SANTUARIOS NACIONALES; Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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PANAMÁ: SANTA MARÍA LA ANTIGUA

La primera ciudad de Tierra Firme Santa María la Antigua del Darién fue una ciudad fundada en 1510 por Martín Fernández de Enciso y Vasco Núñez de Balboa, según relata el cronista fray Bartolomé de las Casas. Fue la capital de la Gobernación de Castilla de Oro hasta 1520, cuando se mudó completamente la población a Nuestra Señora de la Asunción de Panamá (actual ciudad de Panamá) por orden de Pedrarias Dávila.

Algunas fuentes citan a Santa María la Antigua del Darién como la primera ciudad fundada por los españoles en tierra firme americana, constituyendo el punto de partida para la conquista y/o el descubrimiento del continente por parte de los europeos de la época: Francisco Pizarro, Sebastián de Belalcázar, Diego de Almagro, Gonzalo Fernández de Oviedo y Pedro Arias Dávila.

Sus restos se encuentran en una pequeña porción colombiana del istmo de Panamá, cerca de la costa occidental del golfo de Urabá, departamento del Chocó, vereda Santuario, municipio de Unguía, República de Colombia.

La imagen de la Virgen María de la Antigua

La imagen de la Santísima Virgen María se encontraba en una capilla lateral de la Catedral de Sevilla-España. Dicha catedral fue reconstruida en el siglo XIV, conservándose la imagen. Así vino a llamársele Santa María de la Antigua (es decir, de la antigua catedral).

Santa María La Antigua fue la primera advocación llegada al istmo de Panamá en 1510 y establecida primero en un poblado de Darién. Esto ocurrió cuando ese año llegaron Vasco Núñez de Balboa y el bachiller Martín Fernández de Enciso. Le habían prometido a la Virgen María ponerle su nombre a un poblado si salían con vida de una feroz batalla que tuvieron con los nativos. Así fue que, tras la victoria, al poblado del cacique Cémaco le pusieron el nombre de Santa María La Antigua.

El 9 de septiembre de 1513, el papa León X creó la primera diócesis en Tierra Firme en Santa María la Antigua y la capilla de la Virgen fue elevada al rango de catedral. Esta nueva diócesis era sufragánea de la arquidiócesis de Sevilla. El 15 de agosto del 1519 se fundó la Ciudad de Panamá y se honró a Nuestra Señora del Verano o de la Asunción.

Pero en 1524 la diócesis de Santa María la Antigua se trasladó a la recién fundada ciudad de Panamá. La advocación también se trasladó y Santa María la Antigua pasó a ser –por continuidad eclesiástica– la titular de la capital de Panamá y patrona del Reino de Tierra Firme del Sur de Castilla del Oro, Panamá.

Santa María la Antigua, patrona de la arquidiócesis de Panamá desde 1999

“Decreto que proclama oficialmente a Santa María La Antigua Patrona de la Arquidiócesis de Panamá.

Nos, José Dimas Cedeño Delgado, por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, Arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis de Panamá

CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que el 9 de septiembre de 1513 el Papa León X mediante la Bula «Pastoralis Officii Debitum» creó la Diócesis de Santa María La Antigua con sede en el poblado de este mismo nombre elevando su Capilla al rango de Catedral y asignándole perpetuamente Como titular a la Santísima Madre de Dios bajo esta misma advocación.

SEGUNDO: Que el Emperador Carlos V en ejercicio del privilegio del Patronato autorizó al Gobernador Pedrarias Dávila para que Fray Vicente Peraza, segundo Obispo de Santa María la Antigua trasladara la sede de esa Iglesia en 1524 a la Ciudad de Panamá. TERCERO: Que por el hecho arriba mencionado la actual Arquidiócesis de Panamá es la misma creada por el Papa León X en la fecha ya señalada y por lo tanto, la titular de la Catedral es Santa María la Antigua.

CUARTO: Que no consta que antes de hoy alguno de los 45 Obispos que han regido esta Iglesia en sus 486 años de historia haya elegido ni aprobado el Patronato de Santa María la Antigua para esta Arquidiócesis.

