Otro hecho relevante fue la fundación de los Esperancistas en 1903, una congregación de sacerdotes que se dedicaran total y exclusivamente a la evangelización en las misiones populares, proyecto que apoyó plenamente el Señor obispo José de Jesús Fernández, oriundo de Santa Inés, Michoacán, siendo coadjutor del Obispo Don José María Cázares y Martínez (1832-1909). Y aunque dicho proyecto de los esperancistas en 1910 es suspendido por orden de la Santa Sede, reflejó la confianza y el amor de San Rafael por la Santísima Virgen de la Esperanza.  
  
En la devoción diocesana, la Virgen de la Esperanza siempre ha tenido un lugar privilegiado, especialmente al cumplirse el 25 aniversario de su coronación pontificia con gran ambiente festivo y que tuvo como final los ejercicios espirituales sacerdotales de la diócesis que se congregaron a los pies de nuestra Señora de la Esperanza. En los días difíciles de la revolución mexicana, el pueblo aumento de la devoción a la Virgen de la Esperanza en su santuario de Jacona, mediante peregrinaciones.  
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En la devoción diocesana, la Virgen de la Esperanza siempre ha tenido un lugar privilegiado, especialmente al cumplirse el 25 aniversario de su coronación pontificia con gran ambiente festivo y que tuvo como final los ejercicios espirituales sacerdotales de la diócesis que se congregaron a los pies de nuestra Señora de la Esperanza. En los días difíciles de la [[REVOLUCIONES_MEXICANAS;_la_facción_«carrancista» | revolución mexicana]], el pueblo aumento de la devoción a la Virgen de la Esperanza en su santuario de Jacona, mediante peregrinaciones.  
  
 
En el año de 1925 fue robada la corona de la imagen de la Virgen, dándose todos a la tarea de buscar la corona robada. Los responsables del robo fueron encontrados y la corona vuelta a ser colocada sobre la imagen el día 8 de septiembre. En 1942, nació la idea del patronato de Nuestra Señora de la Esperanza sobre la Diócesis de Zamora. El Sr. Obispo Anaya envió el 22 de agosto de 1950 al Papa Pio XII, la petición junto con una descripción de la historia de la imagen.  
 
En el año de 1925 fue robada la corona de la imagen de la Virgen, dándose todos a la tarea de buscar la corona robada. Los responsables del robo fueron encontrados y la corona vuelta a ser colocada sobre la imagen el día 8 de septiembre. En 1942, nació la idea del patronato de Nuestra Señora de la Esperanza sobre la Diócesis de Zamora. El Sr. Obispo Anaya envió el 22 de agosto de 1950 al Papa Pio XII, la petición junto con una descripción de la historia de la imagen.  
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==OAXACA: NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD==
 
==OAXACA: NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD==
  
El año 2020 fue un año jubilar para el pueblo de Oaxaca, ya que Nuestra Señora de la Soledad, cumplía 400 años de estar presente en la ciudad su bendita imagen. Y también la gran celebración del 360 aniversario de los Mártires de Cajonos, Juan Bautista Antonio y Jacinto de los Ángeles, indígenas zapotecos de la Sierra Norte de Oaxaca, que nacieron en el año de 1660 en San Francisco Cajonos y que fueron beatificados por San Juan Pablo II en la Basílica de Guadalupe del Tepeyac de la Ciudad de México el 1 de agosto del 2002.  
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El año 2020 fue un año jubilar para el pueblo de Oaxaca, ya que Nuestra Señora de la Soledad, cumplía 400 años de estar presente en la ciudad su bendita imagen. Y también la gran celebración del 360 aniversario de los [[OAXACA;_Los_mártires_de_Cajonos | Mártires de Cajonos]], Juan Bautista Antonio y Jacinto de los Ángeles, indígenas zapotecos de la Sierra Norte de Oaxaca, que nacieron en el año de 1660 en San Francisco Cajonos y que fueron beatificados por San Juan Pablo II en la [[BASÍLICA_DE_GUADALUPE | Basílica de Guadalupe]] del [[TEPEYAC | Tepeyac]] de la Ciudad de México el 1 de agosto del 2002.  
  
 
El papa Francisco concedió un Año Jubilar en honor a la venerada imagen de la Virgen de la Soledad. Ese año de jubileo inició el 18 diciembre de 2019 con la apertura la puerta santa en la basílica menor donde está la imagen. En el marco del año jubilar, las calendas en honor a la Virgen de la Soledad fueron todo el año, el día 18 de cada mes acudieron los distintos decanatos a la Basílica menor de la iglesia de La Soledad y la invitación fue hecha a todos los fieles para acudir a ganar la indulgencia del Año Jubilar.  
 
