SAN JUAN DE ULÚA. Castillo-Fortaleza

De Dicionário de História Cultural de la Iglesía en América Latina
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En lo que fue una pequeña isla en medio de la bahía del puerto de Veracruz pero en la actualidad ya unida a tierra firme, se levanta majestuoso el castillo-fortaleza de San Juan de Ulúa, edificación ligada a episodios importantes de la historia de México. Fue el 24 de junio de 1518 cuando los españoles arribaron a esa isla durante la segunda expedición de exploración de las costas del Golfo de México comandada por Juan de Grijalva↗. Los nativos se referían a ella como “culhúa” y Grijalva le agregó el nombre de su santo patrón cuya festividad se conmemora ese día, por lo que el islote fue llamado San Juan de Ulúa.


Un año después, el 21 de abril de 1519, arribó a San Juan de Ulúa la expedición de Hernán Cortés↗, y al día siguiente, Viernes Santo, en las playas de tierra firme situadas en frente del islote, Cortés fundó la Villa Rica de la Vera-Cruz, erigiendo el primer Ayuntamiento de la América Continental. Poco después los españoles trasladaron el lugar de ese primer asentamiento un poco al norte; pero ese segundo asentamiento -llamado hoy La Antigua- no tenía las condiciones adecuadas para fondear los barcos, teniendo que hacerlo en San Juan de Ulúa cuyo sistema de arrecifes actuaba como barrera protectora para los navíos. Empleando roca de coral, se empezó a levantar algunos muros defensivos y otras precarias instalaciones militares.


En la segunda mitad del siglo XVI, piratas y corsarios protegidos y alentados por la Corona inglesa, empezaron a atacar y saquear los puertos de la América española. En 1568 los piratas ingleses Francis Drake y John Hawkins se apoderaron de San Juan de Ulúa, pero el 23 de septiembre de ese mismo año fueron desalojados por la Armada Española al mando del general Francisco Luján, cuyas fuerzas derrotaron a los piratas tras una cruenta batalla. Poco después fueron saqueados por los piratas los puertos de Santo Domingo y Cartagena de Indias, alarmando seriamente a las autoridades españolas.


“De manera tardía la Corona (española) emprendió en 1580 un plan apara la fortificación de los puertos del Caribe. Para este fin se contrataron ingenieros militares italianos. Entre ellos destacó la familia Antonelli, originaria de Roma. Bautista Antonelli, muerto en 1616, ideó el plan general (…) Su primer proyecto importante fue la construcción de la fortaleza llamada Castillo de El Morro en San Juan de Puerto Rico (…) Antonelli visitó también la isla de San Juan de Ulúa en 1590, con objeto de ampliar los muros fortificados (empezados en 1552). Una de las consecuencias de estas operaciones fue el cambio de localización de Veracruz, a la planicie, frente a la Isla, lugar que ocupa actualmente.”[1]


En efecto, las edificaciones de las ciudades de la Nueva España no eran militares; en ellas “no había murallas fortificadas, y el único elemento militar lo constituían los sólidos templos, que podían servir de fortaleza aunque estaban dedicados al culto. Las ciudades pequeñas eran la excepción, como Veracruz o Acapulco, que contaban con grandes fortificaciones para contener el ataque por mar (…) Estas fortificaciones eran de carácter defensivo, una protección contra la piratería.”[2]


Ciertamente la fortificación de San Juan de Ulúa dio inicio desde 1535, pero era del todo insuficiente, como lo demostró su captura por los piratas Drake y Hawkins en 1568. “En 1537 escribía a la Corte el virrey don Antonio de Mendoza↗ que ya comenzaba a ocuparse de las obras (de fortificación de San Juan de Ulúa), pero «al presente –dice- no se hace más que sacar piedras grandes para los cimientos, y aguardar que venga de España algún buen maestro para entender en ella». Seguramente vino el maestro, pues la obra se realizó, y ya para 1556 escribía Bernal Díaz: «Este puerto es agora muy nombrado, y están hechos en él grandes mamparos para que estén seguros los navíos por amor de el Norte y allí vienen a desembarcar las mercaderías de Castilla para México y Nueva España». Bernal Díaz no habla de fortificación sino sólo de defensas marítimas, pero aquella se levantó más tarde (…) Esta fortificación, empero, era insuficiente, y así cuando pasó por Nueva España el famoso arquitecto militar de Felipe II, Bautista Antonelli, no dejó de anotar lo que convenía edificar en Ulúa.”[3]


En 1683 el pirata holandés Laurens de Graaf, apodado “Lorencillo”, desembarcó a una legua del puerto y con más de mil hombres atacó el puerto por tierra, saqueando y vejando a la población durante trece días (17-30 de mayo), pero sin poder tomar San Juan de Ulúa a donde llegaron barcos de guerra españoles que obligaron a huir a los piratas. Lorencillo, que durante varios años siguió asolando las poblaciones costeras del Golfo de México, jamás volvió a atacar Veracruz.


Al consumar Agustín de Iturbide↗ la independencia de México en septiembre de 1821, San Juan de Ulúa fue el último territorio de la Nueva España en poder de los españoles pues tropas del Rey de España permanecieron en él hasta noviembre de 1825. Posteriormente y a lo largo del siglo XIX, el Castillo fue convertido en prisión para personajes políticos, siendo el prisionero más célebre Benito Juárez↗. Actualmente la fortaleza alberga un museo; el islote fue unido a tierra firme.


Notas

  1. Kubler George. Arquitectura mexicana del siglo XVI. Fondo de Cultura Económica, México, 1984, p. 215
  2. Ibídem.
  3. Toussaint Manuel. Arte Colonial en México. UNAM, México, 1990, p. 2.


Bibliografía

  • Kubler George. Arquitectura mexicana del siglo XVI. Fondo de Cultura Económica, México, 1984
  • Toussaint Manuel. Arte Colonial en México. UNAM, México, 1990


JUAN LOUVIER CALDERÓN