QUINTO: Que a tenor de la instrucción de la Sagrada Congregación para el Culto Divino del 19 de marzo de 1973 en el N' 7 «corresponde al Obispo Diocesano aprobar la elección del Patrono o Patrona de la Diócesis que le ha sido confiada».

SEXTO: Que en este final del Milenio el pueblo de Dios desea recuperar la memoria histórica y tener la titular de la Catedral de Panamá como Patrona de la Arquidiócesis por su tradicional amor a la Santa Madre de Dios que ha acompañado a esta Iglesia y al pueblo panameño desde su nacimiento.

DECRETAMOS:

Artículo único: Proclamar oficialmente a la Santísima y siempre Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra, Patrona de la Arquidiócesis de Panamá, bajo el título de Santa María la Antigua, primera advocación mariana llegada a estas tierras istmeñas. Panamá, a los nueve (9) días del mes de septiembre del año del Señor, mil novecientos noventa y nueve (1999), en el 486 aniversario de la creación de la Diócesis de Santa María la Antigua.

+ José Dimas Cedeño D.

Arzobispo de Panamá - Por mandato de Su Exc. Rvdma. P. Rosendo A. Torres s.i., Canciller”

ORACIÓN del Acto de Renovación de la Consagración de la República de Panamá al Inmaculado Corazón de María “Santísima Virgen María, te proclamamos y te aceptamos una vez más como Madre de Dios y Madre nuestra.

Acoge hoy nuestro clamor y abraza en el amor de madre a todos los que habitamos en esta Patria e imploramos tu protección.

Tú has caminado siempre con nosotros desde los albores de la primera evangelización brindándonos tu amparo maternal bajo la advocación de Nuestra Señora de la Antigua.

Al conmemorar hoy otro aniversario del nacimiento de la Iglesia Católica en nuestro País, los Obispos de la Conferencia Episcopal Panameña renovamos la consagración de la República de Panamá a tu corazón Inmaculado que en 1943 te hiciera Mons. Francisco Beckmann. Ponemos a tus pies nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro. El Panamá que hemos sido y el que queremos ser.

Bendice y acompaña a nuestros pastores, a las personas consagradas y a todo el pueblo de Dios.

Fortalece a las familias panameñas para que siendo santuario de la vida estén siempre abiertas a acogerla como don de Dios y a defenderla desde la concepción hasta la muerte natural.

Protege a nuestros gobernantes y dirigentes políticos para que con sabiduría y prudencia busquen el bien común y sirvan a la Patria más y mejor que a sus propios intereses.

Suscita en la juventud la generosidad para responder a la voz de tu llamada. Que todos nosotros movidos por un profundo amor fraterno seamos solidarios y aprendamos a compartir lo que somos y tenemos con los más necesitados superando las barreras del egoísmo, la marginación y toda forma de explotación.

¡Corazón Inmaculado de María! Te entregamos el sufrimiento de quienes se sienten solos y abandonados padeciendo en el cuerpo las angustias de la enfermedad, la falta de libertad o la esclavitud del vicio.

Sé tú, oh Madre purísima y misericordiosa consuelo en la tribulación, alivio en el dolor y fortaleza liberadora del pecado. Alienta, oh Madre nuestro caminar y ayúdanos a realizar con eficacia la tarea de la nueva evangelización. Guíanos hacia Jesucristo, Pan de Vida, camino y esperanza para Panamá.”

PARAGUAY:

Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé (Virgen Azul)

Nos cuenta la tradición que corría el año 1600 cuando cierta mañana un grupo de indios mbayaes[1]perseguía a un guaraní con intención de darle muerte, tal vez por pertenecer a otra tribu dominante del área, o tal vez porque el indio guaraní era convertido al cristianismo y feligrés de las misiones franciscanas. Los mbayaes durante dos siglos atacaron los establecimientos españoles y las misiones, tanto jesuíticas como franciscanas.

El citado indígena guaraní, completamente acorralado como estaba y desesperado por la suerte mortal que le esperaba, se escondió detrás de un gran árbol que le parecía protector. Agazapado y tembloroso, se le iluminó de pronto el recuerdo de la Inmaculada Concepción, que era la Virgen de su predilección. Entre súplicas y suspiros, entre miedo y esperanzas, le prometió a la Reina de los Cielos que, si lo libraba de sus injustos y feroces enemigos, le haría una imagen de la misma madera de aquel árbol.