El papa Francisco concedió un Año Jubilar en honor a la venerada imagen de la Virgen de la Soledad. Ese año de jubileo inició el 18 diciembre de 2019 con la apertura la puerta santa en la basílica menor donde está la imagen. En el marco del año jubilar, las calendas en honor a la Virgen de la Soledad fueron todo el año, el día 18 de cada mes acudieron los distintos decanatos a la Basílica menor de la iglesia de La Soledad y la invitación fue hecha a todos los fieles para acudir a ganar la indulgencia del Año Jubilar.  
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===Origen del Culto en Oaxaca a la Virgen de la Soledad===
 
===Origen del Culto en Oaxaca a la Virgen de la Soledad===
  
Cuenta la leyenda que en 1620 un arriero llevaba a sus mulas por las calles de Oaxaca, la historia marca que iba camino a Guatemala de acuerdo a las rutas de comercio trazadas en ese tiempo. Repentinamente el arriero se sorprendió, pues se percató que llevaba una mula extra, esta llevaba cargando una caja muy grande. Llegando a la Ermita de «San Sebastián», la mula se colapsó por el enorme peso que cargaba. El arriero trató sin éxito de levantarla. Finalmente, atemorizado por que las autoridades pudieran creer que quería robar lo que llevaba adentro de la caja, se decidió a llamar a la policía, las autoridades alzaron la caja y la mula se levantó para inmediatamente caer muerta.  
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Cuenta la leyenda que en 1620 un arriero llevaba a sus mulas por las calles de Oaxaca, la historia marca que iba camino a [[GUATEMALA;_Afrodescendientes | Guatemala]] de acuerdo a las rutas de comercio trazadas en ese tiempo. Repentinamente el arriero se sorprendió, pues se percató que llevaba una mula extra, esta llevaba cargando una caja muy grande. Llegando a la Ermita de «San Sebastián», la mula se colapsó por el enorme peso que cargaba. El arriero trató sin éxito de levantarla. Finalmente, atemorizado por que las autoridades pudieran creer que quería robar lo que llevaba adentro de la caja, se decidió a llamar a la policía, las autoridades alzaron la caja y la mula se levantó para inmediatamente caer muerta.  
  
 
Los oficiales procedieron a revisar qué llevaba adentro la caja. Adentro encontraron una bella imagen de la Virgen de la Soledad, un crucifijo y un letrero que decía «La Virgen de la Cruz». Este suceso histórico motivó al Señor Obispo Bartolomé Bojórquez a ordenar la construcción de un santuario en honor a la Virgen. Se edificaron una majestuosa basílica de estilo barroco, cuya obra la inició el capellán Fernando Méndez en 1682. La construcción se prolongó hasta 1689, para ser consagrada en el año 1697 por el obispo Isidro Sariñana y Cuenca. Cerca de Oaxaca se encuentra una piedra donde se dice que la mula pereció.  
 
Los oficiales procedieron a revisar qué llevaba adentro la caja. Adentro encontraron una bella imagen de la Virgen de la Soledad, un crucifijo y un letrero que decía «La Virgen de la Cruz». Este suceso histórico motivó al Señor Obispo Bartolomé Bojórquez a ordenar la construcción de un santuario en honor a la Virgen. Se edificaron una majestuosa basílica de estilo barroco, cuya obra la inició el capellán Fernando Méndez en 1682. La construcción se prolongó hasta 1689, para ser consagrada en el año 1697 por el obispo Isidro Sariñana y Cuenca. Cerca de Oaxaca se encuentra una piedra donde se dice que la mula pereció.  
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De las imágenes de la Santísima Virgen veneradas en los pueblos indígenas de la Nueva Galicia (hoy Jalisco) son: Virgen de la Expectación de Zapopan, Nuestra Señora de San Juan de los Lagos y la Virgen del Rosario de Talpa. La imagen de la Virgen de Talpa es una pequeña escultura de una sola pieza, tallada en madera resistente y pesada llamada «tepehuaje», de color oscuro rojizo, y mide 38 centímetros de altura; se asemeja a las de las mujeres de la región: su cabello es largo, ondulado y negro, de tez morena y luce un lunar en una de sus mejillas.
 
De las imágenes de la Santísima Virgen veneradas en los pueblos indígenas de la Nueva Galicia (hoy Jalisco) son: Virgen de la Expectación de Zapopan, Nuestra Señora de San Juan de los Lagos y la Virgen del Rosario de Talpa. La imagen de la Virgen de Talpa es una pequeña escultura de una sola pieza, tallada en madera resistente y pesada llamada «tepehuaje», de color oscuro rojizo, y mide 38 centímetros de altura; se asemeja a las de las mujeres de la región: su cabello es largo, ondulado y negro, de tez morena y luce un lunar en una de sus mejillas.
  
Antes del milagro llamado «de la renovación» en 1644, la Virgen era una escultura de pasta de caña de maíz. Su actual acabado es el típico de las imágenes elaboradas por las manos michoacanas de Pátzcuaro, Uruapan o Quiroga. Los datos históricos más antiguos narran como la imagen primera de la Virgen iba a ser sepultada, el 19 de septiembre de 1644, en un hoyo abierto en la sacristía de la iglesia de aquellos tiempos, por encontrarse muy apolillada, carcomida, rota y empolvada, por mandato del Párroco don Pedro Rubio Félix.
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Antes del milagro llamado «de la renovación» en 1644, la Virgen era una escultura de pasta de caña de maíz. Su actual acabado es el típico de las imágenes elaboradas por las manos michoacanas de [[PÁTZCUARO;_Arte_Virreinal | Pátzcuaro]], Uruapan o Quiroga. Los datos históricos más antiguos narran como la imagen primera de la Virgen iba a ser sepultada, el 19 de septiembre de 1644, en un hoyo abierto en la sacristía de la iglesia de aquellos tiempos, por encontrarse muy apolillada, carcomida, rota y empolvada, por mandato del Párroco don Pedro Rubio Félix.
  