Milagrosamente, los mbayaes no lo encontraron en aquel monte y al caer la noche se vieron obligados a volver a sus tolderías.[2]El indio guaraní se vio luego libre y no vivió más que para cumplir su promesa.

El guaraní volvió al árbol protector. Desgajó de aquel tronco la madera necesaria para su propósito, puso a secarla, y pacientemente, con todo el arte de sus manos y el fervor de su alma, se puso a esculpir dos estatuas de la Virgen: una, más grande, destinada a la iglesia de Tobatí, cercana al lugar, y otra, más pequeña, para su devoción particular.

Esta imagen menor es la Virgen de los Milagros que se la venera en la ciudad de Caacupé; imagen menor que iba a resultar la mayor, por la abundancia de sus dones y de sus fieles. La historia no ha recogido datos de la imagen mayor, que se supone saqueada por los salvajes mbayaes. Tampoco se supo más de aquel indio guaraní cristiano.

En el año 1603 el lago Tapaicuá se desbordó e inundó todo el valle de Pirayú, arrasando todo lo que estaba a su paso, incluso la imagen de la Virgen. Sin embargo, al retroceder las aguas milagrosamente apareció la imagen de la Virgen que el indio guaraní había labrado. Los pobladores comenzaron a difundir su devoción y comenzaron a invocarla con el nombre de “Virgen de los Milagros”.

Un devoto vecino llamado José, carpintero de oficio, le labró una modesta ermita y en ella empezó a recibir culto la Virgen de Caacupé. La imagen e Ntra. Sra. de Caacupé es pequeña, de poco más de cincuenta centímetros. Es una Virgen Inmaculada y sus pies descansan sobre una pequeña esfera, ciñendo su talle una faja blanca de seda.

En 1945 se comenzó la construcción del templo actual que guarda la imagen de la Virgen de los Milagros de Caacupé desde 1980. Caacupé es el centro religioso del Paraguay; lugar de encuentro entre la patria paraguaya y la Iglesia, porque esta bendita imagen ha acompañado todo el proceso de formación de la nacionalidad paraguaya.

Cada 8 de diciembre, la gran fiesta de María de Caacupé, los peregrinos llegan por millares al santuario. Vienen a pie, en bicicleta o en lo que puedan, a demostrar su amor y gratitud a la Madre de todos, a la “Virgen Azul del Paraguay”.


PERÚ:

- Nuestra Señora de la Merced

La devoción a la Virgen de las Mercedes en el Perú se remonta a los tiempos de la fundación de Lima. Consta que los padres mercedarios –que llegaron al Perú junto con los conquistadores– habían edificado ya su primitiva iglesia conventual hacia 1535, templo que sirvió como la primera parroquia de Lima hasta la construcción de la Iglesia Mayor en el 1540.

Los mercedarios no solo evangelizaron a la región sino que fueron gestores del desarrollo de la ciudad al edificar los hermosos templos que hoy se conservan como valioso patrimonio histórico, cultural y religioso.

Junto con estos frailes llegó su celestial patrona, la Virgen de la Merced, advocación mariana del siglo XIII. Hacia el 1218, San Pedro Nolasco y Jaime I, rey de Aragón, y el dominico San Raimundo de Peñafort, confesor de Pedro Nolasco, tuvieron por separado la misma visión de la Santísima Virgen que les pedía la fundación de una orden religiosa dedicada a rescatar pacíficamente a los numerosos cautivos cristianos que estaban en poder de los musulmanes. Se entregaban ellos mismos como cautivos de los musulmanes como intercambio de los infelices que sufrían esa desdicha.

Esta Orden de la Merced, aprobada en 1235 por el papa Gregorio IX, logró liberar a miles de cristianos prisioneros, convirtiéndose posteriormente en una dedicada a las misiones, la enseñanza y a las labores en el campo social. Los frailes mercedarios tomaron su hábito de las vestiduras que llevaba la Virgen en la aparición a los fundadores de la orden.[3]

La imagen de la Virgen de la Merced viste totalmente de blanco; sobre su larga túnica lleva un escapulario en el que está impreso, a la altura del pecho, el escudo de la orden. Un manto blanco cubre sus hombros y su larga cabellera aparece velada por una fina mantilla de encajes. En unas imágenes se la representa de pie y en otras sentada; unas veces se muestra con el Niño en los brazos y otras los tiene extendidos mostrando un cetro real en la mano derecha y en la otra unas cadenas abiertas, símbolo de liberación.

Esta es la apariencia de la hermosa imagen que se venera en la Basílica de la Merced, en la capital limeña, que fue entronizada a comienzos del siglo XVII y que ha sido considerada como patrona de la capital.

Fue proclamada en 1730 «Patrona de los Campos del Perú», en 1823 «Patrona de las Armas de la República»; y al cumplirse el primer centenario de la independencia de la nación, la imagen fue solemnemente coronada y recibió el título de «Gran Mariscala del Perú» el día 24 de septiembre de 1921, solemnidad de Nuestra Señora de la Merced –desde entonces declarada fiesta nacional– ocasión en que cada año el ejército le rinde honores a su alta jerarquía militar de «Mariscala».

La imagen porta numerosas condecoraciones otorgadas por la república de Perú y sus gobernantes e instituciones nacionales. En 1970 el cabildo de Lima le otorgó las llaves de la ciudad, y en 1971 el presidente de la República le impuso la Gran Cruz Peruana al Mérito Naval, gestos que demuestran el cariño y la devoción del Perú a esta advocación considerada por muchos como su patrona nacional. Su festividad litúrgica es el 24 de septiembre.

- Nuestra Señora La Virgen de la Evangelización

La patrona del Perú es Santa Rosa de Lima; la Virgen de la Evangelización, es popularmente aclamada como «Patrona de facto del Perú» por ser la principal advocación mariana del país, Patrona de la Arquidiócesis de Lima, capital del Perú; su festividad se celebra el 14 de mayo.

La imagen de Nuestra Señora de la Evangelización es una escultura de la Virgen María con el Niño Jesús en los brazos, talla de madera policromada de 1.70 metros de altura, fue hecha por Roque Balduque, maestro flamenco que dirigía un taller en Sevilla hacia el segundo tercio del siglo XVI, a quien se le denominaba «El imaginero de la Madre de Dios».

Tradicionalmente se la ha considerado la imagen de la Virgen María más antigua del Perú y de América del Sur. La imagen corresponde, según algunos autores, a la advocación de la Virgen del Rosario. Hacia 1551 la talla fue encargada por la hija de Francisco Pizarro –Francisca– a Roque Balduque para que presidiera el Retablo Mayor, donde debía ser enterrado el Conquistador. Ante Ella se cree, en medio de una gran fiesta, fue depositada la primera rosa florecida en la ciudad de Lima por el primer obispo de la diócesis, fray Jerónimo de Loayza.

A Nuestra Señora de la Evangelización elevaron sus plegarias Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo, San Francisco Solano, San Martín de Porres y Santa Rosa de Lima. Nuestra Señora de la Evangelización presidió la vida de la Iglesia arquidiocesana de Lima y los Concilios Limenses, de modo particular el tercero, que tanta importancia tuvo para profundizar y difundir el Evangelio –desde Nicaragua hasta Cabo de Hornos– en la primera evangelización de parte importante de América.

Ante Ella fue entonado el «Te Deum» con motivo de la independencia nacional el 28 de julio de 1821. En el año de 1985, durante su primera visita al Perú, el papa San Juan Pablo II la coronó solemnemente, consagrándole la nación; y en el año de 1988 con ocasión del Congreso Eucarístico y Mariano de los países Bolivarianos, el Santo Padre la honró de forma extraordinaria al concederle la Rosa de Oro o Rosa Púrpura, diciendo: “Si hay una ciudad en el mundo en donde la Virgen Merezca recibir una rosa, esa ciudad es Lima”.

El 6 de octubre de 1990, el papa Juan Pablo II la proclamó Patrona de la Arquidiócesis de Lima. En la actualidad se celebra su fiesta cada 14 de mayo.


PUERTO RICO:

Nuestra Señora de la Divina Providencia

La advocación y culto a Nuestra Señora de la Divina Providencia se originó en Italia en el siglo XIII. Fue una devoción muy difundida y popular que posteriormente pasó a España, donde se levantó un santuario en Tarragona, Cataluña. Al ser nombrado obispo de Puerto Rico el catalán Gil Esteve y Tomás, trajo consigo esta devoción que conociera en sus años de seminarista.