 
Según tal tradición recogida sobre aquel momento, una indígena llamada María Tenanchi, habría sido la designada para envolver en manteles viejos las imágenes que iban a ser enterradas. La mujer tomó un mantel viejo y al querer tocar a la Virgen, hecha de pasta de caña de maíz, brotaron de Ella rayos de fuego y una luz muy intensa la cubrió, entonces la capilla se llenó de nubes y ángeles. Los indígenas presentes cayeron al suelo desmayados por el susto y la impresión. La imagen sufrió un cambio de material, pasó de ser de pasta de caña de maíz a una pieza de cedro firme e incorrupto, este hecho se conoce con el nombre «del milagro de la Renovación».  
 
Según tal tradición recogida sobre aquel momento, una indígena llamada María Tenanchi, habría sido la designada para envolver en manteles viejos las imágenes que iban a ser enterradas. La mujer tomó un mantel viejo y al querer tocar a la Virgen, hecha de pasta de caña de maíz, brotaron de Ella rayos de fuego y una luz muy intensa la cubrió, entonces la capilla se llenó de nubes y ángeles. Los indígenas presentes cayeron al suelo desmayados por el susto y la impresión. La imagen sufrió un cambio de material, pasó de ser de pasta de caña de maíz a una pieza de cedro firme e incorrupto, este hecho se conoce con el nombre «del milagro de la Renovación».  
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==NOTAS==
 
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'''MONS. JORGE ANTONIO PALENCIA RAMÍREZ DE ARELLANO'''  
 
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'''FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ'''
 
'''FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ'''
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Revisión actual del 21:05 2 nov 2020

ACAPULCO: Nuestra Señora de la Soledad

Origen del patronazgo

La advocación de Nuestra Señora de la Soledad data del 21 de Octubre de 1743, según el «Inventario del Convento de Nuestro Seráfico Padre San Francisco, Título de Santa María de Guía de la Ciudad y Puerto de Acapulco», redactado por Fray Francisco de Santa Bárbara Guillén.

Cuando Don José María Morelos era cura de la localidad de Carácuaro, comenzaron a escucharse las noticias de la insurrección iniciada por Don Miguel Hidalgo, y decidió unirse al movimiento. Hidalgo, lo nombró lugarteniente y le encomendó el puerto de Acapulco como plaza importante. El cura Morelos armó su propio ejército y se introdujo en las sierras del estado de Guerrero entre octubre de 1810 a agosto de 1811.

Para tomar el puerto de Acapulco, Morelos decidió tomar el Cerro del Veladero, que rodea todo el puerto. Morelos envío a 700 hombres al mando del capitán Rafael Valdovinos y los hermanos Bravo y Vicente Guerrero llegaron a apoyar con sus fuerzas a los insurgentes. Desde el cerro del Veladero, las escaramuzas sobre el puerto de Acapulco continuaron desde noviembre de 1810 hasta el 30 de abril de 1811, cuando las fuerzas de Morelos derrotaron a las tropas realistas comandadas por el teniente coronel Juan Antonio Fuentes en el cerro de La Mira.

Los vecinos creyeron conveniente pedir a la Virgen Patrona del Puerto, su intercesión para que volviera la paz en la Nueva España, y puestos de acuerdo celebraron con toda solemnidad funciones religiosas en su honor declarándola «Generala de los Ejércitos Realistas». Este hecho tuvo lugar el 8 de Diciembre de 1812. Celebrada una misa, el Gobernador de la Ciudad colocó la Banda de Generala a la Virgen de la Soledad, se organizó una procesión por las calles del puerto hasta el Castillo de San Diego, donde se juró por Generala de las Tropas de Acapulco y Patrona de la Ciudad a Nuestra Señora de la Soledad, en presencia del pueblo.

El Señor Cura del puerto, José María de la Torre cambió a los patrones originales de la Parroquia de Acapulco «Ciudad de los Reyes Melchor, Gaspar y Baltazar», por la nueva Patrona Nuestra Señora de la Soledad.

Don José María Morelos y Pavón promoverá en tal contexto la devoción a la Guadalupana; Morelos, a su vez, el 11 de Marzo de 1813 proclama en Ometepec que todos los mayores de diez años traigan en su sombrero la «cucarda» y una cinta en la que se declare ser devoto de la Santísima Imagen de Guadalupe, soldado y defensor de su religión y su patria. En el medio de estas dos tendencias, se encontraba los pobladores de Acapulco, que nunca recibió con entusiasmo el movimiento de Independencia; pues Acapulco siempre había vivido de los viajeros, y la guerra rompió el ritmo de la vida, que significó la ruina del comercio.

Pero Acapulco era un pueblo católico, de manera que vivió con ambigüedad la lucha militar e ideológica que se venía encima. La lucha ideológica, que incluía símbolos religiosos en sus estandartes-banderas, en la que había una «Virgen de los realistas», Nuestra Señora de la Soledad, y una «Virgen de los Insurgentes». Los habitantes del puerto, impactados por la nueva propuesta de independencia, simplemente fueron dejando de lado a los Santos Reyes Magos; pero tampoco se sintieron totalmente identificados en la devoción a Nuestra Señora de la Soledad.

En este choque ideológico-religioso devocional encontramos elementos entremezclados difíciles de combinar si no se tienen en cuenta todos los elementos cívico-religiosos en juego en aquella que se puede definir una atípica «guerra civil» entre hermanos con banderías diversas y que en el fondo todos abogaban por una propia y definitiva autonomía.

Podemos encontrar, por una parte, el origen del guadalupanismo tan acendrado de los acapulqueños, que se manifiesta con júbilo explosivo cada año, y por otra parte la escasa devoción existente en torno a Nuestra Señora de la Soledad, que 200 años después fue proclamada como Patrona de la nueva Diócesis y después Arquidiócesis de Acapulco. En 1812, el culto de Nuestra Señora de la Soledad, no ocupaba el centro de la devoción del Puerto, pues para entronizar la Imagen, una vez terminada la reconstrucción de su Capilla, se tuvo que realizar todavía un 6 de Enero de 1820, en la Fiesta patronal de la Parroquia, la Fiesta de los Santos Reyes Magos.

La actual Imagen de Nuestra Señora de la Soledad que preside el Sagrario-Catedral y Santuario Diocesano, no fue la misma proclamada como Generala. El 17 de Marzo de 1841 se estrenó la Cabeza de la actual Imagen, que se elaboró en la Ciudad de México y que en 1943, el Párroco de Acapulco don Florentino Salomé de Altagracia Díaz, la colocó al Cuerpo a la actual Imagen de Acapulco.

En cuanto al guadalupanismo, en Acapulco surgirá con fuerza a partir de la predicación, que estuvo en crecimiento continuo en la Costa del Mar del Sur y tuvo ya en sus comienzos como promotor, y por los motivos ya señalados, fundamentalmente al cura insurgente Don José María Morelos y Pavón, quien debe ser tenido como «apóstol guadalupano del Estado de Guerrero». De hecho, el 16 de marzo de 1811 Morelos se apodera de Tecpan, y el 18 de Abril decreta el establecimiento de la «Provincia de Nuestra Señora de Guadalupe de Tecpan».

Toda persona, a manera de identidad, a la pregunta: «¿Quién vive?», debería responder: «La América», «La Virgen de Guadalupe». El 11 de Marzo de 1813, en la «Proclama de Ometepec», se manda que en todos los pueblos celebren misa el día 12 de cada mes y que el mismo día los vecinos de los pueblos expongan la Santísima Imagen de Guadalupe en las puertas o balcones de sus casas.

Cuando en 1813 en Chilpancingo se instaló el Congreso de Anáhuac, en el documento «Los sentimientos de la Nación» Morelos señaló: “Que en la misma legislación se establezca por ley constitucional la celebración del día doce de diciembre en todos los pueblos, y la devoción mensual”.

JACONA; NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA

Hacia el año de 1685, siendo Obispo de Michoacán el Sr. D. Juan de Ortega y Montañez, y superior de los agustinos Fray Fulgencio Trabaloni, el provincial Fr. Gregorio de Izaguirre y en el convento de Jacona Fr. Jerónimo Sáenz, a las orillas de la gran laguna de Chapala se apareció una maravillosa raíz.

En ese entonces un indio pobre llamado Juan, originario del pueblo de Xacona, que tenía parentesco con otro indio del pueblo de Paxacoran perteneciente al curato de Ixtlán, le ayudaba en el trabajo de la pesca. Fue un día de tantos que logró una buena pesca, cuando agitada entre las olas reconoció una crecida raíz de palo. Sintió un interior impulso y alcanzando el madero lo introdujo gustoso en su barca. Así fue como Dios comenzaba a valerse de sucesos y detalles normales, simples y sencillos para que a la larga se convirtieran en elementos que conformaran una realidad maravillosa y extraordinaria de gran trascendencia.

El pescador de Paxacorán llevó el madero a un pequeño albergue con la intención de enjugarlo de la humedad y valerse después de su materia para el fuego. Sin embargo, su compadre Juan de Xacona le llamó la atención de aquel madero pues reconoció en él ciertas señales de imagen, por lo que se lo pidió a aquel pescador, que ignorando el rico tesoro que aquel madero ocultaba, se lo facilitó a su compadre, que lo llevó consigo a Xacona.

Al llegar a su casa, el indio Juan con felicidad vio que no se había engañado la vista en lo que había atendido en la raíz, y así luego que reconoció que era una raíz de un árbol llamado «camichín», contempló con imaginación piadosa, que estaba formado en toda perfección un maravilloso bulto de María Santísima. Aquella raíz medía menos de un metro de longitud y podía distinguirse el rostro elevado al cielo.

«La imangecita» podemos describirla como diminuta, apenas un metro con todo y peana, sin obra de arte antigua ni moderna, con la mirada al cielo, luce original túnica blanca y cubre sus hombros un manto azul recogido con elegante gracia. Con una planta del pie pisa la serpiente que se enrosca sobre el mundo y estrecha en su brazo derecho un ramo de azucenas.

El indio Juan mostró el hallazgo a sus familiares, y estos dieron noticia a Fray Jerónimo Saénz, Prelado del Convento, quien fue a la casa de Juan y viendo admirado la imagen de bulto de la Señora, dio principio al culto en aquel pobre oratorio del Indio Juan. Posteriormente Fray Jerónimo pidió la licencia para dicho culto de parte del obispo Juan de Ortega Montañez, quien la concedió efectivamente. El culto a la Virgen de la Raíz fue creciendo paulatinamente, prueba de ello fueron las capillas que se fueron construyendo para ampliar y mejorar el lugar de culto.