En las manos de la Divina Providencia tuvo que poner toda su diócesis este prelado, pues encontró a la catedral prácticamente en ruinas y la economía de la diócesis en peores condiciones. La confianza del obispo y su trabajo dieron fruto rápidamente, y antes de los cinco años ya había podido reconstruir el templo catedralicio; en poco tiempo, con ayuda de los fieles, logró conseguir recursos para adquirir en Barcelona la Sagrada imagen de la Virgen; le levantó un altar y estableció su culto el día 2 de enero, que quedó designado como su fiesta anual.

La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un hermoso óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. Se cuenta que el título de “La Divina Providencia” se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían nada que comer, encontró a la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia.

La imagen mandada a hacer por don Gil Esteve fue tallada en Barcelona según el gusto de la época. Es una hermosa imagen sentada, y estuvo expuesta al culto en la catedral durante 67 años, hasta que en 1920 fue sustituida por otra magnífica talla, toda de madera, que es la imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia, más familiar y conocida por las comunidades puertorriqueñas.

El papa San Pablo VI declaró a Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, como patrona principal de la isla de Puerto Rico mediante un decreto firmado el 19 de noviembre de 1969. En ese documento se decretó también que la solemnidad de la Virgen debía trasladarse del dos de enero, aniversario de su llegada a la isla, al 19 de noviembre, fecha en que fue descubierta en 1493 la isla de Puerto Rico (llamada por los indígenas Borinquén) cuando Colón desembarcó en ella durante su segundo viaje. Se quiso unir de esa forma la veneración a la Santísima patrona, con el descubrimiento de la isla.

La talla más antigua, que data del 1853, fue la elegida para ser coronada solemnemente durante la reunión del Consejo Episcopal Latinoamericano, celebrada en San Juan de Puerto Rico el 5 de noviembre de 1976. La víspera del acontecimiento esta imagen se quemó en la Parroquia de Santa Teresita de Santurce. Pero eso no detuvo la solemne coronación, que ocurrió en medio de la emoción de millares de fieles y la presencia de cardenales, arzobispos y obispos venidos de toda Latinoamérica. La imagen quemada fue enviada a España para ser restaurada. Actualmente espera la construcción del proyectado gran santuario nacional para ser allí colocada.


REPÚBLICA DOMINICANA:

Nuestra Señora de las Mercedes - Nuestra Señora de Altagracia

La Isla Española –también conocida como Isla de Santo Domingo– se encuentra en la actualidad dividida en dos repúblicas: Haití y República Dominicana. Desde sus inicios coloniales en la isla se hizo presente la figura de la Virgen María, especialmente bajo la advocación de la Altagracia, que desde principios del siglo XVI hizo presencia en Salvaleón de Higuey en el este del país, y la advocación de las Mercedes, que fue declarada Patrona de la República Dominicana y cuyo santuario se encuentra en el Santo Cerro, en el valle de La Vega Real.

La República Dominicana tiene por tanto, dos advocaciones marianas: la Virgen de las Mercedes, proclamada como Patrona de la Isla La Española (y, por tanto, de la República Dominicana) en el siglo XVII; y la Virgen de la Altagracia, proclamada como Protectora del Pueblo Dominicano.

El Santo Cerro y Santuario de la Virgen de las Mercedes[4]

La devoción en el país a la Virgen de las Mercedes o de la Merced, parte casi desde el descubrimiento de la isla. Pero fue siendo gobernador de La Española don Diego Gómez de Sandoval en 1615 cuando se la declaró patrona de La Española.

El título mariano la Merced se remonta a la fundación de la orden religiosa de los Mercedarios el 10 de agosto de 1218, en Barcelona, España. San Pedro Nolasco fundó una orden dedicada a la merced (obras de misericordia). Su misión particular era la misericordia para con los cristianos cautivos en manos de los musulmanes. Muchos miembros de la orden canjearon sus vidas por la de presos y esclavos. San Pedro fue apoyado en tan extraordinaria empresa por el rey Jaime I de Aragón y el dominico San Raimundo de Peñafort.