Hacia 1711 se le dedicó una capilla junto al río Celio, inmediata al oratorio del indio Juan, misma que en 1740 se remodeló, y en 1750 Fray José de Villegas, superior del convento de Jacona, pidió licencia para construir en el centro del pueblo una nueva y mejor capilla, licencia confirmada por el obispo de Michoacán Martín de Elizacoechea el 2 de noviembre de 1751, pues ya el 17 de octubre del mismo año se había señalado el solar junto a la calle real que linda con la plaza como lugar para su primer templo. El Sr. Cura Juan José Gómez, párroco de Jacona, sería quien el 8 de mayo de 1864 celebró la misa solemne de la creación de la diócesis de Zamora.

El amor, devoción y culto a la «Virgen de la Raíz» aumentó con la llegada del Venerable Padre José Antonio Plancarte como párroco de Jacona en 1867, quien remodeló el templo y atendió personalmente la cofradía de Nuestra Señora. Fue él quien 1877, en uno de sus múltiples viajes a Roma para llevar vocaciones, visitó al Papa Pío IX para hablarle de la imagen que se veneraba en su parroquia en Jacona, y le presentó una litografía hecha por el pintor italiano Silvio Capparoni, misma que llevaba impresa al pie la invocación «María esperanza nuestra.»

El Papa entonces sugirió cambiarle el nombre por el de Nuestra Señora de la Esperanza, un cambio tan providencial y comprometedor para todos sus devotos. Tanto el Papa beato Pío IX como León XIII tuvieron una relación estrecha, directa y notoria con la imagen de Nuestra señora de la Esperanza, el beato Pío IX dio el fundamento para el cambio de nombre, y fue León XIII quien tuvo detalles significativos que arraigaron aquella devoción, como el decretar la coronación pontificia de dicha imagen, la primera coronación pontificia de una imagen en América Latina por mandato del mismo Papa.

El Padre Miguel Plancarte Garibay, sobrino del Venerable Padre José Antonio Plancarte, fue el motor de dicha coronación pontificia. Dicha idea le nació en abril de 1885 al presenciar la coronación de la Madonna de Strada en la Iglesia del «Gesú» (de Jesús) de los jesuitas, y deseó con su corazón hacer lo mismo con la Guadalupana; más viendo dificultades con el Cabildo de la Basílica, optó por trabajar en favor de la advocación de Nuestra Señora de la Esperanza, la imagen de su infancia, siendo un gran regalo para los zamoranos y estímulo para las demás advocaciones.

El Padre Plancarte vivió intensamente en Jacona su ministerio sacerdotal comprometiéndose en todos los ámbitos de la vida para la promoción humana, social y religiosa de la gente. Debe decirse que dio un grande impulso al desarrollo humano de aquel pueblo rural y a la fe cristiana en un pueblo pequeño impregnado de una religiosidad tradicional, común al mundo rural mexicano. Fue en Jacona donde el Padre Plancarte puso los cimientos de casi todas sus obras.

Las iniciativas pastorales y promocionales más relevantes comenzaron con algunas obras de renovación de las estructuras de la parroquia, comenzando con el cementerio parroquial. Se encontraba anexo al templo parroquial, pero estaba ruinoso y medio abandonado. Allí los indígenas celebraban la fiesta de su Patrono San Juan. El P. Plancarte los convenció de la necesidad de reconstruir el camposanto por el respeto debido al templo y a los muertos y así puso fin también a las supersticiones paganas.

El 24 de junio de 1867 iniciaron los trabajos. Los indígenas contribuyeron al arreglo de los muros y portadas del cementerio, cada uno del modo que pudo. La obra se concluyó en diciembre de 1869. Tras la restauración del cementerio parroquial, emprendió la del templo de Nuestra Señora de la Esperanza entre los años 1870 y 1876. El 14 de febrero de 1886 la Imagen de la Virgen de la Esperanza fue coronada canónicamente, cuya fiesta litúrgica, como en gran parte de las fiestas marianas, se celebra el 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen.

La Coronación de la Virgen de la Esperanza en Jacona fue también la premisa para la Coronación de la Virgen de Guadalupe llevada a cabo en México años más tarde y donde el Padre Plancarte desarrolló un papel importante. ¿Cómo fue aquel acontecimiento en Jacona? Nos lo narra detalladamente el biógrafo Plancarte y Navarrete:

“El 14 de abril de 1885, mi primo Miguel Plancarte, recientemente ordenado en Roma de Diácono, escribía a nuestro común tío Antonio: «Le participo que estoy trabajando para que el S. Padre corone a Ntra. Sra. de la Esperanza. Si es así, la Santísima Virgen de Jacona tendrá un honor que no tienen muchas otras.».[1]Ciertamente, en América, ninguna Imagen de la Sma. Virgen había recibido ese honor, que felizmente ocurrió a Miguel conseguir para la Virgen de Jacona. Desde niño había sido y era devotísimo de la Madre de Dios, sobre todo en sus advocaciones de la Esperanza y de Guadalupe. La misma noticia nos fue comunicada por él a Jacona y recibida por todos con tanto entusiasmo, que en carta del 21 de junio del mismo año, escribía al P. Plancarte el Dr. Mora: «A Miguel se le ocurrió en Roma pedir a S. Santidad nos hiciera la gracia de coronar a Nuestra Señora de la Esperanza. Nosotros apoyamos el pensamiento de Miguel y agregamos que mucho nos agradaría que el Ilmo. Sr. Labastida fuera el Delegado por su Santidad, para hacer la Coronación, contando con la suma bondad del señor Arzobispo, que aceptaría y no tendría inconveniente en venir a Jacona a descansar algo de las grandísimas fatigas que continuamente le agobian, y además, esta circunstancia le proporcionará ocasión de reali-zar los deseos, que ha manifestado más de una vez, de venir a honrarnos con su permanencia de algunos días en Jacona. Suplico a Ud. haga presente nuestra solicitud, que no dudamos hará Ud. suya, porque todo esto es de Ud. Dígalo Ud. al señor Arzobispo, y alcáncenos de él un favor para el que no tenemos otra cosa que alegar, si no es la benevolencia y caridad del Ilmo. señor Arzobispo, de la que todo lo esperamos y nos pro-metemos.”[2][…]