San Pedro Nolasco y sus frailes eran muy devotos de la Virgen María, tomándola como patrona y guía. Los mercedarios querían ser caballeros de la Virgen María al servicio de su obra redentora. Por eso la honran como Madre de la Merced o Virgen Redentora.

Esta declaración de la Virgen como patrona de la isla fue motivada a raíz de cuando, el 8 de septiembre de 1615, un fuerte terremoto afectó a la isla con réplicas de algo más de 40 días. La ciudad de Santo Domingo fue severamente afectada y el Cabildo de Santo Domingo declaró a la Virgen de las Mercedes como «Patrona de la Española».

En un principio la fiesta de las Mercedes se celebraba cada 8 de Septiembre, aniversario del mencionado terremoto, hasta que en 1740, por Real Cédula, la festividad fue cambiada para el 24 de septiembre. La independencia de la República Dominicana se produjo el 27 de febrero de 1844 y fue ratificada la declaración de Nuestra Señora de las Mercedes como patrona del país.

El Santuario de la Virgen se encuentra en el Santo Cerro, donde el 8 de diciembre de 1494 Cristóbal Colón fundó el fuerte de la Concepción y plantó la Cruz de la Evangelización, dominando la gran llanura que él denominó “La Vega Real, -porque le recordó a su admirada Granada-”.

Al Santo Cerro se dan cita peregrinaciones de todo el país para venerar a la Virgen de las Mercedes y desde esa altura contemplar el hermoso valle de La Vega Real, dando gracias al Señor por tanta hermosura. Junto al santuario de la ciudad de Higuey, dedicado a la Virgen de la Altagracia, el del Santo Cerro dedicado a la Virgen de las Mercedes es signo de la fe mariana del pueblo dominicano y expresión de las raíces cristianas del país.


Nuestra Señora de la Altagracia

Nuestra Señora de la Altagracia o Virgen de la Altagracia es una advocación mariana considerada como la “madre protectora y espiritual del pueblo dominicano” (por confusión, muchas personas piensan que es la patrona del país; la Virgen de las Mercedes es la Patrona de la República Dominicana).

Su fiesta es el 21 de enero, día festivo en la República Dominicana en el que muchos fieles devotos de la Virgen concurren desde todo el territorio dominicano a la basílica de Higüey, en la provincia La Altagracia. Su devoción por parte de la población católica, se inició en el país durante el período colonial, de donde pasó a otras regiones de América.

El 12 de mayo de 1512 fue erigida en parroquia la villa de Salvaleón de Higüey por el obispo de Santo Domingo, García Padilla. En esa época habían llegado a Higüey los hermanos Trejo, Alonso y Antonio, quienes habrían traído la imagen de la Virgen de la Altagracia al país; estos provenían de Plasencia (Extremadura, España).

Fue en Extremadura, en la localidad de Garrovillas de Alconetar –según cuenta la leyenda– donde la Virgen María se le apareció a una pastorcilla encima de una peña. La niña se llevó la pequeña imagen en su zurrón a su cabaña, pero a la mañana siguiente había desaparecido, volviendo a aparecer en la misma peña. La niña intentó llevarse la imagen varias veces, pero siempre ocurría lo mismo, hasta que las gentes del lugar oyeron la historia y al excavar debajo de la peña encontraron la imagen que se venera hoy en día en la ermita que levantaron en su honor.

El canónigo Luís Gerónimo de Alcocer[5]escribió en una relación de 1650 otra versión acerca de la llegada de la Virgen a Santo Domingo. De Alcocer escribe lo siguiente:

“La ymagen miraculosa de nuestra Señora de Alta Gracia está en la villa de Higüey, como treynta leguas desta Ciudad de Santo Domingo; son innumerables las misericordias que Dios Nuestro Señor a obrado y cada día obra con los que se encomiendan a su Santa ymagen: consta que la trayeron a esta ysla dos hidalgos naturales de Placencia en Extremadura, nombrados Alonso y Antonio de Trexo que fueron de los primeros pobladores desta ysla, personas nobles como consta de una cédula del Rey Don Felipe Primero, año de 1506, en que encomienda al Governador desta Ysla que los acomode y aproveche en ella, y aviendo esperimentado algunos milagros que avia hecho con ellos la pusieron para mayor veneracion en la yglesia parroquial de Higüey, adonde eran vecinos y tenían haciendas.

Parece que no quiere Dios Nuestro Señor que salga de aquella villa, porque a los principios embiaron por ella el Arzobispo y cabildo de la Cathedral y se desapareció de vn arca adonde la traian cerrada con veneración y cuidado y el mesmo tiempo se apareció en su yglecia de Higüei adonde solia estar; está pintada en un lienzo muy delgado de media vara de largo y la pintura es del nacimiento y está Nuestra Señora con el Niño Jesús delante y San Joseph a sus espaldas.

Y con aver tanto tiempo tiene muy vivos los colores y la pintura como fresca; van en romería a esta santa ymagen de Nuestra Señora de Alta Gracia de toda ysla y de las partes de las Indias que están más serca y cada día se ven muchos milagros que por ser tantos ya no se averiguan ni escriven, algunos en señal de agradecimiento, los hacen pintar en las paredes y otras parte de la yglecia y con ser los menos ya no ay lugar para más; son muchas las lismosnas que se hacen a esta santa yglesia y así está bien proveída de ornamentos y tiene muchas lámparas de plata delante de su santa ymagen”.[6]

Algunos historiadores dicen que la fiesta oficial de Nuestra Señora de la Altagracia es el 21 de enero porque en ese día de 1691 se llevó a cabo la Batalla de la Sabana Real en la parte este de la isla de Santo Domingo, donde el ejército español derrotó al ejército francés.[7]

Una versión dice que los españoles le pidieron a la Virgen de la Altagracia que les ayudara a ganar la batalla. El 21 de enero realizaron una gran fiesta religiosa con motivo de veneración a la Altagracia, aunque su fiesta debería ser el 15 de agosto, debido a que en dicha fecha fue llevada la imagen de la Altagracia a Santo Domingo.

Según algunos historiadores, el origen del culto a esta advocación mariana provendría de un hecho acaecido a un campesino español en Extremadura (España). El campesino señaló que caminaba por el bosque cuando se le apareció la Virgen María en la altura de las ramas de un árbol, de ahí procede su nombre «Señora de la Altagracia» o «Virgen de la Altagracia proveniente de la gracia del Señor».

En los últimos viajes de Cristóbal Colón un grupo de españoles trajeron el cuadro de la Virgen a la isla, hasta la región de Higüey, de ahí el pueblo católico comenzó a venerarla como Madre de Dios que es y Virgen protectora del pueblo dominicano.

A partir de esa fecha se fue extendiendo por toda la isla el fervor de los cristianos dominicanos por su Madre, al difundirse los numerosos milagros que la Virgen de la Altagracia realizaba en la isla, comenzando así la tradición del pueblo dominicano de visitar cada 21 de enero la basílica de Higüey, donde se encuentra actualmente la Virgen de la Altagracia.

NOTAS

  1. Los mbayás o mbayaes fueron una etnia del grupo de los guaicurúes que vivió a ambos lados del río Paraguay, en el norte y noroeste de Paraguay y de Argentina, alcanzado por el sur el río Bermejo. También vivieron en áreas adyacentes del estado brasileño de Mato Grosso del Sur, en donde hoy a sus descendientes se los conoce como caduveos o kadiwéus.

    El etnónimo mbayá les fue dado por los guaraníes, a quienes atacaban frecuentemente, y significa “terribles”, “malos” o “salvajes”. Su lengua formó parte de la familia lingüística mataco-guaicurú. El sacerdote Pedro Lozano (1697-1752) distinguió tres grupos mbayaes: epicuá-yiquí (o epiguayegí) al norte, napin-yiquí en el oeste y taquí-yiquí en el sur.
  2. Conjunto de toldos o viviendas rústicas que levantaban algunos grupos indígenas. Así los núcleos de población de los pueblos indígenas del Río de la Plata eran tolderías en las que vivían numerosas familias.
  3. La Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos, más conocida como Orden de la Merced (en latín: Ordo Beatæ Mariæ Virginis de Redemptione Captivorum), es una orden religiosa católica mendicante, fundada en 1218 principalmente por san Pedro Nolasco (ca. 1180–1245) con el apoyo del rey Jaime I de Aragón para la redención de los cristianos cautivos en manos de musulmanes (60 000 hasta 1779).