Con este pensamiento, el Dr. Mora logró fácilmente comunicar su entusiasmo al pueblo. “Para los gastos de corona y vestido, que deberá estrenar la Sma. Virgen ese día, abrí una suscrición entre los del pueblo, y todos se prestaron de muy buena voluntad, y todos hicieron un esfuerzo, y lo colectado llegó a cerca de cuatrocientos pesos, los que mando hoy a Ud. en letra sobre México, para que Ud. tenga la bondad de cambiarlos sobre Europa y mandarlos a Miguel lo más pronto posible, para que tenga tiempo de mandar hacer la corona y vestido con anticipación, y pueda traerlos cuando se venga.”.[3]

“Todo esto fue muy bien recibido por el P. Plancarte, quien inmediatamente escribió a un buen amigo y representante suyo en Roma, el Sr. Angelini, encargándole que hiciera cuanto estuviera de su parte para alcanzar de la Santa Sede la consecución de nuestros deseos, nacidos de la feliz ocurrencia de Miguel”. “El P. F. Plancarte y yo, a nombre del pueblo de Jacona, hicimos una exposición del origen de la milagrosa Imagen, como se dice y cree co-múnmente, su culto y deseo de aumentarlo, y por lo mismo se pedía a Su Santidad le concediese el honor de coronarla y delegara para este acto al Ilmo. Sr. Labastida.” “El señor Obispo estaba en la visita, era urgente que la exposición y solicitud, con la recomendación del Ordinario, salieran cuanto antes para Roma. Por esto hablamos al Señor Vicario General, quien no tuvo inconveniente en firmarlas y sellarlas a nombre del Señor Obispo y que antes de hacerlo se añadiera: Hacemos nuestra la petición del pueblo de Jacona y rogamos a V. Santidad conceda esta gracia.”.[4]

No fue necesaria la recomendación del Prelado diocesano, porque antes que llegara a Roma ya Miguel tenía en su poder el breve concediendo la Coronación, y señalando que el Delegado de Su Santidad fuera el Sr. Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos. “Esto me ha causado sumo placer,” dice el Dr. Mora en carta del 21 de septiembre, “tanto era lo que deseaba que así fuera. El pueblo está sumamente entusiasmado y preparará un recibimiento lo mejor que se pueda.[5].

Siguió una serie de preparativos de carácter espiritual y otros de carácter literario y musical, donde intervinieron algunas personalidades eclesiásticas y laicas amigas, como el Obispo de San Luis Potosí y el P. Tirso Rafael Córdoba. Inmediatamente a la fiesta de la Coronación se tuvo un triduo apropiado.

Para la ceremonia se contaba con la presencia de varios Prelados eclesiásticas. El día de la Coronación fue el 14 de febrero de 1886, hecha por el Arzobispo de México, con la asistencia de los Canónigos de la Catedral de Zamora. El Arzobispo regresaba al lugar de su origen y donde había sido bautizado, lo que recordará con gratitud. Lo importante también de aquel acto fue, como reconocerán más adelante, una especie de anticipo para lo que habría podido ser la Coronación de la Tilma con el Icono de la Virgen de Guadalupe, pocos años después, promovida precisamente por aquel Arzobispo y llevada a cabo por su sucesor con la intervención directa del Padre Plancarte, ya Abad de la Colegiata de Guadalupe.

En Jacona, diócesis de Zamora, la devoción a la Virgen de la Esperanza tuvo especial difusión y arraigo. San Rafael Guízar y Valencia, del clero de esta ilustre comunidad eclesial zamorana, devoto de la Virgen de la Esperanza desde el seminario, usaba en todas sus misiones, la frase: «Oh Virgen Santa, Madre de Dios, María esperanza del pecador».

Otro hecho relevante fue la fundación de los Esperancistas en 1903, una congregación de sacerdotes que se dedicaran total y exclusivamente a la evangelización en las misiones populares, proyecto que apoyó plenamente el Señor obispo José de Jesús Fernández, oriundo de Santa Inés, Michoacán, siendo coadjutor del Obispo Don José María Cázares y Martínez (1832-1909). Y aunque dicho proyecto de los esperancistas en 1910 es suspendido por orden de la Santa Sede, reflejó la confianza y el amor de San Rafael por la Santísima Virgen de la Esperanza.

En la devoción diocesana, la Virgen de la Esperanza siempre ha tenido un lugar privilegiado, especialmente al cumplirse el 25 aniversario de su coronación pontificia con gran ambiente festivo y que tuvo como final los ejercicios espirituales sacerdotales de la diócesis que se congregaron a los pies de nuestra Señora de la Esperanza. En los días difíciles de la revolución mexicana, el pueblo aumento de la devoción a la Virgen de la Esperanza en su santuario de Jacona, mediante peregrinaciones.