    Los mercedarios se comprometen con un cuarto voto, añadido a los tradicionales de pobreza, obediencia y castidad de las demás órdenes, a liberar a otros más débiles en la fe, aunque su vida peligre por ello.

    La fundación de la orden se produjo diez días después de la triple aparición de la Virgen María, en su advocación de Virgen de la Merced, acaecida el 1 de agosto de 1218, al fundador de la orden san Pedro Nolasco, al rey Jaime I de Aragón conocido como “el conquistador”, y al confesor del fundador el dominico San Raimundo de Peñafort.
  4. Nota del P. Luis Rosario Peña, Coordinador Nacional de la Pastoral Juvenil de la Iglesia en la República Dominicana.
  5. Luis Gerónimo de Alcocer de Ocampo, Santo Domingo (República Dominicana), 29.X.1598 ant. – 1665. Letrado, canónigo y escritor. Hijo de Gaspar de los Reyes Paz y de Emiliana de Ocampo Alcocer. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, pero consta que fue bautizado el 29 de octubre de 1598. Estudió Derecho en la Real y Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, egresó en 1627; ejerció la abogacía ante la Real Audiencia y Chancillería de Santo Domingo.

    Racionero de la catedral de Santo Domingo en 1627. Catedrático de Latín y capellán en el Colegio de Gorjón; tesorero (dignidad) en 1662; maestrescuela del cabildo de la catedral de Santo Domingo de 1662 a 1664. El 12 de octubre de 1635, el arzobispo fray Facundo de Torres escribió al rey: “El racionero Luis Gerónimo de Alcocer [...] está muy recogido y estudioso y en Theología moral ace en esta tierra ventaja a todos los que V. M. puede hacer merced [...]” (AGI, 54-1-9).

    Su obra «Relación Sumaria de la Isla Española en las Yndias Occidentales, de sus poblaciones y cosas notables que ai en ella, de sus frutos y de algunos sucesos que an acontecido en ella, del Arçobispado de la Ciudad de Santo Domingo de la dicha Isla y vidas de sus Arçobispos hasta el año de mill y seis cientos y cinquenta, questo se escriue», (1650): fue descubierta inédita en la Biblioteca Nacional de Madrid y transcrita paleográficamente en Santo Domingo por María Ugarte en 1941.
  6. Fray Cipriano de Utrera, Universidades de Santiago de la Paz y de Santo Tomás de Aquino y Seminario Conciliar de la Ciudad de Santo Domingo de la Isla Española (Santo Domingo: Imprenta Franciscana, 1932); Emilio Rodríguez Demorizi, Relaciones Históricas de Santo Domingo, vol. I (Ciudad Trujillo: Editora Montalvo, 1942) (Archivo General de la Nación). (Américo Moreta Castillo).
  7. Los franceses se habían apoderado de la isla Tortuga y de los territorios de la Isla Grande. Los franceses pretendían adueñarse de la Isla de Santo Domingo, apoderándose de Santiago y otros territorios. Por ello el gobernador y capitán gral. Ignacio Caro organizó una columna al mando de Francisco Segura y Sandoval para rechazar la agresión. Se hicieron los preparativos militares en la Sabana Real, y utilizando el factor sorpresa, los españoles-dominicanos vencieron a los franceses.

    Entonces estando los españoles en desventaja, y siendo la mayoría de los que formaban las milicias provenientes de las zonas de El Seybo e Higüey, tenían gran devoción a la Virgen de la Altagracia. Antes de entrar en el combate temprano en la mañana, los españoles-dominicanos imploraron la ayudad de la Virgen de las Mercedes y la protección de la Señora de la Alta Gracia, para que por su gracia los ayudara a salir victoriosos

REFERENCIAS

III Conferencia General del CELAM. Documento de Puebla. Bogotá: CELAM, 1979.

Basílica Menor Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto, «Historia de la Aparición». Disponible en http://www.santuariobasilicacoromoto.com/historia-virgen-coromoto.html

Francovich, Guillermo. Tito Yupanqui, escultor indio. La Paz: Librería Editorial Juventud, 1978.

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RAÚL FERES