En el año de 1925 fue robada la corona de la imagen de la Virgen, dándose todos a la tarea de buscar la corona robada. Los responsables del robo fueron encontrados y la corona vuelta a ser colocada sobre la imagen el día 8 de septiembre. En 1942, nació la idea del patronato de Nuestra Señora de la Esperanza sobre la Diócesis de Zamora. El Sr. Obispo Anaya envió el 22 de agosto de 1950 al Papa Pio XII, la petición junto con una descripción de la historia de la imagen.

El 25 de septiembre de 1950 el Papa Pío XII firmaba el Breve declarando patrona de la Diócesis de Zamora a la Virgen Santísima de la Esperanza. Se fijó la fecha del 14 de febrero de 1952, para la proclamación y del 5 de julio de 1951 al 26 de enero de 1952 el pueblo diocesano de Zamora vivió intensamente la visita de su augusta patrona en las parroquias; hubo un Congreso Catequístico Mariano celebrado en Zamora del 7 al 9 de febrero de 1952. Finalmente, la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza permaneció seis días del novenario en Jacona y los tres últimos días fue trasladada a la Catedral de Zamora como culmen de aquellas jornadas memorables.


OAXACA: NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD

El año 2020 fue un año jubilar para el pueblo de Oaxaca, ya que Nuestra Señora de la Soledad, cumplía 400 años de estar presente en la ciudad su bendita imagen. Y también la gran celebración del 360 aniversario de los Mártires de Cajonos, Juan Bautista Antonio y Jacinto de los Ángeles, indígenas zapotecos de la Sierra Norte de Oaxaca, que nacieron en el año de 1660 en San Francisco Cajonos y que fueron beatificados por San Juan Pablo II en la Basílica de Guadalupe del Tepeyac de la Ciudad de México el 1 de agosto del 2002.

El papa Francisco concedió un Año Jubilar en honor a la venerada imagen de la Virgen de la Soledad. Ese año de jubileo inició el 18 diciembre de 2019 con la apertura la puerta santa en la basílica menor donde está la imagen. En el marco del año jubilar, las calendas en honor a la Virgen de la Soledad fueron todo el año, el día 18 de cada mes acudieron los distintos decanatos a la Basílica menor de la iglesia de La Soledad y la invitación fue hecha a todos los fieles para acudir a ganar la indulgencia del Año Jubilar.

Origen del Culto en Oaxaca a la Virgen de la Soledad

Cuenta la leyenda que en 1620 un arriero llevaba a sus mulas por las calles de Oaxaca, la historia marca que iba camino a Guatemala de acuerdo a las rutas de comercio trazadas en ese tiempo. Repentinamente el arriero se sorprendió, pues se percató que llevaba una mula extra, esta llevaba cargando una caja muy grande. Llegando a la Ermita de «San Sebastián», la mula se colapsó por el enorme peso que cargaba. El arriero trató sin éxito de levantarla. Finalmente, atemorizado por que las autoridades pudieran creer que quería robar lo que llevaba adentro de la caja, se decidió a llamar a la policía, las autoridades alzaron la caja y la mula se levantó para inmediatamente caer muerta.

Los oficiales procedieron a revisar qué llevaba adentro la caja. Adentro encontraron una bella imagen de la Virgen de la Soledad, un crucifijo y un letrero que decía «La Virgen de la Cruz». Este suceso histórico motivó al Señor Obispo Bartolomé Bojórquez a ordenar la construcción de un santuario en honor a la Virgen. Se edificaron una majestuosa basílica de estilo barroco, cuya obra la inició el capellán Fernando Méndez en 1682. La construcción se prolongó hasta 1689, para ser consagrada en el año 1697 por el obispo Isidro Sariñana y Cuenca. Cerca de Oaxaca se encuentra una piedra donde se dice que la mula pereció.

La ermita fue remodelada y es apreciable su arquitectura, siendo una de las más hermosas del estado; fue elevada a categoría de Basílica Menor. Su imagen dolorosa, con sus manos juntas, posee ricas vestimentas que, al paso de los años, los mismos fieles han confeccionado. Tuvo coronación pontificia el 18 de enero de 1904. En 1960 a este santuario se le dio el carácter de Basílica, y en 1979 la visitó el Papa San Juan Pablo II.

La Basílica de Nuestra Señora de la Soledad tiene una planta en forma de cruz latina, y para su construcción se utilizó cantera verde y amarilla. Su fachada se realizó en forma de biombo y consta de tres cuerpos y su frontón superior. En su diseño se tomó en cuenta lo sísmico de la zona, y cuenta con dos bóvedas de cañón, y su cúpula ochavada recubierta por finos azulejos. En el primer cuerpo de la fachada hay un arco de medio punto con su clave, flanqueado por columnas de capitel dórico.

En los dos primeros niveles hay nichos con esculturas de san Pedro, san Pablo, san Agustín y santa Rosa de Lima, la primera santa canonizada de América. En el segundo nivel hay un relieve con la imagen sufriente de la Virgen María que está arrodillada al pie de la Santa Cruz, y al fondo del paisaje, se ve un esbozo de la ciudad de Jerusalén. En los costados están las esculturas de dos arcángeles. En el tercer cuerpo está representada la Anunciación con el arcángel Gabriel, y a los costados están san Nicolás de Bari y san Nicolás Tolentino. En la parte superior se representa la Asunción de la Virgen María al cielo.

En el amplio atrio del templo está una cruz atrial bellamente labrada y en la parte trasera de la basílica hay un museo con objetos sacros e históricos. A un costado del templo está el ex convento de los dominicos, los grandes evangelizadores de las tierras oaxaqueñas, que funciona como Palacio Municipal de Oaxaca. La arquitectura de esta Basílica es única, y está considerada entre lo más selecto del arte novohispano.

La Virgen de la Soledad en Oaxaca es, junto con la Virgen de Juquila, la más venerada tanto en la ciudad como el estado de Oaxaca, dándose así título de Santa Patrona de los oaxaqueños. También lo es de los marinos que la adornaron con perlas en ofrendas por sus grandes milagros. La corona de la Virgen pesa 2 kg y esta adornada con 200 perlas. El día de su festividad es el 18 de diciembre.

TALPA; Nuestra señora del Rosario

La imagen de la Virgen de Talpa fue modelada por los indios tarascos de Michoacán y llevada a Talpa en el año de 1585, desde entonces ha concedido cientos de gracias o milagros a los innumerables peregrinos que han pasado frente a ella con un rostro de sufrimiento y palabras de alabanza.

De las imágenes de la Santísima Virgen veneradas en los pueblos indígenas de la Nueva Galicia (hoy Jalisco) son: Virgen de la Expectación de Zapopan, Nuestra Señora de San Juan de los Lagos y la Virgen del Rosario de Talpa. La imagen de la Virgen de Talpa es una pequeña escultura de una sola pieza, tallada en madera resistente y pesada llamada «tepehuaje», de color oscuro rojizo, y mide 38 centímetros de altura; se asemeja a las de las mujeres de la región: su cabello es largo, ondulado y negro, de tez morena y luce un lunar en una de sus mejillas.

Antes del milagro llamado «de la renovación» en 1644, la Virgen era una escultura de pasta de caña de maíz. Su actual acabado es el típico de las imágenes elaboradas por las manos michoacanas de Pátzcuaro, Uruapan o Quiroga. Los datos históricos más antiguos narran como la imagen primera de la Virgen iba a ser sepultada, el 19 de septiembre de 1644, en un hoyo abierto en la sacristía de la iglesia de aquellos tiempos, por encontrarse muy apolillada, carcomida, rota y empolvada, por mandato del Párroco don Pedro Rubio Félix.

Según tal tradición recogida sobre aquel momento, una indígena llamada María Tenanchi, habría sido la designada para envolver en manteles viejos las imágenes que iban a ser enterradas. La mujer tomó un mantel viejo y al querer tocar a la Virgen, hecha de pasta de caña de maíz, brotaron de Ella rayos de fuego y una luz muy intensa la cubrió, entonces la capilla se llenó de nubes y ángeles. Los indígenas presentes cayeron al suelo desmayados por el susto y la impresión. La imagen sufrió un cambio de material, pasó de ser de pasta de caña de maíz a una pieza de cedro firme e incorrupto, este hecho se conoce con el nombre «del milagro de la Renovación». Desde el año 1700 ya se realizaba este acto de revestir a la Imagen de Nuestra Señora del Rosario con vestidos nuevos y joyas en la fecha del 10 de Septiembre, quienes lo hacen son llamadas «tenanchis», en recuerdo de la vidente del milagro de la Renovación María Tenanchi. En la actualidad las «tenanchis, camareras de la Virgen», son mujeres solteras que viven en fe y castidad y después de una preparación espiritual, realizan este ritual de revestimiento de la imagen con un vestido nuevo, que llevará durante todo el año hasta el próximo 10 de Septiembre.

En los días anteriores a la fecha ya referida se colocan cortinajes y emblemas marianos en la Basílica, el Camarín de la Virgen se llena de flores. Cuando la imagen es retirada de su trono y conducida al Camarín inicia el ritual donde sólo las «tenanchis camareras» pueden ingresar, en tanto los fieles y devotos entonan alabanzas y recitan oraciones. En el exterior de la Basílica llegan los peregrinos de los barrios de San Miguel, San Rafael y San Gabriel, que se dedican a elaborar una gran alfombra de flores, follaje, aserrín pintado, granos y semillas.

El día 10 de septiembre se anuncia la salida de la Virgen; para dar comienzo a su recorrido. La Virgen se ve radiante llevada en andas, luciendo un nuevo vestido, camina entre flores, flores también se arrojan a su paso. La Virgen de Talpa es llevada a la parroquia del Señor San José, donde se encuentra el pocito, donde iba a ser sepultada por su estado apolillado y carcomido el 19 de septiembre de 1644. Terminada la visita al pocito, la procesión reanuda su marcha hacia su Basílica, la imagen es colocada en su retablo y comienza el Novenario de la Renovación, acompañado de peregrinaciones, juegos pirotécnicos, serenatas en la plaza principal, Misas solemnes, rosarios con ofrecimientos, la novena culmina el 19 de septiembre en recuerdo de aquel lejano año de 1644.

NOTAS

  1. Positio Causa J. A. Plancarte y Labastida, Serie Correspondencia Recibida, Vol. 3, Letra "P", 1885, p. 705.
  2. Positio Causa J. A. Plancarte y Labastida, Serie Correspondencia Recibida, Vol. 5, Letra "M", 1885, p. 1454.
  3. Ibidem.
  4. Ibidem.
  5. Ibidem., p. 1466.

MONS. JORGE ANTONIO PALENCIA RAMÍREZ DE ARELLANO

FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